Dos son los temores centrales que organizan los miedos que moldean la vida en la ciudad. El primero se refiere a la desigualdad económica; el segundo al desconocimiento de los otros y el temor a la pérdida de identidad personal. La incertidumbre y la confusión se han incrementado por la rapidez de los cambios de las últimas décadas, lo que ha provocado que las ciudades se perciban como lugares con peligros. Por ello, la ciudad como espacio libre está siendo dividida, estructurada y controlada por las fuerzas del orden, con el objetivo que de garantizar la seguridad en cualquier momento. Si hace unos años la expulsión del miedo de nuestro entorno se llevaba a cabo mediante ostentosas medidas arquitectónicas, ahora éstas están siendo sustituidas por medidas más sofisticadas e imperceptibles. Son las prótesis tecnológicas instaladas en lugares estratégicos que consiguen mantener nuestro miedo bajo control. A ese perverso juego sin fin se refiere este libro.
En este libro se defiende la idea de que las transformaciones artísticas de la modernidad nos ayudan a comprender en qué consistió el sistema que se ponía en cuestión, y a la inversa, pues es en el marco de la tradición donde adquieren sentido las revoluciones creativas de los últimos cien años. El (des)orden del arte moderno se evidencia así en unos pocos asuntos nucleares: emergencia y expansión del modo «panóptico» de visión; aparición del movimiento real superando al movimiento congelado o ilusorio; atención a los distintos primitivismos como alternativas al prestigio paralizante del canon occidental; autonomía creciente del objeto real frente al ficticio, con la irrupción, más reciente, de los entes virtuales; apropiación del suelo como territorio horizontal de la creación; y finalmente, reevaluación de la noción benjaminiana del aura, que no se perdió en las sociedades actuales sino que se habría extendido a cada reproducción o a cada gesto creativo. Juan Antonio Ramírez sostiene que si la modernidad ha producido algo comparable al orden visual renacentista, vigente durante varios siglos, no parece lógico aceptar su clausura a las pocas décadas de su nacimiento. El objeto y el aura es un libro insólito por su voluntad de plantear los grandes problemas del arte contemporáneo en la perspectiva histórica de «la larga duración», superando al «tiempo corto» de los acontecimientos privilegiado por la crítica de arte habitual.
Catálogo de la exposición celebrada en el MNCARS del 12 de noviembre de 2008 al 16 de febrero de 2009 sobre Carl Einstein, historiador, crítico del arte y una de las figuras clave de la vanguardia artística del siglo XX. En la exposición se muestran obras significativas de los artistas más importantes de las vanguardias, a quienes Einstein conoció y sobre cuyas trayectorias reflexionó y escribió.
En " Las vanguardias artísticas del siglo XX " , el escritor y crítico de arte Mario de Micheli ha trazado una crónica viva de los grandes movimientos que configuraron la transformación de las artes plásticas desde el cambio de siglo hasta 1950, buscando su línea de continuidad y su común razón de ser en aquello que propiamente constituye la esencia de la vanguardia: el ánimo de ruptura cultural. Combinando el dato histórico y la crítica, se ofrecen aquí los materiales de una visión de los " ismos " más profunda que la mera catalogación de variantes formales; una visión integral, apoyada, de una parte, en el examen de la actividad creadora de los artistas más representativos del período, y, de otra, en los manifiestos y programas que presentaron las posiciones de partida de cada grupo.
Este libro representa uno de los primeros estudios amplios y completos de un arte rico, fascinante y complejo, más popular y revalorizado cada día. Su autor trata, siguiendo el hilo histórico, los principales campos y temas del arte de América Latina: el realismo mágico, el expresionismo y algunos conceptos que las artes plásticas comparten con la literatura latinoamericana; los grandes muralistas mexicanos (Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco...), la rica interrelación entre política, sociedad y arte; la sostenida influencia de las artes populares; el diálogo entre las vanguardias europeas y los movimientos norteamericanos con el "pensamiento" indigenista de artistas como Wilfredo Lam, Matta o Rufino Tamayo; o el importante papel desempeñado por algunas mujeres, como Frida Kahlo, Loenora Carrington y Remedios Varo; añade estudios sobre muchos otros artistas que han pintado, dibujado o esculpido desde principios de siglo hasta este momento. Una visión, pues, muy completa de un ámbito original y múltiple destinado a convertirse en un campo privilegiado de las artes plásticas.
Engaño, ocultación e invisibilidad son algunos de los conceptos que emparentan arte y camuflaje. Desde que los cubistas contribuyeran al nacimiento del diseño del camuflaje militar moderno durante la Primera Guerra Mundial, la esfera del arte no ha dejado de mantener, a lo largo de los siglos XX y XXI, fructíferas relaciones con el camuflaje. Este libro, que supone una síntesis novedosa en el ámbito de lengua española, traza la historia de esos intercambios, partiendo de la ideación de diversos «engaños de guerra» por parte del cubismo y de la pasión por la invisibilidad que caracterizó al surrealismo; analiza la presencia del camuflaje militar en el arte pop y conceptual, así como los sutiles vínculos entre mujer y camuflaje; y, por último, aborda la dedicación de algunos artistas actuales a unas estrategias hechas de secretos y mentiras.
Salvador Dalí convirtió el paisaje ampurdanés en un símbolo del surrealismo. La obra del pintor catalán resulta inseparable de su geografía natal. La mejor prueba la tenemos en los espacios del Teatro-Museo Dalí, de Fiueres, la casa de Portlligat y el castillo de Púbol. Tres vértices del triángulo en el que transcurrió buena parte de la vida cotidiana del genial artista.