En 1992, el autor de este libro escribió una obra, ya clásica, sobre la Leyenda Negra. Veinticinco años después, en un marco muy distinto al de la euforia olímpica de entonces, se ha querido replantear el concepto tan discutido de Leyenda Negra, centrándose en la imagen crítica negativa del rey Felipe II. El extraordinario poder que esta monarquía llegó a alcanzar y la propia oscuridad del personaje han contribuido a incentivar la atención de todo tipo de miradas con los dos grandes arquetipos: el negativo, de Demonio del Sur (así lo denominó Voltaire), y el positivo, de Rey Prudente. Aquí se disecciona el conjunto de estigmas que han determinado la imagen siniestra del rey Felipe II: su condición de rey tenebroso e impenetrable, su perfil de rey déspota y fanático y, por último, su vertiente más personal a través del estudio de la atribución de parricidio por la muerte de su hijo y heredero, el príncipe don Carlos. A la espinosa cuestión de las relaciones de Felipe II y su hijo respecto al vidrioso problema de la prisión y muerte del príncipe se dedica una buena parte de este libro. Para abordar la compleja personalidad de Felipe II se ha explorado la abundante literatura panfletaria que, desde los diversos países europeos y desde la propia España, se ha emitido sobre el rey, a lo largo del tiempo, y por primera vez se publican en España algunos de los textos más representativos de la imagen de Felipe II. Ricardo García Cárcel lleva a cabo un riguroso análisis político y mediático de este rey, diferenciando realidad y representación, y denunciando los tópicos simplistas que desde la psicología o desde el presentismo ideológico se han vertido sobre el personaje y poniendo de relieve la trascendencia del fracaso en la elaboración de una imagen positiva de sí mismo que el propio rey intentó promover.
Revoluciones, sequías, hambrunas, invasiones, guerras, regicidios... Los desastres que se sucedieron en la segunda mitad del siglo xvii no sólo no tenían precedentes, sino que se propagaron por el globo de una forma atroz. La crisis mundial se extendió desde Inglaterra hasta Japón, desde el Imperio ruso hasta el África subsahariana. El continente americano tampoco escapó a las turbulencias.El prestigioso historiador Geoffrey Parker ha investigado en archivos del mundo entero (cita alrededor de 2.500 fuentes) y nos muestra aquí unos 700 testimonios de hombres y mujeres que contaron en primera persona lo que vieron y sufrieron durante una crisis política, económica y social que se prolongó desde 1618 hasta los años ochenta del siglo xvii. El autor también ha recogido una enorme cantidad de datos científicos sobre las condiciones climáticas en esa época, y su análisis de estos archivos «naturales» y «humanos» cambia por completo nuestro entendimiento de lo que hasta ahora se había dado en llamar la Crisis General.Las alteraciones que se dieron en el clima durante las décadas de 1640 y de 1650 ?inviernos más largos y severos, y veranos frescos y lluviosos? interrumpieron los ciclos de siembra y recolección, lo que causó escasez, desnutrición y enfermedades, e hizo aumentar el índice de mortalidad y disminuir el de natalidad. Estimaciones de la época aseguran que murió un tercio de la población global, y las fuentes históricas que han llegado hasta nosotros apoyan su pesimismo.La demostración de que existe una relación directa entre el cambio climático y la catástrofe mundial que tuvo lugar hace 350 años quedará para siempre como un hito extraordinario en el estudio de la historia. Las implicaciones de esta investigación para nuestro tiempo sonigualmente importantes: ¿estamos preparados hoy para las catástrofesque el cambio climático podría traer mañana?
