Hablar del artículo 27 de la Constitución, después de cuarenta años, tiene sentido porque el problema fundamental es si podemos seguir hablando de ?pacto educativo?. Supuestamente, a su amparo se han producido once leyes orgánicas, y como consecuencia varias reformas y contrarreformas que han resultado antagónicas y, en ocasiones, anticonstitucionales. La cuestión es por qué es tan difícil consensuar políticas educativas que respeten la universalización de una buena educación con la libertad de enseñanza. Especialistas con mucha dedicación a los problemas pendientes, algunos de ellos siempre eludidos o postergados, aportan un análisis historiográfico que los hilvana desde las raíces del sistema educativo español hace más de 160 años. La voz de representantes de la comunidad educativa pone el contrapunto de los obstáculos con que tropieza la vida escolar cotidiana. El panorama resultante recuerda, por más de un motivo, al que en vísperas de 1789 pintaron los ?Cuadernos de quejas?. El lector verá si ese nombre es el apropiado para lo vivido desde sus años escolares.
Los resultados de la investigación que presentamos en este libro son el fruto de dos años de trabajo con el objetivo de rescatar y poner en valor los orígenes y el desarrollo de un centro de enseñanza superior durante cuarenta años, cuya titularidad ha sido siempre ostentada por la Congregación de las Hermanas de Pureza de María. Los objetivos perseguidos con el presente estudio son varios. En primer lugar, ofrecer un balance de lo que ha sido y es el Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez en el contexto de la formación de maestros y comunicadores de las Islas Baleares y para las Islas Baleares. En segundo lugar, permitir a los clientes internos del CESAG el poder identificar y reconocer las principales características evolutivas del centro que nos han conducido a lo que hoy somos. En tercer lugar, difundir en ámbitos académicos y universitarios la historia y la memoria de la escuela, en este caso de una escuela universitaria de la Iglesia, con lo que ello significa, y en los diferentes contextos políticos, sociales, económicos y culturales que le ha tocado vivir. La investigación que presentamos sobre el CESAG se incardina, sin lugar a dudas, en un tema más amplio que es el de la formación del magisterio, en general, y del femenino, en particular, teniendo en consideración el contexto español y el mallorquín.
El abanico de autores, de pensamientos y de retazos de realidad que Josep González-Agàpito ha espigado y ordenado para este libro nos acercan a una parte de la historia de la educación infantil. Como no podía ser de otro modo, se trata de una selección, y, aunque sería posible hacer muchas otras, en ésta se recogen algunas voces poco conocidas, que quizá para algunos hasta pueden ser completamente desconocidas. Es una selección hecha desde Cataluña, una realidad históricamente silenciada y, por tanto, con dificultad para dar a conocer el pensamiento y la acción de los pedagogos, psicólogos o maestros que han influido en nuestra realidad común. Quizá esta sea una oportunidad para darlos a conocer.
Esta obra recoge una experiencia pedagógica realizada en El Perelló (Valencia) con un grupo de niñas y niños evacuados de Madrid durante la guerra civil. Las Comunidades Familiares de Educación fueron una colonia escolar en la que los pequeños vivían en un ambiente familiar y recibían una educación integral presidida por los valores de la libertad y de la responsabilidad personal. El impulsor de la experiencia, Ángel Llorca García, era uno de los maestros españoles más conocidos. Todas sus realizaciones pedagógicas estuvieron influidas por el ideario de la Institución Libre de Enseñanza y por el movimiento renovador internacional de la Escuela Nueva. Este ensayo fue muy conocido en España y en el ámbito internacional. Sin embargo nunca llegó a publicarse un estudio sobre el mismo y, por supuesto, después de la guerra esta experiencia fue condenada al silencio. Este libro intenta recuperar esta rica experiencia educativa que sirvió de modelo a otras muchas desarrolladas durante nuestra guerra civil.
En esta obra, de carácter histórico, se realiza una contextualización, no solo de la Escuela Moderna, sino de la situación del Estado español de su tiempo, pues la enseñanza en no pocas ocasiones se analiza con una grave carencia de sus numerosos factores determinantes. Otra de las perspectivas desde la que se enfoca la Escuela Moderna se ciñe al centro de enseñanza. No se relata tanto la vida privada de su fundador, Francisco Ferrer Guardia, sino las vicisitudes históricas de su institución y los valores que intentó transmitir. Para ello se hace un extenso uso de las fuentes primarias, es decir, del propio órgano difusor del centro, el Boletín de la Escuela Moderna. También se echa mano de una obra de Ferrer escrita entre 1906 y 1907 (publicada finalmente en 2009): los Principios de moral científica. El público interesado en la temática que trata el libro puede ser amplio, ya que no se reduce al ámbito meramente académico. Incluye a todos aquellos interesados en la historia de la educación, pero también, de modo más general, a quienes atraiga la historia española de finales del siglo XIX y del XX.
