Ante los males sociales o daños públicos, lo habitual es limitar sus dimensiones al mal que se comete y al que se padece. El agresor y su víctima, no hay otros protagonistas. ¿Hará falta tachar esa mirada, además de simplista, de interesada? Así lo cree Aurelio Arteta al ofrecer estas reflexiones que tienen a la sociedad vasca contemporánea como su primera inspiración. A diferencia de los males de naturaleza privada, los públicos no sólo los causan unos pocos y los sufren bastantes, sino que requieren a muchos más que los consientan. Estos son quienes colaboran en aquellos daños mediante su abstención, adquiera ésta la forma de silencio, disimulo o cualquier otra. En realidad, es el modo más abundante de comparecer el mal. Pues cabe esperar que no seamos agentes directos del sufrimiento injusto y más probable resulta que nos toque figurar como sus pacientes. Pero lo seguro es que nos contemos a menudo entre sus espectadores. Y entonces no podrá esquivarse la cuestión de si nuestro conformismo e indiferencia ante los daños que contemplamos nos convierte asimismo en sus cómplices.
Leer buenos libros es una necesidad para la formación de una persona. Para eso hay que escoger lo que leemos y aquí encontrarás ideas para elegir bien los títulos.
La Modernidad afirma la autonomía del mundo. Pero amigos y enemigos siguen operando con el prejuicio mitológico de un intervencionismo divino: si Dios quisiera, no habría mal y el mundo sería perfecto. El dilema de Epicuro, asimilable en una cultura de fe ambiental, se convierte en dificultad insuperable en la nueva «era crítica», y Kant preso él mismo del prejuicio proclama el fracaso de la teodicea. Fracaso para los creyentes, pues resulta increíble un dios que pudiendo no quiere o que queriendo no puede. Fracaso para el ateísmo moderno que se apoya en el mal, pues atribuyéndolo a Dios niega la autonomía del mundo. Pero el fracaso kantiano afecta sólo a la teodicea pre-crítica en un mundo secular. El propósito del presente libro es «repensar el mal» tomando con toda consecuencia la secularidad. Partiendo del mundo, como si Dios no existiese, obliga a empezar desde abajo, respetando la autonomía de su funcionamiento. Entonces el problema por primera vez en su historia se estructura en tres pasos distintos. La ponerología muestra que la finitud, constitutivamente carencial y contradictoria, hace inevitable la aparición del mal. La pisteodicea, desde este resultado, señala que toda visión del mal es una respuesta, una «fe» que debe justificarse: sea náusea sartriana o esperanza religiosa. La teodicea es entonces la «pisteodicea» cristiana, que ahora puede romper el dilema, lograr la coherencia y presentar a Dios como el Anti-mal. Nace así una visión que distingue entre una «vía corta» (el fondo verdadero de la visión antigua, apoyada en la confianza) y una «vía larga» (con los tres pasos) de la teodicea; insiste en la «lógica del a-pesar-de» frente a cualquier finalismo del mal; responde a la dificultad del «demasiado mal» o posibilidad de salvación escatológica, y, finalmente, actualiza la comprensión de temas tan vivos como el pecado original, la providencia, el milagro, la oración de petición, el holocausto y el infierno.
¿Tenemos derecho a juzgar la conducta de otras personas en un mundo en el que las moralidades son diversas y a veces opuestas? ¿Compartimos, como seres humanos, un patrón que nos permita entendernos los unos a los otros? ¿De veras tenemos opiniones divergentes sobre lo que constituye el bien y el mal, lo dañino y lo beneficioso, la dignidad y la humillación? O existe, a un nivel más profundo, un elemento común que acaba imponiéndose? Estas son preguntas que surgen cuando se debaten temas tan delicados como la ablación del clítoris o la Declaración de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas; preguntas que son especialmente apremiantes en una época como la nuestra, marcada por la inmigración masiva, el extremismo religioso y el auge de las políticas identitarias. ¿Con qué derecho nos atrevemos a tildar de bárbaras determinadas prácticas? ¿Quiénes son los verdaderos bárbaros? Este libro provocador intenta arrojar un poco de luz sobre qué es lo que creemos, por qué lo creemos y si existe realmente una discordancia moral irreparable entre ?nosotros? y ?ellos?.
