EL ENFRENTAMIENTO MÁS CONOCIDO, el que opone a árabes e israelíes, comenzó sin duda el 29 de noviembre de 1947, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció la partición de Palestina, hasta entonces un dominio británico, en dos estados. Uno judío y otro árabe. La decisión era el resultado de varias décadas de intentos judíos de crear para sí mismos un hogar en Palestina, del impacto social del Holocausto, de la «guerra fría» entre Estados Unidos y la Unión Soviética y de la pésima política desarrollada tras la Primera Guerra Mundial por sus vencedores morales, Francia y Gran Bretaña, únicos responsables de alterar parte de las fronteras conocidas y originar muchas de las disputas territoriales ocurridas desde entonces. La sorprendente y clara victoria israelí que se produjo en 1948, en lo que se inició como una guerra civil, tuvo graves consecuencias. Le permitió apoderarse de vastas zonas que la ONU les había otorgado a los árabes, con lo que el nuevo estado abrió una enorme brecha entre ambas comunidades que alteró las relaciones estratégicas del Medio Oriente para siempre. En la actualidad, tras cuatro guerras consideradas como tales y una confrontación incesante entre las culturas árabe y judía, la inestabilidad de la región parece indicar con claridad que los problemas pendientes de solución continúan siendo casi infinitos, y que la mayor amenaza para la paz a la que se enfrenta el mundo contemporáneo dista mucho de haber concluido.
Los orígenes, la construcción y el triunfo del Estado-nación han sido objeto de minuciosos estudios que han dado lugar a amplios debates. En las ciencias sociales, ha sido especialmente controvertida la periodización de las rupturas revolucionarias, así como el análisis de las continuidades y permanencias. Para Hispanoamérica, este proceso revolucionario se confundió con las independencias de los antiguos territorios de la monarquía española. En los procesos de construcción de los nuevos Estados, se puso el foco en el hecho insurgente más que en el revolucionario. Costó mucho tiempo apellidar como liberal a esta revolución política y social, igual que sucedió en la Europa del siglo xix. Este libro plantea que la puesta en marcha del liberalismo gaditano en México provocó cambios revolucionarios que se materializaron en la coyuntura de 1820 a 1835. Para llegar a esta conclusión, se analiza el proceso de descomposición y quiebra de la monarquía absoluta desde el último tercio del siglo xviii. Se propone una novedosa periodización de la construcción de un Estado en la que se insiste en el incesante legado y profundo influjo que llegó a tener la Constitución de 1812 en sus principales estructuras políticas, militares y fiscales. Por último, se afirma que el federalismo mexicano fue revolucionario. Mientras en la década de 1820 las clases dominantes regionales apoyaron un sistema de participación popular amplio, en la de 1830 acordaron al unísono frenar la participación popular en ayuntamientos, milicias cívicas y procesos electorales, y se pusieron de acuerdo para acabar con el federalismo. Tras la guerra, la tempestad. Reformismo borbónico, liberalismo doceañista y federalismo revolucionario en México (1780-1835) ofrece al lector un análisis de los distintos liberalismos que construyeron el Estado-nación mexicano, a saber, el gaditano, el federal revolucionario y el moderado.
La biografía de Nelson Mandela, uno de los grandes líderes de nuestro tiempo, convertido en un icono internacional debido principalmente a su larga lucha contra la segregación racial, no deja de ser controvertida. Mezcla de liderazgo, años de cárcel y carisma personal, sus esfuerzos por lograr la transición a la democracia no se vieron compensados durante los cuatro años que ocupó la presidencia de Sudáfrica tras las primeras elecciones por sufragio universal que se realizaron en el país en 1994. Una época mucho más complicada de lo que se esperaba. Con enormes diferencias sociales, Sudáfrica, mezcla de la influencia de los colonos holandeses que llegaron a Ciudad del Cabo y de los difíciles años del apartheid, intenta hoy abrirse paso por sí misma en el concierto de las naciones, bajo el peso de la figura más universalmente respetada del África postcolonial.
Las independencias de África son, junto a las dos guerras mundiales, la bipolaridad Este-Oeste o la caída del Muro de Berlín, uno de los fenómenos capitales de la historia del siglo XX y, por tanto, un hecho fundamental para comprender la historia del tiempo presente. Custodio Velasco ofrece en este libro una amplia y documentada lectura de los procesos de esas independencias en el África Subsahariana. Una acotación justificada por sus particularidades históricas con relación al norte de África y por su trascendencia en los conflictos regionales y geopolíticos mundiales, cuyas secuelas se perciben en la renovación de tensiones sociopolíticas y el creciente fenómeno migratorio, uno de los problemas de más compleja solución para la Europa del siglo XXI. El libro aborda el papel de los dos principales protagonistas, los colonizados y los colonizadores, desde las primeras resistencias anticolonialistas hasta la formación de los nuevos estados poscoloniales; así como los diferentes factores que explican la evolución de unos y de otros o las controversias acerca del nacionalismo, poniendo de relieve que la prioridad de los africanos no era la ?nación?, ni siquiera en muchos casos la independencia, sino alcanzar la igualdad y la libertad. Otra cosa fue en qué se convirtieron esos movimientos de liberación cuando, tras las independencias, entró en juego el poder en un mundo de intereses globalizados. Con todo, el libro no solo permite comprender las modalidades que siguieron dichos procesos, analizados caso por caso, sino también esclarecer los rasgos de unidad del fenómeno, su lógica de conjunto y sus conexiones con la problemática actual.
