Entre los tres elementos que conforman el título de esta obra han prevalecido unas relaciones tirantes, incluso a veces cainitas. La tensión entre palabra, concepto e idea, y sus correlatos historia terminológica, historia conceptual e historia de las ideas, ha sido constante, y las luchas de poder no han cristalizado en un triunvirato, sino casi siempre en la hegemonía de uno de ellos, a pesar de que su etimología y su genealogía apuntaban en aquel sentido. Palabras, conceptos, ideas combina estudios sobre la metodología de la historia conceptual con escrutinios de conceptos clave de la historia del pensamiento, desde la Antigüedad hasta el presente, especialmente fecundos para la comprensión de la génesis y la crisis de la modernidad. Es, además, una aportación interdisciplinar que abarca cronológicamente casi todas las épocas y, a diferencia de la mayoría de los trabajos existentes, conecta las dimensiones teórica y práctica de la historia conceptual, sin decantarse en exclusiva por el giro lingüístico, sino que se abre tanto al giro temporal como al icónico de las ciencias del espíritu. La colección EidÉtica, ideada por Roberto R. Aramayo, quien la dirige junto a Concha Roldán y Faustino Oncina, recoge estudios monográficos, volúmenes colectivos y textos de referencia sobre la relación entre las ideas y los valores éticos. Sus tres ejes temáticos son la historia de las ideas morales y políticas, el prisma ético de una filosofía crítica de la historia y las aportaciones de la historia conceptual, ámbitos todos ellos estudiados por la línea de investigación «Conceptos y valores» del Instituto de Filosofía del CSIC.
El Cratilo, verdadera primicia de la filosofía del lenguaje, es una de las obras más difíciles salidas de la pluma de Platón. De un lado, en él se esbozan ideas de gramática y semiótica semántica, sintáctica y pragmática, se analiza el lenguaje griego real y se esboza un lenguaje ideal; del otro, está tachado por la enorme dificultad que le imprimen el tono irónico de Sócrates y el anonimato de sus interlocutores, la larga y misteriosa lista de etimologías y la dinámica dialéctica del discurso. Ese poder de sugestión y repulsión, signo inequívoco de todas las grandes obras, explica que filósofos y filólogos de todos los tiempos le sean deudores, desde Aristóteles y Dionisio el Tracio hasta Saussure y Gadamer. Su distinción entre rectitud natural y convencional de los nombres marcó un hito insuperable en la teoría de los signos; sus ideas sobre el cuerpo humano como signo viviente y primordial, sobre la pintura y la música como paradigma del lenguaje escrito y oral, sobre el signo perfecto, «doble» o biunívoco, como signo realmente inútil, encierran virtualidades todavía sin explotar. La edición del profesor Atilano Domínguez ofrece una serie de instrumentos de gran utilidad tanto para el lector general como para el estudioso. Unos son de carácter general: la extensa y documentada introducción, las notas al texto platónico, el índice analítico, y una bibliografía que contiene las principales ediciones y traducciones del Cratilo, así como el listado alfabético casi completo de cuantos estudios se le han dedicado. A esos instrumentos generales, se añaden otros específicos que intentan responder al carácter propio de la obra: la introducción de nuevos párrafos, la estructuración sistemática del texto platónico, con sus epígrafes también entre corchetes, el índice, en caracteres griegos, de las doscientas etimologías recensionadas en esta obra, con sus diversas acepciones. Además, se han incorporado al índice analítico, en caracteres latinos, los términos griegos que corresponden a los castellanos.
En este libro se analiza la forma correcta, recomendada o aceptada de utilizar diversas voces y expresiones de nuestro idioma. La obra contiene 191 entradas organizadas en orden alfabético, y tiene el objetivo de proporcionar al lector la información necesaria para que esté en posibilidad de tomar decisiones respecto de la forma en que se expresa. Debemos llamar español o castellano al idioma que hablamos Es correcto llamar dialectos a las lenguas indígenas Cuándo debe utilizarse la forma elegido y cuando electo Debemos decir la presidente o la presidenta Inclusive es sinónimo de incluso Debe decirse media tonta o medio tonta Si hemos ofendido a alguien, debemos pedir disculpas u ofrecer disculpas Se dice faltar al respeto o faltar el respeto Cuándo debe utilizarse vinimos y cuándo venimos Aquí encontrará usted las respuestas a estas y muchas otras interrogantes que posiblemente se haya hecho en diferentes momentos en los que, al momento de hablar o escribir, ha tenido dudas sobre cómo decir apropiadamente lo que quiere expresar.
