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Peter o Piter, como llaman familiarmente sus ciudadanos a San Petersburgo, ha sido y es una ciudad importante en el desarrollo de los acontecimientos políticos e intelectuales de Rusia. San Petersburgo está recuperando su viejo esplendor tras años de abandono gubernamental. La ciudad desborda belleza y riqueza; sin embargo, los jóvenes parecen hoy sumidos en el escepticismo más profundo, mientras en sus austeras periferias se entremezclan los nuevos bloques habitacionales con la voraz especulación urbanística. La carencia de casas, el bajo poder adquisitivo y un fuerte renacer del fervor religioso marcan la vida de sus gentes.