"El mayor peligro de Europa es el cansancio." Lo decía el viejo hombre que durante toda su vida había luchado por recuperar lo que él entendía ser el genio europeo: la filosofía. ¿Sería capaz Europa de sobreponerse al desastre total -del que el fascismo era sólo un síntoma- sabiendo diagnosticar su mal para luego encontrar remedio? Él no cejó en el empeño, como atestiguan los escritos que aquí se ofrecen. La crisis de Europa era la crisis de la humanidad de Europa o, dicho en otras palabras, el conflicto entre las ciencias del espíritu y las de la naturaleza. Ambas habían nacido de la filosofía, pero el éxito de las últimas ha sido tal que han avasallado a las primeras. El resultado es que ya no saben por qué investigan ni para qué es su ciencia. Se ha traicionado al genio europeo y Husserl intenta reanimarle en "La filosofía en la crisis de la humanidad europea" y en "La filosofía como autorreflexión de la humanidad", que aquí presentamos. Ambos escritos se complementan con una introducción a su "Fenomenología trascendental" que él mismo escribió pensando en el gran público. El "olvido del mundo de la vida", por un lado, y el "recuerdo del fundamento humano de la ciencia", por otro, son dos conceptos geniales por donde no ha cesado de transitar, desde entonces, la reflexión filosófica. La introducción de este volumen ha corrido a cargo de Reyes Mate, autor de La razón de los vencidos y director del Instituto de Filosofía del CSIC.
Descubre cómo los grandes filósofos podrían ayudarnos a encarar problemas cotidianos. Esos dilemas que a veces nos llegan a quitar el sueño también han estado en las mentes más preclaras: ¿Cómo puede ser que me harte a trabajar y no llegue a fin de mes mientras otros se forran sin dar golpe?; ¿Es aceptable creer en la homeopatía?; · Estoy harto de que me digan lo que tengo que pensar; ¿Por qué los políticos nunca responden con auténtica franqueza?; La pareja de mi amiga se la está pegando: ¿se lo cuento?... Todo un curso exprés de filosofía de la mano de las mentes pensantes privilegiadas de cada generación, desde Platón, Marx, Simone de Beauvoir y muchos más, en una guía fascinante a través de los filósofos y las teorías más notables.
No sólo los especialistas en filosofía, sino también las personas interesadas en los problemas del hombre y su futuro, recibieron periódicos testimonios de la capacidad de Bertrand Russell (1872-1970) para enfrentarse, a lo largo de su dilatada y fecunda vida, con todo tipo de cuestiones, desde las muy técnicas de la teoría del conocimiento o la filosofía matemática, hasta las de la justicia y moralidad de los regímenes políticos, de los conflictos bélicos y de los sistemas sociales. Este volumen de " Ensayos filosóficos " reúne varios escritos sobre la ética, la historia y la verdad, de los que revisten singular interés los trabajos dedicados a la exposición y análisis de las concepciones acerca de la verdad y falsedad tal como fueron expuestas por William James, y a la crítica general del pragmatismo.
Movido no sólo por haber experimentado intensas ilusiones a lo largo de su vida, sino por su propia vocación teórica y, una vez puesto a la tarea, por los sorprendentes hallazgos, en primer lugar, de que la palabra " ilusión " («tan general, de tan larga historia, de tan claro linaje latino, común a tantas lenguas») es algo privado del hispanohablante, y en segundo, de la casi absoluta ignorancia acerca de esta emoción, Julián Marías aborda en este " Breve tratado de la ilusión " un insólito y fascinante recorrido por este «secreto de la lengua española». A partir de aquí, y a través de sus distintos capítulos, Marías analiza con sabiduría las relaciones del término, y de aquello que designa, con la imaginación, el tiempo, el deseo, la vocación, el amor y, por último, con la presencia y la ausencia del propio objeto de la ilusión.
Este libro fue publicado en 1925 en el apogeo de las vanguardias artísticas del siglo. Se trata de una aproximación al " arte nuevo " intentando comprenderlo y explicarlo. Otra vuelta de tuerca a la convergencia de Ortega con los prosistas vanguardistas que colaboraron en " Revista de Occidente " . Y una muestra de la riqueza cultural de la Europa de la época. El texto que presentamos aquí se publica tal como lo pensó el filósofo madrileño en 1925. Acompañan a esta edición una serie de ensayos que ilustran una teoría estética que se puede seguir a través de todo el corpus orteguiano. Van desde 1914 hasta 1926.
