En esta obra, se ofrecen al interior de las comunidades, de los grupos de catequistas y agentes de pastoral, una serie pistas y orientaciones que ayuden a repensar los objetivos y los métodos de la catequesis dentro de este tiempo de crisis y de profundos cambios. El autor lo hace a la luz del pensamiento de Jorge M. Bergoglio, actual papa Francisco.
A través de cartas, escritos varios, meditaciones, apuntes de diario, etc., este libro recorre la vida y el pensamiento de Chiara Lubich desde la perspectiva de Jesús abandonado, uno de los 12 puntos de su espiritualidad y su principal pilar de sustentación junto con la unidad.
Libro especialmente útil para profundizar en el luminoso legado doctrinal que, sobre matrimonio y familia, ha dejado a todos los hombres de buena voluntad el papa Benedicto XVI.
Este libro autobiográfico es un buen resumen, un estupendo manual de la vida de un misionero que lo dio todo, que no escatimó nada, que dedicó su vida a Cristo y a sus feligreses esquimales con una fe inquebrantable. Estas memorias, que acabó de escribir poco antes de morir, es decir, que el propio autor no vio publicadas, jamás se tradujeron al español. Muy pocos conocían la existencia de este libro editado en Estados Unidos hace unos cuantos años. Por el interés del mismo, habida cuenta de que sus obras están ya hace tiempo agotadas, merece una lectura reposada, relajada, metódica y sin pausas. Es un libro ameno, divertido, profundo, interesante y que no defrauda al lector.
A las muchas obras de Chiara Lubich (1920-2008) publicadas cuando aún estaba entre nosotros, se añade ahora una selección póstuma de cartas, un género literario especialmente idóneo para desvelar la auténtica personalidad de quien escribe. El libro contiene 60 cartas escritas por Chiara entre los 23 y los 29 años de edad. Cartas que no son un tratado, tampoco son fruto de una elaboración conceptual ni fueron escritas para ser publicadas, pero, por su fuerza profética, se revelan como una de las grandes experiencias espirituales del siglo XX. Pero además, ahora que conocemos el intenso papel que Chiara ha desempeñado en el campo eclesial, ecuménico e interreligioso , cuando uno lee estas cartas, en lugar de sentirse lejos de ella, como si habitase en regiones inaccesibles a la generalidad, la siente muy cerca, «una de nosotros». Resulta convincente en su decidida aserción: «En esta vida que pasa como un relámpago, un sola cosa [ ] le tenemos que pedir a Dios: amarlo» (C 14). Y la consecuencia lógica es que uno siente hasta qué punto la unidad del mundo es un objetivo perseguible por todos y vocación segura del cristiano.
Los jóvenes son para la Iglesia parcela preferida de sus desvelos educativos, pastorales y sociales. En estas páginas se encontrarán reflejadas las inquietudes fundamentales de la pastoral de juventud en los años pasados y en la actualidad. Contienen una serie de reflexiones y comunicaciones con los agentes de pastoral con jóvenes respecto a los temas centrales que actualmente nos preocupan. Reflexiones y vivencias que nacen de la experiencia compartida. La trayectoria pastoral recorrida, las opciones prioritarias y los objetivos centrales configuran los reclamos de estas páginas.
«La fe de los sencillos» es un libro en colaboración en el que han participado veintiocho teólogos. Entre todos han comentado profundamente la Instrucción pastoral «Teologia y secularización en España. A los cuarenta años de la clausura del Concilio Vaticano II (2006)», de la Conferencia Episcopal Española. Su trabajo no ha buscado ser un comentario analítico del documento, ni sus destinatarios son solo los especialistas. De hecho, sus aportaciones intentan contribuir a la amplia recepción de la enseñanza que se propone en la Instrucción, en la que queda manifiesta su armonía con el Magisterio del Concilio Vaticano II y el posterior Magisterio pontificio.
