Los mejores libros jamás escritos Una obra fundamental de la literatura mística Edición de Jorge García López, profesor de Filología Española en la Universitat de Girona Santa Teresa de Jesús, también conocida como Teresa de Ávila, es, junto con san Juan de la Cruz, el gran nombre de la mística española. El Libro de la vida es el primero de sus escritos no líricos y ya en él se hallan los temas más recurrentes de su obra. Se trata de una obra temprana y fresca, que combina la autobiografía con la enseñanza religiosa y el relato con la doctrina. De este modo, mientras que los primeros diez capítulos son meramente biográficos, casi confesionales, lo cual supuso una novedad totalmente rupturista en el ámbito de las letras, los siguientes capítulos constituyen un bello tratado acerca de la oración. Hacia el final de la obra, la carmelita retoma la narración más cotidiana y relata la fundación del convento de San José de Ávila. La sencilla y sincera prosa de santa Teresa de Jesús otorga al Libro de la vida no solo un valor religioso, sino sobre todo literario. La presente edición está a cargo de Jorge García López, profesor titular de la Universitat de Girona i un experto en literatura mística. Incluye una introducción, una guía didáctica, un aparato de notas y un elaborado glosario que acompañan la lectura. «Si el que comienza se esfuerza con el favor de Dios a llegar a la cumbre de la perfición, creo jamás va solo a el cielo; siempre lleva mucha gente tras sí; como a buen capitán le da Dios quien vaya en su compañía.»
El ser humano está habitado por un dinamismo o anhelo que lo empuja hacia la verdad. En esa búsqueda recurre a lo que otros le han enseñado y a lo que puede elaborar a partir de su propio razonamiento. Pero pronto se da cuenta de que la verdad no cabe en su mente. Descubre que la verdad, siendo razonable, no es racional, sino que se encuentra en el nivel de la trans-racionalidad.La verdad no es una idea, un concepto o una creencia. Es una con la realidad; es, sencillamente, lo que es. Y es no-dual: se manifiesta en infinidad de formas diferentes, siendo todas ellas expresión de la única Realidad. Sin embargo, a la mente, de naturaleza dualista y separadora, se le escapa la no-dualidad. Por eso es apropiado recurrir a la metáfora y a su capacidad evocadora: a partir de una imagen que se capta con facilidad, nos traslada a la Realidad inefable. A lo largo de diferentes metáforas, de un modo amable y sugerente, el autor invita a abrirse a otro modo de ver la realidad, en la certeza de que así se nos hace patente nuestra verdad y, con ella, la plenitud que somos. Enrique Martínez Lozano: (Guadalaviar, Teruel 1950) es psicoterapeuta, sociólogo y teólogo. Desde hace unos años vive en Navarra. Autor de varios libros, ofrece encuentros que abordan contenidos de tipo psicológico y espiritual, así como talleres para practicar la meditación y aprender de la propia experiencia, con un objetivo: crecer en comprensión. En su trabajo, asume y desarrolla la teoría transpersonal y el modelo no-dual de cognición.
Los dioses olvidados es un ensayo de Filosofía (no de montería o tauromaquia), y más precisamente de Antropología filosófica y de Filosofía de la Religión; ensayo elaborado desde las coordenadas y con los instrumentos del materialismo filosófico de Gustavo Bueno. Si desde siempre el toreo ha suscitado un profundo interés en los medios intelectuales y académicos de nuestro país, en los últimos años tal interés se ha visto, si cabe, incrementado. Frente a las muchas teorías que han sido propuestas para explicar el sentido último de tal actividad (profundamente insatisfactorias, en su mayor parte, cuando no decididamente delirantes y metafísicas), este libro presenta una teoría alternativa, según la cual, el toreo es,esencialmente, una ceremonia religiosa (entendida la religiosidad al modo materialista), por más que el ámbito lúdico y profano en el que se manifiesta haya acabado por ocultar el contexto religioso del que brota y las claves, asimismo religiosas, desde las que puede realizarse su comprensión. Algo similar puede decirse de la caza, de la que también se ocupa el autor en estas páginas, y cuyo análisis, a este respecto, se constituye en confrontación directa con Ortega y Gasset. Finalmente, el libro examina la polémica que enfrenta a taurinos y antitaurinos, no tanto para tomar partido por una de las posiciones cuanto para clarificar la discusión misma. La conclusión, que acaso a primera vista pudiera sorprender al lector, es que lo que parece ser un debate sobre la ética, no lo es en realidad, ni podría serlo tampoco, sino un enfrentamiento que, en rigor, tiene más que ver con la religión que con la ética en cuanto tal. Alfonso Fernández Tresguerres (Santo Emiliano, Mieres 1957) es Doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo, tras obtener la Licenciatura en la Universidad de