La presente obra recrea el espacio como tema en la arquitectura y el arte contemporáneos, principalmente en el periodo que abarca desde los primeros años sesenta hasta finales de los ochenta, cuando la idea de espacio cobró un especial protagonismo. El análisis del papel del espacio en las artes se centra en la escultura y sus desbordamientos, de manera que se establece una especie de dialéctica entre el espacio arquitectónico y el escultórico, rastreando los ricos márgenes que se han generado en los límites de ambas disciplinas y que han dado origen a otros nuevos géneros en los que lo espacial aparece como una de sus características más definitorias. Sin pretender llega a hacer una "historia de la cultura" de una época o momento determinado, este ensayo intenta superar las metodologías al uso en historiografía del arte, así como los conceptos preestablecidos sobre las "distintas" artes para, sirviéndose de ideas y acontecimientos filosóficos, artístico, musicales, literarios y arquitectónicos, trazar un perfil del ambiente cultural que se respiró en Occidente tras la Segunda Guerra mundial. Para ello se sirve de un hilo conductor: la idea de espacio.
El poeta Paul Éluard describió " Expresiones de la locura " como " el libro de imágenes más bello que ha existido " . Su autor, Hans Prinzhorn, fue poeta amateur, músico, dibujante aficionado, historiador del arte, filósofo y psiquiatra. Su personalidad entusiasta se ve reflejada en el texto, que tiene su correlato en la configuración de una gran colección de obras que vienen de manicomios de todo el mundo. Desde su publicación en 1922, el volumen fascina a artistas como Paul Klee, Max Ernst, Pablo Picasso o Salvador Dalí: algunos lo han considerado uno de los manantiales secretos de donde beben las vanguardias. Se trata, además, de uno de los primeros textos en realizar un análisis artístico de piezas realizadas por " locos " , y resulta fundamental para la posterior configuración de categorías como el " art brut " o el " outsider art " . Entre sus páginas aparecen relatos de personas que pintan sobre papel higiénico o esculpen con miga de pan. El libro es también la historia de la irrefrenable necesidad creadora del ser humano, a pesar de todo, y en las circunstancias más adversas.
Conquistada por diferentes caminos en la década de 1950 e incoporada, con su propia sintaxis plástica, al acervo común, la abstracción tiene una historia apasionante como idea y como objetivo cumplido por algunos de los más grandes artistas del siglo pasado. Esta historia es la que cuenta el crítico y pintor John Golding a partir de la obra de los pioneros de la abstracción como Mondrian, Malévich y Kandinsky, así como la de sus sucesores, los norteamericanos Pollock, Newman, Rothko y Still. El libro reconstruye, de manera rigurosa y accesible, el viaje recorrido por cada uno de ellos desde el arte figurativo hasta el abstracto, un viaje en el que la búsqueda espiritual y la experimentación artística se hicieron inseparables. A pesar de sus diferentes técnicas y formas de pensar, todos compartieron, en algún momento de sus trayectorias, la sensación de encontrarse "en el camino hacia un verdad pictórica fundamental, hacia un absoluto visual".
Tras un primer capítulo en el que plantea los problemas fundamentales del arte contemporáneo teniendo en cuenta las reflexiones de Benjamin, Adorno y Greenberg, así como los cambios habidos en la industria de la cultura y la comunicación, en la tecnología y el mercado, Di Giacomo traza las líneas fundamentales del arte contemporáneo a partir del desarrollo de la vanguardia, el cubismo, las obras de Braque y Picasso, la ruptura radical que supone el trabajo de Duchamp, el surrealismo y el dadaísmo, y la posterior evolución del arte abstracto, Malevich y Kandinsky. Los cambios políticos, culturales y sociales, morales también, habidos tras la Segunda Guerra Mundial determinaron trayectorias significativamente diferentes a las mantenidas hasta entonces. Di Giacomo estudia a Giacometti y a Bacon, pero también las creaciones del Minimalismo y del Arte Conceptual, no menos que las de una «nueva figuración» que tiene su mejor expresión en el «realismo» de Koons: paradójicamente, la realidad se aplica a imitar al arte. El arte no está, sin embargo, exento de rebeldía y testimonio: Beuys, Boltanski y Kiefer son los mejores ejemplos a este respecto. En los últimos años los dos modelos primarios usados para articular diferentes aspectos del arte de la postguerra han acabado perdiendo eficacia: tanto el modelo del modernismo, basado en la especificidad del medium, como el modelo de la neovanguardia, que reelabora las críticas a la vieja intuición burguesa del arte, como hacía la primera vanguardia histórica. La verdad es que hoy compiten entre sí diferentes modelos locales, pero ninguno de ellos puede esperar llegar a convertirse en paradigmático. Y si, para muchos, este estado de cosas es positivo, porque posibilita libertad artística y diversidad crítica, también es cierto que ese paradigma del no paradigma ha favorecido una chata indiferencia y una cultura turística y consumista del arte.
