Ir al contenidoFilosofía social y política
En la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, que la tradición atribuía a San Pablo, aparece la enigmática figura de una potencia: el katékhon, algo o alguien que detiene y contiene, frenando el asalto del Anticristo, pero que deberá ser eliminado o quitado de en medio a fin de que el Anticristo se manifieste antes del día del Señor. Es la interpretación de esta figura, y el fondo sobre el que se desenvuelve, una reflexión general en constante «acuerdo divergente» con la posición de Carl Schmitt sobre la «teología política», y más aún sobre las formas en que ideas y símbolos escatológicoapocalípticos se han venido secularizando en la historia política de Occidente, hasta el actual olvido de sus orígenes. ¿Con qué sistema político pudo hallar un compromiso el paradójico monoteísmo cristiano y su fe en el Deus-Trinitas? ¿Con la forma del imperio, o con la de un poder que frena, contiene, administra y distribuye? ¿O se trataría, más bien, de una contaminación de las dos? No pocas de las decisiones políticas que han signado a nuestra civilización giran en torno a estas cuestiones, que en algunos de sus más grandes intérpretes, de Agustín a Dante y Dostoievski, han alcanzado una dramática representación. Las reflexiones formuladas en este ensayo se completan con una antología de los pasos más significativos de la tradición teológica, desde la primera patrística hasta Calvino, dedicados a la exégesis de la Segunda Epístola a los Tesalonicenses, 2, 6-7.
La tragedia de la edad moderna, desde la que nos entendemos a nosotros mismos, es doble: por primera vez, vivimos en una sociedad en la que no sólo no podemos ser "seres racionales", sino que tampoco podemos ya ser sencillamente "hombres". Es preciso comenzar por interrogar a la antropología para medir la magnitud de este desastre, en el que ni la razón ni el hombre pueden ser ya "la medida de todas las cosas". Este famoso dilema platónico sigue siendo, lo queramos o no, el único punto de partida para entender todas las encrucijadas sobre las que se ha levantado el edificio político de la sociedad moderna. ¿Qué mide la sociedad moderna y con que métron se ha exigido medirse a sí misma? La pregunta hay que remontarla a un momento en que Platón denunciaba el Teatro como el máximo rival de la Academia, explicando que la democracia no había sepultado la aristocracia más que para corromperse en seguida en una perniciosa "teatrocracia". El lema del friso de la Academia, "no entre aquí quien no sepa geometría" nos obliga a plantear la relación entre dos formas de medir: ¿qué pasa con la medida en el espacio trágico? ¿qué mide lo trágico y qué mide la geometría? Y en último término: ¿qué mide y qué pretende medir la idea de un Estado de Derecho?
Pierre Bourdieu no habría resultado tan molesto para su época si hubiera asumido el papel previsto para personas como él. Se esperaba que su estatus de hombre de ciencia, poseedor de un conocimiento enorme, debía protegerle del contacto con realidades y modos de pensar ?vulgares?. Pero él no quiso aceptar ese papel de ?sabio en la burbuja?, lo que le valió numerosos reproches, pues no entendían que siendo uno de los intelectuales más prestigiosos y privilegiados de su tiempo se hubiera propuesto ?y hubiera logrado? acercarse también a la gente normal. Bouveresse y Bourdieu simpatizaron desde el principio, en gran parte debido a la similitud de sus reacciones sobre el modo en que la ?razón sabia? debía tratar al ?sentido común? y a la gente común. Bourdieu decía que ?nunca había sentido justificado su existir en tanto que intelectual?. Y consiguió traspasar esa barrera.
Este libro es una toma de posición, expresada en varios momentos, sobre la implicación de los intelectuales y los artistas en la vida social y política durante las últimas décadas; sobre sus giros, desplazamientos y vicisitudes, desde las ?torres de marfil? a las ardientes militancias, desde las posiciones de extrema derecha a las de la izquierda subversiva y armada. Así se replantea, entre otras muchas, la cuestión que Cervantes puso en los labios de don Quijote durante su Discurso de las Armas y las Letras. Muy especialmente se recupera la cuestión de la Utopía, concebida no como la reclamación de lo imposible ?noción ésta que se trata de dilucidar? sino como posibilitación, por medio de la teoría y la praxis revolucionarias, de lo interesadamente imposibilitado por los sistemas del Poder. Sector fuerte del libro es la crítica que contiene a los intelectuales ?políticamente correctos? y que ha sido acogida por varias revistas de Literatura desde que su autor la comunicó a modo de conferencia en la Semana de Filosofía de Pontevedra (Aula Castelao), bajo el título ?Los intelectuales y la práctica?. Su notoriedad como dramaturgo ha ocultado en gran parte la importancia teórica de las obras filosóficas de Alfonso Sastre, cuya envergadura es ya hoy muy grande y, desde luego, insólita. Nacido en 1926 en Madrid, hizo sus estudios de Filosofía en Madrid y los terminó en la Universidad de Murcia. Su primera obra teórica apareció en Madrid en los años cincuenta del siglo pasado (Taurus) con el título ?Drama y sociedad?, muy vinculada a su práctica teatral y a su gran tentativa de implantar en la sociedad española un ?Teatro de Agitación Social? (TAS), desbaratado por la censura. Sus últimos grandes libros publicados son ?El drama y sus lenguajes? (Hiru, 2000), ?Ensayo general sobre lo cómico? (Hiru, 2002), ?Limbus o los Títulos de la Nada? (Hiru, 2002) y ?Las Dialécticas de lo Imaginario? (Hiru, 2003). Entre los trabajos pequeños, recordemos el ?Manifiesto contra el pensamiento débil? (Hiru, 2003). En total, es un conjunto de tres mil doscientas páginas. Se hallan en preparación las ediciones de sus últimos libros, ?Imaginación, retórica y utopía? y ?Grandes paradojas del teatro actual?.
