El propósito inicial del libro parece ser sobre todo el de sorprendernos y entretenernos con una sucesión de historias y textos sobre los más diversos aspectos de la vida y costumbres de los antiguos griegos, desde las normas de etiqueta en la comida o los métodos para perder peso, hasta los rituales para tener éxito en el sexo; desde la fascinación por el deporte olímpico (¿fue un hombre-lobo el ganador del boxeo en una olimpiada?), hasta los crímenes de la policía secreta de Esparta. Todo ello contado a través de testimonios coetáneos e ilustrado con las imágenes de la vida cotidiana que se nos han conservado en la cerámica antigua. Hasta que de la sorpresa inicial pasamos al descubrimiento de que aquel no era tal vez el mundo admirable que se nos ha hecho creer.
El gran helenista Paul Cartledge nos ofrece en este libro una introducción magistral a la cultura y a la civilización de Grecia apartándose de los caminos más trillados. Mezclando sabiamente la narración biográfica con sus profundos conocimientos de la cultura de la época, el profesor Cartledge nos proporciona un relato admirable del auge y declive de la Grecia clásica a través de las vidas de quince hombres y mujeres protagonistas de su historia: Homero, Safo, Clístenes, Artemisa, Pericles, Aspasia, Sócrates, Cinisca, Epaminondas, Diotima, Pasion, Neaera, Aristóteles, Olimpia y Alejandro Magno. Cada personaje, mediante su biografía, viene a representar su papel en el teatro del mundo heleno e incorpora, además, algún aspecto crucial que desempeñaron los romanos en la difusión de la civilización griega. Esta obra nos invita a un inolvidable recorrido a lo largo de los años en que se formó la civilización occidental y se pusieron los cimientos en los que se apoya nuestra moderna concepción de la filosofía, la ciencia, la política y el arte. Y nos ayuda a comprender lo que hay de cierto en el famoso dicho de Shelley: «todos somos griegos».
El presente libro, que toma prestado el título de la conocida novela del escritor Alejo Carpentier, recoge esta doble dimensión del viaje. Coordinado por dos jóvenes doctores en Filología Clásica, las diversas contribuciones que conforman el volumen abordan, desde una perspectiva filológica e histórica, temas como las colonizaciones, los destierros, las peripecias de los protagonistas de las novelas o de los intelectuales del Romanticismo; pero también se habla aquí de viajes interiores, a veces de una suerte de ritos de paso, como los viajes al Hades o los viajes mágicos de los herméticos, así como de los traslados que sufrieron algunos objetos considerados mágicos en la Antigüedad.
Los mitos son narraciones fabulosas de origen desconocido que se han transmitido de generación en generación y que prevalecen en el fondo de cualquiera de los nuevos relatos que aún hoy nos conmueven. Estas maravillosas narraciones carecen de autor, forman parte del acervo cultural que sobrevive al paso del tiempo. En ellas late lo extraordinario porque nos permiten descubrir lo que no somos capaces de ver con las lentes que de ordinario llevamos puestas. Los relatos mitológicos nos acercan a un pasado inmemorial, imposible de fechar.
Ante la noticia de la muerte de Aníbal, Escipión tuvo un presagio: no le iba a sobrevivir demasiado tiempo. El cartaginés no había sido un amigo, sino el mayor y más noble de sus enemigos, y sus vidas se habían entrecruzado en incontables ocasiones, ligadas siempre por el filo doble del destino, como si la existencia de uno fuese motivo y justificación de la del otro. Historia, política y estrategia en las vidas paralelas de dos grandes hombres se entretejen en este relato en el que se combina el rigor de la investigación histórica con un ritmo cercano a la narrativa.
Esta es la historia de Wu, la concubina que llegó a ostentar personalmente el poder imperial y fue proclamada dios viviente. Hija de un comerciante de madera, entró en el palacio como una más de las concubinas del emperador Taizong. Sobrevivió en medio de las conspiraciones y los crímenes que rodeaban al viejo emperador, hasta que, a la muerte de éste, hubo de retirarse a un convento. Desafiando la tradición, el nuevo emperador, Gaozong, la sacó de allí para hacerla también su concubina. Fue entonces cuando Wu comenzó su ascenso hacia el poder con una sucesión de crímenes, eliminando en su camino a amigos, amantes y parientes, hasta destronar a su hijo y convertirse ella misma en soberana absoluta de China. Jonathan Clements, un gran conocedor de la cultura y de la historia chinas, ha recurrido a las fuentes originales para descubrirnos la verdad humana de Wu y contarnos su dramática historia en un libro
La presente obra recorre las sinuosas relaciones de Orfeo y el orfismo con la magia a través del estudio del mito, de la obra literaria atribuida a Orfeo y de otras fuentes literarias, papirológicas y epigráficas. El estudio de la magia a través de los textos órficos ofrece al lector un completo panorama que le permitirá adentrarse en una faceta poco conocida de este movimiento místico en particular, y de la religión griega en general.