Hoy la idea de ley divina se ha vuelto extraña e incluso, para algunos, ofensiva. Sin embargo, ha dominado las creencias y las costumbres durante casi tres milenios. La alianza entre Dios y la ley, forjada en la Grecia antigua y en la tradición bíblica, ha asumido formas diferentes en el judaísmo, el cristianismo y el islam. Rémi Brague describe en La ley de Dios la larga génesis de esta alianza, su desarrollo en cada una de las tres religiones medievales, y finalmente de su disolución con la modernidad europea, a través de la relectura de los textos fuentes de la filosofía y el pensamiento religioso. En el judaísmo de la diáspora, la Ley se erigía como la única presencia de Dios en medio de un pueblo que había perdido su reino y su Templo: coincidía con Dios. Es con el cristianismo cuando nace y se desarrolla su separación. El Dios cristiano ya no es solamente el legislador del tiempo de los judíos, es la fuente de la conciencia humana y comunica la gracia que permite obedecer a la ley. Esta separación dará posteriormente forma a las instituciones políticas de la cristiandad medieval, tanto al Imperio como a la Iglesia. Por el contrario, el islam se convertirá cada vez más en una religión centrada completamente sobre la Ley, que preside el conjunto de las prácticas de los hombres a partir de la caída del califato. A diferencia de las dos religiones bíblicas, aquí es Dios quien debe dictar directamente la Ley. Con la modernidad, la alianza entre Dios y la ley será denunciada y después expulsada de la ciudad: nuestro Dios ya no es legislador, nuestra ley ya no es divina. Pero ¿cómo es un mundo, como el nuestro, en el que el hombre se concibe como único soberano? ¿Cómo una ley sin huella de lo divino puede ofrecer razones para vivir?
La Bioética y los Derechos emergentes constituyen dos realidades dinámicas e inacabadas en constante evolución y transformación a lo largo de los distintos sucesos históricos. Ante las situaciones de tensión esencial que se dan entre el progreso del conocimiento científico-técnico, los avances biomédicos y los principios éticos, se vislumbra que los nuevos valores y derechos dimanan de las renovadas valoraciones éticas y de las actualizadas normativas legales que se realizan por causa de los progresos biotecnológicos, por la necesaria formación continuada en las distintas disciplinas, por las adquisiciones de los derechos sociales o por la eclosión de los nuevos grupos religiosos. Algunos ejemplos de esta emergencia bioética y legal son: la intimidad genética, la autonomía, la igualdad, la solidaridad, la integridad, la vulnerabilidad y la responsabilidad con el medio ambiente, espacialmente, en la ecología celular. Sin olvidar derechos tan emergentes como: la limitación a la excesiva medicalización, el tratamiento a la progresiva psiquiatrización de la sociedad, la prevención de alertas en la salud pública, las vacunaciones masivas e indiscriminadas o los siempre renacidos derechos de los pobres, discapacitados o débiles. JOSÉ Mª RODRÍGUEZ MERINO FILÓSOFO y BIOÉTICO - Doctor en Filosofía por la Universidad Autónoma de Madrid 1989 (UAM) - Master en Bioética por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) 1994-1995 y 1995-1996, dirigido por el Profesor Diego Gracia Profesor de cursos especializados en Bioética. Autor de numerosos artículos publicados en distintos Congresos ?SIBI, ABFyC- y Revistas especializadas. Autor de varios libros: 1. Ética y Derechos Humanos en la Era biotecnológica, Dykinson S. L., Madrid, 2010 (2ª), pp. 266. 2. Bioética y derechos emergentes, Dykinson S. L, Madrid, 2011, 258 pp.
Esta obra surge de la reflexión y del debate del GAG al observar que hoy en día todavía perduran la homofobia y la transfobia: formas de discriminación por tu opción sexual o por tu identidad de género. Queremos recordar que en muchos países, estos comportamientos todavía son castigados con prisión, tortura y pena de muerte. Y en nuestra sociedad muchas personas del colectivo LGTB (Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales) siguen marchándose de pueblos o de pequeñas ciudades para vivir en otras más grandes donde el anonimato les permite expresarse como realmente son. Aún puedes sufrir despidos laborales o, como el caso de la transexualidad, puede resultar muy difícil acceder a un puesto de trabajo, a lo que hay que añadir el repudio familiar que supone en muchos casos. Este cómic es una herramienta básica para adolescentes que pretende eliminar la homofobia y la transfobia reivindicando un mundo más respetuoso e inclusivo, en el que por fin podamos alcanzar la igualdad social para todos. Porque cualquiera puede formar parte de una historieta.
