This is the 2015 Edition of the St. John Chrysostom Oratorical Festival Manual. This edition of the Manual includes additional procedural guidelines that have been refined, clarified and simplified, from the experience of previous festivals.
Este libro pretende analizar el desarrollo de la teología oriental a través de sus teólogos más significativos con el fin de aportar una visión de conjunto que ayude a comprender la teología y la espiritualidad ortodoxas y, por comparación, a situar mejor la tradición occidental.
El culto y la piedad marianos a la luz de la comunión fraterna que ha dado como fruto un intercambio entre las Iglesias de Oriente y Occidente. El reflejo de este intercambio en las fiestas y textos marianos. Jesús Castellano. Documentación y textos.
This title compiles wide-ranging articles from the first five years of Orthodox Canada: A Journal of Orthodox Christianity. The collection covers issues from Orthodox Christianity in contemporary Canadian culture, Canadian history and its links to ancient Christianity, language and vocabulary history in Northern Nomenclature, interviews with intriguing Canadians of faith, the lives of saints of North America, and traditional Christian commentaries on current events and issues.
Pustínia és un tros de la seva vida, una descripció corprenedora de l'espiritualitat russa de la solitud, tal com l'entenen els pustiniks, i un testimoniatge de com és possible traslladar la pustínia oriental al món tecnificat d'Occident.
Leyendo el discurso de Benedicto XVI dirigido a La Sapienza resulta fácil evocar la figura de Pablo en el Areópago de Atenas. Como el apóstol de las gentes, el Papa ha aceptado exponerse ante un auditorio en el que se mezclan la apertura y la sorna, la dureza de corazón y la seriedad humana, el drama y la frivolidad. La Iglesia no puede encerrarse tras la muralla sin traicionar su propia vocación, y por eso tiene que salir continuamente al encuentro de la razón y de la libertad del hombre de cada época, aun a riesgo de ser escarnecida y vituperada, como lo fue Pablo en la Atenas satisfecha de su saber y su poder. Sin embargo, el testimonio de Pablo plantó los cimientos de una amistad indestructible entre fe cristiana y filosofía. Como subraya con vigor el Papa, el cristianismo no es la vía de escape para los deseos insatisfechos, sino el testimonio de un Dios que es Razón creadora, y al mismo tiempo, Razón que es Amor. El gran peligro del mundo occidental hoy es precisamente la autocomplacencia en su saber y su poder, que le empuja a despreciar la cuestión de la verdad. Y sin embargo siempre habrá hombres y mujeres que no acepten esa terrible mutilación, que peregrinan buscando en medio de la niebla para salir del laberinto del nihilismo. Quiera Dios que puedan encontrar el abrazo de una Iglesia que no teme compartir con ellos el camino de la vida, como nos ha enseñado Benedicto XVI.
Los apóstoles de los eslavos, santos Cirilo y Metodio, permanecen en la memoria de la Iglesia junto a la gran obra de evangelización que realizaron. Se puede afirmar que su recuerdo se ha hecho particularmente vivo y actual en nuestros días. Al considerar la veneración, plena de gratitud, de la que los santos hermanos de Salónica (la antigua Tesalónica) gozan desde hace siglos, especialmente en las naciones eslavas, y recordando la inestimable contribución dada por ellos a la obra del anuncio del Evangelio en aquellos pueblos y, al mismo tiempo, a la causa de la reconciliación, de la convivencia amistosa, del desarrollo humano y del respeto a la dignidad intrínseca de cada nación, con la carta apostólica Egregiae virtutis, del 31 de diciembre de 1980, proclamé a los santos Cirilo y Metodio copatrones de Europa. Continué así la línea trazada por mis predecesores y, de modo particular, por León XIII, quien hace algo más de cien años, el 30 de septiembre de 1880, extendió a toda la Iglesia el culto de los dos santos con la carta encícilca Grande munus y por Pablo VI, quien, con la carta apostólica Pacis nuntius, proclamó a San Benito Patrón de Europa el 24 de octubre de 1964. La publicación de mi citada carta apostólica, el año 1980, estaba inspirada por la firme esperanza de una superación gradual en Europa y en el mundo de todo aquello que divide a las Iglesias, a las naciones y a los pueblos. (Juan Pablo II, Slavorum Apostoli)
Con motivo de la extraordinaria decisión de renunciar a la guía de la Iglesia, tomada recientemente por Benedicto XVI, hemos querido ofrecer de nuevo a los lectores esta importantísima autobiografía, con prólogo de Angelo Scola. Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) nos narra en primera persona los recuerdos, las anécdotas, los encuentros que marcan su vida desde 1927 hasta 1977, año de su nombramiento como arzobispo de Múnich y Frisinga. Al hilo del relato autobiográfico juzga también las cuestiones clave de la Iglesia del momento, ofreciendo una visión de plena lucidez e inteligencia. La sinceridad de sus confidencias y su claridad de juicio permiten comprender su calidad humana y su temperamento sacerdotal. Una vida guiada constantemente por Dios, que le conducirá a nuevos e inesperados horizontes: de prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe a su elección como Sumo Pontífice, hasta su histórica renuncia al ministerio de Obispo de Roma. Se incluye en esta edición de bolsillo un apéndice que abarca el relato de su vida desde su llegada a Roma hasta su elección como Benedicto XVI.
