¿Se encuentra el sentido ligado a la lengua o es precisamente la necesidad que todas las lenguas comparten? Los filósofos de hoy ya no se ocupan tanto de consolidar un lenguaje propio como de establecer parentescos entre diferentes lenguajes. Las relaciones entre filosofía y traducción son cada día objeto de mayor interés. Hoy, más que nunca, se cumple la promesa de Walter Benjamin: Hay un genio filosófico que aspira a ese lenguaje que se anuncia en la traducción. Cada lengua es un singular intento de alcanzar un sentido colectivo; la traducción rinde el sentido para otorgarle validez más allá de sus límites acostumbrados. Ella es la representación, siempre provisional, del transitar de las lenguas hacia una lengua pura (reine Sprache). Históricamente, la aspiración a un significado universal ha tomado cuerpo en la búsqueda de una lengua perfecta; en la que el significado no dependiera ya de los rasgos distintivos de una cultura sino que fuera algo común a todas ellas. Una idea de tal amplitud, tan superior a mezquinas necesidades y obligaciones particulares, que los que se plegaron a ella la siguieron hasta los confines del sentido. La filosofía reciente nos ha despertado de ese sueño: la lengua perfecta supondría la dominación perfecta y la supresión de las diferencias. Pero el delirio de la lengua perfecta y el ideal peregrino de la traducción han seguido siendo aliento de la filosofía, que no ha renunciado a la locura de entendernos ni a la inspiración de un significado universal.
Michael Yevzlin nace en Moscú en 1952. Participa activamente en el movimiento disidente soviético de 1971 a 1973, año en que, tras una manifestación, recibe el permiso para salir de la Unión Soviética. Emigra a Israel, y estudia Filosofía y Eslavística en la Universidad de Jerusalén. En 1983 comienza su estancia en Italia, aprendiendo el oficio de restaurador de libros y manuscritos antiguos en la abadía benedictina de Novalesa, en Piamonte. Invitado por el profesor Marzaduri, enseña lengua y literatura rusa en la Universidad de Trento de 1986 a 1995. Ha preparado para las universidades de Venecia y Trento la edición de diferentes volúmenes sobre el futurismo y las vanguardias rusas y el neomitologismo. Ha publicado numerosos artículos sobre literatura rusa y mitología en las revistas Balkanskie ctenija y Slavjanovedenie de la Academia de Ciencias Rusa, así como en las publicaciones de la Academia de Ciencias Eslovena de Lubljana y la Universidad de Trieste, entre otras. Es uno de los promotores de la Asociación Internacional Mitosemiótica, fundada en Madrid. Su obra Cosmogonía y ritual (Moscú, 1994) ha sido prologada por el académico V. N. Toporov, galardonado con el premio Solzenitsin. También en ruso ha publicado La lucha cosmogónica en la mitología (Madrid, 1997). El jardín de los monstruos, continuación de las obras anteriores, se publica por vez primera en español.
Hay pocos placeres en la vida como el de escuchar por dentro la escritura de William Ospina JUAN CRUZ RUIZ En esta lámpara maravillosa se esconden las esencias de uno de los más grandes escritores en lengua castellana, William Ospina. Pudiera parecer que en un libro breve en extensión no se pudiera sostener dicha afirmación, pero el lector que lo abra y lo lea, encontrará al poeta, al profundo explorador de la verdad humana y también de la divina, pues interpela a los dioses en más de una ocasión. Encontrará al narrador de novelas torrencial y pasmado por sus hallazgos, que le proporcionan, y él nos regala, la felicidad. Y es que leer a Ospina es acercarse a la felicidad. Es un escritor fuera de lo común, que sabe engarzar las perlas de sus poemas, sus ensayos y sus novelas. En esta obra el lector paseará de la mano de Diógenes, se cruzará con Alejandro, oirá a Miguel Ángel, sufrirá con Ospina la barbarie del ser humano, y se reconciliará con ella leyendo a Proust, verá a Dorian Grey, sentirá la voz callada de Shakespeare, y se preguntará ¿qué sería de nuestra vida sin libros? ¿Sin Byron, Kafka, García Márquez, Joyce, San Juan de la Cruz, Kipling ? Como dice Ospina, El que abre un libro ha encendido la lámpara maravillosa, y qué grato es saber que nunca acabaremos de descubrir lo que hay oculto en la transparencia, lo que hay escrito en la oscuridad.
