Si bien la constitución de la ciencia como cuerpo de conocimientos plenamente independiente coincide con los albores de la Edad Moderna, sus raíces se extienden a la tradición técnica de los artesanos y a la tradición especulativa de los filósofos. Stephen F. Mason reconstruye la " Historia de las ciencias " desde sus precedentes hasta su maduración, prestando especial atención a la coherencia de su desarrollo interno y a sus interrelaciones con el medio. Dividida la obra en dos volúmenes en esta nueva edición, este primero abarca la ciencia antigua, así como la ciencia en Oriente y en la Europa medieval, hasta la decisiva " revolución científica " de los siglos XVI y XVII.
Si uno de los principios que debe estar presente en un libro informativo para niños es que no puede ser aburrido, este, sin duda, lo cumple con rigor. A través de 27 cortos episodios se trata de resumir lo más destacado de la historia de la ciencia. Y el libro lo hace con un relato ágil, encabezamientos humorísticos que atrapan la atención y un lenguaje claro. La combinación de grabados de la época, dibujos cómicos y fotografías lo convierten en un volumen muy ágil y atractivo.
¿Qué sería de nuestras vidas si no poseyésemos ningún conocimiento científico, si no dispusiéramos de instrumento alguno construido con la ayuda de la ciencia? ¿Cómo habríamos sobrevivido sin conocer el origen y el comportamiento de las enfermedades que nos afectan? ¿Qué clase de mundo sería el que ignorara la dinámica de los movimientos físicos o las leyes de las combinaciones químicas? Es evidente que sin el conjunto de conocimientos y procedimientos que agrupamos bajo el nombre común de «ciencia», otra, muy distinta, habría sido la historia de la humanidad. En este libro, el gran historiador de la ciencia José Manuel Sánchez Ron nos acerca a una de las mayores conquistas del género humano: el conocimiento científico. Para ello, el autor no nos habla únicamente de su historia, sino que, manejando con destreza la narración histórica, nos explica los aspectos básicos de las matemáticas, de la física, de la química o de las ciencias naturales y biomédicas, pasa revista a las grandes conquistas científicas que han desafiado el paso del tiempo y recorre las vidas y obras de los grandes protagonistas de la ciencia (Euclides, Gödel, Vesalio, Galileo, Newton, Lavoisier, Helmholtz, Bernard, Pasteur, Faraday, Maxwell, Einstein, Watson o Crick, entre muchos otros). Al concluir la lectura de este libro, quienes se hayan acercado a él sabrán algo no sólo de la historia de la ciencia, sino también de la propia ciencia, de lo que es y de lo que representa: ¿o será preciso recordar que no hay historia de la ciencia sin ciencia, y que ésta forma hoy -desde hace mucho, de hecho- parte esencial de la vida, de las sociedades en que vivimos?
Nuestra sociedad no se puede concebir sin la ciencia. Pero esta ha alcanzado tales niveles de complejidad que resulta en ocasiones difícil de comprender. Una buena manera de aproximarse a ella consiste en atender a las razones que, en cada momento, determinaron su evolución. En esta Historia de la Ciencia, los autores trazan los principales desarrollos que ha experimentado nuestro conocimiento de la Naturaleza desde las sociedades arcaicas hasta el momento presente. Muestran, partiendo de sus orígenes, las maneras en que la ciencia se entendió y articuló a lo largo de la Historia, hasta dar lugar a las concepciones actuales. El libro consta de un texto principal, en el que se da cuenta de estos cambios, y de un buen número de cuadros que lo ilustran, recogiendo fragmentos de textos originales o detalles técnicos de las teorías y los experimentos más significativos.