Es ésta una obra breve, original e intensa que Ludwig Wittgenstein compuso durante muchos años. En estos apuntes, Wittgenstein opina tanto sobre la magia y la religión, como sobre las ilusiones de la explicación de los fenómenos emotivamente primarios o acerca de la semejanza en los comportamientos entre los primitivos y los civilizados. Y por encima de todo señala cuál es la condición del hombre moderno y su ceguera no ya para entender a los demás, sino para comprenderse a sí mismo. Porque se nos ha hecho opaca nuestra propia naturaleza. Una obsesiva necesidad de dominarlo todo ha tenido por consecuencia el olvido de nuestro ser ritual, expresivo y ceremonial. Su recuperación no implicaría irracionalidad, sino que, todo lo contrario, es la condición de la sana racionalidad. Esta obra es un conjunto de notas publicadas póstumamente y casi por azar. Para la mayoría permanecían aún desconocidas. Para otros constituyen uno de los legados más interesantes y originales de Wittgenstein. Ante esta situación, son tres, en principio, las alternativas que se le ofrecen al estudioso. La primera, centrarlas todo alrededor de la figura de su autor. La segunda, tratar de entroncarlas en alguna parte de su obra. Finalmente, se abre la posibilidad de enlazar a Wittgenstein con algunas de las corrientes filosóficas actuales. Por otra parte, y sin desconocer la importancia de las tres posibilidades citadas, se puede entrar directamente en el núcleo de lo que él expone, intentar dar con la sustancia que se expone en estas breves páginas. Porque -y es un ejemplo- perseguir la religiosidad o irreligiosidad del mismo Wittgenstein puede parecer una tarea secundaria. Secundaria para algunos, naturalmente, pero no para él.
47.º Premio Anagrama de Ensayo Se dice que las palabras públicas han perdido valor, que la verdad y la mentira son ya indistinguibles: vivimos envueltos en el ruido, implacablemente sometidos a la interacción comunicativa electrónica. Al mismo tiempo, se reivindica sin pausa la libertad política de hablar o de callar, pues solo voluntariamente, sin coacciones, se emiten las mejores palabras. Quién sabe, sin embargo, si lograrán hacerse oír. ¿Es posible preservar las palabras íntimas de la vulgarización pública? ¿Qué circunstancias favorecen el surgimiento y la transmisión de las mejores palabras? ¿Qué tipo de actividad es la escucha? ¿Cuándo conviene el silencio y cuándo está justificado gritar? ¿Quién está lo bastante seguro para poder reírse de casi todo? En este ensayo se recorren circunstancias públicas y privadas de despliegue de la palabra sin tutelas externas; ocasiones en las que la palabra es ahogada y reprimida, pero también otras en las que aún alienta la humanidad. En la casa se aprenden los rudimentos del habla y se manifiesta su finalidad primordial, el cuidado y la inclusión en una comunidad lingüística y moral. En la escuela se disciplina a las palabras y se las articula a partir de un modelo de conversación racional orientada a la búsqueda colectiva de la verdad. En el espacio público, la democracia necesita palabras que circulen sin obstáculos, que mantengan mínimamente a salvo el vínculo de la representación, y a su vez prohíbe aquellas que amenazan con la disgregación social. En las redes y los medios de comunicación, por su parte, raramente se cultivan con esmero las palabras, sino que se las deja florecer sin control, permitiendo que se impongan las más feroces. En todos estos casos, la libre expresión es siempre un acto de resistencia y de coraje. Las mejores palabras no es un tratado, ni una apología, ni un libro de filosofía: es un ensayo sobre la búsqueda y selección de las mejores palabras a lo largo del cual se declina una voz personal e idiosincrásica, más orientada a la conversación que a las conclusiones.
Comunicar la fe no es fácil en tiempos de increencia, de indiferencia religiosa como forma de vida y de pérdida de experiencias auténticamente cristianas. Por otra parte, asistimos a una vuelta de la religión o a un retorno de lo sagrado. En tiempos de crisis se manifiesta con más fuerza la sed de espiritualidad y se valoran mucho más las tradiciones y los símbolos religiosos. No se trata de despreciar las creencias no cristianas, tampoco de asumirlas o integrarlas sin más: ni integrismo ni sincretismo. Se trata de proponer la fe cristiana como oferta humanizadora del sentido último de la vida. El presente libro ofrece una sugerente y asequible introducción a la teología de la comunicación. Se ha escrito mucho sobre teología de la palabra, pero muy poco sobre teología de la comunicación. Pero ¿cómo evangelizar en una sociedad secular y digital donde se potencia lo sensorial, lo narrativo, lo dinámico, lo emotivo y los testimonios de vida? Con palabras relevantes que sean ecos de la Palabra de Dios, con silencios elocuentes, con símbolos, imágenes, narraciones y testimonios significativos, se presenta la fe cristiana en relación con las aspiraciones y las esperanzas más profundas del ser humano. En esta obra se indican cinco vías para que las personas puedan encontrarse con Dios en la era de las comunicaciones y en un contexto de secularización: la búsqueda del sentido de la vida; la belleza como umbral del misterio; a Dios por la ciencia; la espiritualidad como sendero de trascendencia y los lenguajes del testimonio y de la caridad. Siguiendo estas vías, el anuncio del Dios de Jesucristo en una sociedad secularizada será más creíble y significativo. VICENTE VIDE (Elorrio 1966), catedrático de Teología y profesor de filosofía de la religión, filosofía del lenguaje y teología fundamental en la Universidad de Deusto, es decano de la Facultad de Teología de esta Universidad y ha sido presidente de la Junta de Decanos de Teología de España y Portugal. Sacerdote de la diócesis de Bilbao, en la que ha desempeñado diversos cargos, entre otros el de formador de su Seminario diocesano, es miembro de la Comisión Teológica Asesora de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe de la CEE y miembro de la Sociedad Española de Ciencias de las Religiones. Desde su dedicación al análisis de los lenguajes de las religiones, ha publicado diversas obras sobre los lenguajes de la fe cristiana, sobre literatura religiosa para niños y adolescentes y sobre la relación entre ciencia y Dios, entre otras: Hablar de Dios en tiempos de increencia / Los lenguajes de Dios / ¿En qué Dios creemos? / ¿Por qué vende tanto la religión? / Presbíteros al servicio de la fe y la evangelización.
