La temática incluye desde la exploración y los descubrimientos científicos hasta los motines y la piratería, pasando por el canibalismo y la supervivencia. Están representados tanto los barcos que destacaron en combate o que se hundieron en circunstancias catastróficas como aquellos que anunciaron avances revolucionarios en la navegación y la ingeniería naval. De alcance internacional, este libro presenta una imagen representativa de cada barco como punto de partida de un texto explicativo redactado por expertos en barcos de guerra, acorazados, naves de la Antigüedad y el medievo, embarcaciones expedicionarias, transatlánticos y famosos barcos con aura literaria. Todos atesoran un relato fascinante, y juntos componen no solo la historia de los barcos, sino también la del progreso humano, la imaginación y la tragedia
Desde su creación en 1717 bajo el nombre de Real Compañía de Guardias Marinas, la Escuela Naval Militar ha sido y es el único centro docente donde los oficiales de la Armada reciben la formación necesaria para sus cometidos en buques y unidades. A lo largo de estos tres siglos ha sufrido numerosas transformaciones, que han permitido fraguar poco a poco un modelo de enseñanza moderno, exigente y de la máxima calidad y en el que desde 2010 coexisten una titulación de grado en Ingeniería Mecánica, impartido por el Centro Universitario de la Defensa, Universidad de Vigo, con la de oficial de la Armada. En estos 300 años, por las aulas de la Escuela han pasado destacadas personalidades de nuestro país. Además de excelentes marinos, la Escuela ha dado numerosos académicos de las ciencias, de las letras y de las bellas artes, e incluso políticos que han ocupado puestos de la máxima responsabilidad. En las páginas de este libro el lector navegará por nuestra historia, costumbres y tradiciones. Recalaremos en nuestro modelo de enseñanza, los pormenores del día a día y nuestras ceremonias y actividades más destacadas. Esperamos que sea una singladura provechosa e interesante.
Hielos y océanos, vascos por el mundo parte de una pregunta clave: ¿Qué protagonismo correspondió a los vascos en los grandes acontecimientos que cimentaron la historia, sobre todo, en los inicios de la Historia Moderna? Entre los personajes clave de la época dorada se incluyen importantes apellidos: Elcano, Urdaneta, Legazpi, Oquendo, Recalde, Gaztañeta, Blas de Lezo o Churruca, por nombrar solo algunas de las más renombradas aportaciones de la sociedad vasca a la gran aventura de la Edad Moderna. Conviene considerar, además, que la presencia de esos grandes nombres no puede ser casual, sino que constituye el espejo de una comunidad y una realidad cuyas características y fundamentos no han sido puestas en relieve convenientemente, por haber quedado englobadas, cuando no ocultadas, en una interpretación interesada y parcial de la historia. Hielos y océanos, vascos por el mundo, de José Antonio Azpiazu, que en esta ocasión cuenta, además, con la colaboración de los historiadores Javier Elorza y José María Unsain, es muestra de esa voluntad de poner en relieve el protagonismo que ha acompañado a los vascos en la historia europea.
La idea que ha originado este libro es sencilla -abordar el universo cultural de los puertos atlánticos-, pero de compleja materialización, ya que se entrecruzan la movilidad de las personas, el trasiego constante de los puertos, la permeabilidad de los comportamientos y de los hábitos y costumbres, el flujo de saberes y destrezas, la diversidad de idiomas, los niveles culturales, las inquietudes religiosas, las militancias políticas, etc. La documentación responde mal a muchas de estas cuestiones o solo en situaciones de estrés motivadas por conflictos o por controles externos. Sin embargo, esta difucultad es la que aporta una dosis de riesgo y de atractivo a un ámbito temático que merecerá, sin duda, un esfuerzo investigador cada vez mayor y más imaginativo.
La apasionante historia de los reyes de los mares, protagonistas de épicas hazañas legendarias en todos los océanos y mares del globo, desde 1850 hasta la Segunda Guerra Mundial. Conozca las trascendentales batallas de los más modernos buques artilleros, policalibres, Dreadnought y superacorazados, que fueron durante un siglo el instrumento clave de dominio naval y hegemonía político-militar. Desde siempre, la pretensión del guerrero ha sido ir al combate protegido por una armadura o coraza; este antiguo anhelo no se pudo aplicar a la embarcación hasta el siglo XIX, cuando la Revolución Industrial permitió revestir veleros de casco de madera con planchas metálicas. El acorazado, sin embargo, no conocerá su definitiva conformación hasta que incorpore revolucionarias máquinas de vapor y artillería de última generación. Todos estos conceptos, materializados en el italiano Duilio de 1876 y llevados a la máxima expresión con el británico Dreadnought de 1906 marcarán la historia del buque blindado en batallas universales como Tsushima (1905), Jutlandia (1916) o Golfo de Leyte (1944). Los acorazados dejaron escrito casi un siglo como «reyes de los mares», terminando su ejecutoria con nombres célebres de la SGM como Hood, Bismarck, Yamato o Jean Bart, protagonistas de épicas hazañas legendarias.
