Un repaso ácido e inteligente a la visión de muchos intelectuales europeos y americanos por el gobierno de Fidel Castro. ¿Qué tienen en común Jean-Paul Sartre y Oliver Stone, Régis Debray y Sydney Pollack, el músico Ry Cooder, que dio a conocer Buena Vista Social Club, y el director de cine Richard Lester, que dirigió a los Beatles, Giangiacomo Feltrinelli y Max Aub, Graham Greene y David Byrne? Además de ser o haber sido, cada uno a su manera y condición, reconocidos iconos intelectuales de la izquierda occidental, estos ilustres personajes han compartido su pasión por la Revolución cubana. A desentrañar las causas, profundas o banales, de esa pasión está dedicado Fantasía roja, un ensayo personal escrito con tanta profundidad conceptual como sentido del humor. Desde la filosofía o la música, la novela o el cine, el fuego y la ruina, el turismo y los desvencijados Cadillac, la teoría y la calle, este estudio indaga los misterios de esa fantasía y propone un debate sobre qué cabría esperar de una izquierda renovada para el siglo XXI.
A Stalin le incomodaba la figura de Trotsky, el compañero de Lenin en la Revolución de Octubre y uno de los hombres más respetados del comunismo internacional. Sus divergencias teóricas y prácticas, y las permanentes críticas públicas de Trotsky hacia la persona y el régimen encabezado por Stalin, habían llegado demasiado lejos. El máximo dirigente soviético dio la orden. Había que acabar con el genio rebelde. El mandato se cumplió a miles de kilómetros del Kremlin, en una casa de la avenida Viena en Coyoacán, México. El enigmático Ramón Mercader fue el encargado de asestar el golpe -con el mítico piolet- que terminó con la vida de Trotsky, una muerte que conmocionó al mundo y que sigue produciendo, muchos años después, escalofríos. Rico en documentación inédita, exhaustivo y lleno de sorprendentes descubrimientos, este minucioso retrato de Ramón Mercader, barcelonés, combatiente en la Guerra Civil española y hombre de la Komintern es, al tiempo, un apasionante recorrido por los recodos del siglo XX: el exilio español, la Segunda Guerra Mundial y la guerra fría. Biografía de un hombre, biografía (parcial) de un siglo, este brillante trabajo de Garmabella permite tener una visión plural y diferente tanto de la vida de un agente de Stalin -con sus miserias y escasas grandezas- como de la evolución política y moral de la izquierda comunista en el siglo XX.
Como Marx expone en el prólogo a la Crítica de la Economía política, la finalidad que Marx y Engels perseguían al escribir La ideología alemana era «desentrañar conjuntamente el antagonismo entre nuestra concepción y la de la ideológica de la filosofía alemana; en realidad, ajustar cuentas con nuestra conciencia filosófica anterior. Y el propósito se llevó a cabo bajo la forma de una crítica de la filosofía posthegeliana». En carta al editor Leske, Marx explicaba: «Me parece muy importante, en efecto, hacer preceder la exposición positiva de un estudio polémico contra la filosofía alemana y contra el socialismo alemán anterior. Era necesario hacerlo así, con el fin de preparar al público para el punto de vista de mi Economía, punto de vista diametralmente opuesto al de la ciencia alemana tal como hasta el momento se viene desarrollando». Circunstancias adversas impidieron la terminación e impresión de la obra. «Confiamos el manuscrito», dice Marx, «a la crítica roedora de los ratones, de tanto mejor grado cuanto que habíamos conseguido ya nuestro propósito fundamental, el cual no era otro que esclarecer las cosas ante nosotros mismos». La socialdemocracia alemana no consideró nunca necesario proceder a publicar esta obra; el manuscrito permaneció inédito en sus archivos durante largos años hasta que se publicó en 1932, dentro de la monumental Marx-Engels Gesamtausgabe (MEGA).
