Cada epocalidad tiene su tarea, en cada época es distinto el oficio de pensar. Pues bien, para los autores, a partir de la Segunda Guerra Mundial no puede tratarse sino de interrumpir los factores profundos de la Guerra y la barbarie que en nuestro mundo devastado protagoniza la voluntad racional y libre de Occidente. Se trata pues, para la filosofía del siglo XXI de interrumpir la Metafísica, Es porque se están socavando sin límite las configuraciones racionales y las sitaxis racionales de sentido por lo que resulta necesario e imprescindible ahora pararse a reconsiderar los criterios que pueden dar cauce al cambio de orientación que altere desde dentro la prosecución de esta historia enferma; y es, sobre todo, porque la violencia se opera en nombre de una racionalidad intrumentalizada hasta el asco por la retórica de los mitos salvadores, por lo que tenemos que volver a descubrir cuáles sean los criterios de legitimidad y de racionalidad que nos permitan comprender qué es lo que tenemos que hacer y con qué sentido.
De la impronta que para el imaginario popular (especialmente el anglosajón) tienen las inmortales historias de Winny de Puh (colección Avatares nº 40), de A.A. Milne, nos da buena muestra la gran cantidad de secuelas y ensayos que se han publicado en los últimos cincuenta años protagonizados por el inimitable oso. John Tyerman Williams es uno de los autores contemporáneos que más partido ha sacado del personaje de Milne, con obras como Puh y el Milenio (1997), Puh y los psicólogos (2000), Puh y los magos (2003) y el presente Puh y los filósofos (1996). En Puh y los filósofos, Williams, doctor en filosofía, trata de demostrar, con expléndido humor y espíritu didáctico, que la entera historia del pensamiento occidental, desde los presocráticos hasta Sartre y Camus, está contenida de forma simbólica en las historias supuestamente infantiles del oso Winny. Si bien su lectura puede servir como una desenfadada y lúcida introducción a la filosofía, Puh y los filósofos requiere del lector una cierta familiaridad con las grandes ideas de la Filosofía Occidental y con las propias historias de Winny de Puh, a fin de que pueda disfrutar plenamente del juego inteligente e irónico que propone Williams en esta obra. A lo largo de sus páginas veremos cómo la enfermiza ansiedad de Porquete (cerdo amigo de Winny) no es otra cosa que la expresión del heidegeriano ?Ser-para-la-muerte?, cómo el episodio sobre la manera de atrapar a un Frusbo resulta un agudo comentario sobre la teoría kantiana del mundo fenoménico, o cómo la fiesta de cumpleaños del depresivo burro Iíyoo es un claro trasunto del ?Festival del Asno? del Así habló Zaratustra nietzschiano.
La «muerte del mito» no es más que una máscara, un mito al que Blumenberg, en la presente obra, intenta acercarse, para mostrarlo en su impostura. El Cristianismo, con sus sistematizaciones teológicas, favoreció el afianzamiento de una ortodoxia bajo el dominio de un monoteísmo absoluto, opuesto a la libertad originaria que caracteriza al mito en el mundo politeísta antiguo. El mito, sin embargo, ha sobrevivido al proceso de racionalización preconizado por la escolástica medieval y aparentemente consolidado en la Modernidad. Los estudios interdisciplinares que abordan el mundo de las mitologías y del mito han puesto de manifiesto, a lo largo de la segunda mitad del siglo XX, que la «desmitologización» de las sociedades modernas es sólo aparente. El mito, con su carácter poético y libre, basado en la variación y la repetición constantes como mecanismo para liberar a la conciencia de aquellos poderes originarios que la aterrorizaban, sigue siendo hoy más vigente que nunca. Desde los neoplatónicos y los gnósticos, pasando por la Patrística, hasta llegar al mundo moderno, Blumenberg nos muestra, con mano firme, de qué modo los diferentes conceptos de «realidad», elaborados en el curso de la historia, son parejos a una determinada configuración de la mitología y a una recepción concreta del mito. Nos encontramos, sin duda, ante una verdadera «mitología de la historia».
la vida de los hombres es vulnerable y con frecuencia debe su supervivencia a otras personas, sociedades y marcos morales y jurídicos. La infancia, la vejez y los estados de enfermedad, por los que todos los hombres pasamos necesariamente, ponen en evidencia este carácter de fragilidad. A lo largo de la «tradución de Occidente», la defensa ética y la protección legal de los estados humanos de mayor debilidad han sido constantes, pero en nuestros días tal defensa se comienza a cuestionar.