En este volumen se examinan las relaciones políticas y diplomáticas, así como los intercambios culturales entre Toscana y España desde una nueva perspectiva que ha superado el enfoque tradicional y ha contribuido a la apertura de nuevas corrientes historiográficas sobre diplomacia e historia política. Se considera papel de los Grandes Duques Medici y al de sus agentes y embajadores entre los siglos XVI y XVII no solo a través del análisis de las redes de relaciones establecidas en la corte española y en los espacios de la política, sino también de la reconstrucción de los circuitos de información y los canales de intercambio cultural. Se reconstruye, así, un universo de relaciones muy complejas, donde las habilidades individuales de soberanos, príncipes, ministros y embajadores constituyeron la trama de fondo de las relaciones entre los Medici y la España de los Habsburgo.
Este trabajo trata de los concejos hispanos entre los siglos XVI y XVIII, y se detiene en los tiempos difíciles, cuando había que gestionar de la mejor manera posible los múltiples problemas que sobrevenían a una entidad como el gobierno municipal, institución que tenía poder real sobre los habitantes de pueblos y ciudades. En él se abordan temas económicos (desde el casi obligado endeudamiento municipal a la persecución fraudulenta del contrabando, pasando por la política de abastos, las secuelas de la guerra en las arcas concejiles o los medios para controlar la peste), problemas políticos (como el enfrentamiento con el rey, decidido a controlar el gobierno urbano, o los derivados del cambio de titularidad en los concejos señoriales) y sociales (como la organización del trabajo en momentos de penuria, que curiosamente podía beneficiar a la mujer, o la deficiente supervisión de los matrimonios concertados para exprostitutas, con múltiples abusos por parte de maridos aprovechados).
En 1521, Solimán el Magnífico conquistó la isla de Rodas, el bastión cristiano donde residían los últimos cruzados, los caballeros hospitalarios. Pero la caída de Rodas puso en marcha una cadena de acontecimientos que llevó a una guerra total en el Mediterráneo entre la Europa cristiana, liderada por España, y el mundo musulmán. Crowley describe con maestría los duros enfrentamientos entre los dos bandos, las tretas y argucias de papas, reyes y sultanes para inclinar la balanza de su lado, así como los majestuosos palacios en los que se tomaban las decisiones. En las batallas, narradas con pulso de novelista, el lector podrá oler la pólvora y sentir el barro de las trincheras o el crujir de las cuadernas de una galera al quebrarse. El sitio de Malta o la batalla de Lepanto cobran vida en estas páginas como nunca antes lo habían hecho. Emperadores como Carlos V, Felipe II o Solimán el Magnífico, piratas de leyenda como Barbarroja y generales como los Doria, Don Juan de Austria o Álvaro de Bazán protagonizan esta épica guerra en la que Europa frenó el avance islámico y fijó unas fronteras religiosas que, con escasos cambios, se han mantenido hasta la actualidad.
«¿Qué es, pues, lo que destacaríamos en este juicio final sobre Carlos V? Su comportamiento caballeresco, su respeto a la palabra dada, su sacrificio personal en pro de sus pueblos...» Manuel Fernández Álvarez (1921-2010) sigue siendo la gran autoridad en la España del siglo XVI, a la que dedicó más de cincuenta años de estudio. Su obra magna, Carlos V, el césar y el hombre, es uno de esos raros hallazgos en que la biografía del emperador nos llega con toda la pasión que su autor puso en ella y con la calidad literaria que pocos como él han sabido aportar a sus obras históricas. La obra mereció el premio Don Juan de Borbón al libro del año en 2000. A lo largo de estas páginas contemplamos al rey-soldado poniendo su vida al tablero para luchar por la liberación de Viena o por la toma de Túnez o de Argel. Le vemos como el gran viajero, yendo y viniendo por sus reinos para conocer y ser conocido por sus vasallos, o para entrevistarse en la cumbre con los grandes personajes de su tiempo. Vemos al emperador, lanza en ristre, cabalgando por los campos de Mühlberg, tal como lo pintó el genial Tiziano. Es el mismo que, cansado del poder, se retira al último refugio de Yuste. Pero es también el hombre de familia, al que vemos vivir las Navidades con los suyos, como lo hizo en 1536 en Tordesillas, junto con su mujer, la emperatriz, con sus hijos y con su madre, doña Juana. Y, como no podía ser menos, el hombre galante del Renacimiento, del que se van conociendo sus otros lances amorosos.
