Michel Foucault y Gilles Deleuze se conocieron en 1952: Foucault impartía una conferencia y Deleuze, por entonces profesor de instituto, fue a escucharlo; cenaron juntos con un amigo común y no hablaron mucho. Un encuentro glacial y poco prometedor que, sin embargo, fue el origen de una de las amistades filosóficas más intensas del siglo xx, en virtud de la cual tanto Foucault le prestaba a Deleuze su apartamento en París como ambos discutían hasta la extenuación y, si hacía falta, se retiraban la palabra durante años. No obstante, la profunda y mutua admiración se mantuvo siempre intacta, y tal vez por ello, pocos meses después de la muerte de Foucault, Deleuze decidió rendirle homenaje iniciando unos cursos universitarios sobre su obra. Las clases tuvieron lugar en el Departamento de Filosofía de la Universidad de París 8, que ambos habían creado juntos en 1968, negándose a realizar exámenes y a establecer calificaciones (la universidad les retiró la posibilidad de conceder diplomas, pero a nadie le importó). Mejor contexto imposible, por tanto, para impartir un seminario sobre la teoría del poder de Michel Foucault, inédito hasta la fecha en nuestra lengua, y cuya primera parte tiene ahora mismo el lector en sus manos. En él Deleuze expone, analiza, escudriña e interpreta la noción de «poder» propuesta por Foucault, su relación indisociable con la de «saber» y su importancia radical para entender las nuevas teorías y prácticas de lucha y resistencia que se han hecho presentes en nuestro mundo desde finales de los años sesenta, y cuyo ciclo se reactiva en nuestros días. Igualmente, el lector tiene así, prácticamente, la posibilidad de «asistir» a las clases de uno de los grandes maestros o anti-maestros de la filosofía de este tiempo, viendo el modo en que su pensamiento surge, avanza, relampaguea, en ocasiones se revuelve e incluso aparentemente se extravía, pero siempre retorna con una lucidez radical que nos recuerda, tal como propuso Foucault, que «tal vez un día el siglo será deleuziano».
Yves Guyot, uno de los pensadores franceses más ilustres de fines del siglo XIX y principios del XX, condensó en La democracia individualista las reflexiones más agudas de su dilatada trayectoria política y periodística. Contemporáneo de Karl Marx y Friedrich Engels y nieto de la generación que engendró la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el autor encuentra una doble fuente teórica en el liberalismo inglés tanto en sus basamentos teóricos como en el ejemplo legado por las instituciones británicas y en el Estado inflamado y sobreprotector defendido por el socialismo. Su obra maestra, dividida en seis breves tratados, parte de un detallado análisis de la evolución del pensamiento individualista desde los albores de la Humanidad hasta la redacción de la Constitución de Estados Unidos, en 1787. Más adelante, y tras definir las bases de su particular concepción del individualismo, el autor ataca las bases filosóficas, morales y políticas del socialismo para, finalmente, configurar un modelo paradigmático de raigambre idealista, pero eludiendo la trampa de las aspiraciones utópicas de democracia liberal capaz de proteger los derechos económicos y morales de los individuos.
Un largo camino han recorrido los hombres desde la ingesta ritual del cerebro o el corazón del adversario, como reconocimiento a la vez del valor del contrario y de la superioridad del vencedor. De la antropofagia ritual (presente en mitos antiguos que también se tocan en este librito) a la teofagia: comerse al Dios es más confortante para el cuerpo y el alma, sobre todo cuando es el propio Dios el que se ofrece a ello.
Perderse en el recuerdo de una ciudad: Berlín, que Benjamin presenta aquí no al modo de una autobiografía (que se da siempre como un fluir continuo del tiempo de la vida), sino como espacio: discontinuidades, instantes fugaces (o quizá eternos) de una infancia que siendo pasado sólo cobra vida en el presente de la rememoración, imágenes que siguen irradiando los reflejos de una existencia desaparecida.