La Universidad Central durante la Segunda República fue uno de los espacios intelectuales más atractivos de la denominada Edad de Plata de la cultura española, y constituyó en sí misma un verdadero núcleo de excelencia científica y académica a la altura del esplendor artístico y literario de aquellos años, aportando a la nómina de intelectuales más destacados los nombres de muchos de sus profesores. Aquella Edad de Plata universitaria que se venía gestando en los años veinte con el progresivo acceso a las cátedras de una nueva generación más preparada que debía buena parte de su formación a las estancias en algunos de los principales centros de investigación europeos y a la actividad de los institutos y laboratorios de la Junta para Ampliación de Estudios, tuvo su momento de mayor apogeo durante la Segunda República por una cuestión de madurez intelectual y respaldo institucional. El plantel de profesores de la Facultad de Filosofía y Letras era algo extraordinario. En sus aulas se podían escuchar las clases de metafísica de José Ortega y Gasset, las de filología de Ramón Ménendez Pidal, las de historia del arte de Elías Tormo, las de historia medieval de Claudio Sánchez-Albornoz, las clases de lógica del líder socialista Julián Besteiro, las de historia de la lengua de Américo Castro, las de filosofía del joven José Gaos o las de ética de su decano Manuel García Morente, junto a los que también impartían clase el ministro Domingo Barnés, el arabista Miguel Asín Palacios, al paleógrafo Agustín Millares Carlo, el pedagogo Luis de Zulueta, o el paleontólogo Hugo Obermaier, entre otros. Todos ellos eran figuras de extraordinario relieve en sus respectivas disciplinas, pero además tenían una gran ascendencia sobre la vida cultural española de la época, muchos de sus libros contaban con miles de lectores, y algunos desempeñaron además papeles muy relevantes en la vida política española. La Facultad de Derecho contaba también con una brillante nómina de destacadas personalidades de la justicia, la abogacía, el derecho y la vida política. Eran catedráticos entonces figuras como los ilustres juristas internacionales Rafael Altamira y José Yanguas Messía, los ministros Fernando de los Ríos y Agustín Viñuales Pardo, el célebre penalista y padre de la constitución republicana Luis Jiménez de Asúa, el historiador del derecho Galo Sánchez, los conocidos juristas Felipe Sánchez Román y Joaquín Garrigues y Díaz-Cañabate, el economista Antonio Flores de Lemus, o el secretario de la Junta para Ampliación de Estudios José Castillejo, por mencionar sólo a algunos. La Facultad de Medicina contaba también con un buen número de científicos de reconocido prestigio internacional, muchos de ellos discípulos de la afamada escuela histológica española de Ramón y Cajal. El histólogo Jorge Francisco Tello, el terapeuta Teófilo Hernando, el endocrino y famoso humanista Gregorio Marañón, el oftalmólogo Manuel Márquez, los patólogos Gustavo Pittaluga, Carlos Jiménez Díaz y León Cardenal, el ginecólogo Manuel Varela Radio, o el fisiólogo Juan Negrín, que era diputado socialista y llegó a ser el último primer ministro de la República. En la Facultad de Farmacia destacaban figuras como los químicos Antonio Madinaveitia y José Giral Pereira, o el botánico José Cuatrecasas, mientras que en la Facultad de Ciencias las clases estaban a cargo de científicos de la talla del matemático Julio Rey Pastor, el físico Blas Cabrera, el zoógrafo Cándido Bolívar, el geofísico Arturo Duperier, el geólogo Eduardo Hernández Pacheco o el químico Miguel Catalán. Curiosamente escasean en todas las facultades los nombres femeninos, que seguramente hubiesen accedido pronto a las cátedras de no haber sido cercenada en tan poco tiempo la democracia española, pues en los peldaños inferiores del escalafón empezaban a despuntar ya las carreras de María de Maeztu, Dorotea Barnés o María Zambrano, y eso también era un componente propio de los cambios sociales desarrollados por la Segunda República.
