El propósito del presente trabajo es indagar cómo, a raíz de la conquista musulmana de la monarquía visigoda (711-718), varios grupos aristocráticos de la cornisa Cantábrica, vinculados al mundo indígena pero con fuertes conexiones también con el extinto reino godo, se reorganizaron bajo una idea de autoridad cristiana en Asturias. Al mismo tiempo que el centro y sur de la Península se asimilaban al mundo islámico después de la invasión árabe, este reducto insumiso de elementos hispano-visigodos se consolidaba en la estrecha franja atlántica del Cantábrico. Nos enfocamos en una región sin especial relevancia histórica hasta entonces, y que se distingue desde el siglo VIII con una transformación que resultará crucial para la futura Historia europea: mediante un despliegue sin precedentes de alianzas familiares, arte monumental, una sutil propaganda, el uso oportuno de la palabra escrita, y no poca fortuna militar, la realeza astur consiguió crear un regnum en condiciones de sobrevivir y crecer en el turbulento contexto de la Alta Edad Media. El estudio tiene como núcleo de nuestras pesquisas el espacio temporal entre Alfonso III y Alfonso IV (866-931), pero considera en general toda la época astur (722-1037), y pretende integrar la historia altomedieval hispana en el contexto del nacimiento de Europa en el marco Atlántico.
Refugiados desde Europa, Asia, África y América, decenas de miles de exiliados encontraron en la Monarquía Hispánica su tierra de promisión entre los siglos XVI y XVIII. Príncipes destronados, soldados que querían seguir su combate, comerciantes que buscaban ampliar horizontes, campesinos y esclavos que huían de sus señores, gentes ordinarias que defendían su forma de ver el mundo, musulmanes que buscaban protector, católicos que reclamaban la libertad de conciencia Sus orígenes, cronologías y motivaciones eran múltiples, como también lo fueron sus experiencias del destierro y la acogida que recibieron en España.
El gran precursor de la Ilustración que acabaría con el Antiguo Régimen tenía veintiún años a la muerte de Luis XI V, el símbolo de ese mismo régimen. El 9 de septiembre de 1715, ocho días después de la muerte del rey, Voltaire fue testigo de las manifestaciones de hostilidad que acompañaron al cortejo fúnebre en el camino de Versalles a Saint-Denis. Allí se enterraba simbólicamente lo que él más despreciaba: el absolutismo, la intolerancia religiosa, la desigualdad en la sociedad... Sin embargo, Voltaire era consciente de que él sólo había vivido la última parte de ese reinado excepcionalmente largo, y su honradez intelectual no le permitía dejar de ver que allí se enterraba también el Gran Siglo, el glorioso reinado del que él mismo no podía ser sino una de las consecuencias. De ese impulso por tratar de comprender nació esta obra monumental, empezada a escribir en 1732 y no concluida hasta 1752. Voltaire dedicó más de veinte años en su elaboración. Quien acabaría dando nombre a su propio siglo, «el siglo de Voltaire», necesitaba conocer en profundidad de el siglo de donde venía, «el siglo de Luis XI V», como el hijo que desea conocer cabalmente la vida de su padre para conocerse mejor a sí mismo.
El epistolario de Granvela se nutre de numerosos personajes relevantes del círculo de influencia del poder imperial a la ciudad y reino de Valencia. La variedad de cuestiones allí desarrolladas constituye un diagrama cristalino de las motivaciones, casi todas personales, que mueven una parte de la sociedad aristocrática de la época y determinan una visión inquietante y sesgada de las actuaciones del duque de Calabria en el ejercicio del virreinato valenciano. En el epistolario emerge un personaje oscuro, arrogante y altivo que, con la ayuda inestimable de los naturales del país, desprecia continuamente los valencianos y sus instituciones. La acción política del duque de Calabria en este periodo tropezó fuertemente con el asunto Masquefa, el cual probablemente hubiera significado la decadencia política del duque de no haberle sobrevenido una muerte tan repentina como enigmática.