El objeto de la sociología urbana es el estudio de la relación sistémica entre la ciudad como espacio físico construido por el hombre y las relaciones sociales que en este tienen lugar. Su propósito, el de responder a preguntas como las siguientes: ¿por qué y cómo diferentes estructuras de relaciones sociales generan distintos tipos de ciudades? Y, a la inversa, ¿en qué manera las diferentes formas urbanas condicionan diferencialmente las relaciones sociales que en ellas tienen lugar? Responder a estas preguntas básicas ha sido siempre el objetivo de los sociólogos urbanos: implícitamente, ya con los precursores del siglo XIX, como Marx y Engels, y, como declaración de intenciones metodológica, desde el nacimiento de la sociología urbana como subdisciplina con identidad propia allá por los años 30 en Chicago. Diseñado con intención pedagógica, el libro presenta un recorrido panorámico y exhaustivo por esta vasta labor de investigación de más de un siglo y medio, ordenando y analizando sus principales escuelas y autores a partir de un doble eje cronológico/epistemológico. Se trata por ello de una obra de referencia idónea para estudiantes de sociología, antropología, historia contemporánea, urbanismo, geografía humana, ordenación del territorio o arquitectura, entre otras disciplinas. El planteamiento y estilo del texto permiten al mismo tiempo que este pueda resultar atractivo para un público mucho más amplio, ya que puede también leerse como un ensayo general sobre la historia de la ciudad occidental contemporánea y la mutua interrelación entre sociedad, cultura, política, urbanismo y arquitectura.
El acero se templa al fuego... Pero ¿cómo se puede templar el carácter del hombre, hacer a este más fuerte que el acero, firme en la desgracia, leal en la amistad y fiel en el amor? A esta pregunta responde el libro de Ostrovski Así se templó el acero. La mayoría de los personajes de la novela concuerda con prototipos reales, y la vida del protagonista, Pável Korchaguin, coincide en mucho con la del escritor, quien vivió una vida corta pero heroica. Fue a consecuencia de graves heridas que sufriera en los frentes de la guerra civil, a los veinte años comenzó a perder la vista y, condenado a la inmovilidad, cuando decidió escribir este magnífico libro acerca de sus amigos, los primeros komsomoles soviéticos.
Leer El fenómeno socialista en palabras de Mauricio Rojas es embarcarse en un viaje intelectual absolutamente necesario para comprender las ideologías que proponen la subordinación o incluso la supresión de la individualidad en aras de un poder que se erige en representante de intereses colectivos supuestamente superiores. Eso es el socialismo en sus diversas variantes, desde sus propuestas abiertamente totalitarias a aquéllas que de manera gradual y subrepticia van engrandeciendo el poder del Estado hasta reducir la autonomía individual a un cascarón vacío. Comprender las raíces del fenómeno socialista y el secreto de su fuerza de atracción es vital para quienes aman la libertad y aceptan la responsabilidad de defenderla frente a sus enemigos. Para ello contamos con obras imprescindibles como Camino de servidumbre de Friedrich Hayek y La sociedad abierta y sus enemigos de Karl Popper. A ellas podemos agregar este gran ensayo de Igor Shafarevich, que presenta no sólo un notable abanico de reflexiones sobre el socialismo como realidad histórica e ideológica, sino también una interpretación de conjunto del impulso colectivista que sin duda sentará escuela dada su novedad y profundidad. Sus grandes calidades y su tajante conclusión fueron destacadas con fuerza por el premio nobel Aleksandr Solzhenitsyn en un célebre discurso en la Universidad de Harvard en junio de 1978: «El matemático Igor Shafarevich, miembro de la Academia Soviética de Ciencias, ha escrito un libro brillantemente argumentado titulado Socialismo, en el cual efectúa un penetrante análisis histórico y demuestra que el socialismo, de cualquier tipo o matiz, conduce a la destrucción total del espíritu humano y a la nivelación de la humanidad en la muerte». El fenómeno socialista es una obra que traspasa su tiempo y sus circunstancias, pero también es un testimonio de una época que lleva el sello del totalitarismo. Fue una de las obras más significativas de aquella literatura clandestina conocida como samizdat (autopublicación), que con altos riesgos desafiaba el monopolio ideológico y comunicativo del régimen comunista. La lucha contra el sistema totalitario fue el aguijón que impulsó a un matemático de fama mundial a dedicarse al estudio de temas fuera de su ámbito profesional. Pocos podrían como Igor Shafarevich repetir de manera tan pertinente las famosas palabras de José Martí: «Viví en el monstruo y le conozco las entrañas, y mi honda es la de David». La vida de Shafarevich discurre en paralelo con el auge y desplome del régimen soviético, y su honda, junto a las de muchos otros David, terminó asestándole un golpe del cual nunca pudo recuperarse. Su vida nos ilustra acerca de las bestialidades del régimen comunista, pero también acerca de la grandeza de aquéllos que no se doblegaron sino que terminaron siendo una de las fuerzas que vencieron a un sistema que parecía imbatible pero cuya capacidad para renacer de sus propias cenizas no hay que subestimar.