El hecho de que formemos parte de la misma realidad que deseamos conocer tiene efectos necesarios sobre la manera en que la experimentamos, y sobre las representaciones que nos hacemos de ella. Nuestra realidad psíquica, social y natural, cristaliza en nuestra conciencia de modos que no traducen su verdad, que no trasladan excepto de manera deformada lo que Marx llamó, en el Libro III de El capital, su forma nuclear interna. Esto no significa que la ciencia deba prescindir del recurso a la experiencia, ni tampoco del cálculo que emplea para ordenarla. Nada más lejos de las tesis que defiende este libro. Y, sin embargo, existen avances revolucionarios en la historia de la ciencia que estos dos principios básicos (el cálculo y la experimentación) no consiguen explicar. Se trata precisamente de aquellos desarrollos por los que el ser humano fue capaz de conceptualizar su propia participación en el mundo, descontar la deformación que ésta causaba, y lograr al fin un conocimiento novedoso y adecuado de diferentes objetos de estudio. Tales son los acontecimientos cuyo análisis inspira esta obra. Los llamamos giros copernicanos. A través de ellos, la ciencia comprendió qué relación guardaba el individuo con su propio aparato psíquico (psicología), su modo de producción (sociología), su hábitat natural (biología) y el cosmos (física). Los descubrimientos de Freud, Marx, Darwin y Einstein aportaron la columna vertebral a cada uno de estos avances revolucionarios, y este libro trata de hacerlos inteligibles a la racionalidad. Los estudios que integran la colección Moral, Ciencia y Sociedad en la Europa del siglo XXI ―que dirigen Roberto Aramayo, Txetxu Ausín y Concha Roldán, del Instituto de Filosofía del CSIC― aspiran a complementar el ámbito ya consagrado por la disciplina CTS (Ciencia, Tecnología y Sociedad), poniendo el acento sobre la importancia del discurso ético como referente de los avances científicos y sus aplicaciones político-sociales.
En Técnica y evolución humana, primero de la serie de dos volúmenes titulada El mito de la máquina, Lewis Mumford da cuenta de las fuerzas que han venido dando forma a la tecnología desde la prehistoria y que han desempeñado un papel cada vez más destacado en la conformación de la humanidad contemporánea. Mumford se remonta a los orígenes de la cultura, pero en lugar de aceptar el punto de vista según el cual el progreso del hombre se debió a su dominio de las herramientas y la conquista de la naturaleza, demuestra que las herramientas no se desarrollaron, ni podrían haberse desarrollado en ninguna medida relevante, sin el concurso de una serie de significativas invenciones como los rituales, el lenguaje y la organización social. Esta es solo una de las reinterpretaciones radicales que Mumford hace de la evolución del hombre primitivo desde la utilización de energía a gran escala en el inicio de la civilización, hasta la evolución de mecanismos complejos durante la Edad Media. Todas ellas han arrojado luz sobre la tecnología totalitaria de la época moderna.
¿Qué tienen en común la música de Bach, las fuerzas básicas de la naturaleza, el cubo de Rubik y la elección de pareja? Todos están gobernados por las leyes de la simetría, que conectan la ciencia y el arte, entre el mundo de la física teórica y el mundo cotidiano en el que vivimos. Y sin embargo, el ?lenguaje? de la simetría surgió de la fuente más impensable: una ecuación irresoluble.A lo largo de la historia, los matemáticos fueron resolviendo progresivamente ecuaciones algebraicas cada vez más complejas, hasta que toparon con la ecuación de quinto grado. Durante varios siglos se resistió a ser resuelta, hasta que dos prodigios matemáticos -el noruego Henrik Abel y el francés Évariste Galois- , que vivieron en pleno romanticismo y murieron jóvenes y en circunstancias trágicas, descubrieron que no podía resolverse con los métodos al uso y debía ser afrontada con nuevos ojos...Este libro es la apasionante narración de cómo dos matemáticos se enfrentaron a una ecuación que se resistía a ser resuelta, cómo su gesta abrió nuevas perspectivas en las matemáticas y ayudó a entender las ?leyes? de la simetría cuya aplicación desborda el mundo de las matemáticas y la física y llega a la naturaleza y al arte.