Salamanca. Profesor del Instituto de Enseñanza Secundaria La Ería de Oviedo, ha publicado varios trabajos en la revista El Basilisco, de la que es Secretario de Redacción. Gustavo Bueno, en el prólogo, titulado Materialismo filosófico como materialismo metodológico (páginas 7 a 34), aprovecha para precisar el alcance práctico y analítico del materialismo filosófico. Inicia Bueno el prólogo: «Bajo el rótulo Los dioses olvidados, Alfonso Tresguerres nos ofrece las líneas maestras de una penetrante teoría de la caza y del toreo. La caza y el toreo son cuestiones de principal importancia para la filosofía; no son cuestiones menores sobre todo para quienes vivimos dentro del perímetro de la piel de toro. Sólo hay cuestiones menores para quien no tiene los instrumentos conceptuales suficientes para advertir el significado mayor de las cuestiones más humildes. A Ortega hay que reconocerle el gran mérito de haber elevado estos temas –caza y toreo– a la condición de temas de filosofía primera. Después de Ortega, sin embargo, las aguas transparentes, en apariencia, de su teoría de la caza y del toreo, podría decirse que han permanecido estancadas. Tresguerres, continuando la tradición orteguiana, ha logrado romper las esclusas dando paso a una impetuosa corriente teórica que, sin duda, logra volver del revés, enturbiándolos, muchos planteamientos orteguianos, aun reconociéndoles su significado original, y abriendo nuevos cauces en la superficie de los fenómenos. Gracias a Tresguerres podrá decirse que la obligada teoría de la caza y del toreo, dentro de España, lejos de haberse extinguido o de haber degenerado una vez que Ortega le confirió el puesto que merecía, ha logrado remontarse alcanzando un nivel tal que en todo caso hará intolerables a cualesquiera otros cursos de pensamiento sobre la caza y el toreo que discurran en niveles más bajos.»
De la lectura de estas páginas cabe esperar la sorpresa que experimentarán muchos al ver que nuestro autor califica de «cine religioso» a este género por el que Drácula y otras noctámbulas criaturas se mueven con solvencia. La razón para colocarle tal etiqueta a estos filmes, hemos de buscarla en una filosofía de la religión que reconoce como núcleo de la primera fase de la misma a entidades dotadas de voluntad, a númenes o animales con los que los hombres del Paleolítico se relacionaron. Si estos, los animales, fueron los primeros dioses, sus atributos contribuirán, en una segunda fase de religiosidad, a construir criaturas híbridas como puedan ser los vampiros. Se trata, en definitiva, y así lo hace González Hevia en torno a esta cinematografía y la literatura que la sustenta, de demostrar la divina animalidad de los vampiros, circunstancia que le sirve para, con gran erudición, exponer las discusiones históricas en torno a estos seres. Se abre de este modo, una disyuntiva consistente en, por una parte, una teoría demoníaca que permite que el Diablo pueda resucitar difuntos que darán lugar a vampiros; y una segunda de carácter divino que consistirá en la transferencia al Demonio, por parte de Dios, de tal poder. Un problema que encontró solución, desde la racionalidad católica, en la afirmación de la inexistencia de tales númenes, que quedarán desplazados al terreno de lo fantástico. Pese a todo, y dejando atrás unos debates en los que participó el propio Sto. Tomás, al auxilio de la operatividad fabuladora del mito, acudirá la Medicina, sirviendo ejemplos de catalepsias y entierros prematuros el lector recordará aquí el relato de Poe-, pestes, hematomanías, necrofilias y otras patologías hábilmente explotadas por avisados escritores, periodistas y cineastas. Es tras esta profunda y concisa introducción, sustentada, por otra parte, en interesantes indagaciones etimológicas, cuando González Hevia comienza el exhaustivo repaso por una cinematografía que le permitirá, no sin una ironía muy de agradecer, ir desgranando un gran número de películas en las que, unidas a consideraciones históricas o técnicas, el autor ejerce la crítica sin renunciar a mostrarnos sus gustos estéticos aplicados tanto al séptimo arte como a los intérpretes y directores que han hecho posible la terrorífica y a veces erotizante confección de tal género.
Un libro de homenaje es, ante todo, un libro de agradecimiento. Pero si el libro es sobre un filósofo, no puede por menos de tratar de amistad. Porque el verdadero pensamiento reclama y suscita "amigos del mirar", compañeros que compartan las interrogaciones radicales y establezcan un encuentro abierto, gozoso y duradero en medio del cotidiano existir. Casi cuarenta amigos, discípulos y admiradores de Miguel García-Baró, procedentes de España y América, de Europa e Israel, hemos compuesto este libro de homenaje a su persona y de celebración de su obra. Los artículos hablan de fenomenología, filosofía de la religión, ética y política, y la idea de la filosofía.
