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En este libro se reconstruye el período milenario que en el curso del medioevo ha unido a Venecia con el Imperio bizantino, hasta la caída de Constantinopla en el año 1453. La relación entre Bizancio y Venecia comienza en el siglo vi, dejando un legado que provocó que la ciudad de las lagunas, cuya vocación comercial era fortísima, se proyectase hacia Oriente, afianzándose como una potencia mediterránea, frontera entre oriente y occidente, entre el mundo musulmán y el mundo cristiano. El relato de los hechos que van desde la fundación de Venecia, en un momento de gran presión por la expansión lombarda, a la dependencia con el Imperio bizantino (aun con el crucial privilegio de poder comerciar libremente dentro de sus fronteras), a la hostilidad que conduce a Venecia a participar y financiar en la cruzada por la reconquista de Constantinopla, todo lo que se narra en este libro es un capítulo esencial del mundo mediterráneo y de la Edad Medieval.
Huérfana de padre en su adolescencia, emparentada con los linajes más poderosos en Álava y la corte castellana, María de Mendoza supo construirse una vida plena en un círculo de hombres poderosos, esquivando las convenciones sociales de la época y luchando por su familia e intereses como mujer, madre y señora. Este libro está dedicado al linaje que instituyó y a la formación y evolución de su dominio gracias a la excepcional conservación de la contabilidad señorial. La torre de Mártioda, solar del linaje, es objeto de estudio desde la perspectiva arqueológica. Finalmente se analizan las formas de protesta, resistencia, violencia y negociación en este enclave, que reflejan la tensa relación social, económica y política que enfrentaba a los vecinos de las aldeas y a los herederos de María de Mendoza al fin al de la Edad Media.