María Zambrano habló de «filiación» para caracterizar la relación de su pensamiento con el de José Ortega y Gasset. Esta «filiación» fue, sin embargo, extremadamente problemática. Ni el «padre» se reconoció como tal más bien, al contrario, censuró la orientación inicial del pensamiento de su «discípula» ni la «hija» pudo ser reconocida como tal por su maestro. Pese a ello, se puede calificar de función ejemplar de «maestro» la que ejerció Ortega ante Zambrano y todos los de su generación. Los vericuetos de la historia y de las vidas personales hicieron que esta función se volviese voz y recuerdo lejanos, pero de una inusitada perennidad. Zambrano dijo de Ortega que «creaba un ámbito de distancia colmado de confianza que despertaba y exigía, en los que en él entraban, el sentir de lo intangible de cada persona». «Por eso añadía ella el diálogo con él se desenvolvía con poco esfuerzo, a pesar de las diferencias». En contadísimas ocasiones, ella mostró públicamente esas diferencias, esas desavenencias, filosóficas y políticas, ambas de hondo calado. Al final de su vida, las hizo un poco más explícitas, en los libros y, sobre todo, en las cartas. Esta edición crítica se propone presentar todos los trabajos que María Zambrano dedicó a su maestro artículos, manuscritos inéditos y cartas enviadas por ella hoy por hoy existentes, mostrando a través de las variantes de los textos la modulación temporal de una visión que nunca fue estática sino que se fue enriqueciendo con el aporte de nuevos matices. Estos escritos iluminan con insospechada intensidad una página esencial de la historia del pensamiento español y, nos atreveríamos a decir, de la filosofía europea del siglo XX.
La Expulsión de la bestia triunfante y De los heroicos furores son las dos obras más provocativas que el filósofo napolitano Giordano Bruno escribió en italiano. En la Expulsión de la bestia triunfante, acomete una reforma moral en pro de los valores de la verdad y de la ley, la superación de los particularismos religiosos y un espíritu crítico que representa Momo, el dios burlón por antonomasia. Bruno da a su reforma un encuadre cósmico y la forma de diálogo entre los dioses que llevan a cabo la expulsión y representan las facultades humanas. De los heroicos furores trata del frenesí amoroso, yendo de la animalidad más ruda a la intelectualidad más refinada. Bruno inserta en esta obra una buena parte de su poesía junto con las sugestivas reflexiones filosóficas que aquélla le inspira, al tiempo que dispone en el escenario de la filosofía un amplísimo elenco de imágenes y emblemas amorosos. Además, en esta obra exhibe lo mejor de su arte literario y lo más «heroico» y «furioso» de su pensamiento.
Una obra clave para comprender la historia de las ideas estéticas y de la teoría del arte. Publicado por primera vez en 1982 y merecedor del Premio Nacional de Ensayo en 1983, Lo bello y lo siniestro es un texto imprescindible para comprender la historia de las ideas estéticas y de la teoría del arte. Mediante el análisis de obras diversas -desde las pinturas renacentistas de Sandro Botticelli hasta la célebre película Vertigo de Alfred Hitchcock- el genial filósofo valora la evolución histórica de dos categorías estéticas opuestas, lo bello y lo siniestro, para descubrir lo que ambas tienen de sublime. Eugenio Trías persigue y consigue incansablemente para ofrecer al lector uno de los ensayos más descollantes de nuestro tiempo. Esta nueva edición de Lo bello y lo siniestro ha sido revisada y actualizada por su autor y analizada, en un magnífico prólogo, por Vicente Verdú. La crítica ha dicho...«Ha sido esa ruta vital en pos de hallar una solución al problema de la verdad, la que ha situado a Trías en la vanguardia del último pensamiento europeo.»El Mundo «Eugenio Trías se acercó a la perfección formal y filosófica en estas páginas.»Rafael Narbona, El Cultural, El Mundo
La Metafísica, uno de los tratados fundamentales de Aristóteles (384-322 a. C.), tuvo como génesis un conjunto de escritos independientes, cuya finalidad original era sobre todo educativa. Así pues, por su naturaleza, la Metafísica no puede considerarse tanto la exposición de un sistema perfectamente acabado como una obra que aborda diferentes temas a lo largo de catorce libros. No obstante, su concepción integral acaba dando a luz la ciencia «más allá de la física», es decir, la filosofía primera. La Metafísica no solo es un libro pionero, sino que se trata una de las obras capitales de la filosofía, cuyo peso e influencia son inmensos e inabarcables. En este cuidado volumen se presentan tres versiones del texto aristotélico: el texto original griego establecido por el profesor Werner Jaeger, la traslación latina realizada por Guillermo de Moerbeke en el siglo XIII y la canónica traducción de Valentín García Yebra. Por ello, esta completa edición de la Metafísica es sin duda todo un hito de la traducción y un tesoro filológico de incalculable valor.
