Este volumen es una herramienta didáctica al servicio de los alumnos y profesores de la asignatura Literatura castellana de bachillerato de la modalidad de Humanidades y Ciencias Sociales de los cursos 2005-2007. Contiene una guía de cada lectura prescriptiva para la asignatura: Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique, Don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, Los pazos de Ulloa de Emilia Pardo Bazán, Antología poética de Juan Ramón Jiménez y Cien años de soledad de Gabriel García Márquez.
Las guías están acompañadas de un modelo de comentario de texto, una selección bibliográfica y una propuesta de ejercicios. Los textos han sido redactados con criterios didácticos por profesores de larga trayectoria docente.
ras el horror nazi, la historia alemana fue sometida a una drástica revisión. Según la historiografía dominante, las causas de la tragedia recaerían en la propia Alemania, en su militarismo y en sus ambiciones expansionistas, en su autoritarismo, nacionalismo y antisemitismo. Pero ¿pueden imputarse los horrores del nazismo a una predisposición alemana o son el resultado de una trágica concatenación de acontecimientos? Es esta segunda interpretación la que sostiene este libro. Alejada de posiciones revisionistas o germanófilas, es tal vez una de las primeras iniciativas intelectuales que muestra cómo el expansionismo y el militarismo, el racismo y la falta de consolidación democrática fueron atributos no solo exclusivos de la historia alemana, sino comunes a otras naciones europeas.
Gagriel Albiac nos coloca, hoy, ante una revolución que jamás tuvo lugar; un episodio ilusorio y contradictorio de la historia reciente, que ha dejado a sus herederos sin futuro, al borde del vacío que produce la derrota. Una obra, que desde el recuerdo, el amor y la desesperanza, analiza con rigor lo que fue y lo que pudo ser Mayo del 68: día a día, protagonista a protagonista, barricada a barricada.
Creo poder afirmar que la amistad develada en estas cartas implicaba un conocimiento relativamente profundo de sus respectivos trabajos, cuyos temas, por lo demás, se cruzaron en más de una ocasión. Benjamin y Auerbach fueron grandes misivistas, bella palabra que para la RAE todavía no existe. Sus cartas son el testimonio no solo de una amistad en tiempos de horror, sino de sus respectivas supervivencias. Ellas testimonian tanto una amistad prácticamente desconocida para gran parte de la intelectualidad contemporánea, como la muerte de una época en que la redacción de cartas tenía un lugar central.
Terezín, la ciudad natal del protagonista de Por el país del frío, sirvió durante la Segunda Guerra Mundial como campo de concentración para los judíos del Este; desde allí, la Gestapo los enviaba a campos de exterminio. Las autoridades checas han decidido enterrar este recuerdo del terror, destruyendo la ciudad y manteniendo un monumento conmemorativo. Pero el protagonista de esta novela, que pertenece a la última generación de habitantes de Terezín, ha convivido desde niño con esos restos del horror nazi: viejos barracones repletos de catres, objetos de los asesinados, notas manuscritas de los enviados al exterminio. Para él, borrar del mapa Terezín es también eliminar su infancia. Con la ayuda del tío Lebo, un testigo directo de aquellos tiempos, decide luchar por conservar tal como está la ciudad, aunque para ello tengan que recurrir a métodos no demasiado ortodoxos de financiación. Por el país del frío narra las aventuras de un personaje convertido, por accidente, en un experto en museos del horror que inicia un viaje como guardián de la memoria del Este. Para ello, Topol se sirve de un tono cáustico, con el que cuestiona la gestión, cínica e irresponsable, del pasado.
El aire de este libro chispea en las solemnes palabras pronunciadas por su autora cuando contemplaba las pirámides egipcias: «He aquí una sociedad donde el negocio de la pompa fúnebre se salió completamente de madre». Jessica (1917-1996) era la oveja colorada del formidable y aristocrático rebaño formado por la seis hermanas Mitford, joyas de la sociedad mundana en la Inglaterra de entreguerras y piedras de memorables escándalos que no excluían ni las alegres veladas con Hitler ni los amores adúlteros con distinguidos fascistas británicos. Las campanadas de Jessica iban, sin embargo, por otros derroteros: tras fugarse con el sobrino rojo de Churchill y acompañarlo durante una excursión militante a la España del año 37, emigró a Estados Unidos, donde se convertiría en el arquetipo del muckraker, el reportero entregado en cuerpo y alma a airear las inmundicias de los poderosos, actividad ésta que describiría en una de sus frases más celebradas: «Tal vez no podamos cambiar el mundo, pero al menos avergonzaremos a los granujas». Conviene señalar que, pese a la gravedad de esos empeños, Jessica Mitford jamás perdió el sentido del humor, o, en otras palabras, el sentido de la medida. Entre los bellacos agraciados con sus dardos destacan los magnates y mangantes de la industria funeraria estadounidense, a quienes dedicó un perverso estudio publicado en 1963 y actualizado en 1996, poco antes de su muerte. The American Way of Death, la obra que ahora presentamos, se encaramó desde el primer momento a los olimpos respectivos de dos géneros que parecían incompatibles: el reportaje de investigación y la sátira. El feroz ingenio de Jessica Mitford había logrado que un libro macabramente serio matara de risa a los lectores.
Este libro va destinado tanto a los especialistas en traducción, profesores y estudiantes de las facultades de Traducción y de Filología, como a cualquier interesado en las humanidades en general. Pretende, ante todo, persuadir de la importancia del conocimiento de la retórica en los estudios de traducción, y de su recuperación o restauración en los de filología. Traducción, retórica y literatura, o producción textual, son actividades interconectadas desde que Roma conquistó a Grecia y fue, a su vez, conquistada culturalmente por ella; proyectadas hacia el pasado, literatura y traducción designan a menudo, más o menos confusamente, la misma actividad o ejercicio retórico: leer y escribir sobre lo leído, rehaciéndolo o interpretándolo, en una lengua o en varias, en todos los sentidos de la palabra interpretar: hacer de intermediario para explicar, reescribir, escenificar y, en último término, recrear. Textos de diversas lenguas confluyen aquí con otros de la literatura española, desde Gonzalo de Berceo hasta Juan Marsé.