Todo el mundo sabía que tenía que pasar, pero nadie lo esperaba. No todavía. No de este modo. Pero es en los claroscuros que surgen los monstruos. Nada es más terrible que aquello desconocido, oculto y sin forma. Y a la vez, como saben bien todos los grandes maestros del terror, nada nos atrae con tanta fuerza. Por eso es por lo que sentimos la imperiosa necesidad de explicarnos el movimiento 15-M. Necesitamos etiquetar, clasificar en alguna de las categorías familiares todo aquello que ha pasado en los meses que van de abril a junio del 2011.
La historia de unas mujeres comunes, amas de casa, trabajadoras, profesionales que un día oscuro vieron cómo la prepotencia fascista de los militares argentinos les arrancaba a sus hijas e hijos para instalarles en un espacio incierto y terrorífico: el de los desaparecidos.
En otoño del 2006 comenzaron de forma casi secreta, y sin las fotos e imágenes institucionales de primera página, las obras de la Y vasca, financiadas entre los gobiernos de Madrid y Gasteiz. Desde entonces, presenciamos multitud de protestas y movilizaciones contra el TAV y, sin embargo, la desinformación existente en gran parte de la sociedad vasca es preocupante; supone un desembolso económico público enorme y no cumple los requisitos sociales y ambientales mínimos para ser aceptable. Por ello, tratamos de aportar nuestros argumentos para pedir el replanteamiento y la prórroga de este destructor proyecto, y conseguir con ello una Euskal Herria más verde y más sostenible.
La explicación del proyecto del decrecimiento que aquí se recoge parte de la certeza de que éste exige, por necesidad, salir del capitalismo. Se asienta, por añadidura, en la intuición de que, junto a cambios imprescindibles en nuestra conducta individual, hay que perfilar movimientos que peleen por modificar radicalmente muchas de las reglas del juego imperantes en nuestras sociedades.