Conozca la generación literaria que representa la modernidad a comienzos del siglo XX. Antonio Machado, Juan Ramón Jiménez, García Lorca, Jardiel Poncela, las SinSombrero, Alberti, María Zambrano, Salinas, Guillén, Rosa Chacel, Cernuda, Dalí, Buñuel, Falla… Un grupo de artistas, intelectuales, poetas, novelistas y dramaturgos que supuso un nuevo Siglo de Oro para las letras españolas Descubra la generación que representa la modernidad de comienzos del siglo XX, la generación del 27. Valedores de una poesía caracterizada por la mezcla de lo clásico y lo popular o la maestría en el uso de la metáfora, así como del paso de un arte deshumanizado a otro preocupado por los temas sociales y políticos. Breve historia de la generación del 27 le llevará a recorrer el apasionante mundo en que vivieron y crearon unos escritores irrepetibles y conocerá la literatura y el arte que explican el mundo cultural de nuestra época. La propia personalidad y la vitalidad de cada uno de estos autores, así como sus obras, esenciales en nuestra literatura, lo empujarán a adentrarse en unos mundos literarios que hicieron posible que se pudiera hablar de un nuevo Siglo de Oro en la poesía española. Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso Alonso o Luis Cernuda son sólo algunos de ellos. Su autor, Felipe Díaz Pardo, experto en el tema le ayudará a descubrir una época literaria inigualable, en donde todas las artes confluyen, rodeadas de un entorno tan vibrante y deslumbrante, en un primer momento, como mísero y sórdido, en los años de la Guerra Civil y la posguerra, hasta llegar a los primeros años de la democracia.
Esta obra colectiva, resultado de la integración de los trabajos de Magistrados y Letrados del Gabinete Técnico del Tribunal Supremo bajo la dirección de Jacobo López Barja de Quiroga, es fruto de un minucioso proceso de selección, estudio y análisis de diversos procedimientos tramitados a lo largo de la historia de nuestro país, en los que tuvo intervención este Alto Tribunal. Todos los procesos recogidos generaron en la historia social de España una evidente repercusión mediática. El lector podrá echar en falta algunos de innegable impacto en su época, pero ha de tenerse en cuenta el método de trabajo seguido: la selección de los procesos se ha realizado según el grado de relevancia social y periodística, pero teniendo en cuenta la existencia de un fallo del Tribunal Supremo, que dio respuesta, en la mayoría de los casos, a un recurso de casación planteado ante él. En los dos tomos que integran esta obra, para los siglos XIX y XX, y en cada uno de los treinta y nueve capítulos, el esquema es similar. Se inicia con una somera explicación del motivo o razón por la que se aborda el suceso. A continuación se reflejan, en síntesis, los hechos ocurridos, así como el devenir del procedimiento en las instancias previas al Tribunal Supremo. En tercer lugar, se centra la atención en la intervención en cada uno de ellos del Tribunal Supremo y se añade, transcrita literalmente, la resolución dictada por este órgano. A ello se adicionan continuas referencias a la prensa de la época, y se enriquecen los capítulos con material gráfico proveniente de ella en la mayoría de los casos. Por tanto, el lector tiene en sus manos algo más que una crónica negra: se trata de una obra de estudio y análisis llevada a efecto por personas altamente cualificadas desde el punto de vista técnico, que incorpora como un valor añadido la recopilación de las resoluciones dictadas por el Tribunal Supremo, tal y como fueron dictadas, lo que permitirá el disfrute tanto de los juristas, como de los aficionados a la pequeña historia de España, en su modalidad de reflejo de los valores morales, creencias y miedos de sus diferentes épocas.
Esta obra ofrece una visión de la actuación de las Cortes Generales y Extraordinarias a lo largo de los cinco meses que estuvieron ubicadas en la Real Isla de León. Ese tiempo, que se nos revela corto cronológicamente, fue de una enorme intensidad, ya que entre la memorable jornada inaugural del 24 de septiembre de 1810 y la última sesión de Cortes del 20 de febrero de 1811, se tomaron decisiones tan trascendentes para nuestro devenir histórico como la soberanía nacional, la división de poderes, la libertad de imprenta, el primer proyecto de Constitución Esta empresa fue llevada a cabo por un grupo de diputados peninsulares y ultramarinos en las difíciles circunstancias que imponía la Guerra de la Independencia, y tuvo por escenario una ciudad sitiada, en estado permanente de alerta pero tenazmente defendida, lo que impidió que los franceses atravesaran la mítica posición del Puente Zuazo, frontera simbólica de la España libre frente al resto del país sometido al poder napoleónico. Sin lugar a dudas, podemos decir que, en aquellos cruciales momentos, España fue una Isla.
