Querida Mathilda (No veo el momento en que el hombre eche a andar) es, en palabras de la propia autora, «una especie de diario epistolar». Con acento unas veces sosegado y apasionado otras, Susanna Tamaro reflexiona y hace reflexionar acerca de asuntos que entretejen nuestra vida cotidiana: la relación entre mente y cuerpo; el significado de la escritura, de la lectura y de los libros; el amor por la naturaleza y el respeto al medio ambiente; la experiencia del mal y del dolor; la adolescencia y la vejez; la paz como ritmo de vida; la amistad y la paciencia; la recuperación de la esperanza y del sentido de lo sagrado, y así sucesivamente, entrelazando pensamientos, recuerdos, encuentros, denuncias y exhortaciones, ante el sugerente telón de fondo del fluir de las estaciones del año en la campiña de la región de Umbría. Querida Mathilda configura así un libro orgánico, unitario y en continua evolución: un auténtico itinerario interior, capaz de impulsar a quien lo lea a echar a andar en pos de su propia verdad humana.
Perdido en la Barcelona preolímpica, el extraterrestre Gurb pone al servicio de su supervivencia la extraña cualidad de adoptar el aspecto que le plazca. Se pierde con la apariencia de Marta Sánchez, mientras su compañero alienígena inicia la búsqueda en la jungla urbana. Por su diario personal vamos conociendo las increíbles peripecias de un extraterrestre en Barcelona. En este relato de carácter paródico y satírico la invención de Eduardo Mendoza convierte la Barcelona cotidiana y absurda en el escenario de una carnavalada. Tras las máscaras pintarrajedas y grotescas se revela el verdadero rostro del hombre urbano actual y, tras el estilo literario, la acerada conciencia artística del escritor.
Todo comienza con la muerte de un refinado industrial, un tal Frisch, en los jardines de su mansión, en un espacio en forma de ajedrez, tras intentar durante la noche, en su mesa de trabajo, una última partida. ¿Es un accidente ? ¿Un suicidio ? ¿Un homicidio ? ¿La ejecución de una sentencia ?, y ¿por qué delito ? La respuesta exacta la encontrará el lector en un movimiento de ajedrez, en esa misteriosa variante Lüneburg. Mediante un simple gesto, pues, el lector se verá proyectado en un laberinto de espejos y recuerdos que, al igual que en una encarnizada partida de ajedrez, sólo encontrará la salida jugando el juego hasta el final. Remontando en el tiempo, movimiento tras movimiento, encontrará a dos maestros ajedrecistas, opuestos en todo y animados por un odio inagotable, que atraviesan los años y los cataclismos políticos pensando tan sólo en afilar las propias armas para vencer al otro. Que uno de ellos sea judío y el otro un ex oficial nazi es sino uno de los axiomas del teorema.
Desde el mirador es un fiel testimonio de esta dolorosa conquista. Y Clara Sánchez, una de las escritoras más orientadas y firmes que han surgido en España en los últimos tiempos, logra en este libro una rotunda confirmación de su talento. ¿Desde dónde se mira la vida? Una mujer de cuarenta años se detiene a contemplar su entorno desde el mirador del hospital donde está internada su madre. Es quizá una espectadora por propia decisión, por los planteamientos que se dejó imponer, por haber aceptado como inexorable lo que pudo y debió cambiar. Mario, su marido, y Cati, su amiga, son en cambio de esas personas que se ponen en marcha con los acontecimientos, sin renunciar nunca a ninguna participación. Es un contraste, entre otros, que llevará a la protagonista a reconocer sus dudas, arrepentimientos, contradicciones y fracasos. Esta novela es su paseo necesario por la desolación para saber quién es entre los demás y para llegar a la aceptación de la vida y al profundo deseo de vivirla tal como es. «Todo cuanto yo tocaba se volvía permanente en mi vida», dice la protagonista. Probablemente, la mayor conquista del hombre moderno ha sido -gracias a Freud, a Marx, a Kafka, a los surrealistas, al cine- el aprender a pensar sobre sí mismo, en la mirada interior.
Las ciudades invisibles se presentan como una serie de relatos de viaje que Marco Polo hace a Kublai Kan, emperador de los tártaros... A este emperador melancólico que ha comprendido que su ilimitado poder poco cuenta en un mundo que marcha hacia la ruina, un viajero imaginario le habla de ciudades imposibles, por ejemplo una ciudad microscópica que va ensanchándose y termina formada por muchas ciudades concéntricas en expansión, una ciudad telaraña suspendida sobre un abismo, o una ciudad bidimensional como Moriana... Creo que lo que el libro evoca no es sólo una idea atemporal de la ciudad, sino que desarrolla, de manera unas veces implícita y otras explícita, una discusión sobre la ciudad moderna... Creo haber escrito algo como un último poema de amor a las ciudades, cuando es cada vez más difícil vivirlas como ciudades. Italo calvino
El jugador es una pieza básica en el edificio de la obra de Dostoiewski, conteniendo absolutamente todas las características de sus novelas más famosas, esto es, morbosidad, dramatismo, tensión casi intolerable, agresividad y revelación punzante y sutil de estados anímicos vividos y superados por el genial escritor. Dos pasiones principales campean en este libro: la del juego, que envenenó a Dostoiewski, hasta pocos años antes de morir, y la de un amor hecho de humillaciones, equívocos, odios y abnegación quijotesca. Obra de plena madurez por la reciedumbre de la trama y el trazado de sus personajes atormentados y complejos. El jugador absorbe al lector desde sus primeras líneas.