Cuando en la primavera del año 50 Pablo llegó a Corinto acompañado por Silvano y Timoteo, se encontró allí con Prisca y Áquila, un matrimonio que tenía su mismo oficio, expulsados de Roma a causa de su fe en Jesús. Desde entonces, la pareja romana se integró al grupo de Pablo y le apoyó en su misión. Las cartas escritas por el apóstol y sus colaboradores, así como el libro de los Hechos, contienen muchas noticias sobre este grupo misionero, pero muy pocas acerca de otros, dando así la impresión de que fueron los principales y casi únicos protagonistas de la primera evangelización. Sabemos, sin embargo, que hubo otros grupos y una multitud de testigos anónimos que también llevaron a cabo una intensa actividad misionera durante la generación apostólica. Aquella primera y variada misión fue un acontecimiento histórico singular que forma parte de la memoria colectiva sobre la cual las iglesias cristianas han fundado y siguen fundando su identidad y su tarea evangelizadora en todos los tiempos.
Carlos Osoro Sierra, sacerdote dedicado a tareas pastorales y de gobierno en su diócesis, conoce bien las dificultades con que se encuentra hoy el creyente para vivir su fe. La valoración de lo inmediatamente rentable por su utilidad y eficiencia, nos hace vivir en un mundo en el que nada ayuda a apostar por lo gratuito y lo trascendente. Escritas de forma epistolar y directa, estas Cartas desde la fe ayudarán a ese gran número de personas que echan de menos, a veces no de forma muy consciente, una mirada distinta sobre las personas y los acontecimientos que nos rodean, interpeladas ante la ausencia forzada de Dios en la vida pública.
La carta apostólica «Tertio millennio adveniente», que la BAC se complace en ofrecer hoy a sus lectores, es un documento luminoso y lleno de esperanza en el que Juan Pablo II expone los hitos fundamentales del itinerario que la Iglesia tiene que seguir para preparar el gran jubileo del año 2000 y el espíritu con que ha de celebrarse. En estas páginas vuelca el Papa su profunda visión de la historia de la humanidad, atravesada por el río caudaloso de la Revelación, del Cristianismo y de la Iglesia. «El año 2000 nos invita a encontrarnos con renovada fidelidad y profunda comunión en las orillas de este gran río», y ha de ser para la Iglesia ocasión de fortalecer su fe, de buscar la unidad entre los cristianos, de ahondar el diálogo con las grandes religiones, de afrontar el desafío de la crisis de valores que sufre nuestro tiempo y de «hacerse voz de todos los pobres del mundo». Por encima de todo, el Papa anima a los cristianos a encaminarse a las puertas del nuevo milenio con una actitud de auténtica conversión y penitencia, de manera que, fieles a la acción del Espíritu, manifiesten al mundo el genuino rostro de Dios y preparen el advenimiento de una nueva primavera de la Iglesia.
El autor reflexiona en esta obra sobre la preocupación por llevar a la Iglesia a una nueva etapa evangelizadora, capaz de dar una respuesta más eficaz a las demandas de la sociedad actual. Partiendo de esta necesidad, propone pasar a la acción, no reducir la evangelización al simple anuncio del Evangelio sino profundizar, como sugiere el actual pontífice, en una Iglesia «en salida», siempre desde la perspectiva de la renovación misionera.
«Siempre es tiempo de evangelización. Siempre es el tiempo del primer anuncio. Dios nos da el don de la fe de una vez para siempre, pero nosotros tenemos que renovarla cada mañana. Consciente de mis limitaciones, ofrezco estas páginas a cuantos sienten la inquietud de descubrir los nuevos caminos de la evangelización, aquí, en España, en estos momentos de prueba y en los años venideros que no serán mucho mejores. Con estas páginas querría llamar la atención de los pastores y educadores cristianos para que centren sus esfuerzos en lo fundamental, en lo que nos hace capaces de profesar y vivir la fe gozosamente en un medio inhóspito y hostil».