El dibujo puede ser una afición, un pasatiempo, algo que a uno le gusta. Este libro tiene en cuenta todo eso, pero el objetivo que nos ha movido a prepararlo parte de una idea mucho más ambiciosa: el dibujo expresa una determinada manera de ver las cosas, de sentirlas. Un artista nunca presenta una realidad pura y objetiva. Siempre representa bajo el tamiz de sus sentimientos.El volumen que el lector tiene en sus manos pretende ser una guía, un camino, un compañero siempre fiel e inseparable para la práctica del dibujo. En este libro se tratan todas las técnicas de dibujo y los ejercicios presentan una gran variedad de temas para que nada quede olvidado. Con este importante bagaje esperamos haber logrado poner en manos del dibujante todo aquello que necesita para convertirse en un verdadero artista.
Este título de la colección Un mar de historias, con texto de Anna Manso e ilustraciones de Sonja Wimmer, es un precioso cuento sobre la historia del arquitecto Antoni Gaudí, creador de edificios mágicos com la Sagrada Familia, la Pedrera o la Casa Batlló. Los más pequeños podrán aprender su historia a través del personaje de un lagarto que acompaña a Gaudí durante toda su vida y le sirve de inspiración para el dragón del Parque Güell.
Le presentamos un curso único de pintura al acrílico en el que Mark Daniel Nelson enseña las principales técnicas a través de la creación de 50 obras de pequeño formato. A medida que supere los distintos niveles, podrá comprobar sus progresos hasta obtener su propia colección de pinturas sobre tabla, papel o lienzo.
Primer director del Museo de Arte Moderno de Nueva York, desde 1929, y, más tarde, director de Investigación de Pintura y Escultura y director de Colecciones de esa misma institución, Alfred H. Barr, Jr. fue una de las figuras más influyentes en la vida artística de una época crucial para el desarrollo del arte contemporáneo. Renovador del concepto tradicional del museo de arte y protagonista de diversas controversias cuyos temas son aún motivo de discusión, Barr influyó decisivamente en el gusto de la sociedad americana manteniendo una posición de vanguardia frente a las actitudes predominantemente conservadoras de los consejeros del museo y de los aficionados en general. Precedidos de una extensa introducción de Irving Sadler, los treinta y cinco textos de Barr incluidos en La definición del arte moderno -muchos de ellos aparecidos en revistas hoy de difícil localización- proporcionan un amplio panorama del desarrollo de su pensamiento en su triple faceta de director, de historiador y crítico y de defensor a ultranza de la libertad artística. Completan el presente volumen una amplia cronología y una bibliografía exhaustiva de la obra.
James Lord llegó a París en 1945 y pronto entró en contacto con numerosos artistas.?Alberto Giacometti pintó su retrato en 1964 y el texto que ahora se ofrece es un relato de las dieciocho sesiones de pose, que Lord escribió a partir de sus anotaciones y recuerdos. «Sin duda escribe Lord cualquiera que conozca bien a Giacometti le habrá oído decir en alguna ocasión que, por primera vez en su vida, estaba a punto de conseguir algo de verdad.?Y, sin duda, su convicción era sincera en aquel momento. Pero, para un observador externo, podría parecer que la obra que ha provocado esta relación no es radicalmente diferente de las que la precedieron.?Más aún, en realidad no le parecerá una obra muy distinta de las que vendrán después, algunas de las cuales, sin duda, producirán en él la misma reacción. En suma, esta reacción parece más una expresión de toda su actitud creativa que de su relación momentánea con cualquier obra de arte en proceso.?Probablemente, Giacometti lo negará, pero yo creo que es cierto.» La situación parecía convertirse en algo profundamente irreal por momentos.?El retrato ya no significaba nada como tal. Como cuadro tampoco decía mucho. Lo que sí tenía sentido y existía con vida propia era la lucha infatigable e interminable que Alberto había emprendido para expresar en términos visuales, y a través del acto de pintar, una percepción de la realidad que, por casualidad, había coincidido con mi cabeza. Evidentemente, era imposible conseguir esto, pues lo que es abstracto por naturaleza nunca podrá concretarse sin alterar su esencia. Pero él se había comprometido y, de hecho, estaba condenado a lograr algo que, en ciertos momentos, parecía el castigo de Sísifo.?Yo me encontraba temporalmente involucrado en ese intento. Pero a veces olvidaba la naturaleza temporal de mi compromiso. Entonces, el cuadro se convertía en algo irreal, aunque en cierto sentido era más que real, pues el origen de esta situación estaba en la naturaleza misma de la realidad. De hecho, nuestra presencia y relación parecían proceder y participar del absurdo, siendo ridículas y sublimes a un mismo tiempo.
