En el siglo XXI, la mayor parte de la personas sigue sin afrontar la muerte a través de la reflexión filosófica o religiosa. Sin embargo, tras el paréntesis moderno, las estrategias de negación y olvido dan paso insensiblemente a una revolucionaria y tal vez definitiva reconciliación con aquélla que culmina en su conversión en objeto artístico cotidiano. Esto significa que la construcción social de la muerte ya no es proceso de concienciación individual sino de teatralización y juego colectivo, muchas veces experimentado en diferido.
A comienzos del siglo XXI cobran fuerza la neuroética y la neuropolítica, empeñadas en descubrir las bases cerebrales de la conducta humana en lo moral y en lo político. Contando con la ventaja de conocer mejor el cerebro, se plantean de nuevo las grandes preguntas de la filosofía: ¿existen unos códigos morales inscritos en nuestro cerebro que nos permiten eliminar los códigos filosóficos y religiosos admitidos hasta ahora?, ¿apoyan los resultados de las neurociencias la construcción de sociedades democráticas abiertas, o más bien la formación de sociedades cerradas, que sólo internamente viven de la ayuda mutua?, ¿es posible descubrir los perfiles neurobiológicos de demócratas, republicanos, PSOE, PP, izquierdas, derechas, como promete el neuromarketing electoral?, ¿somos libres o estamos determinados a actuar por nuestro cerebro, un cerebro que según un buen número de autores funcionaría de forma tan mecánica como un reloj?, ¿es posible hablar con sentido de cosas tan importantes para la vida humana como responsabilidad y autonomía, bien y mal, o todo eso no es más que una ilusión? Y, por último, ¿qué se seguiría para la educación de las respuestas que pudiéramos dar a estas preguntas? El presente libro trata de responder a estas cuestiones críticamente, es decir, intentando discernir hasta dónde llegan las aportaciones positivas y dónde empiezan los límites.
La presente obra de Gianni Vattimo, padre del pensamiento débil y una de las figuras clave de la posmodernidad, se divide en tres partes. En la primera, el autor expone los motivos por los que su visión de la práctica filosófica, aunque se distancie de la ciencia, no persigue en absoluto parecerse a la literatura, a la sociología, a la ciencia de la cultura ni a cualquier otra forma de expresión con pretensiones artístico-literarias; la filosofía es «distinta» de las ciencias (exactas o de la naturaleza) y de las humanidades o del arte precisamente por estar profundamente comprometida e implicada en las problemáticas de fondo implícitas en cada una de estas ciencias. En segundo lugar, el autor especifica su interpretación del concepto de verdad, pero más que de la verdad como adecuación habla de «fidelidad» a un ser que es ante todo evento, y a un sujeto que es ante todo diálogo (participación). Finalmente, la última sección del texto, sobre responsabilidad, vocación y destino en filosofía, nos suministra una clave para comprender las tensiones de la práctica filosófica contemporánea entre históricos y teóricos, entre filósofos-periodistas y filósofos-profesores, entre la especialización filosófica y la misión del filósofo como «funcionario de la humanidad».
«Las cosas de este mundo se hallan en tal constante fluir que nada permanece en el mismo estado durante mucho tiempo». Esta sentencia del filósofo político John Locke (1632-1704) parece hoy más actual que nunca. El fenómeno designado vagamente como globalización ha supuesto la intensificación y la aceleración de las relaciones transfronterizas en la política, la economía y la cultura, entre otros ámbitos. Un fenómeno que no es nuevo, ya que la humanidad ha conocido previamente impulsos globalizadores como los que tuvieron lugar durante el Renacimiento y a finales del siglo XIX. Sin embargo, en su versión actual el proceso ya no involucra únicamente a los Estados, sino también a los individuos, a las instituciones y a las organizaciones. Michael Reder, a través de ejemplos concretos y de los modelos interpretativos ofrecidos por distintos pensadores desde Kant hasta Habermas, se pregunta en esta obra qué puede aportar la filosofía práctica a la reflexión sobre la política, la economía o la cultura en el actual contexto de globalización y, al mismo tiempo, analiza qué función política puede desempeñar hoy la filosofía mediante la apertura de nuevas perspectivas fundamentales sobre la realidad. En ambos planos ha de esclarecerse hasta qué punto el fenómeno de la globalización puede describirse y entenderse como una forma moderna de la cosmópolis.
