La revolución rusa de Octubre de 1917 despertó muchas expectativas en toda Europa, hasta el punto que parecía que el proceso revolucionario se extendería muy pronto por el continente europeo. El siglo XX estaba destinado a ser el «siglo del socialismo», de la misma manera que el XIX había sido el «siglo del capitalismo». Cien años después es evidente que las perspectivas no se cumplieron, que la Unión Soviética surgida de la revolución desapareció en los inicios de la última década del siglo. En España el triunfo de la revolución rusa fue recibido con entusiasmo entre muchos sectores populares y durante muchos años la URSS fue un referente inevitable. De alguna manera, su historia sigue siendo un referente inexcusable desde el momento en el que se plantean otras alternativas al ultra-capitalismo vigente y a sus consecuencias. En el presente libro se recogen una serie de artículos, centrados en las implicaciones de la revolución de octubre en Rusia con las luchas de la clase obrera en España. Implicaciones que no se limitaron al territorio específico del estado español, sino que llegaron a la propia Rusia, que en muchos casos acabó convirtiéndose en una auténtica Meca de revolucionarios españoles como Andreu Nin y Joaquín Maurín que desde su correspondencia traslucen las tensiones y dificultades del momento. Por ello, además de los artículos que se centran específicamente en las repercusiones inmediatas de la revolución rusa en España, hemos querido recoger otros aspectos no menos importantes, que pasan desde el carácter utópico en el arte en el tiempo que precede al oscuro apogeo del estalinismo, el papel del partido bolchevique o la última hazaña protagonizada por Lenin antes de morir para evitar la inevitable burocratización. Sin olvidarnos de la abundante bibliografía sobre la cuestión y de sus variantes cinematográficas generadas paralelamente por la Unión Soviética y por Hollywood. El volumen se cierra con dos artículos de Andreu Nin, que vivió desde dentro la revolución rusa entre 1921 y 1930. En el primero hace una crítica, dura y contundente, a las consideraciones del sindicalista Ángel Pestaña, tras su regreso de Moscú, y en el segundo, que publicó en la tardía fecha de 1927, se centra justamente en las repercusiones de la revolución en el movimiento obrero español.
Los relatos que componen Cuerda de presas recrean la vida de las presas políticas españolas durante los primeros años de la dictadura franquista. Cada historieta transcurre en una cárcel distinta (de Les Corts en Barcelona a la prisión de Ventas en Madrid, pasando por muchas otras), componiendo así un mosaico que denuncia las atrocidades de la represión en la posguerra. Inmersas en esa atmósfera asfixiante, las mujeres son el protagonista, y el dolor y la rabia los únicos sentimientos permitidos. A lo largo de estas historias, y pese a todas las imposiciones imaginables, las presas recobran una a una las palabras que importan: las del afecto, la amistad y la solidaridad.
El 9 de julio de 1939 Alfonso Laurencic, yugoslavo de origen austriaco, era fusilado en el Campo de la Bota de Barcelona, acusado de ser el artífice de las dos checas más atroces de la ciudad y el creador de los más crueles procedimientos que en estas se practicaban. Durante el juicio previo, concurridísimo, ya que causó una gran expectación, se le acusó de haber formado parte de los mandos del SIM (Servicio de Información Militar), de haber actuado como espía para los dos bandos, de ser un cínico estafador y un aventurero sin escrúpulos... pero ¿realmente sabemos quién fue este personaje?