Esta es la historia de unos años terribles, los del terror del primer franquismo y de la dispersión, en el exilio o en la clandestinidad, de los comunistas españoles derrotados en la guerra civil. Una historia mal conocida que Fernando Hernández Sánchez recupera, en una investigación innovadora, con una rica documentación que le permite superar los mitos de la historia oficial del PCE y mostrar con una nueva luz figuras como las de Jesús Hernández, Pasionaria, Jesús Monzón o Santiago Carrillo. Estas páginas nos cuentan, en paralelo, las miserias de las pugnas internas por el poder y la dramática lucha de los que intentaban reconstruir una organización en el interior, desmantelada una y otra vez por la policía, gracias a la tortura, la delación o la infiltración de confidentes en la dirección del PCE. A fines de la década de los cuarenta los restos del partido se hallaban confinados en las cárceles, dispersos en la emigración o aislados en los montes.
La desigualdad creciente, la destrucción de las clases medias, el menosprecio por el medio ambiente, los retrocesos sociales hacen pensar que, efectivamente, hubo una lucha de clases que a la postre ¡HAN GANADO LOS RICOS! En el modelo de desarrollo que se instauró después de la Segunda Guerra Mundial y que llevó a la sociedad occidental a un progreso y a una paz social sin precedentes, las aspiraciones eran la igualdad y el pleno empleo. La ideología neoliberal gestada desde finales de los años 1970 marcó el comienzo de un cambio de rumbo radical y el objetivo prioritario de las políticas pasó a ser, por encima de cualquier otra consideración, el crecimiento económico. Desde entonces, las nociones de que los impuestos a los que más ganan desalientan la actividad económica y de que cierta cantidad de pobreza y de desempleo es " buena " para ese crecimiento han tomado carta de naturaleza y se han convertido en paradigma aceptado con resignación. En este breve texto Marco Revelli nos desvela la historia y desmonta de forma implacable el hardware teórico de la ideología neoliberal.
Antes que Orwell y Koestler, antes incluso que Victor Serge, estuvo Rosa Luxemburgo, una firme defensora de la democracia y, en palabras de Schumpeter, «una de las críticas más implacables de las prácticas bolcheviques». En este polémico y sorprendente texto, escrito en la cárcel en 1918 y publicado de manera póstuma, la autora no solo vislumbró la futura deriva totalitaria del régimen soviético, sino que además alertó de los peligros del nacionalismo, por lo que el ensayo cobra una renovada vigencia.
Cuando reflexionamos acerca de los orígenes del marxismo en seguida pensamos, con toda razón, en la filosofía alemana, en la economía política inglesa y en el socialismo y las corrientes políticas francesas, elementos todos ellos fundamentales en la gestación del socialismo científico. Sin embargo, Marx y Engels no sólo asistieron a revoluciones políticas a lo largo de su vida; durante el siglo XIX el progreso científico y tecnológico alumbró asimismo conquistas equiparables en el campo de las ciencias naturales: el nacimiento de la química moderna, la teoría evolucionista de Darwin, el descubrimiento por Pasteur y otros de todo un mundo microbiano se volvía, pues, indispensable elaborar, a la luz del carácter dialéctico de los nuevos datos obtenidos por las ciencias naturales, una concepción materialista dialéctica de la naturaleza que asumiera tales logros y, absorto como estaba Marx en la redacción de El capital, le tocó a Engels afrontar semejante reto. Y así, fue él quien, en Dialéctica de la naturaleza, elaboró los postulados fundamentales sobre materia y movimiento, demostrando que «las leyes dialécticas son leyes reales del desarrollo de la naturaleza, y, por lo tanto, también resultan válidas para las ciencias naturales teóricas». En polémica contra las diversas tendencias anticientíficas vigentes entre los hombres de ciencia de la época, impregnados de las concepciones propias de la ideología dominante materialismo vulgar, metafísica, idealismo, agnosticismo, mecanicismo, espiritualismo, Engels interpreta de manera nueva las conquistas más importantes de las ciencias naturales. Al hacerlo, aborda problemas y categorías de la dialéctica, tales como causalidad, necesidad y casualidad; clasificación de las formas de juicio; relación entre inducción y deducción; función de las hipótesis y muchos otros. En esta obra precursora, Engels formula, además, la teoría definitiva sobre el papel del trabajo en el proceso de hominización, y de la práctica y la producción en el desarrollo de la ciencia.