Alfonso Fernández Tresguerres (Mieres, España 1957) es Doctor en Filosofía por la Universidad de Oviedo. Pentalfa publicó en 1993 su famoso libro Los dioses olvidados. Caza, toros y filosofía de la religión. Trabaja en Oviedo como profesor de Filosofía.→ ver Alfonso Fernández Tresguerres en Proyecto Filosofía en español. Hablar del Diablo –o de Dios– supone distinguir de inmediato dos planos distintos y absolutamente diferenciados. Uno, aquél en el que se plantea la pregunta por la existencia real de ambas entidades; existencia en el sentido en que usamos ese concepto para referirnos a los objetos y entes del mundo físico. En este orden de cosas, mi respuesta es rotundamente negativa (no meramente escéptica): sostengo que –en la acepción antes señalada del término «existir»– ni Dios ni el Diablo existen. Advertir al lector, desde ahora mismo, que el presente ensayo se mueve en posiciones radicalmente materialistas y ateas, no es algo, después de todo, que esté fuera de lugar. Y, sin embargo, el Diablo existe; pero existe –lo mismo que Dios; y este es el segundo plano al que antes me refería– como fenómeno presente en la historia de la religión. Existe como existen Osiris e Isis, Ahriman y Ormuz, Zeus y Apolo. Y, sin duda, la presencia de tales seres en la fenomenología religiosa es algo que debe ser explicado por una filosofía de la religión que pretenda ser tal. Porque, en efecto, sólo esta segunda forma de preguntar por el Diablo –o por Dios– nos introduce en el campo de la Filosofía de la religión, en tanto que la primera perspectiva nos remite, en cambio, al ámbito de la Ontología.
El sentido religioso es el primer volumen del Curso Básico de Cristianismo, en el que Luigi Giussani resume su itinerario de pensamiento y de experiencia. El libro identifica en el sentido religioso la esencia misma de la racionalidad y la raíz de la conciencia humana. Según el autor, el sentido religioso se sitúa en el nivel de la experiencia elemental de cada hombre, en el que el yo se plantea preguntas acerca del significado de la vida, de la realidad, de todo lo que sucede. En efecto, la realidad despierta los interrogantes últimos sobre el significado total de la existencia. El contenido del sentido religioso coincide con estas preguntas y con cualquier respuesta a ellas. Monseñor Giussani lleva al lector a descubrir el sentido original de dependencia, que es la mayor evidencia para el hombre de todos los tiempos. Un descubrimiento que exalta la razón como capacidad de abrirse a la realidad según la totalidad de sus factores. En el último capítulo del libro Giussani muestra que el hombre ---cuya naturaleza es exigencia de verdad y de cumplimiento, es decir, de felicidad--- comprometido con su propia humanidad intuye la respuesta que está implicada en su propio dinamismo original: en este punto se introduce la hipótesis de la revelación, es decir, de que el Misterio ignoto tome la iniciativa y se deje conocer saliendo al encuentro del hombre. El cristianismo tiene que ver con el sentido religioso precisamente porque se propone como respuesta imprevisible, pero plenamente razonable, al desdeo del hombre de vivir descubriendo y amando su propio destino. Luigi Giussani, fundador del movimiento de Comunión y Liberación, ha marcado una época en la educación cristiana, y éste es sin duda uno de sus libros fundamentales. Un libro que que ha marcado profundamente la vida de varias generaciones de jóvenes y adultos, y sigue siendo un punto de referencia decisivo para miles y miles de personas en todo el mundo. Esta nueva edición incluye un prólogo del Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez.
En palabras de C. G. Jung, el Libro de Job marca un hito en el largo desarrollo de un drama divino, el de un Dios presa de emociones desmesuradas y que sufre a causa de esa desmesura. Por ello reviste también especial significado para el hombre contemporáneo cada vez que este se ve asaltado por la violencia del afecto y ha de tratar de transformarla en conocimiento. Renunciando a la fría objetividad y sin pretensiones exegéticas, sino dejando precisamente que el afecto tome la palabra, el creador de la Psicología analítica se ocupa en este ensayo de las oscuridades divinas que traslucen en el relato bíblico a fin de comprender por qué Yahvé, en su celo, abatió a Job. La lectura del Libro de Job sirve así de introducción, de manera paradigmática, a la psicología de lo inconsciente y de los arquetipos.
