Cuando contemplamos los vertiginosos espacios de la catedral de Chartres o las brillantes páginas de un manuscrito iluminado, somos testigos de un nuevo modo de ver las cosas. En esta radical revisión del arte gótico en Europa, la palabra «gótico» no sólo describe un estilo artístico, sino un concepto cambiante del espacio, el tiempo y la sociedad: un nuevo tipo de percepción, tanto visual como espiritual, en el que la luz tiene una importancia fundamental. Camille nos muestra cómo veía su propia época el arte de los siglos XIII y XIV, al tiempo que explora el modo en que se entendía la visión en sí. En esta época de pintura gloriosa, de arquitectura y escultura magníficas y complejas, de lujosa iluminación de manuscritos, el arte era la expresión de la pasión religiosa y del poder terreno, de la riqueza pública y privada, de la ciencia y del conocimiento. La nueva visión condujo a un estallido de brillantes imágenes, pero tenía su lado sombrío, al que la Historia del arte rara vez ha prestado atención: la representación deformada de los «otros» judíos, herejes, leprosos; una nueva visión, pues, no sólo de lo maravilloso, sino también de lo grotesco. Este libro contrasta con los enfoques tradicionales, centrados con frecuencia en la tecnología arquitectónica y en los pequeños detalles de la iconografía. Elementos inusuales, como el revival gótico del siglo XIX, proporcionan un marco amplio, mientras que las numerosas obras de arte seleccionadas, de Londres a Praga, de Escandinavia a España, revelan el estilo gótico como un verdadero estilo internacional.
Pocos paises del mundo ofrecen como Siria una gama tan rica y variada de civilizaciones pasadas. La riqueza artística de Siria es comparable, si no superior, a las de Mesopotamia, Asia Menor, Grecia y aún a la de Egipto. No exageraba el barón Von Oppenheim cuando, ponderando la variedad de sus vestigios históricos, afirmaba: `Siria es el paraíso de los arqueólogos`.
Una excelente manera de iniciarse en el arte medieval, una síntesis de la historia social del medievo y una base para reflexionar sobre los orígenes de nuestra realidad europea. La idea de Europa se consolidó a lo largo de los diez siglos que trata este libro, en paralelo con el desarrollo de un arte propiamente europeo. Durante este periodo, se produjeron incesantes y vertiginosos cambios tanto en las estructuras sociales como en la formación cultura, y éstos se plasmaron de manera evidente en el ámbito de la creación artística. Hoy admiramos lo que queda de ese arte, pero tenemos tendencia a atribuirle un sentido básicamente estético. Duby, uno de los mayores especialistas en la historia medieval, nos permite adoptar la mirada de los hombres de la época, para quienes los monumentos, objetos e imágenes artísticos cumplían tres funciones: presentes ofrecidos a Dios, comunicación con el más allá y afirmación de la autoridad. A medida que los focos de poder se fueron desplazando -y se reducía influencia de los clérigos- la tercera de las funciones cobró fuerza, mientras se reforzaba también la idea de obra de arte no funcional sino como mera fuente de placer. Arte y sociedad en la Edad Media, convertido en un clásico de la lectura obligada, constituye una excelente manera de iniciarse en el arte medieval, una síntesis clara y asequible de la historia social del medievo y, al mismo tiempo, una base para reflexionar sobre los orígenes de nuestra realidad europea.
Convertirse en un precursor del arte moderno. Este cambio hay que entenderlo como el resultado de una crisis. A su delicada situación económica se añadía la falta de lazos estables con la ciudad y sus corporaciones. El Greco hubo de verse invadido entonces por una sensación de extrañeza, de desarraigo, por la nostalgia del porvenir, por los sueños que había tenido y no había realizado. Entonces acentuó la recuperación de sus orígenes, recuperó las enseñanzas de sus años cretenses, hizo un viaje de ida y vuelta a Bizancio. La investigación sobre los bizantinismos de El Greco en su obra española, de las estructuras formales a las propuestas iconográficas o el uso del color, es lo que aquí se ofrece.