Este libro era originalmente el primer capítulo de lo que Ortega pensó como su gran obra filosófica. En las diversas ediciones que van de 1940 a la definitiva de 1947 añadió otros ensayos que terminaron construyendo un texto peculiar y único. La primera parte es un tratado epistemológico que va clarificando términos sobre el conocimiento. Y aquellos ensayos añadidos terminan siendo, de alguna manera, una aplicación de esa potencia crítica. Uno de ellos «Miseria y esplendor de la traducción» es una de las más lúcidas y creativas reflexiones sobre una labor que, en un mundo interconectado, resulta crucial y compleja.
Si el producto interior bruto de un país se incrementa año tras año pero también lo hace el porcentaje de su población privada de educación, sanidad y otros servicios y oportunidades básicos, ¿progresa realmente esa nación? Si recurrimos a indicadores económicos convencionales, ¿podemos hacernos una idea fiel de la situación real de los miles de millones de personas que viven en el mundo? En la convincente crítica que aquí presenta, Martha C. Nussbaum argumenta que las teorías del desarrollo actualmente imperantes han producido políticas que ignoran nuestras necesidades más fundamentales de dignidad y respeto personales. Nussbaum ha trabajado durante los últimos 25 años en la elaboración y el perfeccionamiento de un modelo alternativo de evaluación del desarrollo humano: el llamado «enfoque de las capacidades». Ella y sus colegas parten de una pregunta sumamente simple: ¿qué es capaz de hacer y de ser cada persona? Y, a partir de ahí, ¿cuáles son las oportunidades que tiene realmente a su disposición? En esta era nuestra de desigualdad injustificable, Nussbaum nos muestra cómo podemos capacitar a personas de cualquier lugar y país (prestando atención a los relatos de los individuos y comprendiendo la repercusión cotidiana de las políticas implementadas) para que lleven unas vidas plenas y creativas.
El de Gilles Deleuze es un nombre común en el pensamiento contemporáneo. Un poco de Deleuze, se diría, va bien en todas partes, por algo tiene fama (Foucault dixit) de ser un pensador a la altura de los nuevos tiempos. Es legítimo, sin duda, utilizar a Deleuze para dar un barniz intelectual a la vez que provocador a cualesquiera propuestas, y hasta a veces parece que sus propias formulaciones, tan llamativas, invitan a ello. ¿No fue Deleuze quien dijo que la obra de un filósofo es una caja de herramientas de la que debemos tomar lo que nos sea útil? Pero es seguro que cuando Deleuze hizo esta afirmación no se refería a las fórmulas verbales que podamos encontrar en un autor determinado, sino más bien a los conceptos vivos, o sea, esos que residen no en las cosas (a veces sorprendentes) que los filósofos dicen, sino en las que hacen al pensar, por mucho que estas segundas sean mucho más trabajosas de identificar que las primeras y requieran mucho más rigor que el de un simple barniz. Son estos conceptos vivos de Deleuze los que aquí se persiguen, sin olvidar que hablar de Deleuze es hablar de la coyuntura que atraviesa la filosofía contemporánea y acaso en general nuestro tiempo, y que ello puede y debe hacerse con la perspectiva y con la osadía que requiere la lectura filosófica: nunca con la intención de pronunciar una sentencia definitiva sobre el pensador, sino más bien de intentar ayudar a quienes se sientan, como aún se siente el autor de este libro, apasionadamente perdido en su pensamiento.
Brillante y apasionado ensayo que ha ejercido una decisiva influencia sobre la teoría social y política contemporánea, " La miseria del historicismo " incide en la debilidad interna que aqueja a la estructura teórica de esta corriente de pensamiento y que es partir de una premisa tan errónea en su planteamiento como falaz en sus implicaciones: la certeza de que la evolución humana puede ser objeto de predicción mediante el descubrimiento de los ritos, modelos, leyes o tendencias que supuestamente gobernarían su curso. Ahora bien, como argumenta Karl R. Popper en esta audaz crítica, dado que la historia humana está influida de forma crucial por el crecimiento del conocimiento, y dado también que no cabe anticipar hoy lo que sabremos mañana, la pretensión de predecir así el futuro carece de todo fundamento científico y pertenece al campo de la pura superstición.