La lengua está llena de sabrosas expresiones como de gorra, llevarse el gato al agua, perder la chaveta, ser más chulo que un ocho, y tantas otras para cuya interpretación o comprensión necesitamos filtros diferentes a los habituales, no solo léxicos o semánticos, sino también históricos y sociolingüísticos. De ello se ocupa esta obra que recoge más de 5000 dichos y frases hechas, y más de 3000 variantes de los mismos y que explica su origen y significado con un estilo fresco, ameno y coloquial. La obra se completa con un exhaustivo índice alfabético que incluye todos los dichos y frases hechas recogidos en el diccionario, así como los términos clave bajo los que pudieran buscarse, facilitando al máximo el acceso a las expresiones recogidas en este imprescindible repertorio.
El diccionario imprescindible para elegir la palabra más adecuada a cada contexto. Nueva edición actualizada con: · 20 600 entradas y 94 000 sinónimos y antónimos · 3 300 comentarios y citas que facilitan la elección de la palabra más adecuada para cada contexto Adaptado a la norma ortográfica de la RAE
Este Diccionario de sinónimos y antónimos pone la riqueza de la lengua española, con su inmesa variedad de matices, al alcance de todos los interesados en conocer y mejorar el uso del idioma. Ofrece un amplísimo repertorio de voces, procedentes de los principales campos y registros, con sus correspondientes sinónimos y antónimos presentados en forma de listas para facilitar al máximo su búsqueda. ?Más de 30 000 entradas.? Más de 200 000 sinónimos y antónimos, ordenados por acepciones y categorías gramaticales.? Americanismos, localismos, términos argóticos, neologismos, tecnicismos y extranjerismos.? Locuciones y formas compuestas.
En este libro se reúnen más de treinta trabajos de diferentes especialistas de universidades españolas, europeas y americanas centrados en la gramática, la historia del léxico y la lexicografía, con el fin de homenajear a Jesús Pena, uno de los responsables de haber situado las investigaciones de morfología del español al nivel de las que se realizan desde hace décadas en el ámbito de otras lenguas romances. Además, la variedad de los trabajos aquí recopilados es una buena muestra del progreso que esta disciplina ha experimentado en los últimos años.
El pasado, el presente y el futuro de la lexicología y la lexicografía, teórica y práctica, se unen en esta monografía, donde cuarenta investigadores de distintas universidades y centros de investigación, nacionales e hispanoamericanos, han descrito las propuestas y planteamientos de lo que ha sido y será el camino de estas parcelas del conocimiento en la primera década del siglo XXI y en los años venideros. El libro se cierra con una amplia Tabvla Gratvlatoria a la que han querido sumarse compañeros y amigos, (re)conocedores de la labor y la obra de Cristóbal Corrales.
El título adoptado para esta reedición del discurso de ingreso, El neologismo, expresa con exactitud su contenido. Para Mora, el neologismo es un «mal» al que hay que sentar, como «reo de profanación de cosas santas», en el «banquillo» del severo tribunal académico. Nos hallamos, en suma, ante uno de los más encendidos alegatos de la historia del purismo lingüístico -entonces fundamentalmente antigalicista- en España. Curiosamente, la disertación de bienvenida de Gil y Zárate fue, al respecto, algo más templada que el discurso del recipiendario.
Galdós fue elegido miembro de la Real Academia Española con notable retraso, bastante después de que su producción literaria hubiera alcanzado las cotas de calidad y cantidad que hacían lógica la elección. Esta tuvo lugar en 1889, fue promovida por quien más tarde le daría la bienvenida en la corporación, su amigo Marcelino Menéndez Pelayo, y no estuvo exenta de dificultades, pues requirió dos intentos. El acto de ingreso se retrasó hasta 1897, y fue una de las raras ocasiones en que la contestación resultó más extensa que el discurso del recipiendario. Posteriormente, Galdós ocupó el otro atril del salón de actos de la Academia para recibir en ella a José María de Pereda. El triángulo amistoso que, por encima de las diferencias ideológicas, tuvo sus vértices en esos tres nombres representa en la historia de nuestras letras un ejemplo admirable de espíritu tolerante, del que el lector hallará algunas muestras en los dos discursos que aquí se reeditan.
Delibes fue elegido miembro de la Real Academia Española (silla e) el 1 de febrero de 1973, tomando posesión en 1975 con el discurso que aquí se reedita. Según declaración del autor, decidió aprovechar la ocasión para unir su voz «a la protesta contra la brutal agresión a la Naturaleza que las sociedades vienen perpetrando mediante una tecnología desbridada». Algunos tacharon de reaccionario el mensaje que aparentemente se desprendía de las novelas en que exaltaba la autenticidad de la vida rural, y Delibes quiso defenderse de tal acusación, al tiempo que proclamaba los motivos que él descubría para el pesimismo. Este libro es un admirable aldabonazo del intelectual comprometido y sensible que fue Miguel Delibes, y ha de leerse sin perder de vista la temprana fecha en que fue escrito.