En Oriente, donde estaban las riquezas de las legendarias islas de las especias, los reinos de Conchinchina o el casi desconocido imperio Chino, las naves españolas y portuguesas ejercieron durante siglos un dominio incontestable. «Barcos Negros» , kurofune fue el nombre con el que las conocieron los habitantes del Japón cuando arribaron a sus costas en el siglo En Oriente, donde estaban las riquezas de las legendarias islas de las especias, los reinos de Conchinchina o el casi desconocido imperio Chino, las naves españolas y portuguesas ejercieron durante siglos un dominio incontestable. «Barcos Negros» , kurofune fue el nombre con el que las conocieron los habitantes del Japón cuando arribaron a sus costas en el siglo XVI. Una época de esplendor, un siglo mágico abierto con el descubrimiento de la Mar del Sur bautizado como Pací" co en 1513 por Vasco Núñez de Balboa , ampliado con la exploración de la costa Sur de Nueva Guinea por Luis Váez de Torres, y cerrado con la localización de los principales archipiélagos de Oceanía. Una centuria en la que el Pací" co, a pesar de los múltiples enemigos que tenía España se convirtió en un lago de su propiedad, sin que esa situación la alterara lo más mínimo cualquier incursión de los corsarios ingleses. Lo que el lector tiene entre manos va desde el plan español para invadir China a los con( ictos en Borneo, Brunei, Camboya, Japón y las islas Filipinas. Un libro de navegantes, exploradores, misioneros y guerreros.
¿Por qué los marineros no saben nadar? nos ofrece un compendio fascinante de folclore marítimo y datos curiosos sobre el mar. Repleto de detalles divertidos, sorprendentes y reveladores sobre la historia, la ciencia y la cultura del mar, le descubrirá datos inesperados e interesantes. Aprenda el origen de un sinfín de expresiones náuticas que se emplean en el lenguaje cotidiano e impresione a sus conocidos con su conocimiento de datos marítimos extraordinarios y poco conocidos. O simplemente disfrute del recorrido por una gama de temas insólitos y entretenidos.
PHILIP GOSSE (1879-1959) fue nieto del naturalista inglés Philip Henry Gosse e hijo del escritor Sir Edmund Gosse. Riguroso y bien informado, nunca consideró necesario, sin embargo, prescindir del sentido del humor y de la amenidad, aspectos que campean en todos sus escritos y que le han terminado por convertir en un referente fundamental para todos los amantes de la historia de la piratería y de la literatura marítima. Toda su labor se reflejó en cuatro volúmenes que vieron la luz en menos de una década: The Pirates who's who (1924) My pirate library (1926), Hawkins scourge of Spain (1930) y The History of Piracy (1932). El primer título ya ha sido rescatado por esta misma editorial (Quién es quién en la piratería, Renacimiento, 2003) y el último, Historia de la piratería, se presenta hoy a los lectores recuperando la excelente traducción del hispanocubano Lino Novás Calvo (Espasa-Calpe, 1935). «Tan bien urdida está la Historia de la piratería de Philip Gosse, tan bien escrita está y es tan amena, que estoy completamente seguro de que nadie que haya tenido la alegría de sumergirse en sus páginas ha salido decepcionado [...] Produce una sana envidia pensar en el lector que se acerca por primera vez a un libro tan hermoso, tan sabio y tan divertido.» (Del prólogo de Luis Alberto de Cuenca)
En este libro se invita al lector a realizar una inmersión en el pasado; un buceo en las aguas del tiempo que se fue. En él podrá ver el listado de centenares de barcos hundidos en las rutas de las Indias Occidentales y conocer cómo y por qué naufragaban los antiguos galeones cargados de oro y plata que viajaban a aquellas ricas y lejanas tierras. Sin embargo, el objetivo principal de sus páginas no es la búsqueda de tesoros materiales, sino adentrarse en lo más íntimo de las actitudes, de los juicios, de los valores y de los sentimientos de los tripulantes de aquellos buques en esas trágicas circunstancias. Y es que, cuando un barco se hunde, salen a flote conflictos latentes en las relaciones sociales, en las reglas económicas, en los sistemas administrativos, que normalmente permanecen ocultos. Solo entonces descubrimos comportamientos vividos pero no confesados.
Esta obra, cuyo estudio ha sido realizado por Margarita Serna Vallejo, catedrática de Historia del Derecho de la Universidad de Cantabria, reúne los textos principales de nuestra tradición marítima, tanto atlántica como mediterránea, de la Baja Edad Media. El lector debe tener en cuenta que el derecho marítimo que se perfila a partir del tránsito de la Alta a la Baja Edad Media en las costas europeas es un derecho fundamentalmente consuetudinario porque fueron los propios navegantes quienes procedieron a su creación, englobando dentro del término "navegante" no solo a los individuos que tenían algún protagonismo en las actividades vinculadas directamente con el hecho de la navegación de las embarcaciones, con el arte de navegar en sentido estricto, sino también a los comerciantes que viajaban en los barcos con sus mercancías para poder negociarlas en los puertos de destino de las embarcaciones. Este derecho marítimo es de raíz consuetudinaria, sencillo, atécnico y transmitido oralmente, en cuya formación no intervino el poder público. No obstante, recibió, el apoyo de las autoridades, incluidas las propias monarquías, una vez que constataron la utilidad de sus disposiciones para ordenar el comercio marítimo. Así surgieron en la Corona de Aragón los consulados del mar con una doble personalidad: como corporaciones profesionales y como jurisdicciones, primero marítimas, y más tarde mercantiles, una vez que extendieron sus competencias sobre el comercio marítimo, pero también sobre el terrestre. En las costas cantábricas de la Corona de Castilla la aparición de los consulados se retrasó hasta la época moderna: solo el primer consulado, el de Burgos, se estableció en las postrimerías de la Baja Edad Media, en 1494.