Como ya hiciera en Lo que Sócrates diría a Woody Allen (Premio Espasa Ensayo, 2003), Juan Antonio Rivera emplea algunas películas como ejemplos ilustrativos, para hilvanarlas luego con meditaciones filosóficas. Una original y divertida forma de entender la filosofía a través del séptimo arte.Juan Antonio Rivera (Madrid, 1958), catedrático de Filosofía, obtuvo su licenciatura por la Universidad Complutense de Madrid. Es colaborador asiduo de la revista Claves de razón práctica y ha escrito en las revistas Isegoría, Cuadernos del Sur, Revista de Occidente, La Página, Fetasa, Ágora y Er.Otras obras publicadas son: El gobierno de la fortuna (Crítica, 2000), Lo que Sócrates diría a Woody Allen (Premio Espasa Ensayo 2003, traducido a varios idiomas) y Menos utopía y más libertad (Tusquets Editores, 2005).Ensayo ameno y de fácil lectura.El autor consigue acercar la filosofía al lector poco especializado en la materia.Combina el comentario de películas con reflexiones filosóficas.Se trata de una continuación de su obra anterior Lo que Sócrates diría a Woody Allen (Premio Espasa Ensayo, 2003), del que se hicieron varias ediciones.Dirigido a lectores de nivel cultural medio, interesados por la filosofía y amantes del cine.
Este libro examina la idea de espacio público y sus transformaciones en la sociedad contemporánea, y determina qué puede significar hoy una cultura pública común y cómo entender la política para un mundo común. Tras analizar los actuales escenarios en los que se desarrolla la vida pública, plantea una concepción de las cuestiones relativas a la identidad y la diferencia en consonancia con las exigencias democráticas de una sociedad plural, para finalizar proponiendo una transformación del poder político de manera que esté en condiciones de articular espacios comunes, cooperación, responsabilidad e integración en la nueva sociedad mundial.
En estas Lecciones preliminares de filosofía, nacidas de un curso impartido por él en 1937 en la Universidad argentina de Tucumán, expone García Morente con extraordinaria coherencia y desusada claridad toda la historia de la filosofía del ser y del conocer, desde los pensadores presocráticos hasta Husserl y Heidegger. La obra desemboca en una teoría del ser y del valor que culmina en una ontología de la vida de cuño claramente orteguniano y constituye sin duda, a decir de su discípulo y prologuista Julián Marías, 'el libro crucial de Manuel García Morente'.
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Opera prima de Friedrich Nietzsche, El origen de la tragedia es una obra intrépida y chispeante, llena de arrojo intelectual y entusiasmo juvenil, que desconcertó y fue malinterpretada por sus contemporáneos. El propio Nietzsche la calificó quince años después como un libro imposible por la ambigüedad de su estilo. En ella, el joven catedrático universitario de Filología Griega enfocaba un problema en apariencia de corte académico y filológico como el de los orígenes de la tragedia griega. Pero lo hacía con tal audacia en su planteamiento, que su tesis traspasaba los límites de la filología clásica para ofrecer una visión metafísica y existencial del arte como producto de la tensión, la alternancia y la fusión de dos principios opuestos: lo apolíneo y lo dionisíaco, luz y oscuridad, razón e instinto, serenidad y embriaguez, orden y caos. El resultado fue una obra fascinante, notablemente híbrida y con una temeraria capacidad imaginativa, construida con datos filológicos y arqueológicos pero vivificada de un extremo a otro por un empeño filosófico. En todo caso -escribió su autor- aquí habla una voz extraña, el apóstol de un dios desconocido, pertrechado provisionalmente con el birrete de doctor; habla aquí el espíritu repleto de exigencias nuevas y aún inominadas, una memoria hinchada de interrogantes, de observaciones, de obscuridades; aquí habla algo como un alma mística, un alma de ménade que, atormentada y caprichosa, y casi irresoluta sobre si debe escaparse o entregarse, balbucea en cierto modo un extraño lenguaje.
La filosofía práctica no está hecha para predicar en el vacío, sino para guiar nuestra conducta privada y pública. Como una vía de acercar esa reflexión a la gente, Aurelio Arteta nos propone reunir estos tópicos tan familiares a fin de escudriñar sus flacos fundamentos y efectos perversos. Ellos delatan las creencias dominantes, los grandes prejuicios colectivos. Tantos tontos tópicos recoge desde las excusas más socorridas de la irresponsabilidad y la pereza hasta la retórica ordinaria sobre la violencia o la democracia.Son estos comodines del lenguaje ordinario los que nos aportan la seguridad de que no estamos solos. Tal es la función primera de los tópicos: acomodarnos al grupo, vestirnos a la moda verbal del momento, volvernos normales. A base de amontonar esos lugares comunes, construimos nuestra comunicación más impersonal y automática.Decir lo que se dice nos permite opinar sin la molestia de pensar lo que decimos y, de paso, alcanzar la ilusoria certeza de entender y ser entendidos. Y en ésas estamos.
André Comte-Sponville, uno de los grandes nombres de la filosofía popular, ha captado para los lectores la quintaesencia del pensamiento de los grandes autores y filósofos, de la Antigüedad hasta nuestros días: Aristóteles, Descartes, Spinoza, Alain, Schopenhauer, Camus? En esta obra se habla de temas fundamentales como la muerte, el amor, el conocimiento, la libertad, la moral y la política. Comte-Sponville presenta cada cuestión de una forma clara e inteligente.