¿Qué tiene que ver la aparición de un cometa con la ardua actividad de un profesor de Filosofía en la Escuela ilustrada de Rotterdam? ¿Por qué buscaban entonces señales y presagios de las desgracias con las que Dios castigaba a los seres humanos por maldades y pecados cometidos? ¿Acaso no se trata de supersticiones y creencias ridículas que los poderosos teólogos se encargaban de alimentar para mantener al pueblo sometido a creencias inamovibles? Bayle, un filósofo en la treintena, irrumpe para incidir en el debate con argumentaciones centradas en la propia teología. No es otra controversia religiosa más, sino que toca cualquier tipo de creencia para analizar la fundamentación de la moral, los principios de actuación de los hombres, las raíces mismas de la religión, el ateísmo y la idolatría, y hasta las manipulaciones que puede hacer la política de las creencias. Todo esto transcurre con gran brillantez dialéctica que concluye en una demostración contundente de tantos errores de aquellos siglos.
Esta obra profundiza en la naturaleza específica del método socrático y, sobre todo, en sus posibilidades de aplicación en la actualidad, tanto en las aulas de bachillerato y de la universidad como fuera de ellas, en los más diversos ámbitos de la sociedad y con las más variadas finalidades. Por supuesto, no se pretende reproducir punto por punto lo que supuestamente Sócrates enseñó e hizo, cosa por lo demás imposible, sino más bien reconstruir y actualizar su práctica en un contexto, el nuestro, particularmente difícil para las más nobles finalidades educativas, acorraladas por el fracaso escolar, pero también por esa sonora mayoría según la cual las aulas no tienen otras funciones que las meramente adaptativas y acomodaticias, en sentido económico, social y político. El método socrático no reniega por completo de las destrezas instrumentales, de los conocimientos y aptitudes que se requieren para la adaptación a nuestro entorno económico, social y político, pero no reduce la enseñanza a la mera instrucción técnica. Su práctica es algo más ambiciosa: persigue que en los estudiantes se despierte un verdadero y permanente deseo de saber, de tal modo que sean ellos mismos los protagonistas activos de su propia formación. Con este fin, no parcela al individuo ni lo desgaja en competencias estancas, sino que trata de que la educación concierna a la propia dimensión existencial de quienes se dejen seducir por sus virtuosos oficiantes.
La dimensión gnoseológica de los instrumentos utilizados por el juez y las modalidades de acceso a la solución de la controversia interesan desde hace tiempo no solo a magistrados, abogados y juristas en general, sino también a los cultivadores de la filosofía, la lógica y la psicología. Tanto es así que cada vez es más patente la atención interdisciplinar prestada a los métodos seguidos al respecto, así como la preocupación por la validez y la calidad del conocimiento obtenido a través del juicio judicial, integrando el tradicional enfoque técnico-jurídico con la perspectiva propia del debate filosófico-científico contemporáneo. En esta obra, el proceso aparece caracterizado como lugar de verbalización de la experiencia, y la concepción semántica de la verdad reconocida como la más idónea para mantener la neutralidad epistemológica dentro del mismo, en la reconstrucción del hecho controvertido, cuya obtención con rigor es condición imprescindible de la emanación de una sentencia justa. El autor examina la estructura de la prueba con una óptica epistemológica, y se ocupa del fenómeno probatorio en su vertiente dinámica de procedimiento dirigido a poner en juego los instrumentos cognoscitivos imprescindibles para que el proceso cumpla su cometido institucional. Así, ofrece a los profesionales implicados en él, y a otros operadores, un instrumento teórico-práctico de utilidad indudable.
Con la publicación de estos Esbozos teóricos, parte primera de Vom Sinn und Unsinn der Geschichte, bien puede decirse que ya se hallan a disposición del público hispano todas las piezas del trabajo teórico de Reinhart Koselleck, en el bien entendido de que para el historiador alemán esas piezas nunca fueron nunca debían ser, por justicia hacia su propia profesión un aparte para los ratos de ocio, un entretenimiento diletante, ni siquiera un complemento formativo para reforzar las horas de verdadero trabajo positivo. En efecto, si algo han de reportar estas piezas cuando menos para el historiador insatisfecho con el sesgo positivista que sobresale en su disciplina es que la investigación histórica, cuando de verdad ha de tenerse por tal, no vive aislada de la teoría, ni le basta con enriquecerse por el contacto interdisciplinar con materias más duras, sino que ha de construirse inseparablemente de la teoría, como una disciplina que es, ella misma, teórica. Sea por aquello de Kant: que la teoría conceptual sin investigación histórica es vacía, como ciega es la historia sin la teoría. Discípulo de Heidegger, Carl Schmitt y H.-G. Gadamer, Reinhart Koselleck (1923-2006) ha sido uno de los grandes exponentes de la renovación de la historiografía alemana durante el siglo xx. Lejos del empirismo positivista de principios de siglo, pero también de las grandes abstracciones de la tradicional historia de las ideas, ha sabido mostrar que los conceptos lo bastante complejos como para no dejarse someter a cualquier reduccionismo, del tipo que sea no solo tienen una historicidad que les es propia, sino que, además de ser índices de la realidad histórica, son factor suyo. Estos Esbozos teóricos pretenden servir para que el lector conozca de primera mano sin equívocas interferencias la historia conceptual de Koselleck, a lo que también apuntan otras obras suyas, como Futuro pasado (Paidós, 1993), Historia / historia (Trotta, 2004) o Aceleración, prognosis y secularización (Pre-textos, 2003).
