Como una enorme cicatriz en su corazón, el Danubio, el río más largo de la Unión Europea, es fiel testigo de los cambios en la Historia y la Geografía de Mitteleuropa (Europa Central). El fotógrafo madrileño Francisco González San Agustín ha captado con su objetivo, no solo los bellos y evocadores paisajes y estampas que lo circundan desde su nacimiento en la Selva Negra hasta su desembocadura en el Mar Negro, sino también esas heridas latentes que lejos de cerrarse, supuran de cuando en cuando en forma de guerras, tensiones de todo tipo o migraciones. Treinta años después de la publicación de El Danubio de Claudio Magris referencia innevitable, González San Agustín nos sumerge con sus fotografías y textos que componen este proyecto, en el pensamiento de autores como Celan, Kepler, Einstein, entre otros, o de artistas como Klimt, que han forjado una rica cultura danubiana. Este catálogo incluye las sesenta imágenes de esta muestra, Danubio, expuesta en el CBA, así como un prólogo de Jorge Herralde, editor, escritor, y director y fundador de la editorial Anagrama.
Aunque España fue una de las principales potencias comerciales y coloniales de la Edad Moderna, su papel en la circulación de las exportaciones de porcelana china distaba mucho de estar claro, por lo que la presente obra, dedicada a la recepción de esta clase de piezas en tiempos de los Austrias, está llamada a llenar un hueco fundamental. Junto con los objetos lacados y las curiosidades exóticas, la porcelana circulaba por el Imperio español pasando por las Américas, pero hasta ahora no había constancia de las piezas que llegaban al mercado peninsular. Sin embargo, Krahe reconstruye el viaje de esas porcelanas desde el sur de China y analiza cómo eran, cómo se exhibían y guardaban, qué usos tenían y qué valor se les daba en la España de los siglos XVI y XVII. A partir de una rigurosa investigación de archivo, un repaso sistemático a los hallazgos arqueológicos, un rico corpus documental y un nutrido aparato gráfico, la autora dibuja un panorama desconocido hasta ahora, abriendo nuevas perspectivas de estudio para historiadores, historiadores del arte, de la cultura material y del gusto.
Un aproximación crítica al partido revelación de la política catalana. Hace veinte años, apenas unos pocos concejales levantaban una bandera fuera de la órbita de Esquerra Republicana de Cataluña, que se erigía en el referente de la izquierda independentista. Durante más de dos décadas, la izquierda independentista anclada en postulados marxistas transitó, sin pena ni gloria, por la política catalana. En 1986, los restos del naufragio se unen bajo las siglas Candidatura de Unidad Popular. La nueva marca, inspirada en las CUP chilenas que, en los setenta, auparon al gobierno a Salvador Allende, aunó fuerzas, pero no es hasta las elecciones municipales de 2003 cuando cosechan sus primeros éxitos, todavía relativos. En 2007, la CUP aumenta su representación municipal pero su actuación política sólo se circunscribe a los ayuntamientos. El salto a la política catalana se produce en 2010 después de los buenos resultados obtenidos en las municipales de 2009. La crisis de ERC tras el fracaso del tripartito, la crisis institucional que concluye con el recorte del Estatut de Catalunya por el Tribunal Constitucional, la desorientación del PSC e Iniciativa per Catalunya- Verds en el nuevo escenario político, y la crisis económica que impacta con fuerza en la ciudadanía por los recortes de los gobiernos de Zapatero, Mas y Rajoy impulsan a la CUP hasta situarla en el epicentro de la política catalana en 2015, con una amplia representación municipal y con la llave de la estabilidad en el Parlament de Catalunya. ¿Cuáles son los motivos que han convertido a un partido asambleario, sin estructura orgánica, que apuesta sin ambages por la independencia de los Països Catalans y socialista de inspiración claramente marxista en el referente inequívoco de la compleja y convulsa política catalana? ¿Qué ha motivado que ERC haya perdido su monopolio en la izquierda independentista? ¿Por qué el movimiento del 15-M en Cataluña ha tenido repercusiones diferentes a las del resto de España? ¿Cómo es posible que una fuerza marxista y pancatalanista se convierta en un movimiento transversal con apoyo de las clases trabajadoras y de las clases medias? ¿Tendrá continuidad un partido que renueva sus liderazgos cada cuatro años? ¿Su radicalidad los consolidará como actores protagonistas o los relegará de nuevo a un segundo plano? ¿Cómo toman sus decisiones? ¿Cómo se coordinan? ¿Es posible una revolución en la Europa del siglo xxi?