ARTE INFANTIL Y CULTURA VISUAL. El arte infantil goza de una excelente salud en nuestra sociedad contemporánea. Y no sólo porque no ha perdido su espontaneidad primigenia, la frescura que se sigue admirando en sus obras, sus cualidades artísticas, educat
Obra clásica, casi legendaria, en el campo de los estudios humanísticos, Saturno y la melancolía representa el fruto de casi cincuenta años de trabajo de tres figuras capitales de nuestro siglo para la historiografía de las artes visuales, Raymond Klibansky, Erwin Panofsky y Fritz Saxl, continuadores de la obra iniciada por Aby Warburg. Sus orígenes se remontan a 1923 con la publicación de un estudio de Panofsky y Fritz Saxl sobre el grabado «Melancolia I» de Durero. Agotada la obra, se decidió preparar una nueva edición, revisada y ampliada, en la que se describiría detalladamente el desarrollo de la doctrina de los temperamentos y se haría la historia de «Saturno, Señor de la Melancolía», hasta los umbrales de la época moderna. Con el tiempo, la extensión del objeto de la investigación obligó a abandonar el esquema de la monografía sobre el mencionado grabado, y con la incorporación de Klibansky surgió el proyecto de un libro nuevo. Este modélico estudio resulta hoy de imprescindible lectura para los interesados en disciplinas tan variadas como la filosofía, la literatura, la medicina, la astrología o, naturalmente, el arte. Dividido en cuatro partes, la primera trata de la noción de melancolía y su evolución histórica durante la Antigüedad y la Edad Media, mientras que la segunda se centra en el estudio de Saturno, astro de la melancolía, en el contexto tanto de la tradición literaria como de la tradición pictórica antigua y medieval; la tercera estudia la «melancolía poética» en la poesía postmedieval así como la glorificación de la melancolía y de Saturno en el neoplatonismo florentino y el origen de la ideal moderna de genio. Finalmente, la cuarta parte está dedicada al grabado «Melancolia I» de Durero, obra singular que ha dado origen a un gran número de complejas interpretaciones de carácter astrológico, psicoanalítico, sociológico, teológico o filosófico.
Esta publicación, y la exposición a la que acompaña, propone un recorrido por la obra de Zurbarán a través de una selección de obras que permite valorar varios óleos incorporados al catálogo del pintor en los últimos años, algunos de ellos jamás mostrados hasta ahora en España.
De la necesidad de ahondar en el estudio de las vicisitudes de las obras de arte a lo largo de su historia surge esta publicación, en la que participan profesores e investigadores de diferentes universidades, museos y otras instituciones. El libro, trata de llamar la atención sobre el devenir de las obras de arte; sobre las causas que llevaron a su separación del lugar para el que se realizaron; sobre la apreciación de los que permitieron su salida (generalmente por intereses particulares), o sobre aquellos que pugnaron por hacerse con ellas. Desde planteamientos teóricos generales en torno a la valoración de los objetos artísticos, que ha cambiado notablemente con el paso del tiempo, hasta estudios pormenorizados de piezas, se presenta un panorama inquietante sobre qué es arte hoy y qué fue en épocas pasadas y la consideración que se ha tenido hacia obras que si hoy se consideran cuasi sagradas no hace mucho se despreciaron.
¿De qué se ocupa la historia del arte, con qué medios y cómo se interpreta? Estas son algunas de las preguntas que se plantea el autor y a las que da respuesta en este ensayo profundo y necesario. Este libro no está pensado como una suma de conocimientos para ser memorizados sobre cómo hacer historia del arte, sino para entender cómo se ha hecho esa ordenación de objetos y fenómenos extraordinarios y para ahondar más en su placer. El autor invita a ejercitarnos mediante la visita a los museos para desarrollar una gimnasia visual, consistente en mirar sin prejuicios las obras de arte y preguntarse por qué el hombre es el único animal que deja huellas visuales que traspasan el tiempo. Esta obra no elude una visión crítica sobre cómo en España y en el mundo de la historia del arte "después de cuarenta años de cerramiento al arte contemporáneo, han desembarcado frecuentemente amas de casa y literatos, ingenieros y arquitectos fracasados, siendo consagrados en su nuevo oficio por gacetilleros sin empleo fijo".
En este libro se transcriben, de acuerdo con criterios científicos rigurosos, las cartas intercambiadas entre Felipe II y Pedro de Hoyo, Secretario del Monarca en los asuntos concernientes a Obras y Bosques de la Cámara de Castilla, particularmente los relativos a los Reales Sitios, conservadas en la British Library de Londres y en la Hispanic Society of America de Nueva York, entre los años 1560 y 1568. La correspondencia ofrece información sobre las obras que acomete el Rey tras fijar la capital en Madrid: el Alcázar de esta ciudad, pero también las Obras Reales próximas, caso de la Casa de Campo, de los Palacios de Aranjuez, del Pardo, de Valsaín, del Alcázar de Segovia, etc. Un capítulo de gran importancia lo constituye la construcción de la obra más emblemática del reinado de Felipe II, el Monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial. Los cartas hablan también de la decoración de estos palacios y edificios, así como de los arquitectos, pintores, escultores y otros artistas menores que intervinieron en sus fábricas, permitiendo completar sus biografías aún hoy día difusas. Aparte de estas materias más artísticas, la correspondencia proporciona también abundantes datos de carácter administrativo, social y económico de interés para los historiadores del período. Estos billetes complementan otros conjuntos documentales similares conservados en España, especialmente los existentes en la sección de Casa y Sitios Reales del Archivo General de Simancas y aquellos provenientes de la antigua Colección Altamira repartidos entre el Archivo del Instituto Valencia de Don Juan y el Archivo y Biblioteca Francisco de Zabálburu de Madrid. Su edición moderna resulta un instrumento de enorme utilidad para conocer el mecenazgo artístico llevado a cabo por Felipe II en los primeros años de reinado tras su regreso de los Países Bajos en 1559.