Iglesias y confesiones cristianas



LA QUINTA VELA DE ADVIENTO
La corona de Adviento tiene cuatro velas, que vamos prendiendo según se aproxima la Navidad… Al encenderlas recordamos que es tiempo de poner ante Dios las sombras que habitan nuestra vida: un proyecto incierto, un bache en nuestras relaciones, una enfermedad… Pero en el horizonte del Adviento siempre permanece la esperanza de una quinta vela, la única capaz de iluminar nuestra noche. Esta vela ha de alumbrarla Dios. El gran misterio del Adviento no es nuestro camino, sino el camino de Dios hacia nosotros, un Dios que viene, que está siempre viniendo a encontrarnos… En Adviento nos preparamos para reconocer la luz de esta quinta vela, que brillará en la noche de Navidad. Su claridad nos sorprenderá por su pequeñez. Estas meditaciones quieren ser un vademécum de la esperanza, ayudar a reconocer la luz de esta quinta vela y a mantener los ojos abiertos para recibirla. José Granados (Madrid, 1970), de los Discípulos de los Corazones de Jesús y María, se doctoró en la Universidad Gregoriana, donde obtuvo el premio Belarmino a la mejor tesis del año en Teología. Enseña en el Pontifical John Paul II Institute for Studies on Marriage and Family (Universidad Católica, Washington DC). Colabora en el apostolado hispano de la diócesis de Arlington (Virginia) y en la «Biblioteca de Patrística» de Ciudad Nueva.

LA NUBE DEL NO SABER
La nube del no saber es seguramente la obra más notable producida por la escuela mística inglesa del siglo XIV y uno de los textos clásicos de la literatura religiosa en lengua inglesa. Dirigido a un joven discípulo con el fin de guiarle en el ejercicio de la contemplación, esta obra combina la viveza de la descripción de una experiencia espiritual personal con la pretensión del autor de transmitir esta experiencia con un lenguaje directo y sencillo. Sin renunciar a la doctrina tradicional de la Iglesia, presenta los distintos estados psicológicos y emocionales que atraviesa el contemplativo hasta llegar a ser uno con Dios y cómo superarlos, poniendo especial énfasis en algunas cuestiones más disputadas en los círculos espirituales de su tiempo, como el don de la gracia divina, la inmanencia y la trascendencia, la relación del cuerpo y el alma en la tarea contemplativa. El tratado constituye un excelente ejemplo del misticismo afectivo del siglo XIV, de la búsqueda del encuentro con Dios en la intimidad de la conciencia individual, en una época caracterizada por la polémica sobre las distintas formas de vida religiosa, la crisis de las instituciones eclesiásticas y el declive del pensamiento escolástico. La identidad del autor se desconoce. Si bien de la lectura del texto puede deducirse que se trataba de un clérigo con una buena formación teológica y conocedor de las controversias del momento, ha sido imposible determinar su condición y el ámbito en el que ejercía su magisterio. El lenguaje de los manuscritos conservados permite adscribir el texto a uno de los cuatro grupos dialectales del inglés medieval y sugiere que el autor procedía del noreste de la región de los Midlands. Asimismo, también se desconoce la fecha de composición, aunque la mayor parte de la crítica está de acuerdo en situarla entre la muerte de otros dos místicos ingleses contemporáneos, Richard Rolle (1349) y William Hilton (1395), debido a que La nube parece querer corregir algunas nociones que aparecen en la obra del primero y, a la vez, parece ser el objeto de algunas observaciones críticas que aparecen en la obra del segundo. Por consiguiente fue probablemente redactado a finales del siglo XIV, en la misma época en que Geoffrey Chaucer escribía Canterbury Tales (1390). De interés para agrupaciones y movimientos religiosos de contemplación; para personas con inquietudes religiosas; docentes y estudiantes de Literatura clásica y Teología; Seminarios y Biliotecas.