El presente volumen se centra en la búsqueda e indagación de las relaciones e interdependencias entre distintos campos del saber que nos acerquen a una mayor comprensión del proceso creativo del arte escénico. Este acercamiento se ha realizado a partir de la premisa clásica de que existe una correspondencia entre el sentimiento de una emoción y su manifestación externa en el rostro, entendido este como metáfora del cuerpo entero; es decir, desde la correspondencia emoción-acción física. Las contribuciones que se presentan en esta monografía son fruto de los trabajos desarrollados en el marco de distintos proyectos de investigación, principalmente CCG10-UC3M/HUM-5057 (CAM/UC3M) y FFI2011-14812-E (MICINN); junto con la colaboración llevada a cabo tanto con especialistas de diversas universidades y áreas de conocimiento Filología, Artes Escénicas, Filosofía y Psicología- como con artistas plásticos y escénicos. GUADALUPE SORIA TOMÁS -Doctora en Humanidades por la UC3M y titulada en Interpretación por la RESAD- es profesora de Literatura e investigadora de la Universidad Carlos III de Madrid. Sus líneas principales de estudio se refieren al teatro moderno y contemporáneo. Entre sus últimas publicaciones destacan La formación actoral en España. La Real Escuela Superior de Arte Dramático (2010) - finalista del premio Leandro Fernández de Moratín, convocado por la ADE- y La expresión de las pasiones en el teatro del siglo XVIII, en colaboración con Fernando Doménech y David Conte (2011). Es investigadora principal del proyecto , CCG10-UC3M/HUM-5057 (CAM/UC3M).
La crisis de las instituciones, del estado de bienestar y, por extensión, de los dirigentes políticos no tiene parangón. A merced de las agencias de calificación y de los mercados, los políticos se enfrentan a un descrédito del que apenas pueden escapar. En medio de esta crisis de imagen y representación, La ceremonia caníbal pone en relación su imagen y nuestra vida cotidiana, la autodestrucción de la clase política y la legitimidad de sus medidas. Convertidos los políticos en un producto de la subcultura mediática, luchan por asomar la cabeza, recuperar su rol dirigente, mientras pende sobre ellos el fantasma de su total desaparición. Al menos tal y como los hemos conocido hasta la fecha. «El hombre político se presenta cada vez menos como una figura de autoridad, alguien a quien obedecer, y más como algo que consumir; menos como una instancia productora de normas que como un producto de la subcultura de masas, un artefacto a imagen de cualquier personaje de una serie o un programa televisivo...» «La comunicación política ya no apunta solo a formatear el lenguaje, sino a hechizar las mentes y sumirlas en un universo espectral del que los políticos son a la vez performers y víctimas. Este libro quiere describir su condición inconfortable; lo he escrito dividido entre una cierta admiración por los performers y una auténtica compasión por las víctimas. Por una feliz coincidencia, resultan ser los mismos: Kafka los llamaba artistas del hambre.» Christian Salmon
Pocas obras hacen cambiar de tal forma nuestra visión de la lengua que utilizamos como " Metáforas de la vida cotidiana " . George Lakoff y Mark Johnson, lingüista y filósofo respectivamente, explican cómo la metáfora no es solo un embellecimiento retórico, sino una parte del lenguaje cotidiano que afecta al modo en que percibimos, pensamos y actuamos. Las metáforas impregnan nuestra lengua hasta el extremo de que la familiaridad con ellas impide con frecuencia que sean percibidas como tales. En nuestra cultura, por ejemplo, es muy poderosa la metáfora LA DISCUSIÓN ES UNA GUERRA. Decimos de alguien que " se atrincheró en sus posiciones " , o " atacamos los puntos débiles del contrario " , o " destruimos sus argumentos " hasta salir " vencedores " . Pero lo importante es que no nos limitamos a hablar de la discusión como si fuese una guerra, sino que vemos a la otra parte como un contrincante, nos defendemos, agredimos... ¿Cómo se viviría la discusión en una cultura en que la metáfora fuera un BAILE en que ambos participantes deben marchar al compás? Esta singular capacidad de las lenguas naturales, que cada cultura organiza a su manera, para percibir y manejar áreas completas de experiencia, apelando a campos semánticos ajenos, es lo que desvela y analiza, con gran claridad y ausencia de tecnicismos, esta obra fundamental.