El último libro de Gauguin y el más importante. En él nos deja su personal contribución a la literatura del yo con unos escritos auspiciados por la estética del fragmento, que participa tanto de la autobiografía, la confesión, el diario íntimo o el manifiesto artístico. Gauguin rememora todos sus exilios y revisa por última vez sus propios combates interiores.
En la Nochevieja de 1899 ¿quién hubiera podido prever que, 100 años más tarde, la pintura y la escultura dejarían de ser requisitos esenciales para convertirse en dos opciones más? El término arte ha sido definido y redefinido tantas veces en el último siglo que ha adquirido significados sociales, políticos y tecnológicos totalmente nuevos.Al abarcar toda la gama de disciplinas disponibles, incluidas la fotografía y los nuevos medios, y al estar articulada por temas para destacar la relación entre obras y movimientos, esta obra maestra amena y enciclopédica se convierte exactamente en lo que dice la portada. Ya se trate del surrealismo o el Land Art, Fluxus o la Bauhaus, esta es la guía completa del arte del siglo XX.Un proyecto tan inmensamente ambicioso merece estar en la biblioteca de cualquiera.
Como la mayor parte de los grandes museos europeos, también el museo nacional del prado debe su apertura en 1819 a la iniciativa de un soberano iluminado, fernando vii quien decidió hacer publicas sus colecciones privadas con la convicción de que representarían un poderoso instrumento de alfabetización e instrucción cívica.
Zurich, 1916. En plena guerra mundial, las oscuras callejuelas y ruidosos tugurios de este ciudad suiza acogen a una nutrida flota de refugiados políticos, agentes secretos, jóvenes objetores renuentes a marchar al frente, artistas, literatos y poetas exiliados. Entre todos ellos, un grupo de amigos encabezados por el rumano Tristan Tzara da a conocer el movimiento Dada en una serie de manifiestos. Su lugar de reunión es el mítico Cabaret Voltaire, en el número 1 de la Spielgasse, frente al domicilio de Lenin y Krupskaia. Tzara, Arp y Schwitters, entre otros, juegan al ajedrez con el revolucionario ruso por la tarde, y por la noche se entregan a la rebelión espiritual contra una sociedad responsable de haber transformado Europa en una inmensa carnicería.Tal vez ningún otro movimiento espiritual haya pretendido renovar el arte y la literatura desde unos presupuestos tan radicales y subversivos como los que alientan en cada uno de estos siete manifiestos.
El pasado reciente ha sido motivo de un gran interés en la España de los últimos años, cuya historiografía viene ocupándose de recuperar y revisar, a la luz de nuevas fuentes, medios y sensibilidades, una historia para cuya narración nunca se había dispuesto de tanta y tan variada información. El arte y su historiografía también han remado en el mismo sentido, convirtiendo ámbitos de desarrollo de la creatividad antes poco o nada considerados y atendidos, en verdaderos motivos de investigación y fuentes de información. Es así como, entre tales estudios, han venido a situarse en primer plano o a vehicular notables indagaciones medios tan característicos de ese pasado reciente como la fotografía, el cine, la escenografía, la televisión, el archivo o colección profesional, la museografía, los nuevos urbanismos, la arquitectura industrial, la cultura de masas, los temas de memoria y género, las revisiones de la crítica y la historiografía o las concienciaciones y reconsideraciones sobre el patrimonio histórico-artístico. Todo ello tiene cabida en este volumen.
Esta obra de Eliade, protagonista de la vida cultural de la segunda mitad del siglo XX, es una de sus grandes aportaciones a la cultura occidental. Este estudio comparativo surgió en primer lugar como curso de iniciación. Ofrece el armazón para comprende