En mai 1926, le dirigeable Norge de?colle du Spitzberg, a? son bord seize hommes sous la conduite de Roald Amundsen, qui avait mene? quinze ans plus to?t la premie?re expe?dition a? parvenir au Po?le Sud. Cette fois-ci, il veut parvenir au Po?le Nord par la voie des airs. Car Amundsen avait aussi cet autre but : survoler la partie alors totalement inexplore?e de la banquise, du Po?le au de?troit de Bering, pour s?assurer de l?existence ou non de terres inconnues dans cette zone; ta?che qu?il mena e?galement a? bien. Ce livre, e?dite? pour la premie?re fois en 1927, est e?crit par Amundsen mais aussi, a? plusieurs voix, par ses compagnons d?aventure, Riiser-Larsen le pilote et navigateur, Ellsworth le me?ce?ne, mais aussi le radio et ceux qui ont pre?pare? le voyage, conduit l?ae?rostat de Rome au Spitzberg via la France, l?Angleterre, la Norve?ge et Le?ningrad, ceux qui ont construit l?immense hangar pendant les mois de nuit polaire, ceux qui enfin, sans presque dormir durant trois jours, grelottant dans leur habitacle, rive?s a? leurs sextants et a? leurs e?couteurs, s?enfonc?ant dans les bancs de brume et voyant le givre s?accumuler sur leur appareil comme un pe?ril mortel, ont ve?cu - et vous feront revivre - une des plus e?tonnantes expe?ditions de tous les temps.
Ce livre est un recueil de coutumes, contes, mythes et légendes – et même un compte-rendu des premières découvertes fossiles de la préhistoire esquimaude. Mais c'est aussi le vivant récit d'une traversée de tous les territoires habités par les Inuit.
Viaje y literatura se unen La vía ecoturística y cultural más extensa de Europa. La Ruta de Don Quijote recorre Castilla-La Mancha tras los pasos del Ingenioso Hidalgo, a lo largo de 2.500 kilómetros de sendas señalizadas y habilitadas para caminantes, ci
Aunque todos hemos oído hablar de los sherpas, es muy poco lo que sabemos de ellos más allá de su fama de escaladores legendarios. En este libro, Jamling Tenzing Norgay nos ofrece una visión del mundo sherpa desde dentro y nos cuenta una historia del Everest como nadie lo ha hecho jamás: una intensa aventura que entrelaza las vidas de una familia, una montaña y un pueblo.
Tras su graduación en Historia Moderna en la Universidad de Oxford, viaja a Bagdad donde su tío Frank Lascelles trabajaba como diplomático. Viajó por un país con el que quedó prendada de sus paisajes y su forma de entender la vida que reflejó en el libro. A su vuelta a Londres escribió sus impresiones de los países que visitó en su primer libro, Postales Persas.
Al este de Alemania comienza una región, resquebrajada por varias guerras y catástrofes, que a los europeos sigue resultándonos ajena. Por ese territorio que atraviesa Rusia y llega a Oriente, y por las trincheras políticas y humanas que se abren a través de él, nos guía Navid Kermani. Desde Colonia su ciudad hacia el oeste hasta el Báltico, y luego en dirección sur, cruzando el Cáucaso, de camino a Isfahán de donde proceden sus padres, el viaje lo lleva por la zona de asentamiento judía de la época zarista, por las tierras de sangre de la Segunda Guerra Mundial y por la grieta que existe entre este y oeste, allí donde la Guerra Fría no ha terminado. Kermani contempla las ruinas de culturas destruidas, así como las huellas de la devastación, tanto antigua como reciente. Pero sobre todo conoce a personas desgarradas por tener que tomar partido para encontrar un hogar y conseguir cierto bienestar. Con solo unas pinceladas, describe tiendas que se conservan como en tiempos de la Unión Soviética, cafés de moda y un ambiente distendido pese a estar cerca del frente y no poder librarse del miedo al otro, sea quien sea. Con una mirada certera que repara en detalles que hablan por sí solos, Kermani nos transporta hasta regiones olvidadas, en las que todavía hoy se sigue escribiendo la historia.
Este texto de Silvestre, jamás vuelto a editar desde su primera aparición, constituye para el lector contemporáneo el testimonio preciso, atento, íntimo de un turista parisino que llega en tren a una ciudad mítica que hoy ya no lo es. «Moscú la Santa», «la ciudad perdida en Oriente», la ciudad dorada que describe Silvestre ha sido casi enteramente destruida por setenta años de régimen soviético. ¿Cuánto queda de las decenas de cúpulas doradas que deslumbran a Silvestre desde la cima de la montaña de los Monjes?
