Publicados por Thomas Hobbes en 1642, los «Elementos filosóficos sobre el ciudadano», más conocidos por su subtítulo " De Cive " , formaban parte, junto a " De Corpore " y " De Homine " , de un ambicioso proyecto: un tratado sistemático en el que se recogiera lo esencial del conocimiento humano. La investigación de Hobbes se dirige en esta obra a determinar los derechos de los Estados y los deberes de sus súbditos, para lo cual estima necesario el autor conocer la naturaleza humana y cómo deben ponerse de acuerdo los hombres para organizarse en un Estado bien fundamentado, y en ella aparece expuesta por primera vez, de forma clara y sucinta, la teoría política que el autor desarrollaría más tarde en su " Leviatán " . Traducción y prólogo de Carlos Mellizo
Con la aparición de la controversia Smend/Kelsen sobre la integración, la editorial Tecnos culmina el proyecto de publicar una secuencia de textos destinados a dar a conocer entre la cultura política que se expresa en español, los grandes debates intelectuales que agitaron la vida constitucional de la República de Weimar. Se trata de una serie de polémicas mayores de las que derivan otras de menor entidad y que pese al paso de los años todavía mantienen pleno vigor intelectual en medio de los problemas que acucian al hombre postmoderno. Concretamente lo que en este libro se discute es cuál es el medio instrumental que permite mantener integrada a la colectividad humana. Frente a las tesis de Smend que atribuía la función de integración a la Constitución (de Weimar) y al Derecho constitucional, se levantan las tesis de un Kelsen que, como viejo súbdito de la Austro-Hungría de preguerra, había experimentado en su propia vida los efectos de la desintegración nacional, por lo que propugnaba la integración en un Derecho al que identificaba con el Estado. Esta confrontación terminará haciendo estallar la controversia.
La muerte de Dios es el fin del Absoluto, pero no el final de la religión. Hay otra forma de vivir, otro modo de hacer frente a las preguntas fundamentales de la vida, a los interrogantes acerca del sentido de la existencia. Es lo que Joan-Carles Mèlich ha llamado, siguiendo a Milan Kundera, la prosa. La prosa es la vida de las singularidades, de la materia no material, de los objetos que tienen su historia, de esos pequeños instantes de placer que abren las puertas al infinito. La prosa es el mundo de los encuentros casuales, de los abrazos antes de salir de viaje, de las caricias en los momentos en los que se abren las puertas del infierno. La prosa es el ámbito de la experiencia ética, la del estar-ahí, la de la respuesta a la demanda del cuerpo de alguien que sufre, la de la amistad, la de la fecundidad, la del erotismo y la del placer. Y la prosa es también la apertura a la religión del ateo, una religión contraria a lo sagrado, una religión prosaica en la que la bondad ha sustituido al Bien y en la que la compasión ha ocupado el lugar de la Justicia.
L?obra de Lluís Duch és molt extensa i abasta àmbits temàtics i disciplinaris molt diferents: la religió, la política, l?ètica, la pedagogia, la família, la ciutat, la vida quotidiana, la comunicació, les transmissions, la salut, el mite, el símbol, el ritu? En la conversa que avui recuperem, Lluís Duch repassa els seus anys de formació a Alemanya, la seva doble dedicació a la vida monàstica i a la vida intel·lectual, les seves idees sobre l?homo religiosus, la condició ambigua i adverbial de l?ésser humà, les «estructures d?acollida» que desenvolupa a Religió i comunicació i les grans intuïcions desplegades a Religión y política. Desaparegut Lluís Duch el 10 de novembre del 2018, aquesta publicació pretén contribuir al coneixement d?una de les personalitats intel·lectuals més lúcides i suggerents dels nostres dies.