Si hubiera que definir la existencia de José Estruch, podríamos hacerlo con una palabra: maestro. En cada una de las personas que lo conocieron dejó una hermosa huella. En la 15ª edición de los premios Max de Teatro, la actriz Blanca Portillo, alumna de Estruch en la RESAD, recibió el Premio a la Mejor Dirección Escénica en su debut como directora. Sus palabras de agradecimiento estuvieron destinadas a él, a quien ofreció el galardón. José Estruch no tuvo ningún vínculo profesional con la práctica escénica antes de 1936. Fueron las circunstancias que determinaron su exilio, así como los fortuitos cambios de país, las que influyeron de modo trascendental en el encuentro con la vocación que sería su ser en el mundo: el teatro. Completamente integrado en cada uno de los entornos extranjeros en los que vivió, adaptado a las realidades, su concepto de escena está, sin embargo, plenamente marcado por los preceptos renovadores desplegados en España antes de la guerra civil, especialmente en el aspecto ideológico. En este sentido, el teatro es un nexo identitario que materializa en él la oportunidad de llevar consigo el proyecto de transformación sociocultural republicano.
Este volumen propone una nueva conceptualización de la historia de la literatura española y europea mediante el análisis histórico-teórico de tres campos de fuerzas de especial relevancia a finales del siglo xix y en las primeras décadas del xx: la novela dialogada, el teatro filosófico y el drama exuberante. A diferencia de la periodización adoptada por los críticos internacionales en el campo de los Modernist Studies, que abogan por una definición amplia de la idea de modernismo para reclamar a Flaubert y Baudelaire como primeros epítomes literarios del movimiento, el presente estudio describe tres líneas evolutivas perfectamente visibles durante todo el siglo xix. El capítulo central funciona como bisagra entre la vía minimalista representada por la novela dialogada y la vía centrífuga del drama exuberante. Las parejas de autores estudiados en profundidad en cada uno de los tres capítulos del libro, Galdós y Joyce; Unamuno y Shaw; Flaubert y de nuevo Joyce, exploran durante décadas los discursos literario, teatral y filosófico, un interés que cristaliza tanto en su obra literaria como en un amplio repertorio de reflexiones presentes en cartas, entrevistas y prólogos.
Tras su aventura en El último de Cuba, Rafael Sánchez, el protagonista de esta novela, efectúa su segunda salida, por decirlo al modo cervantino, desde el corazón de Europa (la Ginebra de 1957) en un periplo que lo llevará a Roma, Madrid, Santander, Nueva York, la selva colombiana y Brasil. Con destellos de alta literatura (y alta cocina y altos poderes del Estado y de las finanzas internacionales), las tramas con trasfondo de espionaje que se suceden en la novela, son una máscara más para hablar del tema central del libro: el Mal, con mayúscula, y su carácter total, totalista y totalitario. El mal como presencia real e incómoda, en un mundo que no quiere reconocerlo porque eso podría suponer el final de su precario equilibrio. Una galería de enormes personajes secundarios (muchos de ellos fácilmente reconocibles) y un villano al viejo estilo, Max Headpain, nos sitúan ante un espejo turbador, ¿de qué lado está Rafael, de qué lado el lector?
La obra sobre papel de Carreño de Miranda (1614-1685) se cuenta entre las más destacadas del XVII español, tanto por la marcada personalidad de su trazo como por el notable influjo que tuvo en los artistas activos en Madrid en la segunda mitad del siglo. La presente publicación aborda por primera vez el estudio sistemático de la producción gráfica del que fuera pintor de cámara de Carlos II, redefiniendo los límites de su corpus y analizando el papel del dibujo en las diferentes fases de su carrera, desde sus primeras obras de asunto sacro hasta su consagración como retratista de corte, sin olvidar la importante función que desempeñó como vehículo transmisor de ideas en su fecunda relación artística con Francisco Rizi. Con este fin, las hojas del asturiano se estudian en paralelo a las de artistas de su círculo, como Claudio Coello, Mateo Cerezo, Pedro Ruiz González y el ya citado Francisco Rizi. Los dibujos de Carreño de Miranda se caracterizan por su diestro manejo de los lápices, que empleó como si de pinceles se tratara, definiendo las formas mediante toques de color que se superponen y amalgaman. Por este motivo, su estudio invita a superar la visión tradicional que ha consagrado al artista como el pintor que ?en palabras de Unamuno? retrató «la austriaca decadencia de España», para redescubrir a través de sus hojas la luminosidad de su pintura religiosa y la riqueza de los proyectos decorativos en los que participó. Carreño de Miranda. Dibujos constituye el catálogo de la exposición del mismo título celebrada en la Biblioteca Nacional de España y comisariada por Cristina Agüero Carnerero, autora principal del volumen, que incluye un ensayo de Mark McDonald y fichas de Roberto Alonso Moral, Karin Hellwig, Eduardo Lamas-Delgado, Mark McDonald y Benito Navarrete Prieto.