Aunque el transcurso de los años haya modificado parcialmente algunas de sus conclusiones, las investigaciones de Henri Pirenne (1862-1935) sobre la Edad Media europea continúan siendo punto de referencia indispensable para los historiadores actuales. En " Las ciudades de la Edad Media " Pirenne demuestra que fue la expansión musulmana -que cerró el Mediterráneo al tráfico durante el siglo VIII-, y no las invasiones germánicas, lo que dislocó la unidad económica creada por el imperio romano, dando origen al periodo de decadencia mercantil que tan graves consecuencias tendría para la vida urbana. Después de tocar fondo a finales del siglo ix, las rutas comerciales fueron revitalizándose con nuevas corrientes de civilización que se condensaron en los núcleos urbanos supervivientes, marcando este renacimiento el comienzo de una nueva era: frente al clero y la nobleza, la burguesía inicia su ascenso, que culminará en la época contemporánea.
El objetivo principal de este libro es poder ofrecer una visión general de los horizontes de interpretación de las obras de arte de la Edad Moderna que pudieron sostener sus contemporáneos en estos contextos de uso social y político.
En la España de los siglos XVI y XVII, los autores y las autoridades inquisitoriales, eclesiásticas y civiles intentaron fijar la correcta interpretación de los textos impresos, manuscritos o expuestos públicamente. Pero ni el discurso censorio de la Inquisición fue unívoco ni existió una perfecta sintonía entre la teoría y la praxis. Entre la norma y la transgresión se fraguaron diversas lógicas de la razón ajenas a la supuesta intencionalidad ortodoxa de censores y autores, se difundieron nuevas y diversas formas de censuras desde la autoridad última del lector, y, constantemente, se negociaron entre los profesionales del libro y los ministros inquisitoriales los límites tolerados por el Santo Oficio. Frente a Roma, el expurgo se convirtió en el signo de identidad de la Inquisición española. Y ante la ineficacia y la imposibilidad de abarcarlo todo, el Santo Oficio utilizó los edictos y los índices de libros prohibidos como imagen del aparato censorio y de su presunto omnímodo poder de control.
La Guerra de los Treinta Años desgarró el corazón de Europa entre 1618 y 1648: una cuarta parte de la población alemana murió entre violencias, hambrunas y pestes, regiones enteras de Europa central fueron devastadas en un incesante recorrer de ejércitos, y muchas tardaron décadas en recuperarse. Todas las grandes potencias europeas del momento estuvieron involucradas en un conflicto que desbordó las líneas marcadas por la fe, con la pugna entre los Habsburgo y los Borbones dirimiendo el comienzo del ocaso de una gran potencia, la España imperial, contestada por la pujante Francia. El libro de Peter Wilson es la primera historia completa de la Guerra de los Treinta Años que se alumbra desde hace más de una generación, en un relato brillante y fascinante, de unos años de acero que definieron después de la Paz de Westfalia el escenario europeo hasta la Revolución francesa. La gran fortaleza de La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea es que permite aprehender los motivos que empujaron a los diferentes gobernantes a apostar el futuro de sus países con tan catastróficos resultados. Wallenstein, Fernando II, Gustavo Adolfo, Richelieu u Olivares, personajes fascinantes, están aquí presentes, como también lo está la terrible experiencia de los soldados y civiles anónimos, que trataron desesperadamente de mantener vida y dignidad en circunstancias imposibles. El segundo volumen de La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea, abarca las fases sueca y francesa del conflicto. Wilson expone la intervención de Gustavo Adolfo con rigor y análisis crítico, sin concesiones a la propaganda del León del Norte. Del éxito de Breitenfeld nos conduce a su duelo contra Wallenstein y a su muerte en Lützen. Sigue un capítulo que abarca la caída del generalísimo de Fernando II y la decisiva intervención española que condujo a Nördlingen. Este segundo tomo incluye, asimismo, un