La mort de Déu és el final de l?Absolut, però no el final de la religió. Hi ha una altra manera de viure, una altra manera de fer front a les preguntes fonamentals de la vida, als interrogants sobre el sentit de l?existència. És el que, seguint Milan Kundera, Joan-Carles Mèlich anomena la prosa. La prosa és la vida de les singularitats, de la matèria no material, dels objectes que tenen la seva història, d?aquests petits instants de plaer que obren les portes a l?infinit. La prosa és el món de les trobades casuals, de les abraçades abans de sortir de viatge, de les carícies en els moments en què s?obren les portes de l?infern. La prosa és l?àmbit de l?experiència ètica, la del ser-hi, la de la resposta a la demanda del cos d?algú que pateix, la de l?amistat, la de la fecunditat, la de l?erotisme i la del plaer. I la prosa és també l?obertura a la religió de l?ateu, una religió contrària al sagrat en què la bondat ha substituït el Bé i en què la compassió ha ocupat el lloc de la Justícia.
La obra de Lluís Duch es muy extensa y abarca ámbitos temáticos y disciplinarios muy diversos: la religión, la política, la ética, la pedagogía, la familia, la ciudad, la vida cotidiana, la comunicación, las transmisiones, la salud, el mito, el símbolo, el rito? En la conversación que hoy recuperamos, Lluís Duch repasa sus años de formación en Alemania, su doble dedicación a la vida monástica y a la vida intelectual, sus ideas sobre el homo religiosus, la condición ambigua y adverbial del ser humano, las «estructuras de acogida» que desarrolla en Religión y comunicación y las grandes intuiciones exploradas en Religión y política. Desaparecido Lluís Duch el 10 de noviembre del 2018, esta publicación pretende contribuir al conocimiento de una de las personalidades intelectuales más lúcidas y sugestivas de nuestros días.
Este original estudio de la "Ética" se centra en la investigación de los afectos en sus tres últimas partes; desarrolla la potente relación de dos dimensiones fundamentales del ser humano, razón y afectos, a la hora de alcanzar la liberación individual y comunitaria. Este ensayo propone una nueva interpretación de la última parte de la "Ética", el difícil Libro Quinto. La obra se asoma a los avatares biográficos de Spinoza, dedicando especial atención a la atmósfera de su tiempo y su país: el Barroco, la pintura holandesa, la filosofía estoica, neoestoica y la cartesiana.
Esta Red es una asociación de investigadores europeos y latinoamericanas que analizan esta forma de pensamiento en la filosofía y las ciencias sociales, y busca contribuir al examen de la crisis contemporánea.Lo que cohesiona a este grupo es la necesidad de revisión de la izquierda y de aportar al proceso de "reconstrucción del pensamiento crítico", en este periodo de crisis de las sociedades contemporáneas, que augura grandes cambios en los años próximos. Esto supone, por una parte, repensar los "clásicos" europeos y latinoamericanos. Por otra parte, repensar y reexaminar las principales categorías que han estructurado el pensamiento crítico: emancipación, crítica, humanismo, racionalidad, justicia, libertad, entre otras. La Red apoyada, por la Universidad Autónoma de Madrid, la Universidad Uniminuto de Bogotá la Universidad del País, seminarios internacionales anteriores se realizaron en Santiago de Chile y Bogotá, han generado dos libros: Diálogos de pensamiento crítico(Universidad de Chile y Universidad del País Vasco, 2012), y Crítica, emancipación y construcción de paz(Uniminuto, Bogotá, 2012).el tercero ha sido Mercado y sociedad. Lauto`¿ia política de Friedrich Hayek de Jorge Vergara Estévea (Uniminuto, Universidad de Chile y Clacso, Bogotá, 2015). Este libro es el cuarto volumen del grupo.
José Enrique Miguens sigue paso a paso la línea de filiación conceptual de estos movimientos totalitarios, o modernistas-satanistas, desde que los autócratas del Imperio bizantino utilizaron el neoplatonismo con el membrete de cesaropapismo, hasta que a partir del Renacimiento empiezan a desfilar figuras tan representativas de la modernidad como Maquiavelo, Espinosa y Hegel. El autor se detiene sobre todo en Hegel, dada su pretensión de encarnar el Espíritu Absoluto en su sistema y la influencia de ese sistema en religiones políticas posteriores, como el comunismo marxista y el nacional-socialismo hitleriano. Lo que Hegel representa en lo intelectual su coetáneo Napoleón lo va a representar en lo político con su no menos megalómana pretensión de llevar a su culminación la historia gracias a una revolución de la que se esperaba que transportase al mundo a la ansiada edad de oro a despecho del terror con que se había iniciado tan prometedora operación.