En esta obra se exponen los hechos más sobresalientes, científicos, docentes e institucionales, que acontecieron en el Jardín Botánico de Madrid y el devenir de sus protagonistas principales. Profesores e investigadores que con mayor o menor acierto, marcaron las pautas de su ingrato devenir a lo largo del período fernandino, donde la ineficacia de los políticos y gobernantes del primer tercio del siglo XIX, propiciaron que el destino de esta institución, así como el de la ciencia en general, transcurriese por unos derroteros de penuria y favoritismo que los llevaron prácticamente a su extinción.
La espléndida biografía de Alexander von Humboldt, el héroe perdido de la ciencia y padre de la ecología. La invención de la naturaleza revela la extraordinaria vida del visionario naturalista alemán Alexander von Humboldt (1769-1859) y cómo creó una nueva forma de entender la naturaleza. Humboldt fue un intrépido explorador y el científico más famoso de su época. Su agitada vida estuvo repleta de aventuras y descubrimientos: escaló los volcanes más altos del mundo, remó por el Orinoco y recorrió una Siberia infestada de ántrax. Capaz de percibir la naturaleza como una fuerza global interconectada, Humboldt descubrió similitudes entre distintas zonas climáticas de todo el mundo, y previó el peligro de un cambio climático provocado por el hombre. Convirtió la observación científica en narrativa poética, y sus escritos inspiraron no solo a naturalistas y escritores como Darwin, Wordsworth y Goethe, sino también a políticos como Jefferson o Simón Bolívar. Además, fueron las ideas de Humboldt las que llevaron a John Muir a perseverar en sus teorías, y a Thoreau a escribir su Walden. Wulf rastrea la influencia de Humboldt en las grandes mentes de su tiempo, a las que inspiró en ámbitos como la revolución, la teoría de evolución, la ecología, la conservación, el arte y la literatura. Una lectura que cobra importancia en el Día mundial del medioambiente. La invención de la naturaleza está entre los mejores libros del año según The New York Times, The Independent y Publishers Weekly entre otros. Reseñas:«Una lectura sensacional. El estupendo nuevo libro de Andrea Wulf se atreve con la figura de Alexander von Humboldt. La invención de la naturaleza es un elogio de altísima calidad a una figura cautivadora.»Simon Winder, The Guardian «Un libro emocionante. [...] Es imposible leer La invención de la naturaleza sin contraer la fiebre Humboldt. Wulf tiene el poder de volvernos a todos humboldtianos. Por momentos se lee como literatura de aventuras, y la investigación de Wulf tiene dimensiones casi humboldtianas.»New York Review of Books «Consigue su objetivo de rescatar la reputación de Humboldt de la grieta en la que él y muchos otros escritores y científicos alemanes cayeron después de la Segunda Guerra Mundial.»The Independent «Wulf demuestra que Humboldt fue un auténtico visionario, cuya perspectiva es hoy más pertinente que nunca.»Booklist «Una biografía brillantemente escrita. Como demuestra este maravilloso libro, la figura de Humboldt debería incorporarse a toda prisa en todos los programas educativos de la Tierra.»The Scotsman
Todos nos equivocamos. Nadie es perfecto.Y eso incluye también a cinco de los más grandes genios de la historia de la ciencia; Charles Darwin, William Thompson, Linus Pauling, Fred Hoyle y Albert Eisntein. Sin embargo, sus meteduras de pata fueron fundamentales en su investigación científica y condujeron hacia algunos de los más importantes hallazgos científicos de la historia de la humanidad. Es más, según Mario Livio, la ciencia se basa en el error. Se avanza conforme se desmontan falsas ideas. Cuando era joven, Albert Einstein trató con insistencia de concebir una forma de describir la evolución del universo basado en la teoría general de la relatividad. No obstante, fue víctima de una noción errónea de simplicidad estética. Fred Hoyle era un eminente astrofísico que ridiculizó una teoría emergente sobre el origen del universo a la que peyorativamente catalogó de ?Big Bang?. Ambos, junto a Darwin y su teoría de la selección natural, Kelvin y su cálculo erróneo de la edad dela Tierra y Pauling y su modelo fallido de la estructura del ADN, fueron todos ellos hombres geniales y fascinantes. Sus meteduras de pata fueron esenciales en el progreso científico y ayudaron a profundizar en el conocimiento de la evolución dela Tierra, la vida y el universo.
