Historia social y cultural



EL TRABAJO Y SUS RIESGOS EN LA ÉPOCA CONTEMPORÁNEA
Adentrarse en la problemática contemporánea de las relaciones entre el trabajo y la salud de quienes lo realizan conduce a situarse ante una aparente paradoja: entre lo que se asume como evidente y banal y lo que se oculta y obstaculiza nuestras posi­bi­lidades de análisis. Enfrentarse a esta dificultad y conocer mejor (fechando, localizando y midiendo en lo posible) los perfiles y la incidencia de los riesgos del trabajo permite reflexionar sobre unos signos complejos: de la organización y las condiciones de trabajo, de sus determinantes (técnicos, financieros, comerciales...) y de las correlaciones de fuerzas ligadas a ellas, en el plano socioeconómico y en el político (desde la empresa al poder del Estado). Las investigaciones que sustentan los capítulos de este libro componen una amplia panorámica de los enfoques historiográficos que ha venido suscitando en las dos últimas décadas la cuestión de los riesgos del trabajo. El conjunto combina análisis de casos en distintos medios geográficos, sectores económicos y localizaciones; estudios que con­frontan el proceso de codificación de los riesgos con manifestaciones de éstos, su gestión patronal, o corrientes de pensamiento e intervenciones expertas.

MÁS ALLÁ DE LA FRONTERA: CINCO VOCES PARA EUROPA
Más allá de la frontera: cinco voces para Europa trata de dos autoras y tres autores (Agota Kristof, Irena Bre?ná, François Cheng, Heinrich Mann y Jorge Semprún) que se han desplazado y han escrito en el espacio de llegada y acogida. Y, entre sus muchas a

MADRID 1900
Una completa visión de una etapa histórica (1898-1921) delimitada por la pérdida de las Colonias y el desastre de Annual, trascendental para el desarrollo de la ciudad y llena de continuas novedades. La política, la moda, el deporte, los acontecimientos sociales comparten espacio con el teatro, la zarzuela, el cuplé, la literatura, el periodismo, las tertulias o la pintura.

EL YAGÉ EN EL CONTEXTO URBANO
La religiosidad indígena en Latinoamérica desarrolla mitos y rituales que invocan los poderes sagrados de plantas como el yage o ayahuasca, para comunicarse con los ancestros y enfrentar dificultades de la vida. Al mismo tiempo, el hombre occidental, mediante el dominio de la naturaleza, ha ampliado su ciencia a confines inesperados procurando proveer comodidad y felicidad al ser humano. No obstante, la angustia y la incertidumbre son estados anímicos que acompañan al ciudadano de hoy, por lo que ha optado por penetrar las costumbres de los pueblos milenarios. Por ello, este libro busca suscitar la reflexión frente al ritual del yage como una manifestación cultural que se adapta al pensamiento moderno, provocando divisiones de opiniones entre los que ponderan las virtudes de la planta y los que se oponen al consumo abierto y sin control en las ciudades.

LOS AGOTES
La historia de estas gentes discriminadas y perseguidas, que ha llegado casi hasta nuestros días, es una rareza difícil de explicar. Tenemos que retroceder a épocas muy remotas que justifican el rechazo por la ignorancia de los pueblos. Aun así, no se comprende que se haya prolongado tanto tiempo. Los últimos agotes de la historia viven en Bozate, barrio equidistante de Arizkun y Errazu, dos de los catorce pueblos que componen el navarro valle del Baztán, frontera con Francia. Al otro lado de los Pirineos, los franceses les llamaron cagots. Vivían en barrios apartados, con la prohibición de mezclarse con los vecinos de otros pueblos. Para que su separación fuese completa, debían distinguirse hasta en la propia vestimenta y tenían que llevar la marca de un pie de pato de color rojo, de manera bien visible. Además estaban obligados a avisar de su presencia haciendo tañer unas claquetas para que los otros se apartasen. Eran objeto de discriminación en la la iglesia, donde les estaban reservados los últimos bancos. No podían llegar hasta el altar ni para comulgar ni para recibir la paz, el sacerdote bajaba a dársela. En la ofrenda de pan a la iglesia, y que el monagillo recogía en un saco, le daba la vuelta a éste, para que los panes de los agotes no se mezclasen con los otros. Tenían una pila de agua bendita y un cementerio aparte, incluso había iglesias con una puerta especial para ellos. Tampoco se les permitía ser sacerdotes. Nunca les dejaban participar en los bailes y en las fiestas de los pueblos del valle. Una maldición que ha llegado a su fin.