Recién estrenado el siglo XIX, una ola revolucionaria cubrió la faz de lo que hoy conocemos como América Latina. Primer Premio Internacional de Ensayo Isabel Polanco. Desde la Patagonia hasta el norte de México la primera generación republicana encabezó la guerra de independencia contra España, defendió la autonomía de los reinos de Ultramar en las Cortes de Cádiz e intervino en la edificación constitucional y política de los nuevos Estados entre 1810 y 1830. El predominio de este primer republicanismo, como corriente intelectual y política, se mantuvo hasta 1848, cuando se producen cambios importantes dentro de los nuevos países y en sus relaciones con Estados Unidos y Europa. Rafael Rojas propone una aproximación de conjunto a los fundadores de las nacientes repúblicas hispanoamericanas desde la perspectiva de la historia intelectual. A través de ocho ejemplos de letrados y estadistas que intervinieron de manera protagónica -los caraqueños Simón Bolívar y Andrés Bello, los mexicanos fray Servando Teresa de Mier y Lorenzo de Zavala, los cubanos Félix Varela y José María Heredia, el peruano Manuel Lorenzo de Vidaurre y el guayaquileño Vicente Rocafuerte-, aborda aspectos como el discurso sobre la comunidad antes de los nacionalismos, la escritura y la enseñanza de la historia, las narrativas fronterizas de hispanoamericanos sobre Estados Unidos y de estadounidenses sobre Hispanoamérica, el papel comunicador de ciudades portuarias como Filadelfia y Nueva Orleans, los reflujos de la Ilustración, el cesarismo constitucional y la melancolía de los caudillos. El desenlace de este periodo de conflicto estuvo marcado por el desencanto nacido de la tensión entre las utopías de los primeros republicanos y una compleja realidad determinada por la heterogeneidad cultural; la desigualdad social, los poderes locales y los caudillajes surgidos de la gesta revolucionaria. Sus efectos aún se sienten en la primera década del siglo XXI, interrogando el sentido fundacional de aquella gesta.
Edición de Jesús Laínz. «No es éste tiempo de estarse con los brazos cruzados el que puede empuñar la lanza, ni con la lengua pegada al paladar el que puede usar el don de la palabra para instruir y alentar a sus compatriotas. Nuestra preciosísima libertad está amenazada, la patria corre peligro y pide defensores: desde hoy todos somos soldados, los unos con la espada y los otros con la pluma». Con estas palabras comenzó el barcelonés Antonio Capmany y de Montpalau su Centinela contra franceses, obra maestra de la propaganda bélica escrita en el trágico Madrid de 1808 para encender en sus lectores la cólera contra los invasores franceses. De volcánico ardor patriótico, éste fue el último libro del insigne historiador y lingüista que fallecería en 1813 en Cádiz tras haber participado como diputado por Cataluña en la discusión de la primera Constitución española. Esta nueva edición del texto de Capmany pone en manos de los lectores españoles un documento esencial para conocer la España de la Guerra de la Independencia y que ha sido calificado recientemente por el eminente historiador Ricardo García Cárcel como «el texto más exaltador de España que se ha escrito nunca».
Las independencias en Iberoamérica constituyen uno de los acontecimientos más importantes de la historia contemporánea. Mucho se ha escrito sobre las causas, las particularidades y las consecuencias que llevaron a los americanos, después de trescientos años de imperio, a separarse de las metrópolis española y lusa para convertirse en ciudadanos de Estados independientes. Este estudio propone la caracterización de las independencias como procesos revolucionarios, tanto por su carácter dinámico -las causas que provocaron su inicio progresivamente fueron desapareciendo, mutando o siendo sustituidas por otras- como porque conllevaron el triunfo de los Estados-naciones, lo que estableció la base para superar el Antiguo Régimen en América. Recorridos se propone destacar los ejes comunes a la historia de América Latina en una perspectiva global, libre de visiones nostálgicas y exóticas. La serie analiza desde la independencia hasta la actualidad temas y horizontes que trascienden lo nacional, tanto en el espacio como en el tiempo. Mediante una narrativa accesible y con un enfoque novedoso, identifica elementos de originalidad social y cultural. También reflexiona sobre la potencia y la presencia de América Latina en tiempos de globalización, en los que se ha convertido en destacada protagonista.
