A este libro se le ha llamado la «novela rusa» de Joseph Roth y es una de las obras maestras de su madurez. Durante una noche interminable, en un local de París donde se refugian los náufragos de la primera emigración rusa, un auditorio fascinado escucha la confesión de un tenebroso personaje, hijo ilegítimo de un príncipe ruso, y ex agente de la temible policía secreta de los zares. Una confesión que es también una fábula sobre el Mal y su poder hipnótico de atrapar a sus víctimas en historias circulares y obsesivas que se estrechan inexorablemente como nudos corredizos. Un Mal metafísico e irreductible que adopta una forma particularmente rusa: una oscura convivencia entre la delación, el rencor, la abyección erótica y el ansia de confesar, de ser castigado. Joseph Roth nos ofrece una de las más convincentes figuras del Diablo moderno, un ser melifluo que pasa con extrema soltura de agente de la policía zarista a la de Lenin, guiando con dulzura a sus elegidos hacia un infierno perfumado, pero que desvela lenta e implacablemente su auténtica atrocidad. Un lugar en el que el protagonista penetra sin apenas darse cuenta, ya que en su umbral refulge un noble sentimiento: la exigencia de una «justicia absoluta»... una exigencia temeraria en un mundo diabólicamente falsificado.
Si "El Danubio" abarcaba una vastísima área geográfica e histórica, en "Microcosmos", galardonada con el prestigioso Premio Strega de novela, Claudio Magris nos sirve de guía en el descubrimiento de lugares concretos, cada vez más reducidos. Desde la descripción del paisaje incluso en sus detalles más imperceptibles hasta el relato de las existencias mínimas o grandes, de los destinos, de las pasiones, de las cómicas o trágicas vicisitudes que lo han marcado, emerge una narración errática y fluctuante, que sigue su propio recorrido oculto, como la corriente de un río. Cada uno de esos mundos tan distintos que, sin embargo, se reflejan y se integran en la parábola de una existencia vive en la presencia simultánea de presente y pasado, en la epifanía del instante y de la memoria, de horas fugitivas o de siglos lejanos. Son protagonistas los hombres, pero también los animales, los habitantes del café o de las islas, el oso del Monte Nevado y el perro abandonado en la laguna, revolucionarios indómitos y olvidados, andanzas y delirios de figuras que perdieron su existencia como una partida de cartas. Son protagonistas también las piedras y las olas, la nieve y la arena, las fronteras, la presencia de un ser amado, una inflexión de voz o un gesto quizás inconsciente... Diversos hilos conductores tejen la trama de este libro y acompañan al lector, como imágenes o figuras recurrentes. Las relaciones entre paisajes y sentido del tiempo, la identidad y su incertidumbre, el amor, el continuo atravesar toda clase de límites, la sombra de la muerte. Afloran, jalonando esta exploración enraizada en el presente con un sentido de lo efímero y a la vez de lo eterno, las imágenes de Medea y del viaje de los argonautas. Y se dibuja apenas esbozada la historia del oculto y mimético personaje que las recorre, descubriendo en ellas su propio rostro, el significado o perfil de su propia existencia, de su propia lábil y apasionada travesía sobre la tierra.
Con la inclusión del relato antes prohibido " La vida por la opinión " se edita aquí la primera edición española de «La cabeza del cordero», de Francisco Ayala, en edición de la especialista en su obra, Rosario Hiriart. El libro, que ha merecido una atención inusitada de los críticos, se compone de cinco narraciones cuyo transfondo son las experiencias personales del autor ante el golpe desgarrador de la guerra civil española. Una reflexión melancólica, un fondo de ironía desengañada y una conciencia de superación moral traspasan la mera anécdota de los hechos magistralmente contados.