Este libro tiene su origen en las clases de filosofía política que Rawls impartía regularmente en Harvard en la década de 1980. Con el tiempo, las clases se convirtieron en una reformulación de su teoría de la justicia como equidad, revisada a la luz de sus artículos más recientes y de su tratado El liberalismo político (1993). Como escribe Rawls en el prefacio, la reformulación presenta «en un único lugar una exposición de la justicia como equidad tal como la entiendo ahora, apoyándome en todos esos trabajos». El libro ofrece una amplia visión de sus principales líneas de pensamiento y explora asimismo temas específicos que nunca fueron abordados en ninguno de sus escritos. Rawls es consciente de que, desde la publicación de la Teoría de la justicia en 1971, la sociedad se ha alejado aún más de la idea de la justicia como equidad. Sus ideas conservan, empero, todo su vigor y relevancia para los debates de una sociedad pluralista en torno al significado y la viabilidad teórica del liberalismo. Este libro demuestra que puede alcanzarse la claridad moral aun cuando el compromiso colectivo con la justicia sea incierto.
Ideólogo y fundador de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, Vladímir Ilich Uliánov, Lenin (1870-1924), fue sin duda uno de los personajes políticos más influyentes del siglo XX. " El Estado y la revolución " , obra escrita en el verano de 1917, apenas unos meses antes de la definitiva embestida que habría de dar al traste con el imperio de los zares, representa la plasmación en el terreno de la teoría política de algunas cuestiones clave de la teoría marxista, así como la resolución de no pocas de sus lagunas, constituyendo en este sentido un instrumento clave para la instauración del poder bolchevique y la posterior propagación del modelo soviético por buena parte del globo. Pese a que el definitivo fracaso del leninismo como modelo político y social ha despojado a esta obra de la trascendencia que en su momento tuvo, el paso del tiempo y la correspondiente atenuación de los prejuicios en torno a su autor la dotan de un renovado interés, ya que su lectura hoy en día nos permite calibrar sus repercusiones teóricas y prácticas y, en definitiva, nos da una clave insoslayable de lo que fue en buena parte el siglo XX.
Los años en los que vivió Maquiavelo (1469-1527), comprenden una época de profundas transformaciones que transformaron la visión del mundo hasta entonces dominante. Las grandes navegaciones y el descubrimiento de nuevos mundos abrieron horizontes desconocidos. Al propio tiempo, Italia y Europa atravesaban momentos cruciales: Francia, superado su conflicto secular con los ingleses, restableció su potencia; los reinos de España se unieron bajo una sola corona que deseaba imponer su hegemonía en Europa; los estados italianos estaban enfrascados en guerras que ponían en peligro su autonomía. En 1517, además, se produjo en Alemania la revolución religiosa protestante, que sacó a la luz los cambios en las creencias religiosas y en los sentimientos del pueblo, y a proyectar sobre el futuro de Europa sus consecuencias más dramáticas: las guerras de religión y la ofensiva dela Contrarreformacatólica. Maquiavelo era consciente de las transformaciones que estaban alterando la escena del mundo, y advirtió la necesidad de adecuar las instituciones y las reglas de la vida política a ese nuevo escenario, y las funciones que ejerció enla Repúblicaflorentina afinaron su reflexión. Corrado Vivanti, uno de los máximos estudiosos de Maquiavelo, concilia en esta obra la actividad política y las obras más famosas del secretario florentino, desde El príncipe hasta La Mandrágora; desde los Discursos sobre la primera década de Tito Livio hasta El arte de la guerra y las Historias florentinas. Fundada en las lecciones dela Antigüedad y en la experiencia de las cosas modernas, la obra de Maquiavelo se muestra así, una vez más, como un elemento indispensable para tener una idea más clara de los tiempos y del mundo.
La Areopagítica de John Milton, fue publicada en el momento histórico en que Inglaterra se disponía a completar el tránsito de los antiguos a los modernos. Impresa en 1644 sin licencia, ha sido considerada una obra sublime y paradigmática. Su autor, el poeta ciego de la revolución puritana, la escribiría en prosa como defensa de su propia causa. Prosa que suena lírica y de estructura compleja, ya que vaciló en arrostrar las consecuencias que, no se le ocultaba, iba a deparar su ilegal conducta, escogiendo a propósito una redacción confusa a medio camino entre la petición al Parlamento y el panfleto a la opinión pública. Pero, la Areopagítica es recordada sobre todo como el primer manifiesto en favor de la libertad de imprenta, aparecida incluso antes de que la palabra «libro» llegara a sentar carta de naturaleza en el lenguaje coloquial. Traducida ahora por primera vez en términos inteligibles al castellano, Tecnos se congratula en presentar al lector hispano un texto clave de la cultura moderna, cuando la postmodernidad nos exige que redefinamos qué ha quedado con vida del legado del Humanismo y del Renacimiento.