El 26 de abril de 1937, aviones alemanes e italianos bombardearon la villa de Guernica hasta provocar su completa destrucción. Desde el primer momento, esta acción militar se convirtió en un mito de la lucha contra el fascismo y en una condena permanente del régimen del general Franco, simbolizada por el famosísimo óleo que Picasso pintó para la Exposición Universal de París. Ochenta años después, la situación no ha variado y la gran pregunta que gira en torno a esta operación aérea todavía no ha recibido respuesta: ¿por qué fue bombardeada Guernica? Para responder a esta cuestión se plantean otras muchas de enorme importancia: ¿cuál era el verdadero objetivo del bombardeo?; ¿existía una justificación militar o fue solo un experimento táctico?; ¿actuó de forma autónoma la Legión Cóndor?, y si fue así, ¿por qué?; ¿supo Franco con antelación que se iba a producir el bombardeo y la intensidad que tendría, o se enteró con posterioridad?; ¿existió una conexión de la acción militar con las tensiones políticas entre los generales Mola y Franco en la zona sublevada?; ¿fue el fracaso de las negociaciones entre los sublevados y la dirección del Partido Nacionalista Vasco una de las causas del bombardeo?; ¿por qué los sublevados trataron de ocultar su responsabilidad en los hechos? De lo que no hay duda es de que estamos ante uno de los acontecimientos de la Guerra Civil española que más controversia ha provocado entre los historiadores y en la opinión pública. Analizar y comprender lo sucedido, sus orígenes y sus consecuencias, sigue siendo una tarea prioritaria para valorar nuestro pasado reciente en su justa medida.
Cinco rebeldes es la historia de cinco personas que dejan su hogar para luchar por la República durante la Guerra Civil. Un guerrillero heroico que al volver a los Estados Unidos se atreve a revelar su homosexualidad. Un irlandés prisionero de Franco que intenta salvarse mediante la música. Una enfermera negra que encuentra aquí el amor que en casa se le niega. Un escritor de Nueva York que bajo las bombas recibe una lección de vida. Y un mexicano que, con solo dieciséis años, lucha en el Ebro, a pesar de que no lo recordará hasta que tenga setenta y nueve. Cinco vidas expuestas a situaciones excepcionales, donde la línea que separa el miedo y el coraje, los motivos políticos y los anhelos personales, es voluble y frágil.
La hija del maestro narra la vida de Paula, una joven alavesa, durante la década de los años treinta del siglo pasado. Tras pasar su infancia en el pueblo junto a su familia, lo abandonará, en plena adolescencia, para trabajar en Vitoria. Allí vivirá expectante los cambios sociales provocados por el golpe de estado contra la República y la posterior Guerra Civil. En la pensión Vallejo será bien acogida y en ella convivirá con doña Plácida, doña Rosa, Paca, Bea, don Anastasio? Es de destacar su relación con Miguel, periodista de El Liberal que, procedente de Bilbao, queda atrapado en Vitoria al establecerse el Frente Norte en Villarreal. Tras afrontar distintas vicisitudes, terminada la Guerra Civil en Euskadi, Paula se desplaza a Bilbao para iniciar una nueva vida.
Este libro analiza la evolución de las guerrillas durante la Guerra Civil, que tuvo mucha importancia en el bando republicano, donde el propio presidente del Gobierno, Largo Caballero, estaba convencido de que mediante la acción constante de sabotaje de las guerrillas, del reparto de propaganda, de incursiones en campo enemigo, explosiones y asesinatos darían un vuelco a la guerra, algo que jamás se produjo. Por primera vez en la historia de España las guerrillas se integraron en el Ejército, lo que en ese momento supuso una absoluta novedad. Por otro lado, estas páginas también plantean un fenómeno hasta ahora desconocido: el sabotaje pacífico mediante el que hombres y mujeres que trabajaban en fábricas de armamento se jugaron la vida para, no solo sabotear armamento y que no matase a sus supuestos enemigos, sino para incluir mensajes de ánimo dentro de obuses, bombas o granadas.
Tenemos una inmensa memoria del pasado incómodo. Qué hacer con esa memoria era lo que no sabía la generación de la Transición. Revisitar ese pasado es lo que lleva haciendo una generación de historiadores e historiadoras desde hace dos décadas, coincidiendo con el proceso conocido como recuperación de la memoria histórica.
