Nueva York. Años veinte. La Prohibición. David Shayne (John Cusack) es un ambicioso dramaturgo que encuentra inesperadamente el apoyo financiero para su nueva obra de manos del mafiosoNick Valenti.¿La condición ? Que la amante de éste, la insoportable corista Olive (Jennifer Tilly) obtenga uno de los papeles. Pero no todo es tan malo, pues también participarán un célebre y glotón actor británico, una actriz festiva y neurótica y, sobre todo, la gran diva de Broadway Helen Sinclair (Dianne Wiest), en el ocaso de su carrera. Helen producirá una fascinación irresistible en el joven autor, a despecho de su novia Ellen.Todo se complicará cuando Cheech (Chazz Palminteri), el torvo guardaespaldas de Olive, comienza a aportar interesantes sugerencias a la obra. El problema es que no sólo son razonables, sino brillantes?Woody Allen, con su genuina comicidad, nos implica de un modo íntimo siempre. La naturaleza de la creación, la noción del bien y del mal y la lealtad a los principios, temas recurrentes en su obra, son vistos de nuevo en Balas sobre Broadway con una mirada entre nostálgica y divertida.
Este libro ha sido merecedor de un Oscar. El Oscar al mejor guión de 1986 concedido a Woody Allen por la Academia de Hollywood. El lector tiene ahora la oportunidad de apreciar la justicia del premio y de descubrir, prescindiendo de cualquier otro elemento, la extraordinaria calidad del texto a partir del cual se ha realizado esa espléndida película. Se trata en ella de historias cotidianas, cuyos protagonistas viven problemas afectivos comunes, pero cuya trivialidad queda suspendida por la enorme sensibilidad con la que éstos son captados, por la mirada caústica, pero inmensamente comprensiva, con que el autor los contempla. Nada de lo que aquí hacen o dejan de hacer los personajes está bien o mal hecho, pues todos se conducen según sus propias debilidades, se trate de Hannah, de sus padres, o de la corte de maridos, ex-maridos, amantes y pretendientes que rodea a las tres hermanas.Si películas como Sueños de un seductor (n.º 109 de esta colección) o Todo lo que usted quiso siempresaber acerca del sexo (n.º 130) supusieron la consagración de Woody Allen como humorista genial, a partir de títulos como Annie Hall (n.º 99), Interiores (n.º97), Manhattan (n.º 95) o Zelig (n.º115) se fue revelando de un modo cada vez más contundente su envergadura de gran cineasta, unánimemente celebrado por la crítica en su triple dimensión de director, actor y guionista.Fiel a sí mismo, es decir, sin renunciar nunca al humor ni a la cómica parodia de su personaje, Woody Allenconjuga en sus últimas películas un sabio equilibrio entre la comedia y el melodrama a través del cual se ha erigido en el más sutil e implacable retratista del paisaje humano neoyorquino. Hannah y sushermanas constituye, a este respecto, un logradísimo modelo. Para su traducción, por otra parte, contamos una vez más con la inmejorable labor de José Luis Guarner, quien nos ofrece aquí una cuidadosa versión del original, liberada de las servidumbres del doblaje.
¿Quién no recuerda, entre los acordes de Rhapsody in blue, las imágenes de los rascacielos y puentes de Manhattan con que arranca el mejor homenaje de un director a Nueva York y a sus neuróticos habitantes ? «Amaba Nueva York La había hecho desproporcionadamente romántica. No importaba cuál fuese la estación, para él era una ciudad en blanco y negro que vibraba al son de las grandes melodías de George Gershwin», dice la voz en off de Isaac (Woody Allen) al comienzo de Manhattan, la cómica y encantadora crónica de varias parejas de la seudointelectualidad neoyorkina. Nadie negará que en un cine como el de Woody Allen, donde los personajes no paran de hablar, se interrumpen y se atropellan con asombrosa espontaneidad, la lectura del guión siempre resulta gozosamente enriquecedora, no sólo para cinéfilos y entusiastas, sino también para el lector común, que puede leer el filme como si de una narración dialogada se tratara y sorprenderse con la sinceridad y el humor de su autor.
«Estalla la noticia como una bomba en el mundo de las ciencias humanas : Allen Stewart Konigsberg, más conocido como Dr. Woody Allen, nacido el 1º de diciembre de 1935, en Brooklyn, Nueva York, célebre por sus investigaciones sobre el Yo y que siempre tuvo el valor -aunque él lo niegue- de tomarse como objeto de sus propios estudios, acaba de descubrir un nuevo complejo : el complejo deZelig. La obra fílmica que él dedica al tema, la decimosegunda de su producción cinematográfica, marcará sin duda un hito en la historia del psicoanálisis.» Así podría empezar un artículo sobre WoodyAllen, si decidiéramos seguir el juego de ficciones que él mismo nos sugiere en Zelig. ¿Adónde remontará en la mente de Woody Allen la idea de un hombre-camaleón ? ¿Quién sabe si, cuando afirmaba jocosamente hace ya bastantes años : «No lamento sino una cosa en la vida : no ser otro», ya no presentía la íntima necesidad de expresar las vivencias de un Zelig-Allen, recreadas ahora con maestría en un juego visual entre lo falso y lo verdadero ?Cuando, en su última obra, Recuerdos (guión en Infimos 101), declaraba ya no estar para humor ni risa algunos, poco podía dejar imaginar a sus fans y a sus detractores, que, aunque siguiera meditando sobre temas tan sesudos como el talento, el éxito y sus consecuencias, la cultura de masas, el sueño americano, los problemas de identidad que éstos engendran, volverían a reír a carcajadas durante la hora y veinticinco minutos que dura Zelig.Pero, como reconoce el propio Allen, «nada es imposible para un psícopata»; quizás por eso concibió a un personaje genial como Zelig, cuya aberración misma es la que hace de él un héroe?Dejémonos, pues, seducir sin reservas por el incontenible impulso creador de este hombre que, película tras película, no hace otra cosa que contarnos su propia experiencia de la vida, que bien podría ser la de todos, o, al menos, la de cualquiera.
Todo creador acostumbra a echar mano de su propia vida para alimentar sus obras. Pero nadie podía imaginar que, en el caso de Woody Allen, este recurso creativo se volvería contra él. No creemos que Maridos y mujeres sea un reflejo de los escándalos de su vida privada con Mia Farrow, pero sí, tal vez, el resultado artístico de una profunda y meditada crisis personal.Woody Allen expone aquí la historia de dos parejas amigas que siguen caminos inversos en sus respectivas crisis matrimoniales. Gabe (Woody Allen), profesor de literatura, y Judy (Mia Farrow), que trabaja en una revista de arte, reciben conmocionados la noticia de que sus mejores amigos, Sally(Judy Davis) y Jack (Sydney Pollack), que pasaban por la pareja perfecta, han decidido separarse. Jack se lía con una despampanante profesora de aerobicc. Entretanto, Gabe se siente atraído por su alumna favorita, la jovencísima Rain (Juliette Lewis), y Judy se da cuenta de que está enamorada del hombre que había presentado a su amiga Sally para distraerla.