Hoy en día, un aura maligna parece rodear todo lo que tiene que ver con la Propiedad Privada. Desde que los primeros profetas del colectivismo moderno mostraron al mundo su verdad incuestionable, el concepto de la Propiedad Privada ha visto como se corrompía año tras año, hasta el punto de que sólo unos poco se atrevían a defender en público las virtudes de un orden social basado en la Propiedad Privada. Robert LeFevre fue uno de esos héroes que levantaron la voz ante el inminente manto de oscuridad colectivista que amenazaba engullir al planeta. En La Filosofía de la Propiedad, LeFevre comienza explorando las raíces de las relaciones de propiedad, continúa profundizando en los fundamentos filosóficos y morales que rodean al concepto de Propiedad Privada, y acaba proponiendo el único orden social coherente con la naturaleza humana. Con el estilo claro, directo y despojado de prejuicios que siempre caracterizó a Robert Lefevre, La Filosofía de la Propiedad es un proyectil intelectual que no deja indiferente a nadie.
El nuevo manual de Ciencia Política es el texto oficial de la Asociación Internacial de Ciencia Política, que encargó expresamente cada uno de sus capítulos a los especialistas internacionales más reputados en su materia.
Una selección de filósofos españoles y latinoamericanos, analizados en su originalidad y dependencia concomitantes, en sus argumentos y trayectorias, en su alcance y reservas, en sus pretensiones y límites.. ENGLISH ´God in Twentieth-Century Hispanic Thou
Frente a la tendencia generalizada de interpretar el periodo del Tercer Reich como una excepcionalidad histórica, como un tumor crecido en el corazón civilizada sociedad occidental, este ensayos rastrea los fundamentos "científicos" y "filosóficos" así como el ambiente social en los que se cimentó el engrudo teórico del nazismo y avisa de su pervivencia en el seno de la sociedad contemporánea. La tentación de un nuevo planet manager sigue vigente en un mundo en que la injusticia, las migraciones y la devastación ecológica parecen problemas inabordables desde las sociedades democráticas. Carl Amery propone el desarrollo de una "nueva solidaridad" con la biosfera, el sustrato de la vida, que se apoye en el conocimiento y en la humildad.
El viaje de nueve meses a través de estados unidos realizado en 1831 por Alexis de Tocqueville (1805-1859), en busca de información sobre las reformas del sistema penitenciario norteamericano, inspiró una de las más importantes obras de teoría política y de interpretación histórica de la época contemporánea. LA DEMOCRACIA EN AMÉRICA es un libro clásico gracias a la peculiar combinación de observaciones precisas, generalizaciones audaces e intuiciones geniales mediante las que el autor supo captar las grandes tendencias que configurarían la sociedad burguesa del futuro. publicado en 1835, el primer volumen (CS 3418) consagró a Tocqueville como el «heredero lógico de Montesquieu». el segundo volumen (CS 3419), aparecido en 1840, reflexiona acerca de la influencia de la democracia sobre el movimiento intelectual, los sentimientos y las costumbres de los norteamericanos, realizando una caracterización general de la civilización igualitaria.
Johann Caspar Schmidt, cuyo pseudónimo, Max Stirner, hace alusión a su amplia frente, nació en 1806 en la ciudad alemana de Bayreuth. Estudió filología, filosofía y teología en Königsberg, Erlangen y Berlín sin una meta determinada. Sus estudios fueron irregulares y con numerosas interrupciones. En 1837 Stirner se unió al club de jóvenes hegelianos conocido como «Los libres», que se reunía en Berlín, una tertulia filosófica y política donde trabó relación con Engels y Bruno Bauer. Aparte de esta asociación, Stirner llevó una vida retirada y silenciosa, sin apenas amigos ni relaciones sociales. En 1844 publicó su obra más conocida, El único y su propiedad, y en 1852 la primera parte de Historia de la reacción, obra que quedaría incompleta a su muerte, en 1856. El único y su propiedad sienta las bases del anarquismo individualista y es precursora del pensamiento nietzscheano. Para Stirner el individuo debe ser el único ser supremo, liberado del yugo de Dios y de su reflejo en los humanismos. Este individuo autoliberado es el Egoísta, el Único que más tarde daría lugar al Superhombre nietzscheano, y sólo asumiendo sin hipocresías ese egoísmo esencial, el hombre puede llegar a ser feliz. Stirner distingue entre el concepto de sociedad, asociación forzosa y represiva de seres alienados controlada por el Estado, y el de libre asociación de individuos soberanos con fines mutuamente egoístas. «Nada prevalece sobre mí», sentencia sin concesiones. Esta obra, que no ha perdido un ápice de actualidad, según Habermas el producto de la rigurosidad de un monomaníaco, ha ejercido una profunda influencia en varias corrientes de pensamiento, que abarcan desde el anarquismo hasta el liberalismo capitalista.