Nueva edición. La vida de la Iglesia siempre ha sido rica en personas cuyo amor por Cristo definía la totalidad de su existencia. Es también el caso de Joseph Ratzinger, protagonista de excepción del cambio de milenio, quien pone de manifiesto en esta autobiografía, plena de sentido del humor, inteligencia y pasión, que toda su vida ha estado y está marcada por le lema que escogió para su escudo episcopal: «Cooperatores veritatis». Como no podía ser de otro modo, al hilo de su historia personal, el autor repasa los grandes problemas de la Iglesia en este siglo, dando una visión plena de lucidez e inteligencia. Más allá de otros libros también de corte biográfico ya publicados, generalmente en forma de entrevistas, Su Santidad Benedicto XVI abre su corazón de par en par en esta obra al lector.
El icono, una hermosa tablilla que representa una escena religiosa, es para los ortodoxos la representación del mimo Dios o de sus santos. En su origen, solo podían ser pintados por sacerdotes o monjes que seguían un ritual de ayuno y penitencia en el que el mismo Dios inspiraba al artista. Este libro revisa los iconos más representativos de la Iglesia ortodoxa, y una selección del santoral ortodoxo, mostrando en su esplendor su gran belleza artística.
En 1864, John Henry Newman, para defenderse de las acusaciones de insinceridad que el polemista Charles Kingley presentó contra él, decidió escribir el relato de su vida. De esta anecdótica controversia surgió una de las autobiografías más personales, íntimas e influyentes de la literatura occidental: Apologia pro vita sua. La temática es la conversión de Newman del anglicanismo a la Iglesia Católica; una historia que versa sobre el valor de nuestras propias elecciones. Apologia pro vita sua es el conmovedor testimonio de cómo una batalla personal librada en el terreno de la religión y del dogma teológico puede resultar tan apasionante como llena de significado. Newman, con intensidad y elocuencia únicas, va exponiendo los conflictos y cambios en los que forjó su existencia: sus comienzos como pensador liberal, su conversión a la iglesia de Inglaterra, su ordenación como clérigo anglicano, su gradual movimiento hacia el pensamiento católico, su liderazgo del Movimiento de Oxford, su llamamiento a la santidad y a la catolicidad de la iglesia de Inglaterra para concluir en su "vuelta al hogar de Roma". Pero, aparte de las poderosas razones espirituales, hay un motivo secular para leer, o re-leer, la Apologia: su maestría literaria. Newman fue un escritor excepcional. Su prosa es un ejemplo estelar de la mejor literatura victoriana. Desde las Confesiones de San Agustín, publicadas 1600 años antes, pocas autobiografías han tenido la relevancia de esta obra de Newman. Apología pro vita sua servirá de inspiración para todas las personas de fe y de guía para todos los que vivan un peregrinaje espiritual. John Henry Newman (Londres, 1801 - Birmingham, 1890) fue el primogénito de seis hermanos nacidos en el seno de una familia burguesa de confesión anglicana. A los quince años experimento su primera conversión religiosa, que le llevó a vivir una fe evangélica. Tras cursar estudios en Oxford, fue ordenado presbítero de la iglesia de Inglaterra y ejerció como párroco en dicha universidad. Allí formó parte del llamado Movimiento de Oxford que, como reacción de una iglesia sometida a un gobierno secularizado, surgió con el propósito de restituir en el anglicanismo el derecho a considerarse como parte de la Iglesia universal, engarzándolo con la tradición de los padres de la Iglesia y de los grandes teólogos, pero sin "romanizarlo". Tras una serie de controversias con distintos obispos anglicanos debidas a sus posiciones cada vez más pro-católicas, en 1842 se retiró a Littlemore. Después de varios años de oración y estudio, en 1945 abrazó la Iglesia Católica. En 1847 fue ordenado sacerdote. Fundó el Oratorio Británico y fue rector de 1851 a 1858 en la Universidad Católica de Dublín. El Papa León XIII, en reconocimiento a sus méritos, le elevó al cardenalato en 1879. En 1991, Juan Pablo II impulsó su causa de beatificación al declararlo venerable. Entre sus numerosas obras cabe destacar Perder y Ganar, Persuadido por la Verdad o Cartas al Duque de Nortfolk.