El hombre de hoy experimenta más que nunca la necesidad de disponer de una orientación ética y religiosa. Muchas personas esperan encontrar en los Diez Mandamientos de la Biblia directrices para vivir ordenadamente y para el restablecimiento de las obligaciones morales. ¿Pero qué interpretación cabal cabe dar a este texto del Lejano Oriente? Eugen Drewermann, en conversación con el periodista Richard Schneider, nos introduce en el contexto de los Diez Mandamientos, e interpreta cada uno de ellos tomado como telón de fondo el mandamiento de amor de Jesús de Nazareth. En este libro se ha tratado de reconducir la interpretación patriarcal de los Diez Mandamientos hacia una forma de vida matriarcal. Esta nueva óptica ha tomado pie, sobre todo, en el mensaje del hombre de Nazareth. El fin primordial de los Diez Mandamientos no es legislar sobre el orden colectivo, sino la salvación del individuo. Con esto se gana, sobre todo, una nueva imagen de Dios: un Dios que habla en el corazón del hombre y emplea un lenguaje dulce y afable, un Dios que ya no intimida, pero que vincula sólo en la medida en que habla el lenguaje del amor. Se trata también de ilustrar las condiciones históricas que pesan sobre la formulación de los Diez Mandamientos y de interpretarlos. Aquí se pone en relación el carácter imperativo de los mandamientos con la pregunta por las condiciones psicológicas de su cumplimiento, y ello se hace teniendo en cuenta que la propia conciencia humana es el resultado de una larga historia de evolución animal. Eugen Drewermann, doctor en Teología, nacido en 1940, es posiblemente el teólogo más conocido en nuestros días. Tras serle retirada la autorización a enseñar y el ejercicio del sacerdocio, ha trabajado como terapeuta y escritor.
Reconocida como una de las escritoras místicas más eminentes del pasado siglo, M. Ángeles Sorazu es una de las más destacadas figuras de la Orden de la Inmaculada Concepción. En el presente estudio intentamos asomarnos al mundo interior de Mª. Ángeles, para descubrir qué rostro nos muestra del Padre, del Hijo y del Es-píritu Santo, cómo los escucha y qué escucha de cada uno de Ellos, cuál es la actitud de ella ante cada una de las Tres Personas Divinas, cómo contempla a María y cómo la ve relacionarse con Dios Uno Trino, y qué nos enseña Mª. Ángeles en su comunicación con Dios.
Las abundantes riquezas espirituales de nuestra tradición cristiana católica son por desgracia muy poco co-nocidas. A muchos les parecen reservadas a sabios y especialistas. Por ello, nos encanta poner a disposición del gran público, del cristiano de a pie, la doctrina sanjuanista de las noches. El P. W. Stinissen se revela en estas páginas al mismo tiempo como un fiel discípulo del Doctor de la Iglesia y un verdadero maestro para nues-tros contemporáneos. Es un rotundo exponente de la luz que ofrece san Juan de la Cruz, a este respecto, y las encarna en nuestra cultura. Ojalá que pueda iluminar a muchos consejeros espirituales y a cuantos, tocados por el Espíritu, buscan, para caminar más lejos, referencias seguras, la llama del amor puro.
Perdonen y bendigan y amen a todos, como yo les amo y perdono y bendigo. Así se expresaba, poco antes de morir, uno de los 16 carmelitas mártires muertos en 1936. La beatificación de todos ellos es motivo de gozo y agradecimiento. Una razón más para seguir trabajando por un mundo reconciliado.
-¿Quién sabe rezar el Padrenuestro? -Yo. -A ver... El interpelado llena de aire sus pulmones y comienza: -Padrenuestroquestásenloscielosantificadoseatunombrevenganosotrostureinohágase tuvoluntadasíenlatierracomoenelcielo... ¡aaaah! El interpelado vuelve a la superficie para inspirar aire y se sumerge de nuevo. -Danoshoynuestropandecadadíaperdónanosnuestrasofensasasícomonosotros perdonamosalosquenosofendenynonosdejescaerenlatentaciónmaslíbranosdelmalamén... ¡aaaaah! El interpelado respira agitado y orgulloso porque ha juntado un montón de sílabas de memoria sin enterarse siquiera, y menos sentir, lo que ha estado diciendo. Usted, yo y quienes hemos hecho esta pregunta nos miramos sorprendidos. Acaso teníamos que haber pedido lo que los apóstoles preguntaron a Jesús: "Enséñanos a orar". Entonces Jesús les dio unos consejos de cómo hacer oración. No les enseñó una fórmula para repetir de memoria y a toda velocidad (y cuantos más Padrenuestros se repitan, mejor). Les enseñó las ideas principales para hablar a su Padre celestial.