En un mundo totalmente interrelacionado, en el que la comunicación nos pone en contacto con nuestros antípodas de forma instantánea, cada día cobra mayor importancia el conjunto de normas y excepciones de escritura a que llamamos ortografía. El ordenador ha cambiado radicalmente nuestras costumbres comunicativas en el universo de lo gráfico. Poco a poco ha ido desapareciendo la carta personal, manuscrita, íntima, y ha sido sustituida por el mensaje público, con letras de imprenta, despersonalizado, intercambiado con otros en un foro cualquiera de la Internet. Todo ello tendría bien poca importancia si no fuera porque, por un lado, el lenguaje escrito nos sirve para la comunicación gráfica con nuestros semejantes y, por otro, en ese escenario no es fácil disimular nuestra ignorancia en relación con las reglas de escritura de nuestra lengua. Ahí, en esa distancia corta es donde frecuentemente se ponen de manifiesto nuestros escasos conocimientos ortográficos, el dominio deficiente de las reglas y excepciones que conforman el código comunicativo escrito de la lengua española. De alguna manera, ahí se expone también públicamente el estado de salud ortográfica de las sociedades del entorno hispano. En resumidas cuentas, la experiencia nos dice que los hispanohablantes escribimos con demasiadas faltas de ortografía, esquematizamos deficientemente nuestros mensajes y en consecuencia puntuamos mal. Ello redunda en una comunicación abstrusa, con frecuencia incomprensible. La ortografía, pues, no contribuye como le corresponde al entendimiento entre los seres humanos que escriben en español. A todo ello podemos añadir en la actualidad la influencia, ya generalizada, de la escritura tipográfica debido a la intervención creciente del ordenador en nuestros modos de expresión. La escritura tipográfica se ha popularizado, se ha convertido en dominio público. Es decir, que a las dificultades de conocimiento del código ortográfico vienen a unírseles las de otro código, el tipográfico, de no fácil adquisición, pese a las facilidades que la informática pone a disposición de todos. La presente obra se propone introducir al lector en el conocimiento de la ortografía usual y al propio tiempo en el de la ortotipografía, es decir, la forma de expresar nuestros mensajes por medio de los elementos tipográficos. José Martínez de Sousa, ortógrafo, ortotipógrafo y bibliólogo, es autor de varias obras relacionadas estrechamente con las materias aquí tratadas, especialmente el Diccionario de ortografía de la lengua española y el Diccionario de ortografía técnica, cuyos contenidos quedan ahora actualizados e integrados en este nuevo manual, Ortografía y ortotipografía del español actual.
En 1862 José Amador de los Ríos, amigo personal de Alfredo Adolfo Camús, publica un estudio titulado «Sobre los refranes, considerados como elementos de arte. Su influencia en la poesía popular», donde señalaba la necesidad de estudiar los mismos desde tres puntos de vista: lengua, forma artística y doctrina con vistas a la investigación de los orígenes de la literatura patria. Un año después, durante el curso 1863-64, mientras Pérez Galdós asistía a las clases del catedrático Alfredo Adolfo Camús, este publica un artículo presentado bajo el título de «Refranes», acompañado del subtítulo «Apuntes inéditos recogidos en los márgenes de un libro viejo,auctoris quidem damnati, sed cum expurgationibus permissi». La importancia de la obra radica en que se trata de una traducción parcial de losAdagia de Erasmo y demuestra lo que Galdós en su momento apuntaría, tres años más tarde, acerca del gusto de Camús por este autor. Así las cosas, como se ha podido comprobar, esta admiración por Erasmo no solo abarca su obra Encomium moriae, de la que el propio Galdós conservaba un ejemplar en la biblioteca de su casa de Las Palmas de Gran Canaria, sino también su magna obra Adagia.
El trabajo publicado es una encuesta, un conjunto de preguntas sobre aspectos léxicos del español y sus resultados, esto es, las respuestas que dan a las preguntas estudiantes de Comunicación. Un aporte novedoso de este trabajo es el estudio de diferentes voces y locuciones que los medios de comunicación emplean de manera diversa según su localización geográfica, tipo de publicación, etc., a partir de una serie de preguntas estructuradas en las que el encuestado muestra su aceptación o rechazo. Se emplea, pues, un método de las ciencias sociales, la encuesta, que utiliza el cuestionario como medio principal para conocer el grado de dominio de los recursos léxicos de los universitarios encuestados. Los resultados de la encuesta se presentan separados del cuestionario, en el mismo formato que encontramos en los barómetros del Centro de Investigaciones Sociológicas, con indicación expresa por medio de un sombreado de la opción que mejor explica el uso estudiado.
¿Alguna vez te han dicho «A buenas horas mangas verdes»? ¿Qué tiene que ver eso con hacer algo tarde? ¿Por qué se dice que una discusión es «bizantina»? ¿Tiene algo que ver «A mí, plín» con el general Prim? ¿Por qué se llama a la mujer ligera de cascos «pendón desorejado»? La lengua española tiene una gran riqueza de dichos y expresiones de orígenes muy dispares, y muchas veces tan antiguos que hemos perdido la relación con los hechos que los provocaron. A través de 300 ejemplos ordenados temáticamente veremos cuándo y por qué aparecieron los dichos que todos empleamos. También el latín, nuestra lengua «madre», nos ha dejado muchas expresiones que seguimos utilizando más o menos transformadas: «estar hecho un eccehomo», «vae victis» o «rara avis» son solo algunos ejemplos. Un libro lleno de historias, anécdotas y curiosidades que sorprenderán al lector y le animarán a jugar con estas expresiones, que aparecen siempre documentadas con ejemplos de nuestra literatura.