La iniciativa para la traducción al castellano de este ya «clásico» Manual de Derecho del Trabajo parte del Profesor Franco Carinci. El proyecto de editar la obra en lengua castellana se fraguó con ocasión de la visita docente del coordinador de la traducción en 2010 a la Universidad de Bolonia. Desde ese mismo momento, el proyecto fue acogido con especial ilusión por todos los que hemos participado en la traducción de la obra, pues la misma constituye uno de los textos que mayor predicamento, consolidación y arraigo tiene dentro de la oferta manualística sobre el Derecho italiano del trabajo. Para el equipo de traducción ha sido un verdadero placer "y un intenso aprendizaje" la realización de las labores de traducción de una obra tan extensa, pero al mismo tiempo tan rica e «intensa» en términos cualitativos. Esto no era de extrañar, dada la notoria maestría y el gran reconocimiento científico del que gozan todos los Profesores autores de la obra original, a los que quedamos profundamente agradecidos. Creemos que la versión en castellano de la obra facilita al mundo hispanohablante un excelente instrumento de conocimiento "bastante profundo" del Derecho italiano del trabajo. Pero lo que resulta aún más relevante, la obra ofrece más ampliamente a la cultura laboralista tanto una sistemática científica propia de la disciplina como una depurada metodología analítica de las instituciones que integran la rama del Derecho que conocemos como «Derecho del trabajo». Las diversas instituciones del Derecho del trabajo italiano son tratadas siempre en una perspectiva historicista y socio-política, amen de un riguroso y fecundo tratamiento técnico-jurídico. Ello dota a la obra de una riqueza poco usual en los manuales al uso, pues integra tanto la perspectiva analítica o «formal» del Derecho, así como una visión funcional y «crítica» de las instituciones y normas en estudio. Frente a una «presunta» asepsia de gran parte de la manualística iuslaboralista, esta obra se caracteriza por una valiente visión jurídico-crítica en el tratamiento de la ordenación jurídica "colectiva e individual" de las relaciones de trabajo en Italia, dentro de su contexto socio-político y económico. Ciertamente, debemos convenir que el dato comparado jurídico no siempre es «exportable». Los sistemas de relaciones laborales se asientan sobre instituciones muy históricas, dependientes de tradiciones y apegadas a la evolución política y socio-económica de cada país. Es por ello que en muchos casos hemos preferido mantener la terminología italiana de algunas figuras e instituciones propias del Derecho italiano del trabajo. No obstante, el sistema italiano de ordenación de las relaciones de trabajo ofrece muy sólidos y válidos «modelos de referencia», plagados de soluciones técnicas a lo que son retos y problemas altamente comunes sobre la ordenación "colectiva e individual" de las relaciones de trabajo que deben afrontarse en cualquier país. Por otra parte, no debe perderse de vista el acervo común del Derecho internacional del trabajo y del Derecho social europeo, que genera una suerte de inercia convergente en la ordenación normativa de los sistemas de relaciones laborales. La edición traducida que se ofrece al lector se corresponde con la sexta y última que ha tenido este volumen 1 sobre «El derecho sindical». Durante el transcurso de los trabajos de traducción se han producido importantes novedades normativas o jurisprudenciales que "conforme a las indicaciones y textos remitidos por los autores" han sido incorporadas a la obra, al objeto de ofrecer al lector la versión más actualizada posible de la misma y del estado presente del Derecho del trabajo italiano.
«Nueva York es el hogar de Reznikoff, una ciudad que conoce tan íntimamente como un leñador su bosque». Paul Auster Cuando en 1930 Charkes Reznikoff publicó Las aguas de Manhattan, el canon literario estadounidense estaba ya cerrado y parecía indiferente a las aportaciones de los últimos llegados a la tierra de las oportunidades. Que el estilo de su autor fuera engañosamente sencillo e influido por la cadencia del yidis y la Torá solo hizo que resultase aún más fácil ignorarlo. Sin embargo, el tiempo demostraría que su novela es, junto a Llámalo sueño de Henry Roth, el otro gran pilar de la literatura judía en lengua inglesa, que figuras como Saul Bellow o Bernard Malamud se encargarían de afianzar. Participando a la vez de la saga familiar y del Bildungsroman, la historia se presenta bajo la forma de un díptico bien diferenciado: en su primera parte, se narran los esfuerzos de la tenaz Sarah Yetta por salir adelante en una empobrecida comunidad de la Rusia zarista, mientras consigue emigrar a Nueva York en pos de una vida mejor; la segunda detalla los desvelos de su soñador hijo Ezekiel, quien, nacido ya en el Nuevo Mundo, lucha a su vez por abrirse camino en una ciudad tan despiadada como fascinante.
Afirma Andoni Unzalu que discutir sobre la nación con un nacionalista es tan complicado como hablar de Dios con un creyente, porque su relato está asentado en una concepción tan teñida de sentimiento y emoción que resulta prácticamente inasequible a la refutación mediante razones. El nacionalismo, en palabras de Ortega, no es al final una idea sino una creencia; las ideas se tienen porque nos hemos adherido a ellas, pero en las creencias se está: las habitamos de forma irreflexiva. La mayor parte de la sociedad vasca ?y, como ella, una buena parte de otras? ha asumido como dogmas las verdades esenciales del nacionalismo: la nación propia, el euskera como lengua identitaria, el concierto y el cupo, la historia heroica de un pueblo siempre derrotado pero nunca vencido. El conflicto como eje argumental. Este libro surge de la necesidad de romper la hegemonía, de recuperar el debate. En palabras de José María Ruiz Soroa, ?las ganas de Andoni de discutir con el nacionalismo es algo que muchos vascos hemos sentido como necesidad, desahogo o rebelión. Y es que el nacionalismo vasco está ahí delante de nosotros, triunfando con una base argumental endeble, captando voluntades y adhesiones sin fin. Disputar con él es un reto necesario para cualquier ánimo racionalista, crítico y ciudadano?.
A pesar de existir ya algunos trabajos parciales al respecto, no cabe duda de que la historia léxica de Centroamérica y de las distintas variedades geográficas del español que se hablan en la región constituye todavía uno de esos numerosos huecos en blanco que jalonan nuestro conocimiento sobre la diacronía de esta lengua en el Nuevo Mundo, y de que, como tal, resulta una tarea urgente desarrollar nuevos estudios que ayuden, en la medida de lo posible, a paliar el abandono en que se encuentra esta cuestión. En este sentido, el presente volumen tiene precisamente como objetivo facilitar al estudioso un material de trabajo que pueda emplear como base a la hora de desarrollar investigaciones futuras, y con este propósito se ha procedido a crear un glosario por medio de la extracción, clasificación y definición del vocabulario que aparece en un corpus de una treintena de documentos generados durante la última parte del dominio colonial español (1650-1819) en diversas localidades de lo que hoy constituye la República de Honduras.