En este libro Bloch analiza por qué ha fracasado la idea de utopía, lo hace analizando el pensamiento de Schopenhauer, Nietzsche, Hegel, Marx o Kant, entre otros, e investiga en detalle lo que entendemos como futuro, o no futuro, revolución o sueños, todos ellos conceptos que en su acercamiento utópico han creado en la sociedad una permanente sensación de fatalismo y fracaso. Con su fineza intelectual Bloch nos expone su motivo de esperanza y nos contagia su optimismo en que la utopía, en última instancia, sigue siendo necesaria para superar esa sensación. ?Despedida de la utopía?, entre signos de interrogación, por supuesto. Resulta una cuestión interesante, una cuestión que incluso posee en su interior varias líneas de interés, en tanto que la utopía contiene y presupone conceptos y aspectos diversos. En el sentido más elemental, también en el primero de todos, la utopía es malentendida por completo o no se la reconoce. Se cree que la utopía es una bobada sin contenido, algo que de todos modos no sucederá, que reside en el futuro ?en un tipo de mal futuro, impredecible, tal vez bueno en lo que a contenido se refiere? pero que, en todo caso, resulta inalcanzable y está totalmente fuera de discusión para un hombre en su sano juicio. Así, el pequeño comerciante no utiliza la palabra ?utópico? ni ?utopía?, no necesita tanta educación, y dice: ?¡Va, eso no es nada, amigo, no es más que una utopía!?, y si esto se dice con acento berlinés, mejor que mejor. La palabra utopía es entendida aquí como una vulgar construcción de castillos en el aire. Este es su sentido primario, del que no necesitaremos ocuparnos de aquí en adelante.
En la segunda mitad de la década de los ochenta del siglo pasado aparecieron escritos decisivos para configurar una nueva imagen de Husserl. Este es el tema del presente libro, que procede de un curso de doctorado en Guanajuato (México). Su objetivo es, por un lado, mostrar la unidad de la fenomenología husserliana y, por otro, exponer los cambios que se generan en las tres universidades en que enseñó su fundador. Entre estos cambios, tienen especial relevancia los que Husserl introduce en la etapa de Friburgo dando un nuevo sentido a las fórmulas que aparecen en la obra oficial de presentación de la fenomenología, Ideas, de 1913. De esta etapa de Friburgo, la más larga y productiva, se conocían pocas obras, con lo que era difícil evaluar todo lo que supuso. Por eso, tres de las cinco lecciones están dedicadas a esa época, estudiando, primero, la revisión de Ideas; en segundo lugar, la vertiente práctica que constituye el núcleo de la reflexión husserliana en la universidad de la capital de la Selva Negra; y, en tercer lugar, la importancia que adquiere el tema del origen y función de la filosofía, que en el contexto de la política nacionalsocialista tiene un significado especial que aún nos interpela.
¿Cómo sabes que el libro que tienes entre las manos realmente existe? ¿Qué las mesas y sillas, los coches y los edificios, y en general que todo el mundo a tu alrededor tiene una existencia independiente de tu mente? ¿Es posible justificar nuestros criterios para determinar las acciones correctas? ¿Cómo sabes que las demás personas tienen una mente como la tuya? ¿Puedes considerar que tus capacidades cognitivas, con las que navegas cotidianamente en el mundo, son fiables? Los escépticos, desde la antigüedad hasta nuestros días, han ofrecido argumentos válidos y premisas intuitivamente correctas para dar respuestas negativas a estas preguntas. Dichos argumentos constituyen el canon del escepticismo filosófico que en gran medida ha dado forma a la filosofía occidental misma y presentan un serio desafío para los filósofos no escépticos, ya que sus conclusiones contradicen creencias del sentido común que nos parece que están más allá de toda duda. El presente libro recoge una gran variedad de enfoques sobre los principales argumentos escépticos que se han tratado a lo largo de la historia. En cada capítulo se plantean los argumentos escépticos específicos sobre alguna discusión filosófica clásica. Pero en su conjunto, este libro muestra la vigencia y relevancia del escepticismo en el concierto filosófico actual.