En 2009 el filósofo esloveno Slavoj iek congregó a un renombrado elenco de académicos e intelectuales para discutir en torno a la persistente relevancia del comunismo en los momentos actuales. Para sor-presa general, los debates atrajeron un nutrido público.No paró ahí la cosa; desde entonces vienen celebrándose cada dos años las conferencias internacionales sobre «La idea de comunismo» en distintos lugares del globo. Tras la celebrada en Nueva York (2011) llegó el turno de Seúl, cuyas intervenciones más destacadas recoge el presente libro.A las firmas habituales de filósofos de la talla de Alain Badiou o Slavoj iek se suman, en esta ocasión, las de destacados intelectuales críticos procedentes de Asia, que ofrecen novedosos análisis sobre el comunismo oriental y occidental en una época de crisis económica y política global.Alain Badiou, Ho Duk Hwang, Rosalind Morris, Pun Ngai, Claudia Pozzana, Alessandro Russo, Yong Soon Seo, Wang Hui, Cécile Winter, Slavoj iek
«Els caníbals» (Assaigs, I, XXXI) és un dels textos fundacionals de la Modernitat: el primer cop que Occident, partint de la tradició grecollatina, mira els ulls de laltre sense considerar-lo ni un infrahome ni un ésser mitològic. Carregada de contradiccions, aquesta conceptualització de la diferència antropològica acabarà marcant el nostre destí com a civilització.
¿Tiene todavía Marx algo que enseñarnos sobre el futuro que se avecina? El objetivo de Karl Marx en El Capital no fue analizar la situación concreta de ningún país o región en una época determinada sino, por el contrario, dilucidar y determinar las leyes propias del capitalismo considerado en toda su pureza, aquellas que el capitalismo impondría en caso de ser suprimidos todos los obstáculos, interferencias y pautas extrañas que lo limitaban.Hoy nos encontramos en un momento histórico de cambio. Ya no es posible dudar al respecto de la tendencia que mantenemos, en forma de «flexibilizaciones», «desregulaciones» y «liberalizaciones». Según avanza este proceso, va emergiendo poco a poco un mundo en el que la lógica del mercado impera sin cortapisas ni restricciones de ningún tipo, ni sociales, ni políticas, ni siquiera humanas.Así pues, no debe extrañarnos la insólita actualidad del pensamiento de Marx. Si las leyes propias del capital vuelven a operar entre nosotros en toda su pureza, recordaremos entonces con estupor la importancia de una obra que, como El capital, tuvo por objetivo precisamente sacarlas a la luz. En todo caso, aún estamos a tiempo de anticiparnos y conocer esas leyes antes de que vuelvan a operar desbocadas. Y esto sin duda puede resultar de utilidad para evitar lo que hoy se presenta como un fatal desenlace.
Durante más de setenta años ha preocupado al mundo el horror del nazismo. Casi ningún grupo de ciudadanos alemanes de aquellos años ha quedado sin mancha como consecuencia de la mancha de Hitler. El análisis ha revelado que muchos funcionarios, trabajadores ordinarios, médicos y maestros de escuela, lejos de ser espectadores inocentes, desempeñaron un papel capital en la consolidación del poder del tirano. Artistas y músicos han figurado vergonzosamente entre los colaboradores. No obstante, nadie ha examinado aún el papel que tuvo un grupo pacífico y no comprometido: los filósofos. " Los filósofos de Hitler " serían los pensadores que circundaron a Hitler antes, durante y después del Holocausto. Se incluyen entre ellos influencias involuntarias, colaboradores y adversarios de Hitler. De Kant a Nietzsche, de Alfred Bäumler a Martin Heidegger, de Hannah Arendt a Walter Benjamin, todos estos filósofos debatieron en torno a las mismas ideas que fueron utilizadas por Hitler para sus propósitos. El libro concluye con los juicios de Nuremberg, examinando si algunos filósofos fueron enjuiciados y si las universidades alemanas fueron purgadas de nazis después de 1945.
Este es un ensayo sobre la identidad y la importancia de la teatralidad y los juegos de máscaras en la cultura ilustrada europea. En el siglo XVIII van a perfilarse un conjunto de técnicas, prácticas y formas de representación cuyo resultado será la identidad tal y como la concebimos hoy en día: la persona se presenta "a rostro descubierto" o enmascarada por las convenciones sociales. Desde el irresponsable Casanova hasta Jean--Jacques Rousseau, presentamos una galería de filósofos errantes, aventureros, tricksters y magos: figuras, anécdotas e historias salpican el camino que se despliega ante el lector como una ventana abierta a la vez al pasado y a su propio presente.