La escritura de la memoria es un vibrante recorrido por la historiografía del siglo XX que combina admirablemente el desarrollo de la teoría con la exposición de los autores y las obras concretas. Repasa las corrientes que han dominado la disciplina histórica durante el siglo pasado: los positivismos de entresiglos, los historicismos de entreguerras, la eclosión y desarrollo de la escuela de los Annales, los marxismos y los estructuralismos de la larga posguerra asociados a una historia de carácter socioeconómico, la eclosión del postmodernismo y de los giros lingüísticos y antropológicos en los años setenta, la crisis de los años ochenta, la recuperación de viejos temas y metodologías a través de las nuevas historias, el giro cultural de los años noventa y, por fin, lo que el autor denomina el recurso a las terceras vías, que parece dominar el panorama historiográfico actual. El resultado es un libro apasionante, escrito con una lucidez y claridad ciertamente llamativas, que se convertirá en una herramienta indispensable para los profesionales de la historia en general, para los estudiosos de otras ciencias sociales (filosofía, literatura, sociología, antropología, lingüística), que han de utilizar tantas veces las herramientas de la disciplina histórica, y, por fin, para los alumnos de segundo ciclo de la carrera de historia, que se enfrentan por primera vez a la dimensión más teórica de la disciplina.
Una exposición clara, completa y pedagógica de las cuestiones clave que se plantea todo hombre, desde el significado de la persona hasta el sentido de la vida.
Una obra unitaria que permite seguir los avatares de la teología y la filosofía de la historia, y situarse ante la pregunta fundamental a la que aboca todo interrogarse sobre la historia: la pregunta sobre el sentido último y pleno del acontecer.
Completa exposición de los tema centrales de la filosofía de la religión, planteados desde la experiencia religiosa, la fenomenología y el personalismo.
«La civilización, en la hora presente, no sólo debe ser defendida. Le es preciso crear constantemente, porque la barbarie no para de destruir, y esa barbarie no es nunca tan peligrosa como cuando da la impresión de que también ella está construyendo. La desgracia mayor del mundo, en el momento en que hablo, es que nunca ha sido tan difícil como ahora el distinguir entre los constructores y los destructores, porque nunca la barbarie ha tenido unos medios tan poderosos para abusar de las decepciones y de las esperanzas de una humanidad ensangrentada, que duda de sí misma y de su futuro. Nunca el Mal ha tenido una ocasión tan propicia para fingir que lo que hace son las obras del Bien. Nunca el Diablo ha merecido tanto el nombre que ya le daba San Jerónimo, el de mono imitador de Dios».
En estas Lecciones preliminares de filosofía, nacidas de un curso impartido por él en 1937 en la Universidad argentina de Tucumán, expone García Morente con extraordinaria coherencia y desusada claridad toda la historia de la filosofía del ser y del conocer, desde los pensadores presocráticos hasta Husserl y Heidegger. La obra desemboca en una teoría del ser y del valor que culmina en una ontología de la vida de cuño claramente orteguiana y constituye sin duda, a decir de su discípulo y prologuista Julián Marías, «el libro crucial de Manuel García Morente».
Con un estilo penetrante y lúcido, Henri de Lubac traza en este libro la semblanza espiritual de tres filosofías, centradas en tres hombres decisivos para la cultura moderna: Comte, Feuerbach y Nietzsche. Las doctrinas de estos tres pensadores inspiran tres filosofías de la existencia social, política e individual, que hoy ejercen una influencia considerable sobre la vida misma. Humanismo positivista, humanismo marxista y humanismo nietzscheano son, más que un ateísmo propiamente dicho, un antiteísmo, y más concretamente, un anticristianismo, por la negación que hay en su base. Por opuestos que sean entre sí, sus mutuas implicaciones, ocultas o manifiestas, son muy grandes y tienen un fundamento común, consistente en la negación de Dios, coincidiendo también en su objetivo principal de aniquilamiento de la persona humana. A los nombres de Comte, Feuerbach y Nietzsche se añade, en el estudio de Henri de Lubac, el nombre de Dostoievski, con su imponente testimonio a favor de la fe. Dostoievski no es más que un novelista. No ofrece en modo alguno un sistema. No aporta ninguna solución a los tremendos problemas que plantea a nuestro siglo la organización de la vida social. Pero de sus obras, de la magia incomparable de su literatura, se desprende con hiriente claridad esta verdad: que si el hombre puede organizar la tierra sin Dios, sin Él no puede organizarla más que contra el hombre; que el humanismo que excluye a Dios es un humanismo inhumano. ¿No es la historia contemporánea la confirmación trágica de esta intuición?
Julio Cabrera aúna en este libro sus dos grandes pasiones: el cine y la filosofía. Partiendo de la base de que la filosofía no debe presuponerse como algo perfectamente definido antes del surgimiento del cine, sino como algo que puede modificarse a través de ese mismo nacimiento, Cabrera analiza en cada capítulo una o más películas, elegidas cuidadosamente para reflexionar sobre una cuestión filosófica central. Aristóteles y los ladrones de bicicletas, Bacon y Steven Spielberg, Descartes y los fotógrafos indiscretos, Schopenhauer, Buñuel y Frank Capra, Nietzsche, Clint Eastwood y los asesinos por naturaleza o Wittgenstein, el cine mudo y la diligencia son algunos de los ejercicios filocinematográficos propuestos. Los comentarios de películas que el lector encontrará destacan aquellos puntos del film que deben contribuir a la instauración de la experiencia vivida de un problema filosófico. "Esta experiencia en sí es insustituible y nadie podrá tenerla por uno. Tan sólo señalo los lugares en donde el film duele, en donde puede aprenderse alguna cosa padeciéndolo". Estamos ante el encuentro no programado y mutuamente esclarecedor entre una actividad milenaria del s humano y uno de los más fascinantes lenguajes emergentes de los últimos tiempos: 100 años de imágenes tratando de repensar 2.500 años de reflexión.
«Este libro de ensayos (...) se dirige a los que en medio del ajetreo de la existencia moderna, no han renunciado a leer, a escribir, a pensar». Quienes lo leen ponderan la influencia positiva que ha tenido en su modo de trabajar.
El matrimonio de Martín y María y el proyecto de vida que llevan a cabo apareja inevitables consecuencias en su entorno inmediato. Gonzalito, el hermano de María, al principio fascinado por la personalidad de su cuñado, profesor de filosofía y escritor, se ve impulsado a huir a Londres para conocerse a sí mismo y asumir sus propias pulsiones emotivas. Virginia, la frívola amiga de María, contrae un precipitado matrimonio con un empresario argentino vinculado a los negocios internacionales. Una tragedia familiar determina que todos confluyan en la casa paterna de María: Gonzalito, en angustioso conflicto interior tras su exilio londinense; Virginia, tras el melodramático fracaso de su experiencia conyugal; Pelé, hijo de María y Martín, involucrado en una ambigua y secreta relación con su tío; y los propios María y Martín, cuyas relaciones afectivas se han ido desnaturalizando poco a poco y guardan escasa vinculación con las expectativas de épocas pasadas. En efecto, han transcurrido muchos años y todo ha cambiado aun a despecho de la persistente voluntad de reflexión que distingue a los protagonistas, que ahora convergen hacia un dramático desenlace movido por los hilos ineluctables del destino que se han forjado.
Paul Haffner, profesor de la Universidad Pontificia Gregoriana (Roma), dice de La mente del universo: «Este tratamiento completo y actualizado de las cuestiones fundamentales acerca de las relaciones entre ciencia y religión debería ser de lectura obligad