Para dar la vuelta al mundo fue necesario que a lo largo de siglos, con avances y retrocesos, sabios de épocas y culturas muy distintas convinieran en que el mundo era más o menos esférico, que era limitado, que la mayor parte de su superfi cie era líquida y se podía navegar por ella, que se podía navegar con otras referencias que las del relieve terrestre, por medio de instrumentos, de la observación de los astros, etc. Y aún fue necesario que se inventaran buques que pudieran navegar por esas aguas, que se desarrollase la cartografía para comunicar a otros como llegar y cómo eran los lugares descubiertos. Y hubo que vencer los supersticiosos temores a «mares tenebrosos», «islas de los muertos» y monstruos terrorífi cos o amenazas de toda índole y, por supuesto, a la cerrazón de los que creían que todo aquello era alterar el orden natural de las cosas, Solo los portugueses y los españoles cumplían sufi cientes condiciones para afrontar el reto por primera vez. Al servicio de la Monarquía Hispánica, el portugués Magallanes y el español Juan Sebastián Elcano, responsable del derrotero fi nal de la nao Victoria, fueron quienes culminaron el desafío secular. El lector comprobará en estas páginas que la hazaña de dar la vuelta al mundo empezó mucho antes que Magallanes, al menos desde Colón, y que solo se concluyó con el tornaviaje de Urdaneta, más de setenta años después.
Profundice en la búsqueda del Nuevo Mundo desde un punto de vista histórico y antropológico. Desde las primeras exploraciones, el contexto histórico de Colón y la España de los Reyes Católicos hasta los 4 viajes colombinos y el choque con las civilizaciones prehispánicas. Una visión completa y rigurosa basada en los últimos hallazgos arqueológicos. Asista al Descubrimiento de América de forma crítica, desde un punto de vista histórico y antropológico. Conozca las diferentes hipótesis sobre los orígenes del poblamiento americano, el contexto histórico de Colón y la España de los Reyes Católicos, la primera toma de contacto con el Atlántico y sus personajes, los cuatro viajes colombinos, las culturas amerindias más destacadas y las consecuencias del contacto con los europeos y viceversa, rompiendo con la estructura mental medieval y marcando el comienzo de la Edad Moderna. Veremos los adelantos técnicos en materia náutica y geográficas del siglo XVI, las barreras físicas y psicológicas que tendrán que superar los marineros para atravesar un Mar Ignoto, así como las desconcertantes y trágicas consecuencias socioculturales de este proceso histórico con novedades y aclaraciones eclipsadas por la leyenda del Almirante y el ideario que de este hecho se tiene, un suceso glorioso para la universalización humana.
Los faros quizá surgieron para calmar la desesperación de quienes esperaban el retorno de los barcos perdidos en la oscuridad de la noche. Al principio, no eran más que grandes hogueras encendidas sobre los acantilados y confiadas a un vigilante que había obtenido un cierto prestigio en este ritual, pero cuando las ciudades crecieron junto a las costas y se construyeron los primeros puertos, los faros se convirtieron en inmensas torres, como, por ejemplo, la que guiaba los barcos que llegaban a Alejandría, en la isla de Pharos, o la conocida como el Coloso de Rodas, bajo cuyas piernas los barcos entraban en el puerto. En el siglo xix ?el siglo de los faros? fueron construidos la mayoría de los que hay en el mundo que, paulatinamente, pasaron a tener mayor alcance y brillo, gracias a los descubrimientos del físico francés Augustin Fresnel que creó un sistema de lentes que concentraban toda la luz en el centro, al margen del combustible que utilizaran: aceite, gas acetileno o modernas lámparas halógenas. Este libro está dedicado a los faros más atractivos del mundo, los faros de nuestros sueños, con sus características, su historia y sus leyendas, pero también a aquellos faros pequeños y aislados que se levantan en medio del océano o sobre abruptos acantilados accesibles sólo en barco, y habitados por viejos marineros retirados que reciben su correo una vez a la semana. Fotografías espectaculares tomadas durante una tormenta o durante la noche, y vistas del interior (a veces con los muebles más inusuales) enriquecen el texto que nos habla de cada faro, de su localización, de su desarrollo tecnológico, de sus avatares y de la compleja psicología de los fareros que viven en soledad, en estos extraordinarios monumentos costeros ahora en vías de extinción tal como los hemos conocido.