Cuando el Himalaya llama, es difícil resistirse. Hogar de budistas, bonpos, jainas, musulmanes, hindúes, chamanes y animistas, por mencionar solo a unos pocos de sus habitantes, la cordillera es un lugar de peregrinaje y de ensueño, de revelación y de guerra, de masacre y de invasión, pero a la vez de paz y de calma inefable, al que es posible viajar en la realidad y también con la imaginación. Atraído de forma irremediable por esa región mágica, Robert Twigger se acerca al Himalaya para desenmarañar algunos de esos viajes reales e inventados y los inesperados vínculos que existen entre ellos. Mientras recorre el sendero serpenteante que atraviesa las montañas hasta su final en Nagaland y en la frontera indo birmana, Twigger destapa relatos increíbles de un conjunto inigualable de montañeros y místicos, gurús y profetas. El resultado es un viaje cautivador, sorprendente y de largo alcance a través de la historia de la cordillera más alta del mundo.
Recuerdos, paisajes, figuras, escenas Es este uno de los textos más hermosos que se ha escrito sobre nuestro país y del que se cumple un siglo desde su publicación. Una rareza en la obra juvenil de Lorca, pues precede al resto de sus obras y en él asoman ya muchos de los temas que llevará a la poesía y al teatro tiempo después: la melancolía de la memoria, el drama de la muerte, la esencialidad de los espacios, la ensoñación, la soledad de la ruina. Ciudades como Ávila o Granada, lugares silentes, casi fantasmales, que salen al paso del caminante, al igual que las iglesias, sepulcros, aldeas austeras o jardines ensimismados; a todo ello cubre con su velo poético este atento viajero que trata de fijar todas esas imágenes que le salen al paso. Su experiencia neoyorquina, que cristalizará de forma póstuma en el poemario Poeta en Nueva York, el gran libro de viajes de la literatura española del primer tercio del siglo XX, cierra vitalmente su ciclo ambulante. Se incluye, a modo de broche, su propio testimonio en la ciudad y datos extraídos de su correspondencia, pues ambos periplos por España y América, que marcaron el comienzo y el final de su vida, conforman una luminosa oda al placer de viajar que no ha perdido su belleza.
Los grandes y muchos inconvenientes de la mala, tardía y pesada navegación, con la pérdida de infinita hacienda y vida de hombres, resulta de no ser hechos ni fabricados los navíos con el debido cuidado. Para procurar el remedio a esas circunstancias Thomé Cano escribió esta obra, basándose en su dilatada experiencia en viajes y navegaciones. Para hacer de la lectura de Arte para fabricar, fortificar, y aparejar naos de guerra, y merchante un ejercicio más agradable e inteligible para el lector, decidió el autor desglosar la obra en diálogos llevados a cabo por diferentes personajes. Publicada en 1611, y dedicada al gran marino español Diego Brochero de Anaya, fue una de las escasas obras publicadas en el mundo sobre el tema de la construcción naval.
Se trata de un libro de libros, en el que se reúnen los comentarios de decenas de viajeros que recorrieron a lo largo de cinco siglos los que hemos dado en llamar Territorios del Quijote en la Mancha. Una primera parte del texto está dedicada a describir los Territorios del Quijote acotados por las referencias de poblaciones y accidentes geográficos que aparecen en la obra de Miguel de Cervantes. Incluye partes de las comarcas de La Mancha Alta de Toledo, La Mancha Baja Conquense, la Mancha de Ciudad Real, el Campo de Calatrava, el Campo de Montiel, el Valle de Alcudia y Sierra Morena. Este conjunto está divididos a su vez en tres espacios bien diferenciados: La Mancha, el valle de Alcudia y Sierra Morena, que están descritos de forma general por viajeros tan distantes en el tiempo como Andrés Navagero en el siglo XVI y Manuel de Lope y Julio Llamazares en el XXI . Una segunda parte la constituyen los comentarios sobre los espacios citados escritos por los viajeros que los cruzaban en sus desplazamientos, normalmente entre Castilla y Andalucía. Nos encontraremos con los textos de geógrafos como Hernando Colón, embajadores como Francisco Bertaut, diplomáticos como Juan Francisco Peyron, geólogos como Guillermo Bowles, académicos como Antonio Ponz, militares como el mayor Hew Whiteford Dalrymple, hispanistas como