«No he querido saber, pero he sabido que una de las niñas, cuando ya no era niña y no hacía mucho que había regresado de su viaje de bodas, entró en el cuarto de baño, se puso frente al espejo, se abrió la blusa, se quitó el sostén y se buscó el corazón con la punta de la pistola...» Este es el ya legendario comienzo de un clásico contemporáneo, Corazón tan blanco, cuyo protagonista y narrador, Juan Ranz, prefiere siempre no saber, consciente de lo peligroso que resulta escuchar: los oídos no tienen párpados, y lo que les llega ya no se olvida. Traductor e intérprete de profesión, es él ahora el recién casado, y en su propio viaje de novios, en La Habana, asomado al balcón, es confundido por una desconocida que espera en la calle, y sin querer escucha una conversación de hotel. A partir de entonces «presentimientos de desastre» envolverán su matrimonio. Pero la clave de ese malestar quizá esté en el pasado, pues su padre hubo de casarse tres veces para que él pudiera nacer. Una novela hipnótica sobre el secreto y su conveniencia posible, sobre el matrimonio, el asesinato y la instigación, sobre la sospecha, el hablar y el callar y la persuasión: sobre los corazones tan blancos que poco a poco se van tiñendo y acaban siendo lo que nunca quisieron ser.
Sofía Montalvo y Mariana León fueron amigas en el colegio. Sofía, joven imaginativa, de carácter abierto, se ha visto atrapada en una oscura existencia de esposa y madre de familia. Mariana, cuya trayectoria amorosa resulta más confusa que apasionada, se ha convertido en una brillante psiquiatra de moda. Al cabo de más de treinta años, el azar las hace coincidir en un cóctel y el recuerdo de su amistad desencadena en ambas una revolución interior que irá creciendo a lo largo del libro. En este encuentro, Mariana evocó la afición de Sofía por las palabras, animándola a escribir. Con la sensación de quien se dispone a ordenar el cuarto donde se amontonan los miedos, objetos, presencia y fantasías, Sofía estrenará su primer cuaderno. Entretanto, Mariana se ha marchado de Madrid sin avisar a nadie y compone para Sofía cartas que no se atreve a echar al correo, y donde va tomando el pulso a su desintegración psicológica. La novela es así la historia de dos escrituras, pero también, quizás por encima de todo, la reconstrucción de una amistad. Carmen Martín Gaite, dueña de un estilo que se mueve con idéntica soltura en los diálogos, las invocaciones poéticas, la creación de personajes accesorios, los momentos de suspense o las asociaciones surrealistas, ha sabido captar, magistralmente, esos cambios de postura, esos giros del alma de sus entes de ficción en una de las novelas españolas con mayor éxito nacional e internacional de las últimas décadas.
Luis Sepúlveda, a quien el público de lengua española ya conoce bien, tiene dos hijos muy jóvenes, a quienes llama «mis enanos» y a quienes prometió un día escribir una historia acerca de lo mal que gestionamos los humanos nuestro propio entorno, lesionando la naturaleza, que nos brinda tantos bienes, y de paso autolesionándonos sin piedad. Así nació Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar, que cuenta las aventuras de Zorbas, un gato «grande, negro y gordo», cuyo inquebrantable sentido del honor le conduce un día a comprometerse a criar un polluelo de gaviota. Su madre, una hermosa gaviota, atrapada por una ola de petróleo vertido en el mar por un buque varado, le deja en prenda a Zorbas, justo antes de morir, el huevo que acaba de poner. Zorbas, que es gato de palabra, cumplirá sus dos promesas: no sólo criará al polluelo, sino que le enseñará a volar. Los amigos de Zorbas, Secretario, Sabelotodo, Barlovento y Colonello, le ayudarán en una tarea que, como se verá, no es tan fácil como parece, y menos para una banda de gatos más acostumbrados a hacer frente a la dura vida en un puerto como el de Hamburgo que a hacer de padres de una cría de gaviota... Pensada en principio como un cuento para «enanos», Historia de una gaviota y del gato que le enseñó a volar se dirige en realidad a todos aquellos que, chicos o mayores, no sólo disfrutan con las historias bien contadas que estimulan la imaginación y el ingenio, sino que, a la vez, aprenden a ver el mundo bajo una óptica distinta, conociéndolo mejor y, por lo tanto, amándolo y cuidándolo con más inteligencia.