Centrada en Roma poco antes de la Primera Guerra Mundial, El velo de Verónica describe el itinerario espiritual hacia la conversion al catolicismo de una joven alemana, Verónica, que narra en primera persona lo sucedido. En la obra, Verónica describe los acontecimientos de su adolescencia, que cambiarán por completo su vida, relacionados con hechos que son esenciales también en la vida de los que la rodean: su entorno familiar y un joven alemán, Enzio, recién llegado a Roma. El medio en el que Verónica se desenvuelve, de elevado nivel cultural y económico, permite a la autora presentar de modo magistral el pensamiento y el arte de la cultura occidental contemporánea, con todos los temas y graves dificultades de la historia de este período. Por su prosa brillante, cargada de lirismo, esta obra es uno de los grandes monumentos de la literatura europea contemporánea.
Cuando tenía doce años, Cosimo Piovasco, barón de Rondò, en un gesto de rebelión contra la rígida disciplina familiar, se encaramó a una encina del jardín de la casa paterna. Ese mismo día, el 15 de junio de 1767, conoció a la hija de los marqueses de Ondarivia y le anunció su propósito de no bajar nunca de los árboles.;Desde entonces y hasta el final de su vida, Cosimo permanece fiel a un principio que él mismo se ha impuesto. La acción transcurre en las postrimerías del siglo XVIII y en los albores del XIX: Cosimo participa tanto en la Revolución francesa como en las invasiones napoleónicas, pero sin abandonar nunca esa distancia necesaria que le permite estar dentro y fuera de las cosas al mismo tiempo. En esta espléndida obra, auténtica novela de aventuras rebosante de humorismo poético y fantástico, Calvino se enfrenta con el que, según él mismo declaró, es su verdadero tema narrativo: «Una persona se fija voluntariamente una difícil regla y la sigue hasta sus últimas consecuencias, ya que sin ella no sería él mismo ni para sí ni para los otros».
Con esta novela, una de las cumbres de la literatura de esta década, Antonio Tabucchi logró la unanimidad de la crítica, los más prestigiosos galardones y la respuesta masiva de los lectores. Lisboa, 1938. La opresiva dictadura de Salazar, el furor de la guerra civil española llamando a la puerta, al fondo el fascismo italiano. En esta Europa recorrida por el virulento fantasma de los totalitarismos, Pereira, un periodista dedicado durante toda su vida a la sección de sucesos, recibe el encargo de dirigir la página cultural de un mediocre periódico, el Lisboa. Pereira tiene un sentido un tanto fúnebre de la cultura: prefiere la literatura del pasado, dedicarse a la elegía de los escritores desaparecidos, preparar necrológicas anticipadas. Necesitado de un colaborador, contacta con un joven, Monteiro Rossi, quien a pesar de haber escrito su tesis acerca de la muerte está inequívocamente comprometido con la vida. Y la intensa relación que se establece entre el viejo periodista, Monteiro y su novia Marta, cristalizará en una crisis personal, una maduración interior y una dolorosa toma de conciencia que transformará profundamente la vida de Pereira. En esta novela, Tabucchi ha conseguido crear un inolvidable personaje que sin duda dejará una profunda huella en el lector, Pereira. Y con la historia de este periodista, Tabucchi nos ofrece también una espléndida historia sobre las razones de nuestro pasado que pueden ser perfectamente las razones de nuestro incierto presente.
El barrio es casi un personaje más, en continuo diálogo con el resto de las figuras.(...) Habitan el barrio vinateros, hojalateros, serenos, faroleros, bohemios con capa española y sombrero haldudo, figuras populares que animan este espacio, imprimiéndole un inconfundible clima, una peculiar atmósfera. El paisaje humano se completa con los escenarios físicos: la casa, en primerísimo lugar; la farmacia, tan vinculada a la historia de Isabel y Luis; la huevería-pollería; la tienda de ultramarinos; la lechería, las tabernas; el colegio de señoritas; la pensión para huéspedes que regenta la militara... (...).Allí vivió Rosa Chacel el final de ese mundo mágico que es la infancia.