En una conocida anécdota, el compositor John Cage cuenta que se introdujo en una cámara anecoica con la esperanza de escuchar el silencio absoluto. Llevaba poco rato encerrado cuando escuchó dos sonidos, uno agudo y otro grave. El ingeniero encargado de la cámara le explicó que el agudo era el ruido de su sistema nervioso y el grave, el de su sangre circulando. «En realidad», concluyó Cage, «por mucho que intentemos hacer un silencio, no podemos». No podemos, en efecto, acceder a ese silencio total pero podemos reflexionar, imaginar e intentar representar su complejidad e intensidad. En estos ensayos Marcela Labraña recorre y compara algunas de sus entonaciones en distintas épocas y culturas: el trayecto del gesto harpocrático desde sus orígenes herméticos hasta hoy, un mapa vacío de Lewis Carroll, un plano imposible de Juan Luis Martínez, los monocromos de Yves Klein, las curiosas páginas de Laurence Sterne, un poema erótico de Octavio Paz. Estos y otros ejemplos analizados en este libro ;écfrasis, poemas visuales, emblemas, ilustraciones, catálogos, cartografías y cuadros; se sitúan en la encrucijada entre la literatura y las arte visuales, por lo que se resisten a un estudio estrictamente disciplinario. Así, se despliega la naturaleza heterogénea del silencio, que opera como señal de respeto ante los misterios divinos, estrategia política o síntoma de una dificultad expresiva, pero también como signo de ironía, de absurdo existencial o de plenitud.
Pascal és sobretot un científic. Actualment, tota la seva obra, tant la científica com la literària, la filosòfica o la religiosa (incloses les Provincianes) sobreviu a lombra dels Pensaments. Però, si no hagués redescobert el cristianisme a través del contacte amb els jansenistes una contingència que podria perfectament no haver-se produït, no tindríem ni les Provincianes ni, molt probablement, res que sassemblés als Pensaments. Podem imaginar, doncs, un Pascal que no fos una figura rellevant en altres terrenys, però no el podem imaginar al marge de la revolució científica. Ara bé, els quatre textos que aquí oferim en català (dues cartes i dos opuscles) testifiquen que no és només un dels herois de la revolució científica, sinó també un dels iniciadors, amb Bacon, Galileu i Descartes, de la filosofia de la ciència en el sentit modern del terme ciència i del terme filosofia de la ciència. En efecte, aquests quatre textos constitueixen, en conjunt, un autèntic discurs del mètode pascalià, que no desdiu pas del cartesià, però que, a diferència del de Descartes, considera la ciència com un tipus dactivitat intel·lectual dun gènere diferent del de lactivitat filosòfica.
Verdadera acta fundacional de una nueva época del pensamiento, en el Discurso del método, primer escrito publicado por René Descartes (1596-1650), se forjan los tópicos en torno a los cuales girará la reflexión filosófica hasta que la Modernidad entre en una crisis definitiva. La presente edición trilingüe incorpora una selección de la correspondencia de Descartes sobre el Discurso así como el texto polémico de Pierre Petit, uno de los llamados libertinos eruditos, en torno a la idea de Dios.
A día de hoy no cabe rechazar las conquistas de las ciencias o desconfiar de ellas por sistema. Es innegable que su avance, ligado al de la tecnología, ha mejorado sustantivamente las condiciones de vida y ha extendido un bienestar que antes era privativo de una minoría. Oponerse a las ciencias es un mal para la fe, antes que para la propia ciencia. Sin embargo, también es verdad que, como decía Max Planck, la ciencia nos lleva a un punto más allá del cual no puede guiarnos. Las páginas de este libro rehúsan el cientificismo, que considera el método de la ciencia como el único válido para resolver todos los problemas de la existencia, pero también cualquier forma de oscurantismo ideológico, incapaz de reconocer los progresos de la racionalidad moderna. Sobre estas bases este volumen entabla un diálogo fecundo entre la ciencia y la fe, mercedor del calificativo de verdaderamente filosófico.
" Diez teorías de la naturaleza humana " es una notable introducción popular de las cuestiones fundamentales del pensamiento. Esta nueva edición revisada incorpora nuevos capítulos sobre Aristóteles y sobre las teorías evolucionistas de la naturaleza humana, sobre las últimas aportaciones de Edward O. Wilson, pero también traza las ideas de Durkheim, Skinner, Tinbergen, Lorenz, Chomsky y la reciente psicología evolutiva. Esta edición presenta asimismo una nueva introducción que invita a los lectores a revisar con pensamiento crítico la naturaleza humana. Una nueva sección resume la historia de las ideas desde los estoicos hasta la Ilustración. Finalmente, las nuevas conclusiones sugieren una forma de sintetizar las distintas teorías. De forma lúcida y accesible, " Diez teorías de la naturaleza humana " condensa la esencia de antiguas tradiciones como el Confucianismo, el Hinduismo y el Antiguo y Nuevo Testamentos, con las teorías de Platón, Kant, Marx, Freud y Sartre, para que el lector pueda entender cómo la humanidad ha tratado de comprender su naturaleza. Cada teoría es examinada desde cuatro puntos de vista diferentes: la naturaleza del universo, la naturaleza de la humanidad, el diagnóstico de sus males y el remedio para estos problemas.