La escultura románica. Investigaciones sobre la historia de las formas, es uno de los textos fundamentales de la Historia del Arte de nuestro siglo. De la misma generación que E. Panofsky, R. Longhi y A. Hauser, H. Focillon traza en este estudio la base metodológica del análisis formal del arte, entendiendo este análisis como debate de cinco parámetros fundamentales: las formas, el espacio, la materia, el espíritu y el tiempo. Si el método iconológico se interesa por el significado literario del arte y el sociológico por las relaciones de dependencia entre el arte y su contexto con la escultura románica, Focillon propone llegar a la propia esencia de lo artístico resaltando los valores que son propios y exclusivos de las artes plásticas. Con ello la historia del arte deja de ser una ciencia auxiliar de la historia, de la literatura o de la sociología para convertirse en una verdadera ciencia de las formas.
Hay monumentos tan marcados por los acontecimientos históricos, sociales, políticos, religiosos, económicos y culturales, a los que se han dedicado numerosos estudis, que pretender resaltar a estas alturas del siglo XXI sus cualidades artísticas, podría parecer una terea innecesaria y fuera de lugar. Un caso de este tipo es el que ahora nos ocupa: la catedral de Burgos. Estamos ante una obra que fundamentalmente pretende ayudar a ver el conjunto catedralicio de Burgos, resaltando algunos de los aspectos que nos parecen más ignificativos, para que el interesado en ella acabe con una idea del valor que este conjunto ha tenido y tiene en la Historia del Arte.
La peregrinación, viaje que se realiza por una motivación religiosa, ha tenido a lo largo de la Historia, y mantiene en nuestros días, una especial significación, tanto por sí misma como por sus variopintas consecuencias. Los cristianos, aunque no tienen como precepto la peregrinación, la han practicado siempre desplazandose a diferentes santuarios desperdigados por los más diversos lugares, aunque no todos tienen, desde luego, la misma transcendencia. Sin duda la peregrinación de mayor calado en la Europa medieval ha sido la que tenía por meta una lejana y pequeña ciudad del noroeste hispánico: Santiago de Compostela. Este libro contempla los diferentes aspectos históricos, artísticos y por supuesto los distintos caminos físicos de llegada a Santiago con los que completar la peregrinación.
El arte mudéjar se desarrolló en la Península Ibérica desde fines del siglo xi hasta el siglo XVI, conviviendo con otros estilos cristianos o con los desarrollados en las distintas formaciones políticas de Al-Andalus durante la baja Edad Media. La conquista de Granada y el descubrimiento de América abrirán nuevas formas de interpretación de estas realizaciones, sobre todo arquitectónicas, que servirán para definir las ciudades y las construcciones institucionales a un lado y otro del Atlántico, influyendo, también, en la arquitectura doméstica. El estudio historiográfico, cronológico, tipológico y decorativo constituye el esquema básico de este trabajo que abarca desde los orígenes del mudéjar tras la conquista de Toledo (1085) hasta realizaciones americanas ya del siglo XVII.
Causa una cierta sorpresa el desarrollo e interés que despiertan los estudios sobre el arte románico en nuestro tiempo. Pero esta sorpresa se desvanece cuando se analiza el románico desde un punto de vista cultural y se establece su paralelismo con el contexto de nuestro tiempo. En los siglos XI y XII, es decir, en la etapa de la génesis y floración del arte románico, las diversas naciones y regiones de la Europa occidental, sea, de la Cristiandad, se sintieron partícipes de una empresa común. Una misma esprirtualidad las unía y tras la anarquía y fragmentación del período prorrománico, unos mismos ideales cimientan la cultura europea. Este estudio pictórico refleja y analiza la herencia románica de las tierras de Aragón.
`Es por lo tanto totalmente correcto decir que sin Mahoma hubiese sido inconcebible Carlomagno. En el siglo VII, el antiguo Imperio romano se convirtió en Imperio de Occidente; el Imperio de Carlomagno era el imperio de Occidente...` y el Imperio de Oriente, era el musulmán impulsado por Mahoma.
El llibre miniat, un dels objectius més preuats de ledat mitjana, esdevé un dels vehicles transmissors més importants de les novetats artístiques, per davant de la pintura sobre taula i, de fet, fins lentrada en escena de la pintura flamenca va ser capdavanter en el marc de les creacions artístiques. Aquest llibre ret homenatge al notable protagonisme adquirit pels promotors dels manuscrits, els quals esdevenen figures clau per compendre els canvis estètics efectuats a les arts figuratives daquest període. Promotors de la categoria dAlfons X el Savi, al regne de Castella; la família Visconti al ducat de Llombardia; els diversos membres de la dinastia Valois a França, o la cort papal dAvinyó, són figures sense precedents en la història de lart medieval.