En 1812 la crisis de las monarquías española y portuguesa y la eclosión del descontento de los criollos abren una era de interrogantes e incertidumbres que culminaría con la creación de 19 repúblicas independientes bajo el signo liberal. La separación no implicó, por fortuna, la ruptura de otros lazos de unión. Ese es el punto de partida de este relato. Por él desfilan las gestas de los libertadores que llenaron el imaginario de los ciudadanos de las naciones por ellos creadas y las plazas de sus capitales. En él se registran las enormes dificultades para crear unas sólidas estructuras políticas, jurídicas y económicas que constituyeran el nervio y el sustento de unos estados nacidos, salvo Brasil, en el fragor de las guerras de liberación. Encomendarse a caudillos, o a líderes carismáticos, se convirtió en una tentación recurrente. La revolución política no vino acompañada de una revolución social y cultural. La libertad y la igualdad, en unas sociedades con poblaciones indígenas que conservaban tradiciones culturales y formas de organización originarias, quedaban reducidas a un puro formulismo legal. Iberoamérica llegó tarde a la industrialización. Muchos interrogantes se mantienen al término del año 2012 en que finaliza el relato. Pero, aunque la valoración sea necesariamente provisional, algunas cosas han mejorado. Hay más democracia, menos pobreza y, de cara a la globalización, más cooperación entre los estados vinculados por acuerdos regionales, y más apertura a otros países, ibéricos y americanos, a los que también están asociados.
Detingut l'any 1962 per les seves accions contra l'apartheid i condemnat enmig d'una brutal campanya del govern sud-africà contra els seus opositors, Nelson Mandela va passar 27 anys en diverses presons. Durant els seus 10.052 dies d'empresonament el futur líder del país va escriure incomptables cartes a les autoritats i a polítics, a companys de lluita i, naturalment, a la seva coratjosa esposa Winnie i als seus cinc fills. Aquest llibre cabdal està constituït per 255 cartes -la gran majoria inèdites- que aporten una visió excepcional sobre com Mandela, tot i viure aïllat, va saber mantenir els seus lligams familiars, les seves profundes conviccions i el seu compromís amb la lluita contra l'apartheid. Per l'heroisme i la força moral amb què afronta un càstig tan inhumà, aquestes cartes situen Mandela com una de les figures més inspiradores del segle xx. «Els honors són per a aquells que no abandonen mai la veritat, ni tan sols quan tot sembla fosc i lúgubre, que ho intenten una vegada i una altra, que no es deixen desanimar mai pels insults, ni per les humiliacions, ni tan sols per les derrotes.» - NELSON MANDELA «LES PARAULES DE MANDELA SÓN COM UNA BRÚIXOLA EN UN MAR CANVIANT, SÓN TERRA FERMA ENMIG DE CORRENTS TURBULENTS.» - BARACK OBAMA
Todos los estados naciones en su pugna ideológica, política y armada contra la monarquía absolutista, bien en su condición colonial bien en su estatus imperial, construyeron un relato muy similar: inventaron una crónica del origen de la Nación, justificaron su rebeldía contra una tiránica opresión, aseveraron la inevitabilidad de su triunfo, crearon una simbología capaz de amalgamar las diferencias sociales, étnicas y raciales; establecieron iconos nacionales que se volvieron sacros y, finalmente, legitimaron su Revolución en nombre del justo derecho que tenía la Nación a ?liberarse? de las cadenas de la ominosa Tiranía que la tenía encadenada. La Libertad tomó forma romántica en la literatura y, más tarde en la pintura, enfrentándose por las armas, a la Tiranía. En especial, porque el Antiguo Régimen se resistió con todas sus armas, las terrenales y las celestiales, a ser superado. Y si la Tiranía adoptó múltiples formas, su lucha también. De Revolución fue calificada esta rebelión por sus coetáneos. El presente libro aborda desde múltiples perspectivas historiográficas estos acontecimientos en América y en España, en especial, cuando tras la Segunda Guerra Mundial la categoría Revolución pasó a ser objeto de intensos debates que traspasaron la mera discusión académica y se instalaron en el combate ideológico y político e, incluso, armado.
Todo hecho humano es, en último término, personal: los llamados hechos colectivos son el resultado de una serie de hechos personales. La acción individual y la colectiva son inseparables y ambas se influyen mutuamente de un modo continuo. No se puede desconocer la influencia de poderosas personalidades sobre su época, ni tampoco que esas personalidades no pueden sustraerse al «espíritu del tiempo». Hay que situar a los hombres de carne y hueso en el marco de las sociedades en que viven. Estas páginas intentan adentrarse en la vida de cuatro hombres. Vidas que se encuentran y entrecruzan y a través de las cuales se puede comprender el proceso de la Emancipación americana. Para esto hay que situarlas en el espacio y en el tiempo, esas dos coordenadas de la Historia sin las que se corre el riesgo de interpretar mal los hechos y las actitudes humanas.