La sublevación de las tropas españolas destacadas en Marruecos, el 17 de julio de 1936, inició un alzamiento militar, apoyado por sectores civiles, contra la República que en los siguientes días pasó al territorio peninsular. El 19 se inició en Cataluña, donde se encontró con la respuesta de las fuerzas de seguridad bajo el mando de la Generalitat, a cuyo frente estaba Lluís Companys, a las que se fueron sumando las organizaciones políticas integradas en el Frente Popular y los sindicatos, la CNT y la UGT. La sublevación fue derrotada en Barcelona y en la mayor parte de las principales ciudades españolas, incluyendo Madrid, Valencia y Bilbao; a pesar de ello, el apoyo exterior, de Hitler y Mussolini, a los sublevados les permitió convertir un golpe en trance de fracasar en una guerra civil que se prolongó hasta marzo de 1939. En Cataluña, la sublevación y su derrota tuvo consecuencias trascendentales. Modificó el panorama social y político. El desenlace de la rebelión de mayo de 1937 significó un importante retroceso político anarquista, al tiempo que la guerra empezó a afectar directamente a Cataluña, con la movilización de las quintas, la proliferación de los bombardeos y el problema creciente de abastecimiento de las poblaciones urbanas. El conflicto político perdió virulencia, pero no desapareció. Se recompuso en términos de competencia entre el PSUC, liderado por Comorera, y Esquerra Republicana, cuyo liderazgo pasó a asumirlo Tarradellas.
El hijo del guarda se inicia cuando, tras la muerte de su padre, el escritor Javier Quiñones decide escribir una narración centrada en su figura. Pone en marcha para ello un proceso de indagación que le revelará la existencia de un pasado del que lo desconoce casi todo. Descubre así que su padre, a quien recuerda en los año s de niñez siempre con el uniforme de comandante del Ejército del Aire, participó en la campaña electoral a favor del Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936 y fue el fundador de la Juventud Socialista en Valverde del Fresno, pueblo de la Sierra de Gata. Tras el triunfo del Alzamiento, fue encarcelado en Coria, donde estuvo en trance de perder la vida con sólo diecisiete años. Al hilo de la investigación, el escritor conoce también la violenta historia de lo ocurrido en los pueblos de esa hermosa comarca cacereña durante las primeras semanas de la Guerra Civil. Con estos mimbres, procedentes de la memoria familiar y colectiva, se urde la trama narrativa que conforma esta elegía, en la cual, orillando los límites de los géneros literarios, se entrevera el proceso de indagación con las voces apagadas de quienes fueron protagonistas de aquellos hechos. Javier Quiñones ha escrito un libro estremecedor, una elegía en la que, cual desolado Eneas, desciende al reino de las sombras para rescatar la figura de su padre y devolverla, gracias al poder evocador de la literatura, esclarecida en las páginas de este emotivo libro, en el que desvela, setenta años después, las claves de un pasado que le fue ocultado, el de su progenitor y el de muchos otros que, como él, se convirtieron, en aquellos trágicos días, en soldados a la fuerza.
Hemingway necesitaba un éxito. Martha Gellhorn quería vivir peligrosamente. Barea sentía que su vida era una contradicción. Ilsa Kulcsar vivía para sus ideas. Gerda Taro y Robert Capa querían olvidarse de su pasado. Los seis, cada uno con su equipaje y su modo de mirar, llegan a Madrid y pasan por el hotel Florida, donde se reunían los periodistas extranjeros, los fotógrafos, los espías, los militares, bajo el estruendo de las bombas, en una guerra que los cambió a todos para siempre. Hotel Florida no es un estudio académico ni una ficción. Es una reconstrucción basada en cartas, diarios y memorias, documentos oficiales, películas, biografías, historias y noticias de la época. Un gran fresco de la Guerra Civil española, día a día, personaje a personaje. Una guerra sobre la que se han escrito cientos de libros, pero ninguno como este.
«No pedían, entonces, más que pan, trabajo y libertad; también, un reparto equitativo y lucido de tierra.» Fueron hijos de un movimiento comunero que reivindicó la recuperación y el reparto de los comunales; crecieron y fortalecieron las estructuras de participación ciudadana; en su plenitud, conquistaron el poder municipal para democratizarlo y desterrar el yugo del caciquismo. Finalmente, acabarían pagando muy cara su osadía, ya que la vida de un buen puñado de ellos fue segada violentamente en el verano de 1936.