Ir al contenidoInfluencia de la ciencia y la tecnología sobre la sociedad
Empezar el debate de la falta de empleo y de todo lo que supone la tecnología digital Hablar simultáneamente de ganar bienestar y desempleo suena a contradictorio en nuestra actual concepción y escala de valores, ya que se nos hace difícil pensar que una persona pueda experimentar simultáneamente un incremento en su bienestar individual, cuando tiene dificultades para conseguir una legítima compensación económica derivada de su trabajo. Sin embargo, por paradójico que resulte, es un hecho que la persona pueda beneficiarse de lo digital como consumidor y en cambio verse perjudicado como productor. Estamos en las primeras etapas de una época de grandes cambios asociados al conocimiento y su aplicación por la tecnología. Las innovaciones digitales están rehaciendo la industria, la economía y la sociedad al igual que el vapor, la electricidad y de combustión interna hicieron antes. La revolución digital es la mejor noticia económica del planeta tanto por las nuevas formas de fabricar cosas materiales, como para la obtención de productos cognitivos e inmateriales. La digitalización incrementa la tarta de la riqueza y del bienestar pero ninguna ley dice que debe beneficiar a todos por igual y de hecho los beneficios económicos y laborales de esta oleada tecnológica están siendo muy desiguales, hoy la mayoría puede sentir que vive en peores condiciones económicas, aunque todos disfrutemos diariamente de las posibilidades de lo digital. La digitalización destruye muchos más puestos de los que pueda crear por lo que se plantean situaciones muy espinosas. Anteriores revoluciones aumentaron considerablemente la demanda de mano de obra, así como un trabajo sostenido con crecimientos salariales. Las evidencias llevan a preguntarse si esta vez las cosas son diferentes. En un camino que va de la tecnología al empleo, pasando por aquellos aspectos que mejoran la sensación de bienestar en este texto acabamos planteando la pregunta de: ¿Cómo se organiza una sociedad en la que muchas personas a través de su ocupación ya no puedan obtener recompensas aceptables?
Uno de los temas más en la boga en el ámbito universitario y en el tecnológico es el de la transferencia de resultados de investigación desde los organismos públicos de investigación al sector productivo. Recientemente se han promulgado en España la Ley de Economía Sostenible y la Ley de la Ciencia, la Innovación y la Tecnología y ambas insisten en la importancia de la transferencia como nueva misión de la universidad, regulando de una manera novedosa determinados aspectos relacionados con la misma. Aunque esta transferencia de conocimientos y de tecnología de la Universidad a la empresa se puede hacer de diversas maneras, son tres los principales mecanismos de valorización y explotación de la I+D de origen universitario: la protección y licencia de la propiedad industrial e intelectual; los contratos de investigación y proyectos colaborativos; y la creación de spin-offs académicas. El libro se centra, tras una parte introductoria, en estos tres grandes bloques apenas tratados en obras monográficas en nuestro país. La compleja realidad que es hoy día la relación entre las Universidades y las empresas en el ámbito tecnológico tiene un reflejo directo en esta obra, que tiene el mérito indudable de ofrecer a través de las numerosas colaboraciones que la integran un estudio de los diversos supuestos a que da lugar esa relación bidireccional. Cabe reseñar, en particular, el cuidado tratamiento del régimen jurídico de las Empresas de base tecnológica, cuyo marco legal complejo, confuso y disperso, sólo puede superarse con un ejercicio de interpretación integradoras de los preceptos de las diversas normas que las regulan, como se ha hecho en la obra. El libro tiene además la utilidad añadida de recoger, a modo de anexos, tablas con referencias a la basta normativa universitaria y científica relacionada con la transferencia y los signos distintivos de las Universidades españolas.
Este libro propone una revisión crítica de la mirada sociológica sobre la ciencia. Fruto de un trabajo empírico de dos años en una facultad de ciencias físicas, aborda la compresión de una ecuación, la ecuación de Schroedinger, desde una óptica singular. El titulo es una paráfrasis de la obra de Steve Woolgar y Bruno Latour, Laboratory Life (la vida en el laboratorio: la construcción de hechos científicos), indicando su crítica de fondo: los estudios empíricos en el campo de la sociología de la ciencia adolecen de un profundo desconocimiento, de una crucial ignorancia, de la cultura propia de las tribus de los laboratorios, del lenguaje lógico-matemático. El autor ha accedido al aprendizaje de esa cultura para mostrar cómo el simple formalismo en el que es transcrita no es suficiente para alcanzar el conocimiento especializado que se pone en juego en un laboratorio científico. La ciencia no se aprende, se vive. Aplicando una metodología de carácter autoobservacional (inversión de naturaleza reflexiva de la tradicional metodología antropológica de la observación participante), esta monografía revela que para entender una ecuación científica hace falta, además del conocimiento "técnico" que demanda su pura formalidad, la vivencia cotidiana del habitus que va conformando la experiencia vital del sujeto que accede competentemente a dicha compresión. La ecuación de Schroedinger, en última instancia, se ofrece a la mirada del lector como un sujeto social surgido de una experiencia vital de aprendizaje que el autor cataloga como transductiva.