Un año después de la publicación de Noticias del mundo real (Andanzas 364), cuarta novela inédita con la que acogimos a Juan Miñana, creemos que era hora de recuperarpara nuestro catálogo y para sus muchos lectores El jaquemart, su segunda novela, que no sólo supuso uno de los mejores relatos históricos sobre el pasado, sino que confirmó la sabiduría y la calidad de prosa de su joven autor. En efecto, El jaquemart es una ambiciosa recreación de la Barcelona del siglo XVII, protagonizada por un relojero obstinado en su lucha contra el tiempo, y a la vez un extraordinario ejercicio de estilo de dominio narrativo.La peste asuela Barcelona en los últimos años del reinado de Felipe IV. Buenaventura Deulocrega, maestro en artes y medicina, llega al hospital de la Santa Cruz dispuesto a trabajar contra la epidemia. Allí conocerá a un personaje enigmático y sabio, Juan de Ameno, un relojero del rey que ha pedido asilo en las cámaras privadas del hospital para concebir lo que será su último proyecto: un jaquemart o autómata de bronce destinado a la torre de horas de la catedral. Buenaventura y Juan de Ameno asisten desde ese extraño refugio a los embates de un presente difícil y amargo, y forjan una extraña amistad parapetados tras una constante recreación del pasado que, en forma de fábula urdida con la sutileza de un mecanismo de relojería, parece salvaguardarles del paso implacable del tiempo.
Viena, 1936. Una mañana, un alto funcionario del ministerio, casado con una bella y rica dama vienesa, abre una carta. Reconoce la letra azul pálido del sobre. Y esa caligrafía se hunde en su vida rutilante como la hoja de un cuchillo y la disloca de inmediato. En unas pocas líneas sumamente formales, la firmante solicita ayuda del poderoso funcionario para trasladar a una escuela vienesa a un muchacho alemán de dieciocho años. Sin embargo, para el destinatario, en esas líneas cifradas aflora un amor de muchos años, un amor enterrado con sumo cuidado. Y ese muchacho desconocido, ¿no será quizás un hijo ignorado? Las tremendas presiones a la hora de conjugar la propia vida con las exigencias de la sociedad, han alejado a este hombre al elegante, impecable y cortés León de todos los elementos auténticos de su existencia, tanto de sus humildes orígenes como de aquella pasión inaceptable. Werfel consigue que confluyan el estudio psicológico y el análisis social de un modo perturbador de puro preciso, en este libro que se lee hoy como un amargo gesto de despedida de Viena y de toda la civilización centroeuropea.
«Todo empezó por un número equivocado, el teléfono sonó tres veces en mitad de la noche y la voz al otro lado preguntó por alguien que no era él.» Así comienza La ciudad de cristal, primera de las tres novelas que conforman La trilogía de Nueva York. A Daniel Quinn, escritor de literatura policíaca, su interlocutor telefónico lo toma por un detective y le encarga un caso. Quinn, lejos de deshacer el malentendido, se mete en el papel que le han adjudicado y se ve envuelto en una historia repleta de enigmas, complicadas relaciones paternofiliales, locura y delirio. En Fantasmas, segunda de las piezas, un detective privado y el hombre al que tiene que vigilar juegan al escondite en un claustrofóbico universo urbano. Por último, en La habitación cerrada el protagonista se ve confrontado a los recuerdos de un amigo de la infancia cuando la mujer de éste le escribe una carta explicándole que su marido ha desaparecido misteriosamente. En La trilogía de Nueva York, el escritor maneja, manipula y reinventa el género policíaco, del que hace una relectura posmoderna con tintes metafísicos. La trama detectivesca sirve como marco para plantear al lector un fascinante juego de espejos, símbolos, guiños y sorpresas; para explorar un mundo extraño, sombrío y perturbador, poblado de personajes fascinantes y ambiguos.
En esta magnífica novela, galardonada con el Premio Nacional de Narrativa, Álvaro Pombo describe el esplendor y la decadencia de lo que parecía una unidad familiar que se imagina perfecta. La narradora, la hija mayor de la familia, había pensado que todos su excéntrica madre, sus hermanos, su aún más excéntrica tía Lucía y su enamorado alemán eran seres superiores que brillaban con luz propia en medio del paisaje romántico de la península, una isla casi, en la que vivían, aislados y orgullosamente desdeñosos de la chata realidad de su época. Pero una serie de sucesos y el desvelamiento de un secreto familiar que la afecta decisivamente, descubre a la narradora el verdadero rostro frío, práctico, tiránico, y a la postre venenoso de los mitificados habitantes de aquel reducto en el que «los padres, los maridos, los hombres, dan lo mismo. Son intercambiables». Una revelación que cambiará irremisiblemente el sentido de su vida.