Crisol de pueblos a lo largo de su historia, la característica más interesante de Andalucía es su diversidad, una diversidad que se refiere al medio físico, pero también al carácter de sus habitantes, el cual, contra lo que se estima habitualmente, partiendo del tronco común de la hospitalidad, la extraversión, la sensorialidad y un suave estoicismo ante los avatares de la vida, se abre en ramas diferentes como un gran árbol de frondoso follaje dando tipos realmente distintos, no ya entre provincias sino incluso entre comarcas cercanas entre sí.Por su situación geográfica, Andalucía está encuadrada de lleno en el clima mediterráneo, su vegetación y fauna deberían ser las características de los bosques y matorrales mediterráneos. Pero su heterogeneidad litológica, lo accidentado del relieve, lo variado del clima y la propia intervención milenaria del hombre, la han convertido en un mosaico del paisaje, con una rica diversidad ecológica.
Este nuevo trabajo de profesor Alberto J. Lorrio consigue que el llamado "Grupo de Qurénima" pase de ser un conjunto de sepulturas excavadas por los hermanos Enrique y Luis Siret a fines del siglo XIX -de interpretación incierta y discutida- a constituir uno de los grupos culturales mejor definidos y fechados del Mediodía de la Península Ibérica, aportando mucho más de lo que su título hace suponer. Su rigurosa metodología es un modelo a seguir para un trabajo de este tipo, que ha rescatado de los fondos olvidados de un gran museo materiales de tanto interés, aunque casi olvidados después de más de 100 años desde su excavación. Además, sin recurrir a excavación alguna, ha identificado y descrito uno de los grupos etno-culturales de mayor personalidad de las costas mediterráneas, en una de las áreas más estratégicas de la Península Ibérica y en un periodo tan interesante como es el Bronce Final, a fines del II e inicios del I milenio a.C. (Extractado de la "Introducción" del académico de la R.A.H. Martín Almagro-Gorbea)