Acercarse a los poemas de Cruz González puede ser un recorrido atrevido y gozoso por los torrentes del lenguaje. Un viaje estético por los primeros poemas de una autora que al nacer como tal nos promete habitar y permanecer en el universo poético. "Para ti estos versos que se quiebran estas manos que temblorosas escriben letra a letra el reconocimiento de los hombres futuros, de las mujeres que algún día escribirán el mundo" Las 2001 Noches, nº 28
DE GRIS De gris soy formal, cortés me corto el pelo una vez al mes. Me pesan los pies los días silencios donde no amanece. De gris preparo la imposible vuelta al cuerpo el perfil de amante el color de las horas viento en vacío.
Un recorrido por Los Molinos plasma, calle a calle y fotografía a fotografía, la historia de este municipio de la Sierra de Guadarrama. Partiendo de la calle Real, se inicia un trayecto que nos invita a adentrarnos en lugares y acontecimientos que para algunos son apenas un recuerdo y, para otros, auténticos desconocidos. Ejemplo de ello son las verbenas en La Bolera, Zacarías, Florida y Yola; las reuniones de molineros en Los Ángeles, La Viña, La Bodega y El Tropezón; la celebración de las fiestas religiosas de San Sebastián y la Virgen del Espino; la visita del rey Alfonso XIII a La Cerca, la inauguración de la traída de aguas, los encierros, la primera casa de teléfonos y la primera televisión, el colegio y el sanatorio. Además, en este recorrido aparece retratada la historia de figuras muy vinculadas a Los Molinos, aunque no suficientemente estudiadas, como el barón de Chirel (de cuyo testamento, de 1899, se aportan transcripciones), Ataúlfo Argenta, La Romerito, Julio Escobar, Julián Serrano y el arquitecto Luis Rodríguez Quevedo, entre otros. En definitiva, un libro con más de 200 fotografías antiguas que llevarán a los molineros, en compañía de la nostalgia, a transitar el camino del tiempo ya vivido.
La Puerta del Sol es el corazón de Madrid. Así, al menos, lo cree el autor del libro que nos brinda la ocasión de conocer el pasado de este enclave madrileno, sus edificios, sus personajes, sus leyendas y tradiciones, y a recorrer su perímetro y su entorno conociendo los pormenores de sus historias que fueron dando personalidad propia a tan singular plaza, que no es plaza sino Puerta. Javier Tomé es autor de varios libros de paseos por la ciudad y un profundo conocedor de la historia de Madrid. Lamentablemente fallecido hace unos anos, no llegó a ver publicado el libro pero nos dejó con él el mejor testimonio de su conocimiento de la Puerta del Sol.
EL AUTOR DE ESTE LIBRO acude a una fórmula de expresión literaria que tiene antecedentes famosos, tanto en verso como en prosa. Desde Horacio, con su Epístola a los Pisones. Desde Garcilaso y Boscán. Desde Montesquieu, más o menos seguido por Cadalso, Goethe, Dostoiewski... Las cartas son un recurso que permite abrir la obra a la mística, con Santa Teresa, y a la poética, con Rilke. Es un género flexible. Admite la confidencia y la teorización, el realismo y el idealismo. Sospecho, por lo que conozco, que es un género idóneo para la personalidad literaria -y quizá también temperalmental de Oscar Menassa. Por eso me parece inteligente que lo haya adoptado en este nuevo producto de su incansable labor. Él -según yo creo- es ante todo poeta y psicólogo, y en esa doble -y quizá consolidada- condición aparece este libro. Iba a decir estos ensayos, lo iba a decir porque varias de estas páginas vienen a ser pequeños ensayos en torno a temas sociales. Sin embargo, lo que prevalece es la efusión lírica. Claro que el poeta y el psicólogo se interfieren, se superponen y se complementan, porque la poesía nace en reinos psicológicos del yo, siempre un poco absorbente. Menassa es escritor más bien subjetivo, y eso lleva ganado para la lírica. Es también un buceador de mares interiores y de las reacciones humanas, y eso lleva a favor de su estilo poético- caótico. De suerte que, a ratos, estas cartas adquieren rango de poema en prosa. Otra banda estilística que su inquietud aborda. El poema en prosa, desde Baudelaire, fue estimado por simbolistas y surrealistas y, en castellano, ya quedó "canonizado", por así decirlo, merced al importante estudio de Guillermo Díaz Plaja. En los textos de Menassa se intercalan algunos poemas, pero lo fundamental es el tratamiento poético de la prosa misma, lo que cada frase tiene de lenguaje connotativo sobre la mera denotación, y el apoyo para alcanzar la substantividad. El género admite también la ficción. Las cartas, a veces, no lo son propiamente y el destinatario puede ser inventado. Lo primero, se da en Menassa: más que cartas ha escrito comentarios personales. Lo segundo, el destinatario -destinataria- es real y se identifica desde el título. Sin embargo, a medida que el libro avanza, esa segunda persona se aleja del discurso, va perdiendo importancia quizá porque el valor dentro del libro es más bien -dejando a salvo el amor real-como instrumento a través del cual se ve el mundo. Un mundo, pues, filtrado por la actitud amorosa, contemplado -y valorado- por quien tiene cerca de sí a un ser amado. Ciertamente no es poco, pero el papel de destinatario se difumina. Esto se corrige en las cartas finales, en las que se devuelve el protagonismo tácito a la presunta lectora. Es ya cuando un cierto matiz de desánimo lleva al poeta al refugio íntimo del amor. Es el consuelo que se busca, con el deseo de que un beso y el sol de la mañana se encarnicen en la propia historia. La materia ideológica muestra zonas existenciales y matices morales. El poeta sabe que estamos "condenados a seguir viviendo" aunque él es vitalista y a veces exultante. Sabe también que hay un mundo cruel ante el que no se pueden cerrar los ojos, aunque él es pragmático. Las circunstancias personales se acumulan y son como lentes para contemplar y modificar las situaciones. Amor, sexo y poesía rigen, en cierto modo, el talante. No se sublima el sexo sino su libertad y su humanización. Hay mucho en estas cartas de autorreflexión; de confesión incluso. Un pequeño caos temático, favorecido por la propia tendencia al para-surrealismo que, al hilo de su profesión de psicoanalista, cultiva el autor. Porque también encontramos normas estéticas, como "la poesía es el pensamiento inconsciente" y morales, como "el amor nace de gajos arrancados de la especie". Prosa fluida, a veces de vuelo idealista que no tiene empacho de rozar la realidad más cruda con expresiones de desenfado verbal. No faltan -¿por qué iban a faltar?- construcciones y voces tocadas de argentinismo. Así de complejo y vario es este libro nuevo de Oscar Menassa reconocible en su estilo personal, constituido por medio centenar de epístolas "sui géneris", en las que descuella ante todo su condición de poeta. LEOPOLDO DE LUIS. Las 2001 Noches, nº 42.
Esta carpeta contiene doce láminas en blanco y negro de lugares característicos de Madrid, que nos permitirán hacernos una idea de lo que era la ciudad en esta fecha clave para la historia de España y el cambio experimentado por la capital desde entonces.