relato pormenorizado de las campañas y batallas de la fase final del conflicto: las luchas de Bernardo de Sajonia-Weimar en el Rin, los triunfos suecos en la segunda batalla de Breitenfeld y en Jankau, las campañas de Enghien y Turenne contra Baviera y la lucha en los Países Bajos Españoles, con Rocroi como punto álgido. No falta una descripción analítica de las negociaciones y las consecuencias de la Paz de Westfalia, uno de los hitos de la historia de las relaciones internacionales. Wilson tampoco descuida la necesaria vertiente humana: en los capítulos finales aborda la escalofriante devastación y el sufrimiento que se abatieron sobre aquellos a quienes atrapó el conflicto. Ganador del Society for Military History Distinguished Book Award 2011
Este libro comienza planteándose el estudio comparativo de las vidas de Teresa de Jesús y las religiosas de la España barroca para determinar las sutiles fronteras que separan la rápida proyección a la santidad de la monja de Ávila respecto al estancamiento en el camino de los procesos de beatificación y canonización de tantas otras. Los autores focalizan su atención sobre la figura de Teresa y sus extraordinarias dotes de encantadora a la vez que encantada por los sueños de los tiempos que le tocó vivir, con su ambivalencia de mujer mística y fundadora, espiritual y emprendedora, contemplativa y activa..., que trabajó a destajo toda su vida. La Iglesia, a la que tan bien sirvió, la premió con una santidad postulada con práctica unanimidad y reconocida con extraordinaria rapidez.
La Guerra de los Treinta Años desgarró el corazón de Europa entre 1618 y 1648: una cuarta parte de la población alemana murió entre violencias, hambrunas y pestes, regiones enteras de Europa central fueron devastadas en un incesante recorrer de ejércitos, y muchas tardaron décadas en recuperarse. Todas las grandes potencias europeas del momento estuvieron involucradas en un conflicto que desbordó las líneas marcadas por la fe, con la pugna entre los Habsburgo y los Borbones dirimiendo el comienzo del ocaso de una gran potencia, la España imperial, contestada por la pujante Francia. El libro de Peter Wilson es la primera historia completa de la Guerra de los Treinta Años que se alumbra desde hace más de una generación, en un relato brillante y fascinante, de unos años de acero que definieron después de la Paz de Westfalia el escenario europeo hasta la Revolución francesa. La gran fortaleza de La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea es que permite aprehender los motivos que empujaron a los diferentes gobernantes a apostar el futuro de sus países con tan catastróficos resultados. Wallenstein, Fernando II, Gustavo Adolfo, Richelieu u Olivares, personajes fascinantes, están aquí presentes, como también lo está la terrible experiencia de los soldados y civiles anónimos, que trataron desesperadamente de mantener vida y dignidad en circunstancias imposibles. La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea se divide, dada su enjundia y su amplitud, en dos partes, la primera dedicada a las conocidas como fases bohemia y danesa del conflicto, hasta 1630; y la segunda, de próxima aparición, que arranca con la irrupción sueca y culmina con la postrera intervención francesa. En esta primera parte conocemos los antecedentes y los orígenes del conflicto, que comienza con la revuelta bohemia y el efímero Rey de Invierno, el elector palatino Federico V, vencido en la Montaña Blanca, frente a Praga, y cuyas tierras en Alemania serán conquistadas por los ejércitos de España y de la Liga Católica alemana. Vencido y exiliado el palatino, la obra de Wilson se adentra en los orígenes de la rivalidad entre Richelieu y Olivares, germen de la ulterior intervención gala, y plasma la fracasada intervención danesa en el norte del Sacro Imperio, sellada con una paz de Lübeck que deja a Fernando II como gran triunfador, para abordar por último la amenaza inminente de una guerra general en el continente, que no tardaría en hacerse realidad. Ganador del Society for Military History Distinguished Book Award 2011