Una conversación imaginada entre Djerassi, novelista, dramaturgo y científico (descubridor en 1951 de la píldora anticonceptiva) y cuatro filósofos judíos. Theodor W. Adorno era el prototípico judío alemán no-judío, Walter Benjamín vacilaba entre el judío alemán y el alemán de origen judío, Gershom Scholem era un sionista comprometido y Arnold Schonberg se convirtió al protestantismo por razones profesionales, pero luego retornó al judaismo. Carl Djerassi, a su vez un refugiado de la Austria de Hitler, dramatiza un diálogo entre estos cuatro inmensos intelectuales en el que se discuten asuntos de fraternidad, identidad religiosa y herencia, y también revela aspectos de sus vidas -en especial las relaciones con sus esposas- que a menudo han sido ignorados, mal entendidos o frivolizados.
El autor presenta las diversas teorías sobre el Golem en sus contextos históricos e intelectuales y pasa revista a las técnicas para su creación. Este libro contiene el primer tratamiento completo de los materiales textuales referidos a la creación del Golem desde la Antigüedad hasta la época moderna y se presentan las variadas maneras en que fue entendido el Golem en los diferentes sistemas místicos. La idea de que el ser humano es capaz de crear un hombre artificial cumplió el papel de otorgar a los sabios judíos una posición especial, en tanto que dueños de poderes sobrenaturales originados en un profundo conocimiento de la lengua hebrea y de sus poderes mágicos y místicos. El autor presenta las diversas teorías sobre el Golem en sus contextos históricos e intelectuales y pasa revista a las técnicas para su creación, tema que ha sido descuidado por los investigadores. En el libro se investiga también la actitud judía y cristiana ante el Golem durante el Renacimiento, como parte del interés por la naturaleza y el carácter del hombre. El texto se basa en el examen de numerosos manuscritos aún no trabajados, y refuta el difundido supuesto según el cual las características generales de la mística judía ya son bien conocidas.
Reyes Mate ha prestado un servicio decisivo a la comunidad filosófica hispana al introducir en su discusión algunos asuntos mayores que, no obstante, parecían haberle pasado desapercibidos, muy en particular la vigencia del pensamiento judío, el inmenso desafío de la Shoah y la necesidad de revisar, en clave anamnética, la teoría de la justicia. De enorme relevancia es su contribución al reconocimiento de la centralidad de las víctimas y su significación ético-política en el presente, así como su aportación a la construcción de una comunidad iberoamericana de filosofía a través del proyecto de la «Enciclopedia IberoAmericana de Filosofía» que publica esta misma Editorial, lugar desde el que se han creado los Congresos Iberoamericanos de Filosofía y el programa «Pensar en español». De la fertilidad de esas temáticas son buena muestra las contribuciones contenidas en este libro: desde España e Iberoamérica, un puñado de pensadores que, en diferentes contextos, han colaborado con Reyes Mate y se sienten interpelados por su propuesta teórica ofrecen un diálogo con sus ideas clave. Le homenajean de la única forma filosóficamente legítima: prolongando, en un debate no exento de espíritu crítico, los interrogantes que ha sabido despertar.
El rostro del pequeño Elie Wiesel resplandecía al escuchar los relatos que su abuelo le contaba sobre los principales maestros del jasidismo. La primera Guerra mundial quedaba ya lejos en aquellas tierras rumanas que un día pertenecieron al imperio austro-húngaro. Desde tiempos inmemoriales, los judíos habitaban en florecientes comunidades aquellos lugares que muy pronto sentirían el azote del Holocausto. De hecho, Wiesel fue recluido en los campos de concentración de Auschwitz y Buchenwald con sus familiares cuando apenas contaba dieciséis años. En aquella larga noche lo perdió todo. Tal vez sólo pudo retener, en algún rincón de su memoria, la llama que un día iluminó su rostro de niño y que le conectaba con la mejor historia de sus antepasados. En Celebración jasídica el premio Nobel de la paz evoca las paradojas y las historias de rabinos míticos como Shem-Tov, Israel de Rizhin o Méndel de Kotzh, entre otros. En ellos aún se percibe aquella luz hiriente que cubría el rostro de Moisés cuando, bajando el monte Sinaí después de encontrarse con el Dios de Israel, llenaba de temor a un pueblo en peregrinación permanente
Mientras los estudiosos de la ley judía se centran en lo que Dios quiere de los hombres, la cábala trata de penetrar en lo que Dios desvela de sí, en su propia esencia. Estos tres estudios de Scholem iluminan cómo la cábala, para saber de Dios, desentraña algunos lenguajes simbólicos ;el nombre, los colores, el mesianismo; bajo los que Él se hace presente en la Biblia. En todo lenguaje late algo inexpresable, que no es mero signo, comunicación y significado. Para Scholem, el lenguaje es capaz de apuntar a otra realidad espiritual. Hoy, desposeído para muchos de este trasfondo, el lenguaje entra en crisis: no alcanzamos a aprehender aquel sentido secreto que una vez habitó todas las lenguas. Pocos colores parece que caben en una religión sin imágenes. Antes de extenderse en los colores simbólicos de la mística cabalística, Scholem recuerda cómo el arco iris mantiene un simbolismo religioso capital y los estrictos preceptos relativos a los colores de las vestimentas rituales judías. El mesianismo sabatiano del siglo XVIII acabó, bajo el liderazgo entusiasta de Jacob Frank, en nihilismo religioso. Scholem muestra la herejía como producto del gueto social. El lenguaje místico-religioso comparte en cada época los avatares y desconciertos históricos de las comunidades judías.