Los autores de este texto, físicos y filósofos, abordan el estado del conocimiento actual sobre el Universo desde el punto de vista de las ciencias y de la filosofía. Asimismo, analizan las controversias surgidas en torno al llamado modelo concordante, construido a partir del Big Bang, así como sus implicaciones.
Una importante área de la experiencia humana donde la ignorancia se densifica con el paso de los siglos es la relativa a la interrelación del hombre con las fuerzas que rigen y gobiernan el universo, con los planos superiores de la existencia, con la divinidad: con Dios. Tabú para la ciencia, aséptica y desinteresadamente tratado por la filosofía y groseramente monopolizado por las distintas religiones, el tema de la posible relación -e interrelación- del hombre con la divinidad es uno de los menos estudiados en nuestra cultura de principios del siglo XXI. La presente obra evidencia una sorprendente conexión entre estos dos campos: el nivel mental llamado subconsciente constituye un canal de comunicación, una puerta permanentemente abierta que nos conecta con los planos más elevados de la existencia, con la divinidad.
Desde el inicio del pensamiento filosófico, se ha planteado como un problema central la cuestión de la capacidad humana para el conocimiento de la verdad, su alcance y sus límites. La Teoría del conocimiento se desarrolla gradualmente durante la Antigüedad y la Edad Media, hasta constituirse en el núcleo de los problemas filosóficos en buena parte de los pensadores modernos. Llega a ser uno de los temas capitales de los sistemas contemporáneos, tanto en los de orientación racionalista como en los de sesgo empirista, y muy especialmente en las polémicas en torno al idealismo. El pensamiento más reciente ha superado en buena parte estos enfrentamientos, y ha ofrecido nuevos enfoques a través de la filosofía del lenguaje, la fenomenología y la renovación del realismo. Actualmente se encuentra en el núcleo de las discusiones culturales más relevantes.
El presente libro pretende volver a los textos cartesianos para insistir una vez más sobre su grandeza y, de paso, romper algunos mitos que se han contado a lo largo de los siglos. El prejuicio quizás más arraigado es la idea según la cual la demostración que hace Descartes de la distinción real entre el alma y el cuerpo del hombre le impediría pensar la relación que une la una con el otro. Sin embargo, cabe recordar que para Descartes, la unión entre el cuerpo y el alma también constituye una noción primitiva, es decir, una idea tan evidente como la del pensamiento o de la extensión. La unión entre el alma y el cuerpo, así lo escribe a Isabel de Bohemia, sólo aparece dudosa a quien tenga el curioso defecto de filosofar. Gracias a las contribuciones de especialistas de España y de fuera (Daniel Garber, François Jaran, Andrés L. Jaume, Joan Lluís Llinàs, Jean-Luc Marion, Julián Marrades, Elena Nájera, Camern Ors, Natanael F. Pacheco Cornejo, Vicente Sanfélix y Lino San Juan), este libro busca indagar en este problema del dualismo en Descartes y así poner de manifiesto los aspectos tanto metafísicos como antropológicos de su solución.