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Este libro comprende dos obras publicadas a finales del siglo XVII. La primera es la del famoso literato mexicano Don Carlos de Sigüenza y Góngora, en que se narran los infortunios de Alonso Ramírez por diversas partes del mundo. La segunda obra es la traducción al castellano del libro del P. Luis Herrepin de 1697, Relación de la América Septentrional. Por último se incluye también el curioso opúsculo en cuatro capitulos titulado Máximas y ardides de que se sirven los extranjeros para introducirse por todo el mundo.
Desde finales de los 80 venimos asistiendo a una eclosión de trabajos sobre historia de las mujeres que han posibilitado construir un relato nuevo sobre nuestro pasado. En esta «Historia de las mujeres en España y América Latina» más de un centenar de historiadores han aunado esfuerzos para hablarnos de las mujeres, de sus vidas cotidianas, de sus trabajos, de sus formas de religiosidad, de su escritura y su pensamiento, de su participación en la vida social y política, así como de las representaciones culturales que históricamente definen lo que denominamos femenino, en paralelo y, a menudo, en contraposición con lo masculino. Esta historia de las mujeres abarca desde la prehistoria a nuestros días, siguiendo las periodizaciones a las que estamos habituados los historiadores, pero hemos evitado caer en las férreas barreras de los períodos, dando mayor relevancia a los problemas que desbordan las cronologías clásicas y los enfoques tradicionales. En definitiva, esta nueva historia se pregunta sobre el significado que determinados momentos o hechos históricos tuvieron en las vidas de las mujeres, cómo les afectaron y sobre todo cómo los vivieron.
Desde finales de los 80 venimos asistiendo a una eclosión de trabajos sobre historia de las mujeres que han posibilitado construir un relato nuevo sobre nuestro pasado. En esta «Historia de las mujeres en España y América Latina» más de un centenar de historiadores han aunado esfuerzos para hablarnos de las mujeres, de sus vidas cotidianas, de sus trabajos, de sus formas de religiosidad, de su escritura y su pensamiento, de su participación en la vida social y política, así como de las representaciones culturales que históricamente definen lo que denominamos femenino, en paralelo y, a menudo, en contraposición con lo masculino. Esta historia de las mujeres abarca desde la prehistoria a nuestros días, siguiendo las periodizaciones a las que estamos habituados los historiadores, pero hemos evitado caer en las férreas barreras de los períodos, dando mayor relevancia a los problemas que desbordan las cronologías clásicas y los enfoques tradicionales. En definitiva, en esta nueva historia nos preguntamos sobre el significado que determinados momentos o hechos históricos tuvieron en las vidas de las mujeres, cómo les afectaron y sobre todo cómo los vivieron.
Portia Poitier era una mujer preclara. No solo llamó No Soy Sidney a su hijo cuando nada permitía aún vislumbrar el asombroso parecido que el bebé iba a tener con Sidney Poitier, el guapo y célebre actor afroamericano. También compró acciones de la otrora desconocida Turner Broadcasting Corporation en número suficiente para hacer de No Soy Sidney un hombre riquísimo. Algo que lo ayudará, sin duda, a la hora de enfrentarse a la marginación, a las burlas y a los acosos de todo tipo a las que lo exponen su estrafalario nombre y su color de piel. No Soy Sidney Poitier fue concebido sin la intervención de ningún varón, y nació después de veinticuatro meses de embarazo histérico. Porque todo cabe en esta novela de formación, que trae el recuerdo de la Vida y opiniones de Tristram Shandy, de Lawrence Sterne, pero también del Cándido de Voltaire y, cómo no, de las aventuras del Quijote. El absurdo parece aquí la única forma de enfrentar un mundo que siempre lo es mucho más. Un tal Percival Everett aparece en estas páginas convertido en profesor de filosofía del sinsentido, que, por eso mismo, no tiene ningún consejo que dar. En una América supuestamente posracial y sin clases aunque sea simplemente porque nadie distingue a un negro de otro, a un marginal de un pobre, No Soy Sidney Poitier reflexiona sobre el vicio de definir a las personas por lo que no son, y tiene la virtud eminentemente everettiana de mostrar con humor tristísimo cómo la propia identidad se construye, a veces hasta el delirio, en contra de los demás.
Una lectura emocionante que invita al viaje y que será una delicia para muchos viajeros de sofá, pero también para muchos viajeros de acción.