Una obra de referencia sobre la época de Shakespeare que explica su obra a través del tiempo que le tocó vivir. ¿Se puede comprender a un autor sin conocer la época histórica que vivió? ¿No somos todos hijos de nuestro tiempo? Sabido es que William Shakespeare (Stratford-upon-Avon, Inglaterra, 1564-1616) es una ineludible referencia cultural y un genial dramaturgo. Un escritor que se disfruta por su sensibilidad e ingenio, por su capacidad para comprender y describir el alma humana, por su talento a la hora de afrontar los dramas, por su sobriedad ante los dilemas morales o por su dominio de la escenografía y los recursos teatrales. Pero Shakespeare, como cualquier otro escritor, es también su territorio personal, político, social y familiar. La época histórica que le toco vivir: sus contemporáneos. Este libro de Frank Kermode -un reconocido especialista en Shakespeare y sus circunstancias históricas- permite ese recorrido vital por una época convulsa, a caballo entre el siglo XVI y los albores del XVII, dominada por la dinastía Tudor. Un período que Shakespeare vivió y describió en sus escenas, atravesado por luchas dinásticas, conspiraciones nobiliarias, la reforma protestante o los problemas planteados por la descendencia en la sucesión real. Inteligente y ameno, este paseo por las circunstancias físicas y emocionales de Shakespeare, por el mundo que conoció en primera persona, ofrece al lector la posibilidad de situar al autor de piezas maestras como Hamlet, Macbeth o El mercader de Venecia en el contexto vital de la realidad de su tiempo.
No hay otro período de la historia contemporánea española que sea tan poco y mal conocido como la llamada ?década ominosa?. Una colección de tópicos sobre ?el rey felón? y los mártires del liberalismo ?Mariana Pineda, Torrijos y compañía- han venido a ocupar el lugar del conocimiento histórico y nos han impedido entender mejor una etapa de transición sin la cual resultan incomprensibles tanto la génesis como los límites de la revolución liberal posterior. Este libro del profesor Fontana, fruto de muchos años de investigación, nos ofrece una visión alternativa que, contra la imagen tradicional de un régimen y una sociedad inmóviles en el tiempo, nos muestra cómo han surgido en su interior las fuerzas que iban a obligar a emprender un camino de reformas, y cómo se han situado, frente a ellas, los defensores de un inmovilismo imposible, que iban a iniciar, mucho antes de la muerte de Fernando VII, unas ?guerras carlistas? en que la sucesión no era el motivo real, sino más bien un argumento de legitimación. Aunque la naturaleza misma del absolutismo, estrechamente ligado a la voluntad y a las decisiones del monarca, obligue a mantener la atención fija en su persona y en sus actos, el profesor Fontana nos muestra también la lucha interna entre los grupos que se movían en su entorno y, más allá de estos corredores del poder, la forma en que la sociedad española ha vivido estos cambios, y ha participado en ellos, además de situar todo el proceso en el contexto europeo de su tiempo, apartándonos, así, del mito de la excepcionalidad española.
Revoluciones, sequías, hambrunas, invasiones, guerras, regicidios... Los desastres que se sucedieron en la segunda mitad del siglo xvii no sólo no tenían precedentes, sino que se propagaron por el globo de una forma atroz. La crisis mundial se extendió desde Inglaterra hasta Japón, desde el Imperio ruso hasta el África subsahariana. El continente americano tampoco escapó a las turbulencias.El prestigioso historiador Geoffrey Parker ha investigado en archivos del mundo entero (cita alrededor de 2.500 fuentes) y nos muestra aquí unos 700 testimonios de hombres y mujeres que contaron en primera persona lo que vieron y sufrieron durante una crisis política, económica y social que se prolongó desde 1618 hasta los años ochenta del siglo xvii. El autor también ha recogido una enorme cantidad de datos científicos sobre las condiciones climáticas en esa época, y su análisis de estos archivos «naturales» y «humanos» cambia por completo nuestro entendimiento de lo que hasta ahora se había dado en llamar la Crisis General.Las alteraciones que se dieron en el clima durante las décadas de 1640 y de 1650 ?inviernos más largos y severos, y veranos frescos y lluviosos? interrumpieron los ciclos de siembra y recolección, lo que causó escasez, desnutrición y enfermedades, e hizo aumentar el índice de mortalidad y disminuir el de natalidad. Estimaciones de la época aseguran que murió un tercio de la población global, y las fuentes históricas que han llegado hasta nosotros apoyan su pesimismo.La demostración de que existe una relación directa entre el cambio climático y la catástrofe mundial que tuvo lugar hace 350 años quedará para siempre como un hito extraordinario en el estudio de la historia. Las implicaciones de esta investigación para nuestro tiempo sonigualmente importantes: ¿estamos preparados hoy para las catástrofesque el cambio climático podría traer mañana?
