Aunque la herencia cristiana ortodoxa y la influencia de los siglos de hegemonía otomana confieren a Grecia su carácter diferenciado, no hay que olvidar que grandes movimientos históricos de marcada influencia en el Occidente europeo (el Renacimiento, la Reforma, la Ilustración y las Revoluciones Francesa e Industrial) apenas dejaron huella en Grecia. En este libro, Richard Clogg (reconocido como una de las autoridades internacionales en la historia de la Grecia moderna) ofrece una introducción a los cambios experimentados por este país desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, con la que se ilustra la interesante realidad de un país que resulta a la vez balcánico, mediterráneo y europeo.
Se trata de una exposición extraordinariamente sintética y exacta de cuáles eran y de cómo funcionaban las instituciones monárquicas francesas en la época del absolutismo. Constituye el mayor esfuerzo para poner la organización político-institucional del Antiguo Régimen al alcance del lector actual. Los grandes ejes del libro son las instituciones del Estado, la justicia, el sistema de privilegios y las reacciones sociales frente al desarrollo del Estado.
Patronos y clientes han sido siempre, con más o menos intensidad y bajo modalidades distintas, protagonistas de nuestra escena política y de nuestra historia contemporánea. A la sombra de las instituciones y vida políticas crearon redes de relaciones de intermediación e intercambio que han sobrevivido a los procesos de modernización de la sociedad ya los bruscos giros de la política española. El patronazgo y el clientelismo políticos han desempeñado un importante doble papel. Por un lado, han fomentado sistemas de explotación personalista que retrasaron la constitución de un sistema político democrático y la difusión de una cultura política participativa. Por otro, han cumplido una función conservadora del poder político y del orden social, que ha favorecido la integración social y política, aunque mediante mecanismos situados en los límites de la legalidad y la moralidad, provocando el rechazo de amplios sectores de la sociedad española. Política en penumbra examina la trayectoria de estas relaciones patrono-cliente en España durante los siglos XIX y XX. Trata de explicar su génesis, sus transformaciones y sus complejas características desdé una perspectiva amplia que incorpora la larga duración del fenómeno y las aportaciones empíricas y teóricas hechas por las ciencias sociales en los últimos años.
Actes del Seminari sobre Víctor Balaguer -inaugurat al Museu d'Història de Catalunya el 23 de maig de 2001, dins de cicle que dedicà a tres il·lustres personatges, morts el 1901, Pi i Margall, Mañé i Flaquer i Víctor Balaguer, que es desenvolupà el 24 i 25 del mateix més a l'EU Politècnica de Vilanova i la Geltrú-
Pocas figuras tan representativas de los valores que encarnó, con fugacidad trágica, la Segunda República española, como Fernando de los Ríos (1879-1949). Catedrático, diputado, ministro y embajador de la República, se vinculó muy pronto, desde sus raíces institucionistas y regeneracionistas, al empeño de construir su-perando al fin la honda crisis en la que estaba sumida la sociedad española como consecuencia de los graves problemas irresueltos que nos transmitió el siglo XIX una España dinámica, culta, civil y laica, cada vez más libre, más justa, más tolerante, más solidaria y más igualitaria. En sintonía con el sentido último de su trabajo político, Fernando de los Ríos roturó teóricamente con rara sistematicidad el territorio que escogió como propio: el del socialismo que busca el progreso, desde la libertad, hacia un Estado social. El sentido humanista del socialismo, su obra más representativa, pasó así a configurarse como uno de los hitos teóricos centrales, a nivel europeo, del difícil proceso de construcción del «socialismo democrático». Un socialismo de matriz liberal, reformista y humanista, que a la vez que se identifica con la democracia, la educación y el primado del Derecho entendido como «factor de progreso», propugna, para hacer efectiva la libertad, el sometimiento del sistema productivo al hombre y no a la inversa.
Aunque la herencia cristiana ortodoxa y la influencia de los siglos de hegemonía otomana confieren a Grecia su carácter diferenciado, no hay que olvidar que grandes movimientos históricos de marcada influencia en el Occidente europeo (el Renacimiento, la Reforma, la Ilustración y las Revoluciones Francesa e Industrial) apenas dejaron huella en Grecia. En este libro, Richard Clogg (reconocido como una de las autoridades internacionales en la historia de la Grecia moderna) ofrece una introducción a los cambios experimentados por este país desde finales del siglo XVIII hasta nuestros días, con la que se ilustra la interesante realidad de un país que resulta a la vez balcánico, mediterráneo y europeo.
Se trata de una exposición extraordinariamente sintética y exacta de cuáles eran y de cómo funcionaban las instituciones monárquicas francesas en la época del absolutismo. Constituye el mayor esfuerzo para poner la organización político-institucional del Antiguo Régimen al alcance del lector actual. Los grandes ejes del libro son las instituciones del Estado, la justicia, el sistema de privilegios y las reacciones sociales frente al desarrollo del Estado.
Patronos y clientes han sido siempre, con más o menos intensidad y bajo modalidades distintas, protagonistas de nuestra escena política y de nuestra historia contemporánea. A la sombra de las instituciones y vida políticas crearon redes de relaciones de intermediación e intercambio que han sobrevivido a los procesos de modernización de la sociedad ya los bruscos giros de la política española. El patronazgo y el clientelismo políticos han desempeñado un importante doble papel. Por un lado, han fomentado sistemas de explotación personalista que retrasaron la constitución de un sistema político democrático y la difusión de una cultura política participativa. Por otro, han cumplido una función conservadora del poder político y del orden social, que ha favorecido la integración social y política, aunque mediante mecanismos situados en los límites de la legalidad y la moralidad, provocando el rechazo de amplios sectores de la sociedad española. Política en penumbra examina la trayectoria de estas relaciones patrono-cliente en España durante los siglos XIX y XX. Trata de explicar su génesis, sus transformaciones y sus complejas características desdé una perspectiva amplia que incorpora la larga duración del fenómeno y las aportaciones empíricas y teóricas hechas por las ciencias sociales en los últimos años.
Actes del Seminari sobre Víctor Balaguer -inaugurat al Museu d'Història de Catalunya el 23 de maig de 2001, dins de cicle que dedicà a tres il·lustres personatges, morts el 1901, Pi i Margall, Mañé i Flaquer i Víctor Balaguer, que es desenvolupà el 24 i 25 del mateix més a l'EU Politècnica de Vilanova i la Geltrú-
Pocas figuras tan representativas de los valores que encarnó, con fugacidad trágica, la Segunda República española, como Fernando de los Ríos (1879-1949). Catedrático, diputado, ministro y embajador de la República, se vinculó muy pronto, desde sus raíces institucionistas y regeneracionistas, al empeño de construir su-perando al fin la honda crisis en la que estaba sumida la sociedad española como consecuencia de los graves problemas irresueltos que nos transmitió el siglo XIX una España dinámica, culta, civil y laica, cada vez más libre, más justa, más tolerante, más solidaria y más igualitaria. En sintonía con el sentido último de su trabajo político, Fernando de los Ríos roturó teóricamente con rara sistematicidad el territorio que escogió como propio: el del socialismo que busca el progreso, desde la libertad, hacia un Estado social. El sentido humanista del socialismo, su obra más representativa, pasó así a configurarse como uno de los hitos teóricos centrales, a nivel europeo, del difícil proceso de construcción del «socialismo democrático». Un socialismo de matriz liberal, reformista y humanista, que a la vez que se identifica con la democracia, la educación y el primado del Derecho entendido como «factor de progreso», propugna, para hacer efectiva la libertad, el sometimiento del sistema productivo al hombre y no a la inversa.