Richard Ford, novelistas como Teófilo Gautier y Alejandro Dumas, vendedores de biblias como Georg Borrow, botánicos como Heinrich Moritz Willkomm, clérigos como William George Clark, políticos como José María Samper, comediógrafos como Próspero Mérimée, cuentistas como Hans Christian Andersen, pintores como Gustavo Doré, arquitectos como José Sánchez Ferre, fotógrafos como José Manuel Navia e incluso los del que se denominó el viajero, el último premio Nobel español Camilo José Cela También se incluyen en esta segunda parte a los cervantistas que buscaron las posibles rutas que siguieron don Quijote y Sancho Panza en sus aventuras, desde los primeros que lo hicieron en el siglo XVII, Tomás López y Juan Antonio Pellicer a los del siglo XX, Rafael Peralta y Maroto, Juan Bautista Sánchez Pérez, José Terrero, Ramón Serrano Vicens, Luis Ruiz de Vargas, Federico Torres Yagües, Diego Perona Villareal, Jesus Muñoz Romero y Francisco Parra Luna en el siglo actual. Por último, en esta segunda parte se trataran las impresiones de aquellos viajeros que siguieron a los personajes cervantinos buscando las posibles huellas que dejaron, como Azorín, Walter Fitzwilliam Starkie, Rupert Croft-Cooke y César Antonio Molina. La tercera parte está dedicada a las aguas a través de los lugares donde pudieron encontrarlas los personajes cervantinos como fueron en las ventas, los batanes, los rios, las lagunas y las fuentes. De estas últimas se hace especial mención de las de aguas sanadoras, tanto de las conocidas popularmente como tales, como de las que fueron declaradas oficialmente de Utilidad pública. Los textos de los hidrólogos Alfonso Limon Montero, Pedro María Rubio, Anastasio García López, Leopoldo Martinez Reguera, José San Román Rouyer, Manuel Armijo Valenzuela, Josefina San Martín y Francisco Maraver Eyzaguirre serán los más utilizados para describir los manantiales y los balnearios. Los Territorios del Quijote albergaron importantes balnearios con aguas que disponían de un gran contenido de gas carbónico y hierro que fueron utilizados ampliamente hasta mediados del siglo pasado desde tiempos anteriores a Miguel de Cervantes. El libro es un humilde homenaje a Miguel de Cervantes de alguien que gusta de los libros, especialmente los de viajes, los de viejo y los de aguas.
ROBERT B. CUNNINGHAME GRAHAM (1852-1936), «Don Roberto», fue un fabuloso personaje y un extraordinario escritor que merecería ser más conocido o, más exactamente, que merecería ser conocido por los lectores españoles. Aunque nació en Inglaterra y escribió en inglés y fue, en genio y figura, un completo británico, tanto que su ascendencia era realmente escocesa, «Don Roberto», al igual que su compatriota y amigo, el naturalista Guillermo Enrique Hudson, pertenece también, de algún modo, a la literatura hispánica, si es que esta existe. En España vivió buena parte de su niñez y su adolescencia. Su primera juventud se la pasó en las pampas, convertido en un completo gaucho; visitando luego América numerosas veces, generalmente a caballo, como era natural en él. Nunca le interesó eso que llaman carrera literaria y nunca escribió una sola novela, cosa esta, la de la novela, que dejó para su vida, tan totalmente novelesca que cuando su amigo y correligionario socialista, Bernard Shaw quiso llevarla al teatro tuvo que diluirla y aligerarla (así lo confesó en el prólogo) para hacérsela verosímil a los espectadores. No casualmente existen un docena de biografías que retratan su vida y su persona; casi más que reediciones de su libros, con toda certeza no menos apasionantes, pero menos conocidos, que su vida. Publicó una docena de volúmenes de relatos magistrales por vívidos y verdaderos, media docena de biografías de personajes hispánicos y un puñado de libros de viajes, personalísimos y extraordinarios, como este Cartagena y las riberas del Sinú que ahora presentamos. En Espuela de Plata se han publicado ya dos libros de este autor: una antología de relatos viajeros, El río de la Plata (2004) y Trece historias (2006). En Renacimiento, publicaremos próximamente su biografía de Bernal Díaz del Castillo y su viaje de 1901 por el imperio de Marruecos: Mogreb-Al-Aksa, libro del que dijo su amigo, el gran Joseph Conrad, que era el mejor libro de viajes de todo el siglo XIX. A. L.