Algunos momentos históricos consiguen concentrar tal cantidad de personajes carismáticos y sucesos decisivos que se convierten en auténticos hitos históricos durante generaciones. Es el caso de las décadas previas a la caída de la república romana. La historia ha sido contada por Salustio, puede seguirse en los escritos del propio Julio César y en los textos de Cicerón, y Shakespeare la recuperó con sus obras de teatro siglos después. Pero, como sucede con períodos parecidos, los protagonistas y los autores se concentran en un aspecto (la conjura de Catilina, la traición de Bruto?) y es difícil encontrar una visión de conjunto.
Para que un periodo histórico pueda simbolizarse con el nombre de una persona, ésta hubo de imprimirle su propio sello y una fisonomía espiritual particular. El siglo de Augusto , que se extiende desde la muerte de César (44 a.C.) hasta la del mismo César Octavio (14 d.C.), es uno de esos periodos: el principado augustal supuso una renovación política y administrativa, el apogeo del arte y la literatura latinas, una nueva concepción arquitectónica, y la pacificación de los vastos dominios del imperio.
En esta breve y elocuente obra, Pierre Grimal mezcla sabiamente la ?gran historia? de Roma (sus guerras y sus conquistas) con la historia de la vida privada de los ciudadanos romanos; cómo fueron evolucionando las antiguas creencias y el ideal de ciudad, sobre todo a partir de la conquista romana de Grecia? Hasta el punto en que, según Grimal, ?el mundo se modificó el día en que los griegos enseñaron a sus conquistadores el arte de cenar mejor.?
Pocas batallas hay tan legendarias como la de Maratón. Este episodio decisivo de la primera de las Guerras Médicas enfrentó en el siglo V a. de C. a los ejércitos de los griegos y los persas, y dio lugar a nombres míticos, como el del general Milcíades, cuya estrategia permitió vencer a un ejército superior en número, o el del soldado Filípides, el mensajero que murió para anunciar la victoria a la ciudad de Atenas.Pero las leyendas suelen estar teñidas por un velo de misterio, y el caso de Maratón no es distinto. ¿Cómo condujo Milcíades a sus hombres para derrotar a un ejército muy superior en número? ¿Murió Filípides al llegar a Atenas, como quiere la tradición? ¿Se dirigía a esta ciudad para anunciar la victoria o para advertir del peligro que suponía la armada persa? A estos interrogantes hay que sumarle otro que ha fascinado a estudiosos de todos los tiempos. ¿Qué hubiera sido de la civilización occidental de haber perdido los griegos la batalla?Richard A. Billows viaja al origen de la leyenda, y nos ofrece las claves que explican todos los secretos que oculta un momento clave en la historia. Sus minuciosas investigaciones permiten ofrecer un gran fresco histórico en el que los personajes, las historias y el espíritu de otro tiempo nos transmiten la emoción de una batalla que pudo cambiar nuestra cultura.
En el VI milenio aC, los habitantes de las riberas del Tigris y el Eufrates crearon las primeras ciudades del mundo. Con ello escribían el primer capítulo de la civilización humana tal como la conocemos hoy.Paul Kriwaczek narra la extraordinaria historia de la antigua Mesopotamia, desde los primeros asentamientos alrededor del 5400 aC hasta el dominio de Babilonia por los persas en el siglo VI sC. Relata el ascenso y caída del poder dinástico y examina sus numerosas innovaciones materiales, culturales, sociales y sus inventos: la rueda, el ladrillo, el estado centralizado, la división del trabajo, la religión organizada, la escultura, la educación, las matemáticas, la ley y los grandes monumentos. En el corazón del relato está la gloria de Babilonia ? o ?puerta de los dioses?- bajo el rey amorita Hammurabi, quien unificó Babilonia entre el 1800 y el 1750 aC.
En La revolución romana, un clásico de la historiografía del siglo XX, Ronald Syme estudia la transformación del Estado y de la sociedad en Roma en los años del fin de la República y del inicio del Imperio, cuando se produjo «una violenta transferencia del poder y la propiedad». En el centro de este proceso está la figura de Augusto; pero Syme no quiso poner el acento en su personalidad y en sus actos, que analiza críticamente, sino mostrar, a la vez, «las acciones de sus seguidores y partidarios», de la oligarquía gubernamental, convertida en el auténtico protagonista. En el prólogo a esta nueva edición, el profesor Javier Arce señala que este enfoque convierte el libro en «una historia comparada, una historia militar, una historia de las mentalidades que es además política, social, de la administración y del derecho, de la familia, del matrimonio y de la mujer. Historia pura, escueta, fiable».
Ocho días antes de las calendas de febrero del año 41, el emperador Calígula moría asesinado por su propia guardia. Senadores y pretorianos, en una insólita conjura, se habían aliado para dar fin a un mandato de apenas cuatro años. Calígula aún no había llegado a cumplir los treinta años, edad más que suficiente para que su recuerdo haya llegado hasta nuestros días como paradigma de vesania y crueldad, bajo el apodo que los soldados de su padre, el general Germánico, le habían impuesto en su niñez: Botita.