Gracias a los descubrimientos de los manuscritos del Mar Muerto y sus alusiones al misterioso Maestro de Justicia, a los tesoros del cristianismo gnóstico y reconstruyendo la vida de los terapeutas y los esenios, se redescrube el ámbito en el que creció, enseñó y murió quien fuera para muchos, el más grande profeta de Israel
«Un trabajo crucial sobre la larga historia de la espiritualidad esotérica judía. Además de su importancia intrínseca, la influencia de este libro ha sido enorme y parece que continuará indefinidamente. Al igual que las historias y parábolas de Kafka, la obra de Scholem ayudó a inaugurar el gnosticismo judío de nuestra era.» Harold Bloom A partir de la recuperación de manuscritos largamente silenciados, Gershom Scholem ;uno de los mayores estudiosos de nuestro tiempo y el primero en sentar las bases fiables de un análisis de la mística judía; traza el mapa de las ideas y simbolismo del movimiento cabalístico, desde sus comienzos en la Alta Edad Media, su esplendor en la España de finales del siglo XIII con la aparición del Zóhar, hasta las últimas interpretaciones h.asídicas. Este trabajo de recuperación redefine muchas de las nociones de la historia y la religión judías y nos abre a nuevas y fecundas interpretaciones acerca del papel del misticismo en el pensamiento occidental.
El Talmud es el libro sagrado de los judíos. Está considerado como una colección de libros, como enciclopedia sui generis de la vida y labor espiritual de Israel, de la dialéctica, de la Teología, de la escolástica, de la hermenéutica judías en el curso de muchos siglos.
Las primeras generaciones de cristianos pertenecían plenamente a la religión judía, en cuyo libro sagrado, la Biblia, hallaban inspiración. La proclamación del mesías Jesús no los extrañaba de las sinagogas, antes al contrario, los presentaba como fieles hijos de la promesa de Dios a Abrahán. Convencidos de la inminencia del fin del mundo, algunos cristianos sostuvieron que los paganos, muchos de los cuales frecuentaban ya las sinagogas como simpatizantes, debían ser admitidos en el seno del pueblo elegido sin pasar por la circuncisión. Pablo de Tarso fue el adalid de este judaísmo renovado, que fue recibido con entusiasmo en los círculos de Israel más sensibles a las profecías universalistas. La propuesta innovadora fue rechazada por el judaísmo más ortodoxo, en particular por el de Palestina, y también por algunos grupos de seguidores del mesías Jesús. Todos los escritos cristianos primitivos, el Nuevo Testamento, son obras redactadas desde el interior de la religión judía. Entre finales del siglo I y principios del II la secta cristiana se separó de la sinagoga y se constituyó en iglesia, conservando, sin embargo, el libro sagrado de Israel.
Dentro del marco formativo de la Universidad, entendida ésta como universo, universo de personas, de culturas y acervos, se encuentra el esfuerzo investigador, cuyo sentido último es conocernos mejor.Ese conocimiento del yo y del otro es la clave para desmontar los sentimientos antisemitas, xenófobos y arcaicos, contra los que se tienen que seguir enfrentando las sociedades modernas.El estudio de Israel, del Judaísmo, forma parte del estudio de España, porque inmensa e indeleble fue la huella dejada por los judíos desde que en el siglo primero de nuestra Era vinieron a Sefarad.De tal manera esto es así que ser antisemita es algo parecido a ser antiespañol, antiuno-mismo, como sucede con ser anticelta, antirromano o antiislámico.Pero para llegar a esta conclusión es preciso adentrarnos con todo el rigor, en el apasionante mundo del Judaísmo, entendido éste como modo de vida, como raza, como Religión, como Derecho o como Cultura.
El principio esperanza, la inigualable obra de Ernst Bloch, fue escrito entre 1938 y 1947, durante el exilio del filósofo en los Estados Unidos de América, y luego reelaborado tras su retorno a Alemania. Constituye indiscutiblemente uno de los legados filosóficos mayores del siglo xx. Partiendo de la consideración de la utopía como una función esencial del ser humano, Bloch lleva a cabo un apasionado recorrido por sus diferentes manifestaciones, hasta tal punto que la obra ha podido ser calificada de auténtica «enciclopedia de las utopías». En este libro torrencial, escrito en el peculiar y exigente estilo del autor que hunde sus raíces en el romanticismo y el expresionismo alemanes se encuentran pensamientos fundamentales para entender el arte, la sociedad, la política y la religión en el mundo contemporáneo. Bloch reflexiona sobre la dimensión utópica del ser humano en conexión con la filosofía marxista, pero el alcance de su indagación va mucho más allá de cualquier ortodoxia ideológica para convertirse en una honda investigación sobre los aspectos esenciales de la frágil existencia humana. Este tercer volumen de la obra está dedicado a las que Bloch llama «imágenes desiderativas del instante colmado», que él explora en distintos ámbitos y figuras (Fausto y Don Quijote como paradigmas del «franqueamiento de fronteras», la música, las imágenes de la esperanza contra la muerte, la religión), para terminar justamente en lo inacabado, pues «la verdadera génesis no se encuentra al principio, sino al final».