Publicados en pleno siglo de la Ilustración, estos dos opúsculos son dos pequeñas obras maestras del elogio paradójico. Con maestría en la retórica y fino humor, estos encomios no sólo convencen de la importancia, objetiva y persistente, de sus respectivos motivos, también revelan las ambiciones y contradicciones de nuestras formas de pensar y actuar.
LA VISIÓN DE UN MAESTRO ESPIRITUAL SOBRE EL "PORQUÉ" DEL SUFRIMIENTO HUMANO Y SU EVOLUCIÓN Parece como si la civilización estuviese en un momento crítico. Aparente-mente, todo indica que podemos vivir en medio de las guerras, la enferme-dad, la pobreza, el conflicto, e incluso a pesar de los horrendos actos de terrorismo. Pero ¿qué pasa con la amenaza mundial; con esa calamidad que se extiende por todo el mundo, con el colapso de la civilización, con la destrucción total? ¿Cómo podemos vivir en medio de todo esto?; o mejor, ¿cómo podemos sobrevivirlo? ¿Por qué nos hemos visto envuelto en ello? ¿Nos queda todavía alguna esperanza? Con «Una oración por la vida», Barry Long nos pide que despertemos a la terrible verdad de nuestra situación y a la desastrosa condición humana que, sin saberlo, perpetúa el sufrimiento y la miseria, al tiempo que, con la mayor devoción, desea y espera un cambio. Este libro nos ofrece una desafiante y rotunda perspectiva de la historia humana. Hemos demostrado con creces nuestra complacencia e ignorancia acerca de la vida que Dios nos ha dado. ¿Qué es lo que estamos haciendo tan mal que estemos todavía a tiempo de cambiarlo?
¿Por qué es tan difícil librarse totalmente de ciertas creencias, de ciertas ideas (supersticiones, alma inmortal, Dios?)? De la mano de la psicología cognitiva y la antropología evolucionista, hoy podemos explorar las engañosas intuiciones básicas de nuestra mente. ¿Qué nos hace pensar, filosofar, como siempre lo hemos hecho? ¿Por qué es tan difícil, incluso en plena era científica, eludir las ideas más recurrentes y exitosas de la metafísica tradicional (mundo con sentido, alma inmortal, Dios?)? La respuesta se encuentra en el origen evolutivo de nuestra mente, del cerebro primate humano, en su compulsiva sociabilidad, en su singular capacidad para leer las mentes ajenas, para intuir e interpretar la trastienda de las miradas. Las últimas aportaciones de la Psicología cognitiva y la Antropología evolucionista avalan esta línea de investigación. Esta es la historia de un cerebro primate cotilla y mentiroso; que, para ser sincero consigo mismo, tendrá que luchar sin descanso contra sus muchos fantasmas, aquellos que sueña su naturaleza supersticiosa, engreída, doliente y trasmundana.
A lo largo de más de tres décadas, la obra de Lluís Duch (Barcelona, 1936) se ha ido consolidando en el ámbito de los estudios de historia de la cultura europea con una voz verdaderamente singular. Sus estudios sobre el mito son ya un referente ineludible en nuestro país y en Latinoamérica. Empalabrar el mundo, título de este volumen, es una de las expresiones más conseguidas de Lluís Duch, ya que en ella se da cita el alcance de su compromiso intelectual y espiritual con el ser humano que habita un aquí y un ahora ineludibles. Empalabrar el mundo dota de sentido a todo cuanto contiene este volumen: además de una introducción general al pensamiento de Lluís Duch, un conjunto de aportaciones centradas en momentos principales de su obra o que entran en diálogo con la misma, así como dos textos del propio Duch relativos a la cuestión del mito, una breve biografía del autor y una bibliografía completa de sus publicaciones. Este libro quiere ser una invitación a la lectura de la peculiar antropología desarrollada por Lluís Duch a lo largo de más de cuarenta libros y de centenares de artículos científi cos, y quiere constituir, con ocasión de su setenta y cinco cumpleaños, un homenaje al pensador, al antropólogo y al monje.
Michel Henry es uno de los grandes de la filosofía europea de hoy. Su larga reflexión se ha interesado por temas de actualidad, pero sobre todo por las cuestiones relativas al cuerpo, la vida, la afectividad y el inconsciente. Este libro es una buena cart
Durante los años 1872 y 1873, coincidiendo con su etapa como catedrático de filología clásica en la Universidad de Basilea, el joven Nietzsche preparó estas lecciones sobre los «filósofos preplatónicos» que no ultimaría hasta 1876. Proyectadas como parte de una «gran obra» sobre los filósofos griegos, deben distinguirse del texto habitualmente conocido con el título de La filosofía en la época trágica de los griegos, en el que faltan aún las figuras de Empédocles, Leucipo, Demócrito, los pitagóricos y Sócrates. La publicación íntegra del texto en alemán de Los filósofos preplatónicos tuvo que esperar hasta la aparición de la edición crítica de la Obra completa de Nietzsche por Colli y Montinari, siendo esta obra la primera versión en castellano. El carácter más completo y sistemático de estas lecciones permite seguir con detalle el proceso de construcción de la imagen nietzscheana de la filosofía griega en general y de la preplatónica en particular. Constituyen, además, un excelente contrapunto de las tesis expuestas en El nacimiento de la tragedia por el que se puede vislumbrar el verdadero fundamento de la filología filosófica de Nietzsche y detectar los elementos que contribuyeron a gestar las ideas más conocidas y divulgadas de sus obras posteriores. Aun cuando las lecciones no fueron inicialmente concebidas para ser publicadas, sino para ser leídas y trabajadas en clase, el paso del tiempo ha realzado su valor filosófico.
«Estoy, junto con mis semejantes (...) en los comienzos de una mutación (...) el hombre comienza a sobrepasar infinitamente al hombre (...) Se convierte en lo que es: el más terrorífico y perturbador técnico (...) el que desnaturaliza y rehace la naturaleza, el que recrea la creación, el que la saca de la nada y el que, quizá, vuelva a llevarla a la nada. El que es capaz del origen y del fin. »El intruso no es otro que yo mismo y el hombre mismo. No otro que el mismo que no termina de alterarse, a la vez aguzado y agotado, desnudado y sobreequipado, intruso en el mundo tanto como en sí mismo, inquietante oleada de lo ajeno, conatus de una infinidad excreciente.»