Ciencia y tecnología ejercen hoy una tremenda influencia tanto en la vida del hombre como en su visión del universo y de sí mismo. El hombre se dirige a las ciencias siempre que busca una respuesta a los enigmas del universo o trata de resolver los problemas que se le plantean. Sin darnos cuenta, acabamos creyendo que la ciencia tiene en sí todas las respuestas. ¿Le queda todavía algún papel a la religión? Algunos piensan que, ante el avance de la ciencia, ya no queda lugar para la fe religiosa. Sin embargo, hay muchas preguntas -las que se refieren al sentido de la existencia del universo y del propio hombre- a las que las ciencias no pueden dar respuesta y a las que sí trata de responder la fe cristiana.¿Qué relación hay entre ciencia y religión? Hay quienes piensan que entre ambas sólo ha habido un continuo conflicto en el que la ciencia siempre ha salido ganando. Una gran parte de dicho conflicto se debe a una mala comprensión de la mutua independencia y autonomía de ambas esferas. Ni la ciencia puede entrometerse en el ámbito de lo religioso, ni la religión en el de lo científico. Sin embargo, una pura neutralidad entre ciencia y fe ya no es hoy aceptable. Hay que buscar nuevas formas de relación que, yendo más allá del reconocimiento de su mutua independencia, establezca entre ellas un verdadero diálogo constructivo. La religión tiene que escuchar lo que las ciencias aportan sobre la naturaleza de la realidad material, y éstas deben dejar que la inspiración religiosa impregne de sentido la actividad científica, porque el progreso científico-tecnológico no es un fin en sí mismo, sino que debe orientarse al bien del ser humano.Agustín Udías Vallina, S.J. es catedrático de Geofísica en la Universidad Complutense de Madrid y profesor de Filosofía e Historia de la Ciencia en la Universidad Pontificia de Comillas. Ha ejercido la investigación y la docencia en las Universidades de California (Berkeley), Frankfurt y Barcelona y es autor de varios libros y artículos sobre temas de Geofísica y Sismología.
¿Qué secretos esconde el fantasmal cadáver de la Dama Dai? ¿Existe algo de verdad detrás de las viejas leyendas sobre los vampiros? ¿Quién era el enigmático conde de Saint Germain? ¿Encontraron los conquistadores la fuente de la juventud? ¿Hay animales
En este breve pero intenso libro, la doctora Levi-Montalcini desdeña las reflexiones consolatorias o las lamentaciones lúgubres sobre la vejez, para explicarnos que el cerebro puede seguir funcionando perfectamente incluso a una edad avanzada, a diferencia de lo que ocurre con otras funciones fisiológicas, ya que si bien es cierto que pierde algunas de sus capacidades, las sustituye con otras que compensan e incluso superan a las perdidas. La neurobiología moderna demuestra que merced a la plasticidad neuronal el cerebro suple la pérdida de células que acontece con la edad con la propiedad que tienen las restantes de compensar esa disminución numérica con un aumento de las ramificaciones y la utilización de circuitos neuronales alternativos.
ese a poseer una maravillosa imaginación y adelantarse por unos años al mismísimo H. G. Wells, Edward Page Mitchell es uno de los grandes olvidados de la historia de la ciencia ficción. Su falta de ambición literaria lo ha mantenido fuera del canon y lo