Gran parte de la filosofía occidental y, en consecuencia, la ciencia y aun la misma teología, han identificado el conocer con el pensar, conduciendo a un reduccionismo estrecho y nihilista. Una de las mayores revoluciones de nuestro momento cultural -avalada también por los descubrimientos más recientes de la física cuántica y de las neurociencias- consiste, precisamente, en la toma de conciencia de otro modelo de conocer, infinitamente más rico y ajustado a lo real. El primero es el modelo mental, dualista, que conduce a un conocimiento por análisis y reflexión. El segundo es el modelo no-dual, se asienta en la consciencia o atención no mediada por la mente y conduce a un conocimiento por identidad. Ambos son complementarios: el primero se mueve eficazmente en el mundo de los objetos; el segundo, en el de la realidad no objetivable. De ahí que las cuestiones más decisivas -¿qué es la vida?, ¿qué es la verdad?, ¿quién es Dios?, ¿quién soy yo?...- solo puedan ser respondidas adecuadamente desde este segundo modo de conocer. El tránsito de uno al otro requiere ejercitarse en pasar del pensamiento a la atención, porque solo acallando la mente es posible ver en profundidad, favoreciendo así la vivencia honda, plena y gozosa de lo que somos. Necesitamos urgentemente otro modo de ver para poder vivir de otro modo. Enrique Martínez Lozano (Guadalaviar, Teruel, 1950) es psicoterapeuta, sociólogo y teólogo. Es autor de varios libros y se halla comprometido en la tarea de articular psicología y espiritualidad, abriendo nuevas perspectivas que favorezcan el crecimiento integral de la persona. Su trabajo asume y desarrolla la teoría transpersonal y el modelo no-dual de cognición. www.enriquemartinezlozano.com
En un tiempo en que los límites de lo realizable se hacen cada vez más claros, muchas personas se preguntan por las raíces de la existencia. Las preguntas por el origen y el fundamento de la vida están pasando de nuevo a ocupar más el centro de la reflexión. Romano Guardini intentó señalar una respuesta a esas preguntas en textos clásicos y siempre actuales que ofrecen orientación a los que buscan tanto en las preguntas como en la oración. El conocido filósofo de la religión alumbra una importante fuente de la espiritualidad cristiana en La sabiduría de los salmos. En los salmos, tan diferentes entre sí, puede llevarse ante la presencia de Dios toda alabanza, toda pasión y toda rabia. No por eso se toca la libertad de Dios: él es siempre el Señor y el Juez. En este encuentro frente a frente está el fundamento de la liberación humana. Romano Guardini nacido en 1885 y fallecido en 1968, fue docente en las universidades de Bonn, Berlín, Tubinga y Múnich, donde ocupó la cátedra de Cosmovisión cristiana y filosofía de la religión. Desde hace unos años su pensamiento ha vuelto a cobrar vigencia, pues se trata de un autor que supera las barreras de espacio y tiempo.
El presente título es una reedición actualizada de la anterior obra de Alessi, que obtuvo un notable éxito en Italia. El autor examina las grandes cuestiones de la filosofía de la religión, indicando pautas adecuadas para su estudio. Se trata de un manual que habrá de interesar tanto a profesores y alumnos de la asignatura correspondiente cuanto a quienes deseen tener una visión sintética de la misma.
La idea de esta obra surge del coloquio 'Dios en el siglo veintiuno' que se celebró en Lebanon Valley College en 2005. Entonces se apostó por establecer una serie de entrevistas con Gianni Vattimo y John D. Caputo ya que se tratan de dos de las voces más representativas en dos distintos modos de entender tanto la relación entre religión y la sociedad como la vigencia del pensamiento teológico. A través de los textos y los diálogos de Después de la muerte de Dios, John D. Caputo y Gianni Vattimo exploran los cambios, distorsiones y reformas que configuran nuestra fe posmoderna y las fuerzas que constituyen el fenómeno de la religión en el mundo de hoy. Vinculando sus argumentos a cuestiones como el terrorismo y el fanatismo, y desde la política hasta los medios de comunicación y la cultura en general, estos pensadores alumbran en camino hacia una nueva filosofía de la religión. En 1966, la revista Time sacó en portada la frase: ¿ha muerto Dios? El número, que se convirtió en el más vendido hasta la fecha, marcó un antes y un después en la popularización de esta pregunta. Antes, los pensadores más importantes ya se habían hecho esta pregunta: Kant, Nietszche, Dostoyevski, Marx, Freud y algunos más actuales como Michael Hardt o Toni Negri. Las visiones de Vattimo y Caputo nos guían por cómo nos hemos ido desplazando del escepticismo religioso propio de la modernidad a una supuesta readhesión a la religión en el mundo posmoderno. Frente a Vattimo, Caputo remitirá su filosofía de la muerte de Dios a la crítica reconstructiva. Frente a Caputo, Vattimo ofrecerá su interpretación de la muerte de Dios y los procesos modernos de secularización como una fiel recuperación del cristianismo kenótico y una reorientación hacia la auténtica esencia de la fe cristiana. Desde la proclamación de la muerte de Dios, y desde la secularización hasta el retorno de la religión, a lo largo del libro se brinda la oportunidad de pensar de otra manera el fenómeno religioso en la contemporaneidad. Esta obra ofrece lo aparentemente imposible: una teología tras la muerte de Dios y una filosofía de la religión sin religión.