¿Qué hacer con la aventura comunista? ¿Cómo nos concierne aún hoy en día? Desde la caída del muro de Berlín y la integración de China y los países de la ex-Unión Soviética a la economía globalizada, a menudo se considera el episodio comunista como una anomalía o un simple contratiempo en el desarrollo de la Historia, una especie de regresión o de retraso e el avance irresistible del capitalismo. Y, sin embargo, aun cuando el comunismo ya no es el horizonte insuperable de nuestro tiempo, la necesidad de repensar lo común se manifiesta con mayor insistencia que nunca.
Hace tres décadas, Gregorio Morán daba a la imprenta un libro singular, Miseria y grandeza del Partido Comunista de España (1939-1985), una descarnada radiografía del PCE que arrancaba con la derrota en el mes más cruel de 1939, y llegaba hasta aquel presente. Un presente que tocó los cielos otro mes de abril, de 1977, cuando la legalización del PCE el partido con mayor implantación social, prestigio y autoridad invitaba a la esperanza a una España que recién acababa de enterrar al dictador. Pero, ay, aquellos a quienes los dioses aman, se pierden. Y después del suicidio del PCE, se procedió al reparto de sus despojos.En una nueva edición revisada, vuelve a las librerías un libro lúcido y desencantado, la más completa, brillante y polémica historia de Partido Comunista de España: un relato de héroes y villanos, de grandes figuras y de militantes desconocidos, una historia, a la postre, de épicos éxitos y sonoros fracasos.
"Argüiré- escribe Mario Bunge- en favor de la socialización de todas las esferas. En otras palabras, romperé una lanza por lo que llamo democracia integral: ambiental, biológica, económica, política y cultural. Sontendré que la democracia parcial, aunque
Cien años y cien millones de muertos después, ¿por qué el comunismo sigue siendo una ideología respetada? Buceando en las fuentes originales -de Marx, Bakunin y Lenin al Che o Pablo Iglesias- este libro explica la naturaleza real del comunismo, sus raíces filosóficas y políticas, los errores habituales sobre su historia y el hecho más terrible: que, cien años y cien millones de muertos después, siga siendo una ideología respetada entre políticos, profesores y periodistas. En dos países europeos, Rusia y España, se intentó crear en el siglo xx un régimen comunista. En Rusia, tras cinco años de feroz guerra civil de Lenin contra su pueblo, el comunismo triunfó. En España, tras una atroz guerra civil de tres años, perdió. Pero se discute el papel de Stalin en la guerra -de Paracuellos y la muerte de Nin al oro del Banco de España- y se oculta la actuación de los dos comunismos españoles: el marxista del PCE, el PSOE bolchevizado o el POUM; y el bakuninista de la CNT-FAI, que impuso el terror rojo en Cataluña con la ayuda entusiasta de Companys. Ni la Rusia bajo la Cheka ni la España bajo las checas se recuerdan hoy. Solo eso y el éxito de la propaganda soviética desde 1917 explican la irrupción y el éxito de Podemos. ¿Por qué se creían los bolcheviques con derecho a imponer a todos su idea de sociedad y a asesinar a los que la rechazaban e incluso a los que no llegaban a hacerlo? Esta es la gran cuestión del siglo que el mundo lleva a cuestas desde que Lenin tomó el poder: ¿por qué los comunistas se creen legitimados para robar y matar en nombre de una utopía que apenas esconde su afán de poder ilimitado? Lo peor del sistema de Lenin no es que se crea con derecho a imponer su dictadura y a matar a sus opositores, sino que las sociedades democráticas acepten ese derecho a robar y matar de los comunistas. Esta Memoria del comunismo recuerda por qué sucede. Y cómo, conociendo su historia y la de España, cabe evitarlo.