En su primer año con nuevo nombre, la Cátedra de Teología Contemporánea José Antonio Romeo, del Colegio Mayor Universitario de Madrid, quiso abordar una reflexión amplia y variada sobre los problemas y los temas que la vida nos plantea hoy. Sin ignorarlos, quería superar los recurrentes interrogantes y debates morales sobre el origen y el final de la vida, por interesantes, complejos y urgentes que sean.Así es como nació este programa para el XXVIII curso de la Cátedra. Iniciado con los interrogantes que la vida ofrece hoy, se abre en un primer conjunto de conferencias a lo que la teología puede decir sobre el Dios que crea, sustenta y acompaña la existencia del ser humano. Un segundo bloque de conferencias trató de profundizar en las relaciones de la vida con las grandes dimensiones de la condición ética: qué entender hoy por calidad de vida y qué relación tiene la vida con la felicidad, la bondad y la sabiduría, como elementos fundantes de nuestra realidad cotidiana. Importante en este conjunto de la vida vivida en presente era decir algo sobre lo que hoy se piensa, escribe y vive a propósito de la vida espiritual. Y había que abordar no solo el origen y el presente de la vida, sino también su futuro, marcado por la muerte (se entienda como se entienda en sus múltiples interpretaciones y valoraciones actuales), y una muerte digna, para terminar con una mirada creyente a un posible futuro, promesa de un Dios que rompe con su novedad la experiencia mundana incontrovertible de la finitud.Este sugestivo, amplio y variado esquema ha sido desarrollado por un grupo de autores en el que coinciden firmas consagradas, habituales desde hace años de la Cátedra (como Torres Queiruga, Vidal, Martín Velasco, Fraijó o Navarro) con nuevos teólogos y teólogas que incorporan su pensamiento, renovando así la reflexión de fe sobre la realidad, renovación que aquí quiere ser espejo de la vida misma, que siempre e inevitablemente se renueva. Más en concreto, se ha dado un amplio campo a las aportaciones femeninas y feministas, que en este, como en tantos otros temas, tienen mucho que decir.
Con este volumen se incluye un DVD con nueve mil fotografías que acompañarán proporcionalmente a la importancia de la misma a la ficha de cada iglesia con el fin de completar su descripción.
El presente comentario va releyendo y desentrañando, capítulo tras capítulo, el relato de la Santa: lo contex-tualiza en tiempo y espacio, traza el perfil histórico de las personas que acompañan (o que a veces contrapun-tean) cada empresa fundacional, glosa las pausas doctrinales entreveradas en la narración o bien, destaca el trasfondo religioso que impregna todo el relato y le confiere carácter sacro, parecido al bíblico Libro de los Hechos.
Los Ejercicios Espirituales a través del discernimiento va llevando al ejercitante a la elección, a que decida qué va a hacer con su vida. A descubrir su profunda vocación, a través de hacernos indiferentes quiere situarnos en la perspectiva de hallar la voluntad de Dios para seguirle por los caminos que nos marque el Espíritu. San Ignacio mete a remojo al ejercitante para que, a la luz de la Palabra de Dios, buscar y hallar lo que Dios quiere de nosotros.
La autora, con un lenguaje sencillo y al mismo tiempo profundo y enternecedor, nos lleva de la mano para que podamos orar en comunidad o en oración silenciosa con estos bellos poemas. La riqueza de los mismos es inmensa. Puedes seguirlos de forma lineal o buscar el momento. Seguro que te darán luz, sosiego y gozo en el Espíritu, escuchando la Palabra del corazón de Cristo en el regazo de Dios nuestro Padre.
Nube de testigos es una expresión arrancada de la Carta a los Hebreos. Pueden ser hombres o mujeres de la más variada procedencia. Creyentes, agnósticos; acaso ateos militantes que, inesperadamente, se han sentido cuestionados por una Presencia que jamás habían creído posible. Dirigirse a ellos en el estilo coloquial de una carta amistosa es una experiencia impagable. Estás hablando con alguien de carne y hueso como tú, que no viene a pronunciar un discurso ni a defender una teoría; que está ahí sin otra pretensión que intercambiar contigo una mirada. El idioma de los testigos es la vida. Y, como dice el obispo Pedro Casaldáliga en su carta introductoria, «en nuestros tiempos de imágenes e impactos las palabras fácilmente resbalan en una conciencia solicitada por mucha mentira y frivolidad; por eso exigimos tocar imágenes vivas, profetas vivientes, testigos en fin». Son ellos los que con su forma de pensar, de sentir, de actuar, de amar -también con sus problemas y sus luchas- nos permiten asomarnos al otro lado de la vida. La sociedad del siglo XXI corre el riesgo de instalarse en su increencia con media docena de argumentos «evidentes», que no alcanzan el verdadero meollo de la realidad. Acercarse a la raíz de la cuestión suprema siempre produce una inquietud saludable.
La exploración del Mundo Joánico nos ha llevado a una aventura fascinante y gloriosa. Nos ha introducido en el misterio de Dios y, dentro de él, en el del hombre. El punto de conexión entre ambos se llama Jesús de Nazaret, Jesucristo, la rama más florida y fecunda de un árbol cuyas raíces se hallan profundamente clavadas en la eternidad, fue la misma eternidad en el tiempo. Nuestro Diccionario lo ha contemplado desde una triple perspectiva: la evangélica, la epistolar y la apocalíptica.
Esta secuencia es la experiencia poética de un creyente que ha peregrinado como palmero por la Tierra de Jesús y ha hecho suyas las palabras de San Jerónimo: por estos rincones ha pasado la gracia y algo de ella ha quedado por aquí. Poemas oracionales que introducen, a modo de sentencias o jaculatorias, versículos bíblicos, etc. El uso del tú poético realza el discurso del monodiálogo con Dios, a ejemplo de los grandes poetas místicos y ascéticos de nuestra literatura. Burgaretta se aparta de desarrollos descriptivos, para lograr, a través de la intensidad de imágenes y la intensificación del instante, la concisión y la brevedad de estos poemas, llenos de luz en la forma y en el fondo: Jerusalén es un candil que siempre alumbra.
El P. Charles Dumont es monje cisterciense de la Abadía de Nôtre Dame de Scourmont (Bélgica). Se formó en medio de un ambiente de entusiasmo espiritual, intelectual y de irradiación eclesial. Luego, por su exquisita sensibilidad, laboriosidad, afición a la poesía, interés por los grandes filósofos existencialistas de los siglos XIX y XX, plena disponibilidad para compartir, amplitud y claridad de pensamiento y, sobre todo, su gran sencillez, hacen de él un guía seguro para quienes sienten la inquietud de unir tradición monástica auténtica y pensamiento contemporáneo.