Desde los sofistas hasta Habermas y Foucault, este libro recoge los textos clave de casi una cincuentena de pensadores de la Ética. Expone, pues, la filosofía moral a través de sus principales textos, y como una forma de historia, con la presentación de sus autores esenciales. Aristóteles y su concepto de la «felicidad», Kant y la «buena voluntad», o Nietzsche y su «genealogía» de los conceptos morales, éstos y tantos otros pensadores -no sólo filósofos: Darwin, Marx y Freud se recogen también en la obra-, nos han legado el vocabulario y las perspectivas de interpretación que en gran medida sirven aún hoy para el debate ético y el estudio del fenómeno moral. Junto con los textos se acompaña biografía y bibliografía de cada autor, un resumen de su pensamiento ético y de su propio léxico, cuestiones acerca del texto, y otras fuentes de la historia de la ética con las que éste guarda relación. De modo que el lector dispone de un conjunto articulado de referencias que le permite una visión global y a la vez detallada del suceder de las grandes teorías éticas. Por ello este libro es de especial utilidad para profesores y estudiantes, pero también para los profesionales en que la ética forma parte de sus intereses: sanidad, derecho, medio ambiente, comunicación, ciencia y tecnología. Descontado su aporte documental y crítico, se podrá comprobar de paso que la historia de la ética no es un patrimonio muerto, sino un relato apasionante, por su engarce con el conocimiento, los avatares de cultura y la experiencia misma de la vida. Así, a veces los autores o los conceptos más antiguos parecen los más próximos a nuestra experiencia actual. El editor de la obra, Norbert Bilbeny, es catedrático de Ética de la Universidad de Barcelona y autor de numerosos libros en este campo. Martha Palacio y Michelle Piperberg investigan y dan clases en esta misma universidad.
El fragmentario ensayo de Nietzsche Sobre verdad y mentira en sentido extramoral es uno de esos raros textos filosóficos que entendidos y no entendidos en la materia coinciden en calificar de deslumbrantemente originales. Su autor lo compuso aún no cumplidos los treinta, en el verano de 1873. Pero el manuscrito no rebasó apenas el círculo de los amigos y permaneció largo tiempo inédito. viendo la luz por vez primera después del fallecimiento del pensador. Durante la primera mitad del siglo XX prevaleció entre lectores y comentaristas, incluidos los ideólogos nazis, la imagen del Nietzsche de última época, de perfil más bien profético-religioso, que se inicia con la magna obra Así habló Zaratustra. Pero después de la Segunda Guerra Mundial, ya entrados los años cincuenta, volvió a emerger en Europa el perfil, ya entrevisto por Lou Salomé, de un Nietzsche intelectualista, librepensador e ilustrado, con visos positivistas, que se interesa por el problema de la verdad y la crítica del conocimiento y se manifiesta en la trilogía, aparecida en la década de 1880, Humano, demasiado humano, Aurora y Gaya ciencia. Pero con entera independencia de su circunstancia histórica y del lugar que ocupa en la trayectoria intelectual de Nietzsche, este fragmento merece ser leído por sí mismo, por la originalidad de su visión, el brillo de sus imágenes y la facilidad retórica de sus argumentos y porque nos muestra algunas de las más hondas intuiciones de su autor, quien ejercita ya aquí, con la misma maestría que en sus obras de madurez, el análisis genealógico del sentimiento, el arte por él inventado de desenmascarar las ocultas raíces emotivas de nuestras actitudes y juicios de valor que luego cultivaría el psicoanálisis y más recientemente Michel Foucault quiso radicalizar.
El desafío que tenemos es la globalización como la expresión máxima del capitalismo, ahora neoliberal y prepotente, que hace de todo mercado. Ya no se trata de ser ciudadanos, hemos de ser consumidores; no se trata ya de forjar un mundo de convivencia fraterna y solidaria, pues el lucro a cualquier precio y la concurrencia sin reglas de justicia y solidaridad, tienen la primera y la última palabra. El libro de Josep Roca convoca al cambio total, de un sistema deshumano para un sistema humanizador. Y todos podemos contribuir para que esa humanización vaya aconteciendo. Otro mundo es posible, necesario, urgente. Una Humanidad que responda a los sueños de Dios para su gran familia. Pedro Casaldàliga. Obispo emérito de Sâo Fèlix, en la región central de Brasil