Christopher Tyerman, profesor de historia medieval en la Universidad de Oxford, nos ofrece una amplia visión de los movimientos de Cruzada, que estudia no sólo los del Próximo Oriente, sino también los de España, los Balcanes y el Báltico, además de la dirigida contra los albigenses. Basado en una sólida erudición, incorpora los resultados de las investigaciones de las últimas décadas, lo que explica que los críticos coincidan en afirmar que supera por completo la obra clásica de Steven Runciman, no sólo por los nuevos conocimientos que aporta, sino por su capacidad de mostrarnos las Cruzadas como una suma de episodios sangrientos en una época de violencia y a la vez como una manifestación de una creciente conciencia de identidad común en la Cristiandad europea. No habrá de sorprender por ello que Edward M. Peters, Henry Charles Lea Professor of History de la Universidad de Pennsylvania, haya dicho que ésta es «la mejor historia de las Cruzadas que jamás se haya escrito». Pero, al margen de sus méritos como aportación en el terreno de la investigación histórica, Las guerras de Dios es también un relato fascinante, lleno de vida, que no sólo evoca las figuras legendarias de Saladino, Ricardo Corazón de León o Felipe Augusto, sino que nos muestra también los miles de participantes en estas luchas, desde los caballeros templarios o los mercenarios, hasta los campesinos europeos que abandonaron sus hogares para ir a la conquista de tierras lejanas, en nombre de Dios, así como los muchos miles que, desde el otro bando, defendieron sus tierras y consiguieron al cabo expulsar a estos invasores. Como ha escrito Dominic Sandbrook en Daily Telegraph: «Todo aquel a quien les gusten los caballeros, los castillos y las batallas, como me gustan a mí, disfrutará con esta obra maestra de Christopher Tyerman».
La historia de la vida cotidiana está teniendo una importante eclosión entre los historiadores en los últimos años, hasta el punto de ser considerada como uno de los enfoques historiográficos más pujantes de la renovada historia socio-cultural. Esta mirada sobre la historia ha consolidado ya una visión que pone el acento en la vida y experiencias de los hombres y mujeres del pasado en su discurrir de cada día, dando cabida a aspectos tan ricos y variados como los encuadramientos sociales, las condiciones de vida, la cultura material, la sociabilidad, la asistencia social, las prácticas culturales, la religiosidad , todas ellas creaciones culturales que dan respuesta a las necesidades materiales, espirituales y afectivas del hombre, poniendo un acento especial en su plasmación en la gente corriente, tanto tiempo olvidada, aunque sin excluir de la atención del historiador a los grupos dominantes, y deteniéndose de manera especial en los aspectos más permanentes de la vida, en lo repetitivo y ordinario del discurrir de la existencia, pero sin perder de vista las tensiones y conflictos que rompen rutinas y propician cambios. Este libro recoge las últimas aportaciones en este campo de un nutrido grupo de modernistas componentes en su mayoría del Proyecto de Investigación Coordinado: El hecho cotidiano en la monarquía española. Lo doméstico entre lo privado y lo público. Historia comparada entre el interior y la periferia.
El presente libro ofrece la historia completa de los vikingos, desde sus orígenes en Escandinavia a comienzos del primer milenio después de Cristo hasta los últimos asentamientos vikingos supervivientes en la Groenlandia del siglo XV, pasando por el increíble periodo de incursiones, comercio y colonización conocido como la Era Vikinga. Sus distintos capítulos exploran en detalle la vida y la cultura vikingas en sus tierras de origen escandinavas y fuera de ellas, desde la vestimenta y el aspecto hasta las viviendas, las ciudades o su extenso panteón. También se analizan las técnicas, objetivos y tácticas militares, así como su artesanía y armamento: sus impresionantes espadas, sus cascos y sus tesoros. El barco, eje del mundo vikingo, queda ilustrado con numerosos ejemplos, entre ellos los de Oseberg y Skuldelev. Tras las huellas de los mercaderes, invasores y emigrantes vikingos, el lector seguirá la pista a estos aventureros desde la primera incursión documentada, contra el monasterio de Lindisfarne en el 793, hasta los viajes semimíticos de individuos como Rurik y Eirik el Rojo, y los reinos de líderes como Harald Hardraada y Canuto. Las rutas vikingas se extendieron desde el Artico norte de Noruega hasta el Mediterráneo, se infiltraron por los sistemas fluviales rusos para alcanzar Bizancio y establecieron lazos hacia el este con Bagdad y otros territorios islámicos. En el oeste, las conquistas y colonias en Gran Bretaña e Irlanda se vieron seguidas de otras en las islas Feroe, Islandia, Groenlandia y América del Norte.