El libro recoge la historia inédita de la Escuela Normal del Magisterio de Alicante desde 1900 a 1975. La investigación ha puesto de manifiesto como las escuelas normales han sido algo más que un centro de formación del magisterio. Estadistas ilustrados como Jovellanos ya en el siglo XVIII eran conscientes de la importancia que tenía la educación para el progreso de la nación. El liberalismo motivado por esta necesidad impulsó la modernización del Estado promoviendo un sistema de enseñanza público y creando escuelas de magisterio para disponer de profesionales cualificados. La necesidad de formar buenos docentes ha sido y es una constante que se mantiene hasta la actualidad. Pero, las escuelas públicas de enseñanza primaria y establecimientos de formación del profesorado poseen otra función desde su origen: la transmisión de valores culturales, políticos, religiosos, políticos? La investigación recogida no sólo aborda cómo se desarrolló la formación pública del magisterio en la provincia de Alicante, sino también su implicación en la sociedad y en la transmisión de valores de las diferentes realidades políticas vividas durante la Segunda República, Guerra Civil y Franquismo. El pensamiento único defendido en la posguerra requirió un modelo docente que defendiera los valores del nuevo régimen y la enseñanza en Escuela Normal en Alicante se ajustó a este nuevo objetivo. El currículo académico viene caracterizado por la formación y personalidad de los docentes. Por esta razón, también se ha investigado las biografías académicas, destacando las aportaciones bibliográficas. La investigación publicada incluye el análisis de los planes de estudios y los diseños curriculares que regularon la formación de los maestros. En la medida de lo posible, igualmente, se ha considerado al alumnado que asistía a las clases desde diferentes referentes: académicos, sociales, culturales o políticos entre otros. Otras cuestiones incorporadas han sido las infraestructuras, materiales y recursos didácticos de las escuelas normales, pues el contexto material en el que se desarrolla permite comprender mejor el desarrollo y funcionamiento de las escuelas normales. La publicación igualmente aborda la metodología didáctica, la investigación y la innovación vivida en estos establecimientos formativos. Aspectos, que por exponerse al final, no resultan menos trascendentes.
Se abarca en la presente obra desde la historia de la educación en la Antigüedad hasta finales del siglo XX y en algunos aspectos hasta nuestros días. Los objetivos principales de la obra son: a) descubrir la operatividad real del pasado pedagógico en la realidad cultural presente; b) comprender las virtualidades prospec tivas que encierra la historia, pues para saber a dónde se va conviene saber de dónde se viene; c) liberar a la teoría y a la práctica educativas de pasados errores y de enfoques o planteamientos que la experiencia ha revelado como estériles o escasamente útiles; y d) contribuir a la creación y afianzamiento de actitudes y hábitos morales e intelectuales para potenciar la labor técnica, científica y moral de los futuros especialistas en educación. Se puede decir de manera resumida que la asignatura Historia de la Educación tiene como objeto general ofrecer una visión amplia y sintética del ideal de formación en la historia, a partir del análisis de seis objetivos específicos que sustancian el devenir de la educación: la contextualización cultural, concepto y fines de la educación, los agentes personales, las instituciones, los medios y los contenidos fundamentales de la formación.
Un libro necesario, que muestra el lugar protago?nico de la mujer en la ense- n?anza docente. A menudo damos por sentada la presencia de las profesoras en la educacio?n infan- til. Sin embargo, este hecho es el resultado de un largo proceso que tuvo lugar durante el siglo xix. Al principio las maestras fueron una figura casi testimonial, pero luego se convirtieron en una pieza indispensable para la ensen?anza en Espan?a. El estudio de Sonsoles San Roma?n se ha convertido en una referencia cla?sica sobre esta materia. No solo describe co?mo las maestras espan?olas se introdujeron en la educacio?n y fueron ganando protagonismo, sino que revela la feminizacio?n del proceso educativo.
HISTORIA DE LA EDUCACIÓN EN ESPAÑA Y AMÉRICA Cómo se forjó, a lo largo de más de 2.000 años, con la mutua influencia de interconexión de iberos más o menos romanizados, visigodos, musulmanes, judíos y cristianos, mozárabes y americanos, la compleja y rotunda personalidad hispánica. Obra concebida para cubrir una necesidad observada por la gran mayoría de profesores y alumnos de facultades de Pedagogía, Historia, Geografía, Filosofía e Historia de la Ciencia y de la Cultura de España y América. En su realización ha participado un equipo multidisciplinar integrado por más de cien especialistas de la más prestigiosas Universidades de España (Madrid, Barcelona, Salamanca, Santiago de Compostela, Comillas, Deusto, Navarra, Málaga, Murcia, Valencia...) y del extranjero (Argentina, Colombia, México, Roma...) Ha coordinado la obra Buenaventura Delgado Criado, catedrático de Teoría de Historia de la Educación, de la Facultad de Pedagogía de la Universidad de Barcelona