Carlos Fernández Liria (profesor titular de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid) y Luis Alegre Zahonero (investigador en formación en esa misma universidad) emprenden en este libro una tarea cuya enorme importancia, a nuestro entender, contrasta de un modo muy desconcertante con la escasa atención que le han prestado la gran mayoría de los intelectuales españoles presuntamente más comprometidos con el proyecto político ilustrado de un Estado de Derecho. Lo que ha ocurrido y está ocurriendo en Venezuela tiene una inmensa importancia por razones muy distintas. Una de ellas, y no la menor, es la de haber dejado en evidencia a la gran mayoría de los intelectuales del mundo, de los que habría sido lógico esperar que lo entendieran y lo explicaran. Pocas veces se ha demostrado una nulidad tan tozuda o una mala fe tan insistente en tantos filósofos, académicos, periodistas, columnistas o comentaristas. No se entiende lo que se está demostrando en Venezuela y, cuando se entiende, no se entiende suficientemente. Y no es extraño. Porque los acontecimientos de la revolución bolivariana tienen algo de insólito, algo que a muchos intelectuales bienintencionados de izquierda les ha venido demasiado grande y que al resto, a los intelectuales orgánicos de todo el planeta, neoliberales o progresistas, les resulta hartamente peligroso. Tan peligroso, en efecto, que en Venezuela se están desenmascarando las mentiras más incuestionadas y más exitosas de todo el siglo XX, la gran mentira con la que, en el fondo, todos ellos se ganan la vida. ?¡De pronto, alguna vez, hay un resplandor en el panorama oscuro y mediocre de la cultura española! Este libro de Carlos Fernández Liria y Luis Alegre es por lo menos eso: un resplandor, pero tan intenso que corre el feliz riesgo de orientar un capítulo muy importante en la construcción de ?un socialismo para el siglo XXI?, tal como se llama, con alegría creadora, en Venezuela el proceso revolucionario que está en el origen, y es la inspiración, de este insólito libro?. Alfonso Sastre
Este libro contiene siete trabajos, reflexiones, ensayos, escritos en los últimos años. En ellos se explicita la función de la filosofía de la liberación como fundamentación filosófico-metafísica y ética del giro decolonial. Desde su inicio, a finales de la década de los años sesenta del siglo pasado, la filosofía de la liberación ya había comenzado la formulación del giro decolonial, antes de su declaración epistemológica formal, mediante su crítica a la Modernidad y mostrando las vías de su superación. Enrique Dussel prosigue ahora aquellos pasos vislumbrados: desde las tres constelaciones del proceso de la política de la liberación, en el espíritu de un mesianismo escéptico, la crítica a «las muchas modernidades » o una recapitulación del diálogo entre Karl-Otto Apel y la ética de la liberación, pasando por la noción del método analéctico y un estudio del Marx del «segundo siglo» crítico del capitalismo (a partir de 1989), hasta los preliminares, en forma de siete hipótesis, de una estética de la liberación fundada en la alegría y la afirmación de la vida.
¿Cree el autor de Walden realmente que el modo en que llevamos nuestros asuntos redime su mediocridad exterior, que, por ejemplo, podríamos encontrar nuestro Walden en el cajero de un banco, o conduciendo un taxi, o manejando un martillo pilón, o vendiendo seguros o enseñando en la escuela? Dando por sentado que es improbable que encontremos nuestro Walden merodeando por las cercanías de Concord, Massachusetts, ¿no sería deshonesto sugerir que podría encontrarse en cualquier lugar por distinto que sea? ¿Es nuestro modo de vida lo que desprecia, o la vida humana como tal? ¿Desdeña sólo los gobiernos, o la necesidad y capacidad humana para la sociedad humana en su conjunto? ¿Es el modo en que tratamos nuestros cuerpos lo que los vuelve feos para él, o le repele la existencia misma? Cada una de esas preguntas tiene respuesta, demasiadas respuestas; la voz vacila y titubea con las palabras precisamente cuando habría de estar segura de sí misma. Creo que Thoreau expresa esto y asume que sus lectores conocerán también estas dudas.