Tras pasar una velada con un amigo inglés y mantener un vivo debate filosófico con él, Mercier se duerme para despertarse 700 años después en un París profundamente transformado. La monarquía sigue vigente, pero atemperada con una organización social y económica más justa; no han desaparecido las diferencias entre ricos y pobres, pero las distancias se han atenuado y, dado que no hay clases parásitas, el trabajo se ha reducido notablemente. El autor dibuja así un futuro de avance y de progreso que descansa sobre convicciones humanistas, ilustradas y racionalistas, en el que apenas hay guerras y la sociedad está organizada de acuerdo con principios científicos. El año 2440 es la primera ucronía de la historia que, pese a su éxito de ventas en el último tercio del siglo xviii, fue prontamente prohibida en Francia y en España por sus tendencias contrarias al orden reaccionario y legitimista
Santiago Alba Rico indaga en las transformaciones y paradojas antropológicas de la sociedad capitalista, ahondando en los distintos aspectos de una civilización minada por la propia lógica de su reproducción expansiva, atravesada y determinada por el mercado y la mercantilización de todo lo humano: de los cuerpos, los deseos, los gustos, los nombres y las imágenes, las ideas, pero también los hábitos, las ceremonias, las tradiciones o las formas de relación con los vivos y con los muertos. ¿Dónde ocurren realmente las cosas? En todos los lugares del mundo menos aquí, en todos los instantes futuros menos ahora, nos dice Alba Rico. Esta radical deslocalización de los hombres con respecto al mundo sitúa a la humanidad en una perspectiva posthistórica y en un tiempo prepolítico y presocial. Sin embargo, Penúltimos días, lejos de un tono alarmista o apocalíptico, es ante todo una reflexión, lúcida y a contratiempo, de los reversos éticos y políticos del mercado, invirtiendo también el sentido en que podemos entender conceptos como el de deuda, lujo, placer, libertad o creencia o reivindicando, frente al modelo de una sociedad de individuos desvinculados, descreídos y soberanos, una concepción de la política como una reflexión colectiva sobre las estrategias para sostener el mundo en pie a partir de la recíproca dependencia entre los hombres.
Esta obra contiene doce capítulos configurados como libros abiertos y líneas de fuga del entreconocimiento. Se trata de una apuesta por la rehabilitación política del imaginario, del s. XIX, del heroísmo, de las potencias del despertar y de la amenaza siempre acechante del mito. Dice de quien nos recuerda que, por profunda que sea la pérdida de la libertad, la libertad nunca termina de perderse. Habla de la noche de los totalitarismos, de la distinción radical entre poder y violencia, del contra como disposición filosófica primera, de la democracia insurgente, del conflicto que se sitúa en el exterior del Estado y contra él, de la política de los Antiguos, de La Boétie, de Spinoza, de Marx, de Benjamin, de Clastres... de un filósofo discreto, pero influyente: Miguel Abensour.
El populismo, concepto ambivalente, proclive a todo tipo de distorsiones tanto por los discursos de la izquierda como de la derecha y frecuentemente embozado por el ruido mediático, ha venido a ocupar un lugar central en el vocabulario y debate político más actual. Y es que como una y otra vez nos recuerda Fernández Liria, las luchas por la hegemonía política, en las que se pone en juego la articulación de una unidad política y de una voluntad general, consisten en construir y disputar las palabras con las que se nombra y se piensa el mundo. El populismo es una de ellas. Asociado despectivamente a liderazgos carismáticos, adhesiones emocionales y retóricas identitarias, este libro se propone, sin rehuir todas estas cuestiones, pensar el populismo desde más atrás, desde los límites de la razón política en un mundo regido por una lógica de pertenencias y lleno de síntomas, pero sin dejar de reivindicar el vocabulario político y el orden institucional que nos legó la Ilustración.