Pablo Neruda y Salvador Allende, personajes centrales de la historia de Chile en el siglo XX, son figuras emblemáticas y arquetípicas de la izquierda nacional y latinoamericana que a través de su trabajo político y estético persiguieron por décadas sus p
"Desde perspectivas comparativas, se estudian autores como Bécquer y E.T.A. Hoffmann, Ortega y Nietzsche, Heidegger y Zambrano; además de analizar la influencia de Wagner en España y la recepción de Calderón y Lorca en Alemania."
Pocas obras existen que naveguen a través de la complejidad del hombre de una manera tan precisa como esta novela. En Karain: un recuerdo, el Otro no es un ser menospreciable incapaz de sentir remordimiento o dolor, ni los marinos británicos que trafican con armas miran con menosprecio a su interlocutor, puesto que todos se saben indefensos ante los embates de la fatalidad y el recuerdo. De algún modo, los personajes de esta novela saben que la amistad y el respeto mutuo son las únicas anclas para no navegar sin rumbo en el océano de la locura. La ironía que recorre esta historia de fetiches, amuletos, convicciones arrolladoras y destinos trágicos, ambientada en los exóticos archipiélagos malayos descritos con deslumbrante y exacta belleza; la tensión que vuela en pos de un desenlace que orilla el amor como un sueño imposible, y la maestría de quien deja en suspenso sus recursos últimos para dar cima a un relato espléndido, confirman una vez más la validez actual de la obra de ese marino por vocación y escritor tal vez por fatalidad, que diera una de las más imponentes muestras a la literatura inglesa de principios del siglo XX. Joseph Conrad, quien dijo que esta era una de sus mejores obras, muestra en Karain: un recuerdo al hombre y su peculiar complejidad en perpetuo combate con la curiosa vida, ese misterioso arreglo de lógica implacable con propósitos fútiles, con una sensibilidad inédita en la era colonial. Su mirada recorre tanto las bellezas naturales de Malasia como los tenebrosos recovecos del alma humana.
Tras enriquecerse en América y regresar al pueblo de su infancia, Nando Porrúa verá su tranquila vida perturbada por la presencia de Enzo y El Bayona, dos maquis junto a los que descubrirá que todo lo que creía seguro resulta incierto. Ésta es la crónica de su secuestro, así como de su despertar a algunas verdades terribles. Con una prosa de extraordinaria belleza en su sencillez, Manuel Arce supo combinar en esta novela las preocupaciones sociales de su tiempo con una profunda mirada a las inquietudes existenciales de sus personajes. Una obra de extraordinaria calidad literaria sobre un tema aún tan vigente como la recuperación de la memoria histórica. MANUEL ARCE nació en 1928 en la estación de ferrocarril de San Roque del Acebal, Llanes (Asturias), donde vivió con su abuela materna hasta enero de 1936, cuando se trasladó a Santander. Su primer poemario, Llamada, se publicó en 1948, el mismo año en que fundaría la revista La Isla de los Ratones, y desde entonces desplegará una intensa actividad en muy diversos ámbitos culturales. Su obra narrativa comprende títulos como Pintado sobre el vacío (Destino, 1958), La tentación de vivir (Destino, 1961), Anzuelos para la lubina (Destino, 1962), Oficio de muchachos (Seix y Barral, 1963) o El precio de la derrota (Plaza y Janés, 1970). Su primera novela, Testamento en la montaña (Destino, 1956) fue llevada al cine por Antonio Isasi-Isasmendi; también basada en ella se realizó realizó una serie televisiva de tres capítulos bajo la dirección de Alfredo Muñiz. En 2010 publica Los papeles de una vida recobrada, editado por Valnera, un libro de casi mil quinientas páginas en el que se recoge prácticamente toda la vida cultural del siglo xx español.
En el presente volumen se recogen los textos de las diferentes ponencias leídas en el marco del Grand Séminaire de Neuchâtel 2009. Coloquio Internacional Bernardo Atxaga, que tuvo lugar en la Universidad de Neuchâtel los días 23, 24 y 25 de marzo de 2009. Esta entrega se abre, como viene siendo habitual en la colección, con un ensayo del propio autor, en este caso Bernardo Atxaga, quien rememora su entrada en la literatura, fruto de una experiencia compleja y de amplios significados que el propio autor denomina retomando una vieja expresión acuñada en la lengua vasca el hircocervo, figura mitológica que encarna el imposible vencido, es decir: el cultivo de la literatura en una lengua minoritaria. Además de reivindicar la existencia y vitalidad de esta literatura, Atxaga narra su propia superación del hircocervo en el sórdido contexto franquista.
Un trabajo crítico desde el corazón mismo de la escritura, algo que muy pocos pueden hacer. El crítico es un lector ideal, más atento tal vez, y que se ofrece a actuar de intermediario elocuente entre el autor y otros posibles lectores. Pero además, la escritura se origina en la lectura, se escribe porque otros antes que nosotros han escrito, y se lee porque otros antes que nosotros han leído. Lectura y escritura constituyen un proceso continuo y creador. El título informa sobre el análisis y maduración para la expresión de la opinión crítica. Si se lee con la pluma en la mano, y se sigue el texto a través de las páginas, de las frases, de las palabras, podemos recobrar el movimiento propio de la escritura, que no obedece a ninguna idea preconcebida, ni a una preocupación por el equilibrio cuidadosamente estudiado, sino a un impulso misterioso, inaprensible. El secreto de la escritura se halla en su automatismo, incluso cuando el autor cree dominarlo.
Beltrán es abogado de profesión y hasta el accidente de tráfico que sufrió hace tres años en extrañas circunstancias, era el agresivo delfín del selecto bufete de los McKenna, en Marbella. Ahora se gana la vida inventando palabras para una agencia de pub