En tiempos de durísima represión, los mineros de Asturias eran el fundamental referente de la capacidad de resistencia popular a lo largo delos años sesenta, progresivamente acompañada dela acción de cada vez más numerosas vanguardias de obreros delas zonas industriales, del estudiantado y de los colegios profesionales a los que iban incorporándose nuevas hornadas de asociados con proyectos personales y colectivos de asaltar la llamada contradicción de primer plano, es decir, la dictadura fascista. Este libro hace memoria de lo que fue uno de los empeños más emotivos y racionales de la clase obrera española cuando se la reclamaba como el sujeto histórico del cambio, y de hecho lo era.
Desde hace dos o tres décadas la historia cultural ocupa un lugar preferente en la escena historiográfica, aunque con desfases cronológicos y distintas modalidades dependiendo de las circunstancias nacionales y, en este sentido, se impone una aproximación comparativa. El presente volumen pretende inscribirse en esta perspectiva, preguntándose por la realidad de un «giro cultural» en la historiografía mundial. Los numerosos colaboradores han aceptado responder a un plan de trabajo en el que, partiendo de la situación historiográfica de cada país, se analicen las modalidades de surgimiento y de estructuración de la historia cultural. La meta buscada no es normativa y contempla un planteamiento que combina el análisis de las obras, las singularidades de las coyunturas historiográficas y la organización de los mercados universitarios.
La traición es un concepto muy ambiguo que se ha empleado desde siempre para combatir a enemigos políticos pero también para justificar fracasos. La traición es el más grave de los pecados en la tradición occidental, y no existe delito peor considerado que éste que consiste en defraudar la confianza ajena. No obstante, la Historia mundial se ha forjado en gran medida sobre un alud de traiciones que han alterado el curso de los acontecimientos, a menudo con resultados imprevistos. Desde el apóstol maldito, Judas Iscariote, hasta el colaborador que vendió a la CIA el escondrijo de Osama ben Laden, pasando por Efialtés, el conde don Julián o Mata-Hari, Traidores que cambiaron la Historia cuenta el relato de estos personajes denostados pero también determinantes en el devenir histórico. Y no sólo los casos más conocidos o evidentes, sino también otros de consideración más discutida pero que, en su momento, fueron tenidos por traidores: el faraón Akenatón, los patriotas americanos de George Washington a Simón Bolívar, los revolucionarios bolcheviques, el general Franco... Todos, a su manera, cometieron actos que en su momento fueron tachados de traición por los gobiernos a los que combatieron. Los Rosenberg, Dreyfus, Benedict Arnold... todos ellos traidores en alguna medida, pertenecientes a una estirpe que, si pudiéramos creer lo que dicen los textos sagrados, comenzó antes de la propia Creación, con el levantamiento de un grupo de ángeles contra el poder de un dios malhumorado. La traición puede ser, al menos en parte, una forma más de rebelión. Traidores que cambiaron la Historia tal vez le ayude a resolver esta duda milenaria.
El acto real o simbólico de Martín Lutero clavando sus 95 Tesis en la puerta de la catedral de Wittemberg significó un reto demasiado grande para la iglesia de Roma que, acostumbrada a tratar con disidentes de menos poder que el que demostró concitar el fraile agustino, no se percató del peligro que tenía ante sus ojos. Las posturas, primero antagónicas y después claramente beligerantes entre ambas iglesias, en su manera de interpretar el mensaje de Cristo dividió, a la cristiandad y se inició una nueva manera de ver e interpretar el mundo europeo que influiría en la política, en la economía y, sobre todo, en la ideología. Cada una de las dos partes que se consideraron en posesión de la verdad y de la legítima interpretación del mensaje del Salvador cerró las puertas a las influencias de la otra y lo que es peor y menos cristiano, comenzó a desarrollar una serie de persecuciones que con frecuencia acabaron en guerras de religión y autos de fe con los que los jerarcas pretendieron purificar y renovar el espíritu primigenio. Afortunadamente, cinco siglos después de la Reforma, cada vez están más cercanas las posturas y los antiguos enemigos están desarrollando un camino de Ecumenismo en el que buscan las cosas que los unen, la base del mensaje de Cristo, pasando por alto las cosas secundarias que, vistas en perspectiva actual, se revelan más como elementos disidentes que sirven al poder y a los intereses terrenales que a la esencia doctrinaria. El libro que tiene ahora en sus manos es un reflejo del estado de la cuestión de las doctrinas de Martín Lutero, de la evolución de las mismas, de su vida y contradicciones, de las posturas intransigentes del papado y sus consecuencias, y de la nueva vía del Ecumenismo propugnado tanto por las iglesias evangélicas como por las jerarquías católicas. Todo ello basado en estudios rigurosos de cuidada documentación que abordan el núcleo de la sola fides, sola gratia y toda la riqueza cultural que significó la Reforma.